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Mafia por mistdowner

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Notas del capitulo:

Nuevo capítulo. 

AGH. Cómo me ha costado este. ya lo tenía escrito ( de hecho, tengo unos dos más <///3) pero al leer la versión original, me espanté al darme cuenta de que estaba siendo terriblemente OOC.

Así que reescribí todo, borré varias partes y así quedó. No les voy a mentir. No estoy muy satisfecha con el resultado. De hecho, creo que estoy dejando muchas cosas sueltas. Pero con una historia con tantos detalles y misterios como esta, hasta yo misma olvido algunas cosas importantes...

 

En fin, espero que les guste y se les aclaren algunas dudas (?) 

Cuando Jack había caído presa del cansancio, Hiccup no perdió tiempo para dar marcha a su urgencia. Cuando abrió la puerta, se encontró con Elsa y Astrid charlando, ésta última con la taza de café que le había prometido. Elsa pareció mirar a través de él, obviamente preocupada por el estado de su primo. Hiccup tomó aire, se pasó las manos nerviosamente por los pantalones arrugados de tanta actividad física, y habló en un tono medianamente bajo.

-Está durmiendo.- afirmó. Elsa solo susurró un leve “oh”, para luego bajar la mirada y apretar sus manos nerviosamente. Hiccup enarcó una ceja. - ¿Pasa algo?- Astrid al momento lo reprendió con la mirada. Sonaba maleducado de su parte preguntar semejante cosa en tal situación, y es que obviamente Elsa solo quería cerciorarse del estado de su primo. ¿Verdad? Hiccup quiso creerse eso, pero la reacción de Elsa no se lo permitió. La chica suspiró, como si estuviera aguantando dentro suyo una tempestad de palabras. Se hizo un silencio incómodo. Astrid alternó su mirada entre el castaño y la joven chica.

-Entonces, iré a ayudar a mi hermana. – dijo fríamente, cordial, con esa aura tan elegante que la caracterizaba. – Le suplico me informe lo más pronto posible el momento exacto en el que mi primo despierte.- ella se retiró, dejando a Astrid a solas con Hiccup. La rubia chica Hofferson no dudó ni un minuto en golpear rudamente el hombro de su prometido.

-¡Aw!- se quejó el más alto, sobándose el lugar afectado.

-¿No conoces la palabra tacto?- lo reprendió ella.

-E-eh, sí bueno…¡Aw!- otro golpe.- ¿Y eso porqué fue?

-Para que no se te olvide.- bufó ella.  Hiccup apenas le sonrió. Astrid a veces demostraba su cariño en forma de golpes. Quizás el segundo fue un “Tranquilo, todos estamos conmocionados”.- ¿Qué harás?- preguntó, ni bien Hiccup dejó de quejarse.

-Iré a ver a Toothless.

-No creo que des…

-Lo sé.- La interrumpió.- Pero debo estar ahí.- aclaró. Astrid no dijo nada. Le tendió la taza de café humeante, y con una seria mueca de preocupación, bajó la mirada.

-Claro. Cuidaré de Jackson.

-Gracias.- ambos se sonrieron lo mejor que pudieron. Astrid juraba que jamás había visto sonrisa más falsa. Quizás debió golpearlo otra vez. Sonrió, ahora más calmada, tratando de darse ánimos. Todo estaba marchando demasiado raro.

+*+*+*+*+*+*+

Hiccup no perdió tiempo en ir a reunirse con los jefes de las distintas familias. Creía fervientemente que debía apoyar a los Corona, ahora que su hija, y propia mejor amiga había desaparecido. Sentía en su pecho la gran culpa y pesar. Había sido un tonto, es cierto. El más idiota de todos los Haddocks. El más descuidado del mundo. Pero iba a responsabilizarse de sus acciones. Contaría lo que sabía ( o sospechaba), y pediría ayuda. Porque eso hacen las alianzas, no? Confiar entre ellas, ayudarse, resolver los problemas juntos.

Primero fue a ver a su gran amigo. El perro tenía un suero conectado para mantenerlo hidratado, al igual que Tormenta. Ambos reposaban en sus camas, dormidos como si nada les hubiese pasado. Toothless presentaba algunos moretones en el hocico, que comenzaban a inflamarse. Ambos tenían un hematoma parecido en diferentes zonas del cuerpo. Quizás un golpe duro, o una patada. Lo curioso es que Heather tenía el mismo tipo de hematoma, situado en el cuello. ¿Qué diablos? Bueno. Ya tenía suficiente porqué pensar como para armar teorías locas en su cabeza. Acarició con cuidado la cabeza de su amigo. Verificó el suero, cambió sus vendas ( aun cuando no era tan necesario) y cuando ya estuvo algo más tranquilo, se despidió dejando en leve beso en la cabeza del animal. No podía quedarse allí por mucho tiempo, aun y cuando quisiera. Debía hablar con los demás.

Al llegar a su despacho, entre el medio de policías que investigaban la zona, tomaban declaraciones y barrían el sitio acompañados de sirvientas que corrían de un lado a otro a atender a todos, abrió la puerta sin llamar. Se sorprendió al notar como su madre cerraba la boca repentinamente, y todos se le quedaban viendo expectantes. La sensación de que le ocultaban algo nació en su pecho, justo como aquellas vez cuando preguntó por los Overland. Aun y con eso, no se dejó ver asustado o preocupado. Sabía que uno de los rasgos más importante de un líder era mantener la calma y ser siempre una figura que inspirara confianza. Entró pausadamente, a pesar de que la angustiada mirada de la madre de Rapunzel no dejaba de derramar lágrimas, y sobrepasando la pesada atmósfera que se había formado.

-Hiccup, muchacho, no deberías…?- comenzó Fergus.

-Lo sé. Pero creo que tenemos asuntos que atender.- respondió él, tomando asiento en su lujoso sillón. Su madre se posicionó a su lado, mientras Bocón recientemente llegaba con una gran bandeja de tazas con café y algunos caramelos.

-La policía está haciendo lo suyo.- siguió Dunbroch. Hiccup enarcó ligeramente una ceja. Ellos jamás dejaban muchos asuntos a manos de la policía.

-Dejemos que hagan su trabajo.- habló Aster, sentado en el otro extremo del sillón, con una gran bolsa de hielo en la cabeza. Tenía un gran chichón, y se lo veía desmejorado, apenas consciente. Obviamente debería estar en reposo. Pero conociéndole, lo más seguro es que estuviese en el despacho por propia cuenta.  Tiana descansaba a su costado, sentada en una cómoda silla que habían mandado a traer especialmente para ella. Tenía el maquillaje corrido, y los ojos irritados. Se veía que había estado soltando una que otra lágrima. ¿Cómo no?

Nadie esperó la noticia del robo al hogar de Tiana. Al parecer, y según las declaraciones de los miembros de su círculo de confianza las pequeñas asistentas, en medio de la noche la alarma de incendios sonó, alertando a todos. Las pequeñas, despavoridas y temerosas, huyeron hacia el exterior. Cuando quisieron replantear el orden, figuras salidas de pesadillas, de color negro, las atacaron. Aquello “seres” espectrales tenían tal fuerza, que las encerraron en jaulas, mientras otro tipo  cargaba con las memorias. No importó cuanto gritaron, o cómo pensaron en usar sus teléfonos: ninguno poseía señal, locamente, y las jaulas hechas de un metal negro y resistente las inmovilizaba. Solo habían podido rescatar un solo rasgo cuerdo de aquella noche de miedo y lamentos: un hombre. De cabello castaño, buen perfil, alto y bromista. Sin siquiera llevar una máscara, las saludó a todas con un asentimiento de cabeza y unas pocas palabras: “Lo siento, señoritas, mi jefe necesita de estos aburridos libros. Especialmente este. “ dijo mostrando uno que las criadas no recordaban haber visto jamás “ Sí, bueno. Nadie salió herido. Así que, uhm, siento la molestia.”

Y con ello, según el alocado relato, el hombre se había marchado siendo guiado por aquel extraño material oscuro que parecía componer las pesadillas de todos. Tiana no podía estar más afectada y estresada.

-Creo saber quien fue.- Fue contundente, sin rodeos. Lo que no se esperaba fue que Norte dejase caer su taza de café al suelo, causando un riego de oscuro líquido un sonido que dejó helado a todos. Tiana abrió la boca, Aster se enderezó y se quitó la bolsa de la cabeza, Fergus aspiró aire con fuerza, y su madre ahogó a puras penas un quejido.  

-¿Lo sabes? – Preguntó el albino. Hiccup sintió nervios al ver como todos en la habitación fijaban los ojos en él.

-¿C-cómo que lo sabe? ¿Estas bromeando?- interrumpió Aster. En seguida la cabeza le dio vueltas y volvió a echar su espalda contra el espaldar del sillón. Tiana, temblando, murmuró algunas palabras.

-B-bueno.- se maldijo por tartamudear.- Estoy casi seguro de quién se trata.

-Hiccup, hijo…¿C-cómo?... – lo tomó por el hombro su madre. Se la veía temblorosa. Aquello era otra mala señal. Su madre era una mujer fuerte, valiente y decidida. Pocas veces ( por no decir una cifra muy reducida) la había visto tan afectada. Y no comprendió porqué.

-¡Pues, anda, muchacho! Si ya lo sabes, entonces nos quitas un peso de encima.- exigió Fergus. Norte lo miró con reprimenda.

-Tiene razón. Sabíamos que Hiccup se enteraría. Sabíamos que pasaría esto. ¡Se los dije, se los dije! Esto no es más que el producto de nuestra indiferencia.- se quejó Bocón, levantando los brazos.

-¡N-no teníamos opción, no queríamos que esto pasara!- habló el jefe de los Corona, con una voz casi rota.

-¡Claro que teníamos opción, siempre la hay!- siguió Bocón.

-¡No en este caso! ¿O vas a decirnos que las demás generaciones no cometieron el error que tratamos de evitar? ¡No pensamos que fuera a cumplirse! ¡Han pasado trescientos años!

-¡Quedamos en un acuerdo!- saltó a la defensa Elinor, realmente estresada.- ¡No pretenderás que lo aceptemos así como así!

-¡Lo vieron todos! Yo lo vi, tu lo viste, Valka…¡Norte! Tú. Tu nieto…- el aludido saltó en su puesto y escondió la mirada. Hiccup no entendía de que estaban hablando.

-S-sabemos que no podemos negarlo pero…- murmuró Tiana.- ¡No había nada claro! No creímos que…- Elinor se sobresaltó y miró a Tiana, preocupada.- es cierto, Jack, Mérida y…

-Eso no tuvo nada que…S-sólo eran cosas de niños, pesadillas y nada más. – defendió  su hija la cansada madre. Sinceramente, solo tenía ganas de salir de toda esa locura e ir directamente a abrazar a su hija entre sus brazos.

-Elinor, es demasiada coincidencia que sus pesadillas se trataran sobre ese animal…

-¿Qué estás queriendo decir?- se “ofendió” la mujer.- Él no tiene nada que ver. No es de nuestra familia, no existe.

-¿Van a negar lo que sus ojos presenciaron? ¡La muchacha disparó una flecha! ¡El chico creó hielo!- exclamó Bocón. Hiccup prestó más atención a la discusión. La curiosidad sobre el hecho sobrenatural era otro tema que venía calando profundo en sus pensamientos. Pero no llegaba a ninguna respuesta. Al parecer, la había. Y todos los presentes en esa sala lo sabían, excepto él.

-¡Hay una explicación, de seguro!- interrumpió Valka.- Quizás…

-No podemos seguir negándolo- afirmó Fergus.- Bocón tiene razón, lo vimos. Norte, tu nieto…

-Jackson… Es… Eso no tuvo sentido.- terminó Norte, claramente nervioso y consternado, frotando sus manos entre sí.

-Lo tuvo. Sí señor. ¡Lo sabemos, lamento ser la voz de la razón, pero…!- Tiana bajó la mirada. Aster gruñó más fuerte. – Sandman me apoyaría en esto.

-¡Mi hija, mi preciada hija! ¿Cómo puedes culparnos de esto? Solo queríamos una vida feliz para ella, segura. ¡Jamás pensamos que esto pasaría!- la desdichada madre rompió en un nuevo llanto. Elinor la tomó entre sus brazos, cuidadosamente, mientras le acariciaba el pelo. Aster gruñó sonoramente. Los llantos de la mujer le provocaban una peor jaqueca, y un pitido imperturbable lo desorientaba.

-¡E-esta bien! ¡No nos han ganado! ¡Ellos tienen el libro del Sol, pero nosotros tenemos el libro de la Luna!- declaró Tiana, levantándose de su asiento a duras penas. El cansancio se hacía sentir fuerte en su organismo.

Por unos momentos, un brillo de esperanza se dejó ver en los ojos de todos. Fergus acarició su larga barba, y asintió, como si ya estuviera maquinando en su mente la siguiente estrategia de guerra contra sus enemigos. Elinor susurró algunas palabras de aliento a su acompañante, Bocón festejó con un leve “por lo menos eso…” y el resto solo se reservaron las palabras.

-Pero ellos tienen un libro. – Aster tomó cartas en el asunto.- No sabemos que puede suceder. ¿Qué son capaces de hacer con él?... No. De hecho. ¿Cómo es que el libro de la Luna no estaba en la biblioteca, Tiana?- la aludida se sorprendió por la pregunta. Ella bajó la cabeza, sin querer responder.

-Yo se lo pedí.- habló Valka. Hiccup miró a su madre confundido. –Yo… Quería saber más sobre ese tipo de cosas…¿ Acaso está tan mal? ¿Van a juzgarme por preocuparme por mi hijo? ¡Ustedes bien saben lo ocurrido en las generaciones pasadas!- todos bajaron  la cabeza, con pesimismo, y la madre de Rapunzel comenzó a desesperarse.- q-quizás cometí errores.- contuvo la respiración. Miles de recuerdos llegaron a su mente.- Todos lo hicimos. Yo solo quería repasar la historia para no errar en el futuro. Pero vean. Aquí estamos.

-¡No podemos permitir que le suceda lo mismo a nuestros niños!- Habló el jefe de los Corona.- Por esto llegamos a un acuerdo el día en que nacieron. Se suponía que no diríamos nada.  

-Basta ya.- habló Valka. Su voz tembló demasiado notoria.- Todos estamos consternados. No hay que perder la cordura – Bocón suspiró y asintió resignado. – Hijo, cómo tú…?

El castaño no comprendía nada. Realmente estaba fuera de sí, tratando de encontrar un sentido a todo lo que estaba pasando. ¿Debía hablar? Tratando de usar sus escasos dotes de actuación, se acomodó en la silla. Sus manos, inconscientemente viajaron  a sus pantalones. Su madre suspiró.

-No lo sabes.- sentenció Valka. Todos los presentes parecieron alarmarse. Hiccup maldijo lo bien que lo conocía su madre.

-Yo…

-¿Entonces que rayos?- habló Aster. – No estamos para juegos.

-Dagur. Fue él.- su voz salió dubitativa, casi como si fuera una pregunta, pero sin serlo.- Hace días nos atacaron. A mi y a Jack…

-¿¡Qué!?- saltó del sillón Aster, importándole poco las ganas de vomitar.- ¿¡Cómo qué…!? ¡Yo no …!

-Bunny, cálmate.- rogó Norte. – Hiccup me lo contó, pero decidí no decírtelo…

-…¿E-estas bromeando? Por favor, dime que es una broma.

-Aster…- susurró Tiana.

-¿Tu también lo sabías?- la mujer de pelo colorido bajó la mirada.- Me lo ocultaron.

- No pasó a mayores.- trató de salvar la situación Hiccup.- Solo iban tras de mi. –Aseguró, tratando de calmarse.

-¿Detrás de ti? ¡No sabes nada!- habló exasperado. Fergus mantenía la mirada fija en Norte.

-Debieron decirnos.- habló el pelirrojo.- ¡Podríamos haber evitado toda esta situación!

-Yo…No pensé que…-Hiccup tembló. No sabía que decir.- Se supone que Dagur está en contra de los Haddocks. Por lo sucedido con nuestros padres. Los interrogados mencionaron su nombre y… Esperen.- su voz fue bajando en tono, como si hablase consigo mismo. Aster, enojado, aun no pensaba dejar morir el tema así como así. Se acercó al gran escritorio de madera lustrada que los separaba, y agudizó la mirada.

-¿Cómo piensas responder ante tal falta de consciencia e irresponsabilidad, niño? Por tu culpa…

- Yo no entiendo porqué…-  siguió hablando Hiccup, por lo bajo. Y las conversaciones comenzaron a tomar sentido. –No es sólo Dagur, no?- interrogó a Aster.

-¿De qué…?

- Hay algo que no sé. – no fue una pregunta. Fue una afirmación.

-Hiccup, no…- trató de calmarlo Tiana.

-No. Hay algo que no sabemos.- finalizó, mirando retadoramente al de pelo gris. – Ustedes saben algo. Algo que ni yo, ni Rapunzel, ni…

-Oh, vamos. ¿Vas a culparnos por tus errores?- lo señaló Aster. – Por tu culpa, se llevaron a Rapunzel.- aquella afirmación causó un gran pesar en el pecho del castaño, pero no desvió su mirada. Había comenzado una pelea entre ambos. Y Hiccup no iba a retroceder.

-¡Aster!- lo reprendió Norte. Pero el hombre no hizo caso.

- Por tu culpa, casi le disparan a Jack.- siguió.- Por tu culpa…

-¿¡Quieren detenerse!? – gritó histérica Valka. – No es culpa de nadie. Somos una alianza, una familia. No podemos seguir así. Debemos concentrarnos en encontrar a Rapunzel.

Aster desistió de sus impulsos. Bufó molesto, y se dio media vuelta. Al encontrarse con la mirada devastada de Norte, supo que todo se le estaba yendo de las manos. Tuvo recuerdos borrosos sobre una escena ligeramente parecida, y tembló. El solo hecho de pensar que le quitarían la vida a Jack le aterraba, y le hacía ponerse molesto e iracundo. Pero Valka tenía razón. No había tiempo para echar culpas.

-Debemos desplegar todos nuestros recursos. – sugirió Elinor. – quién sabe si volverán.- Hiccup observó a cada uno en la sala.

-¿Qué está pasando?- al fin hizo la pregunta del millón. Todos fingieron no oírle, mientras hablaban entre ellos armando planes y repartiéndose cuadrantes para facilitar el rastreo. – He dicho.- alzó la voz. - ¿Qué demonios está pasando?- de nuevo un gran silencio.- ¿Qué nos están ocultando?

-Hijo, nosotros no…

-No, no. Ustedes saben algo.- interrumpió a su madre.

-¡Chico!- se indignó Fergus. – Nosotros…

-Exijo saber qué ocurre.- fue tajante. Norte se llevó las manos a la cabeza.

-Hijo, tratamos de protegerlos…- susurró.

-Pues no lo están logrando.- la mirada sorprendida de todos no se hizo esperar. Era la primera vez que Hiccup hablaba de una manera tan retadora hacia uno de los jefes de una familia ajena.

-¡Hiccup!- lo reprendió su madre.- ¡No podemos!

-¿No confían en nosotros?- cuestionó, tan decepcionado que el padre de Punzie abrió la boca. Justo cuando iba a emitir un sonido, Tiana le tocó un hombro, haciéndole callar.

-N-no es eso. Es que se trata de un tema complicado, y no queremos que ustedes…Se vean involucrados. Más de lo que ya están. Es.. Algo que nos supera y…que no había pasado en mucho, pero mucho tiempo…

-Quiero saber. Soy el jefe de los Haddocks, y como miembro de esta alianza, exijo saber qué nos están ocultando.- Valka cubrió su boca, y Bocón contuvo un silbido. Era la primera vez que el chiquillo hacía semejante escena ante mayores.

Un silencio pesado se instalo. Nadie respondía, ni hablaba. Solo el leve sonido de la respiración agitada de la madre de Rapunzel se dejaba oir. Hiccup esperó. Pidió y suplicó con la mirada que alguien finalmente cediera a su petición. Ya estaban todos en aquello. Y si no se trataba de Dagur, quería decir que había alguien más detrás de todo el ataque. Alguien que al parecer, incluso amedrentaba  a Norte y Fergus, valientes hombres de recto sentido de la protección. Algo andaba mal. Terriblemente mal. Y le quemaba por dentro el  no saber todos los detalles que al parecer, eran importantes. Esperó. Pero nadie dijo ni una sola palabra.

-Bien. Lo descubriré por propia cuenta.- culminó. Y con su mirada bien en alto, salió de su propio despacho, dando un sonoro portazo.

-Estamos en problemas.- bufó Aster, antes de sentir como un hilo de sangre corría por su piel al haber abierto una de sus heridas.

+*+*+*+*+*+*

Los afectados habían comenzado a despertar y narrar los hechos, uno por uno. Hiccup, totalmente decidido a dar con los responsables de tal acto, se centró de lleno en anotar cada detalle de los relatos y comenzar a mover algunos hilos en busca de información, acompañado de Astrid. Elsa, Anna, y muy ocasionalmente Valka, junto con las criadas, se desvivieron atendiendo a los heridos.

La seguridad se había reforzado al menos un trescientos por ciento. Cada persona que entraba o salía de la mansión debía identificarse. La mayoría de los guardias tenían como mínimo, dos pistolas encima y mucha paranoia.

Mérida, como era de esperarse, no permaneció en cama mucho más de unas horas. La constante idea de Rapunzel pasándola mal le llenaba la mente, y sin quererlo terminaba frustrada, peleando con los guardias por salir de una vez y por todas en busca de Rapunzel. Por supuesto, nunca conseguía salir.

La mansión estaba revolucionada: las sirvientas de un lado a otro atendiendo a los miembros de las diferentes familias, Mérida peleando con su madre a cada rato, Fergus y Norte confinados en la biblioteca junto con Valka, y Bocón tratando de charlar con los policías para que no se filtraran detalles reveladores sobre el caso públicamente.

Jack, por su lado, podía moverse mucho mejor. Era algo extraño en él, puesto que sus ataques generalmente siempre duraban más días. Trató de pensar en algún hecho lógico que diera indicios para una respuesta, y se dio cuenta de que una de sus mayores motivaciones era ayudar al resto, por lo cual se decidió mínimamente a dar una mano a Elsa y Anna con los medicamentos que debían suministrar. Quizás su cuerpo había entendido el mensaje demasiado pronto y por primera vez colaboró: ya no sentía frío, y sus músculos se movían como si nada. Aun y con todo ello, el cansancio psicológico era obvio. No había podido dormir nada luego del encuentro con aquel hombre, y le aterraba quedarse solo por más de unos minutos.

-Debes descansar.- fue lo que Elsa le dijo, preocupada, ni bien la noche comenzó a nacer. Jack la miró, bostezando por lo bajo. Aun y cuando su cuerpo no estuviera como de costumbre, resentido, no le quitaba el dolor y cansancio mental que sufría.

-Sabes que no puedo.- comentó, tratando de obviar la inquietud que lo llenaba por dentro. Hubo un momento de silencio, en el cual solo se podía escuchar lejanamente el sonido del eco producido por las incesantes pisadas de las criadas yendo y viniendo.- … ¿Tú también crees que estoy loco?- se atrevió a preguntar. Sin embargo, no encaró su mirada. Tenía miedo de encontrarse con algún signo de pena.

-No.- fue contundente. Jack alzó la vista y la miró, por fin, a los ojos.- Jack, debemos hablar… Sobre el libro que encontraste. Cuanto más antes, mejor.

-Dímelo ahora.- pidió.

-Es… - un silencio.- Hice una promesa a tía Tiana. Prometí que no diría nada…- Jack se sorprendió. Elsa jamás faltaba a su palabra. Se sintió culpable al ser el causante de lo que iba a pasar. Se encogió un poco en la cama, aun cansado y con frío, y suspiró. Si no hubiera encontrado ese torpe libro idiota…- Pero estoy dispuesta a romper tal promesa. La situación lo amerita.- aseguró ella. – Hay algo que ustedes no saben. Que se nos ocultó. Una… Profecía.- Jack la miró con intriga, y medio enarcó una ceja.

-¿Qué tiene que ver con todo lo que está pasando?

-El libro que encontraste. ¿Lo abriste?

-Sí.- hizo memoria.- Solo algunas páginas. No entendía que diablos decía.

-Estaba escrito en rúnico…- Jack ladeó ligeramente la cabeza, tapando un poco más su cuerpo congelado.- Los nórdicos usaban el alfabeto rúnico para escribir.

-¿Y eso que tiene que ver?- el joven pasó una mano por sus propios cabellos, temblando ligeramente. A pesar de que podía moverse, y el frío no era una fría cadena alrededor de su cuello, no podía dejar de temblar. Elsa estaba por proseguir, cuando de repente Mérida entró en la habitación sin tocar. La rubia se sobresaltó, girando a verla.

-¿Han visto a Pascal?

Notas finales:

¿Entendieron algo? JAJAJAJAJA

Creo que todos están como Hiccup: Perdidos, sin saber que shusha pasa y con muchas preguntas. 

En este capítulo se nos confirman varias cosas. entre ellas, dos datos nuevos:

Ya sabíamos que existían dos libros. Pero jamás se dijo donde estaba el gemelo del libro que Jack había encontrado en la biblioteca de los Haddock

 

Ahora sabemos que estaba en la biblioteca de suma importancia de Tiana, y que fue robado.

 

Tambien sabemos que son dos libros: el libro de la Luna y el libro del Sol.

 

Más adelante se sabrá más sobre esos dos <3 Elsa, quién está dispuesta a romper su palabra por ayudar a su primo, nos iluminará. Quizás(?)

 

También se nos termina por confirmar de una vez y por todas que Valka era la responsable de tener el libro de la Luna en la biblioteca. 

En fin :'v Seguiré escribiendo para aclarar los misterios <3 

 

Espero les haya gustado.

 

 

Henry, te loveo <3 


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