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Mafia por mistdowner

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Notas del capitulo:

Siguiendo con la mini maratón <3 

 

En serio espero que no me hayan deseado la muerte tan seguido :( 

 

Los loveo <3 

-Con razón nadie viene.- habló Jack, sentándose en el piso, en medio de Anna y Mérida - ¿Eres alguna especie de pintor famoso en tu tiempo libre?

-Hace tiempo que no vengo.- habló Hiccup con un tono algo avergonzado, recogiendo hojas, pinturas y pinceles y amontonándolos donde pudiese. Movió caballetes y lienzos, mientras Anna observaba curiosa algunos bosquejos de una pelirroja, susurrando un "¡eres tú, eres tú!" a Mérida.

-Qué lástima. Tus dibujos no eran tan malos.- expresó Jack sin pensar. Hiccup, que empujaba una gran pila de papeles en un cajón, lo cerró de repente y miró a Jack intrigado.

-¿Viste mis dibujos?- cuestionó.

-¿Eh?- preguntó Jack.- Sí, yo...

-Nunca habías entrado aquí.- razonó, enarcando una ceja. Y mi bitácora de dibujos está en la biblioteca.- siguió.

-Oh.- habló la pelirroja. – Eso es porque Jack leyó tu dia...¡Ah! ¿¡Me pellizcaste, Jackson!?- gruñó la chica, sobándose un costado. Jack se encogió de hombros.

-¡Claro que no!- negó torpemente. Pascal le gruñó desde el hombro de la chica.- No.- siguió negando. El animal no retiraba su mirada.- ¡Para nada!- volvió a negar. Al segundo, la lengua de Pascal impactó en el ojo del albino, quién se quejó molesto.

-Es lo que te ganas por mentiroso.- cantó Mérida.

-Chicos, yo también quiero jugar.- hizo un puchero Anna.

Hiccup se tomó el fuente de la nariz y suspiró. Elsa, que había permanecido callada hasta ese entonces, decidió tomar la palabra.

-Lo que voy a contarles, es algo... Extraño.- comenzó. Jack se enderezó en su lugar, y tanto Anna como Mérida prestaron mayor atención. Hiccup aflojó un poco el nudo de su corbata, y peinó un poco sus cabellos, verificando que su gran amigo, Tothless, siguiera dormido luego del pequeño escándalo entre los chicos. -... No sé como comenzar. – Se lamentó. Y es que, viese por donde lo viese, en realidad se sentía como alguna desquiciada hablando sobre el fin del mundo o algo parecido. Miró a Jack. Sabía que él la entendería. Pero no sabía cómo él se tomaría tal información. Por eso, hubiese preferido mil veces habla con Jack a solas...

-No te preocupes.- la calmó Hiccup, tocándole ligeramente el hombro.- En esta situación, todos estamos exhaustos y confundidos.

-Sí...- susurró ella. – Lo que voy a contarles, es algo que se me pidió mantener en silencio.- al fin retomó su semblante decidido. Anna abrió con impresión sus ojos, casi jurando que lo que había escuchado no era cierto.

-¿Elsa...?- preguntó. La rubia solo le dirigió una mirada afligida. ¿Qué podía ser tan importante? Y de repente lo recordó. Fue como un flechazo en su memoria. Los libros, por supuesto.

-Jack.- el albino respondió con un ligero asentimiento de cabeza, cuando me mandaste las fotos...

-¿Fotos?- interrumpió Hiccup.- ¿Qué fotos?- Elsa sacó del bolsillo de su chamarra su celular, y se lo extendió. Ni bien lo desbloqueó, la imagen de un libro apareció.- Esto...

-¿Lo reconoces?- preguntó Jack. Hiccup asintió.

-Bueno, uhm... Creo haberlo visto una vez.- respondió.- Aunque, no estoy seguro. Fue hace mucho tiempo. Solo puedo recordarlo vagamente porque mi padre se alteró mucho cuando me vio cerca de él.

-Estoico no solía ser alguien muy calmado...- susurró Mérida. Hiccup la miró con algo de reproche.

-Quizás no. Solo... Trataba de protegernos. – suspiró. Hablar de su padre siempre era un pesar.

-Bien, pues, retomando el tema.- siguió Elsa. – No había información alguna sobre un libro así. Busqué en algunas bibliotecas de Arendelle, internet y consulté con algunos expertos. Pero solo llegué a una conclusión. Nadie podía saber nada de aquel libro más que Tiana. Así que en una de nuestras tantas cartas, le hablé sobre el tema. Ella, muy asustada, me preguntó cómo había dado con tal información. Tuve que mentir y...Mencionar que nuestros padres nos habían hablado sobre él. Así, ella me pidió encarecidamente que no comentara lo que había visto a nadie. En especial a ti, Jack.

-¿A mi?- preguntó. Elsa asintió.- Hay razones... quizás.- finalizó insegura.-Le di mi palabra de que no le revelaría nada.

-¿Qué tiene que ver todo esto con Punzie? – se impacientó Mérida. Elsa solo la miró un segundo antes de continuar.

- Según mis sospechas... Bastante. El libro que me mostraste, Jack, era el libro de la Luna. Es uno de los dos libros que no tienen replica en el mundo. Uno de los dos libros que cuentan con una profecía...

-¿Cuál es el otro libro?- preguntó Anna intrigada.

-El libro del Sol. Presumiblemente, el libro que se robaron de la biblioteca de tía Tiana...

-Y esos dos libros...- siguió Jack. Elsa suspiró.

-Como dije, estos dos libros cuentas con una profecía. Pero más que eso, cuenta con la historia de la alianza desde sus inicios. Esta profecía...Dice que cada cierto tiempo, cuatro elegidos nacerán para restablecer el orden, siendo instrumentos del sol y la luna para esparcir la paz... - una pausa. Todos estaban expectantes.- Es algo muy antiguo. Al parecer, antes se enseñaba el contenido de este libro generación a generación. Pero en la última, esto se suprimió. Al parecer, los mayores temen que algo suceda. Algo ya antes visto, y devastador.

-¿Algo cómo?...- preguntó Hiccup.

-No lo sé. Ella no quiso decírmelo. – siguió.- L-lo que quiero decir es...- y miró a Jack. El albino se sorprendió, comprendió al instante a lo que todo eso iba.- Que quizás... ustedes son esos cuatro "elegidos"...- Tomó aire. Lo que diría a continuación podría molestar a su primo. O librarlo. No lo sabía, era un tema delicado. – Jack, eso explicaría...- el albino se enderezó en su lugar, impactado por la información.-... Todo lo ocurrido. Esos sucesos extraños.

-¿Estás diciendo que nos mintieron?- preguntó Jack, con una mirada dolida e indignada. Elsa no contestó. Solo miró en otra dirección y se encogió entre sus hombros, incómoda.- ¿Por qué? ¿¡Por qué harían tal cosa!? ¡Todo este tiempo y...!- comentó enfurecido. La idea de marcharse del taller e ir a encarar a su abuelo y el resto de los mafiosos, no le parecía mala. De hecho, si Mérida y Anna no hubiera tomado su mano para brindarle apoyo, quizás hubiese estallado.

-Yo...No lo sé. No pude leer los libros.- admitió la rubia, algo avergonzada de no poseer tal información.- Tiana no quiso que me involucrara más en el tema. Siendo sincera, con suerte pude sacar algunas palabras en claro y ponerlas en orden...

-¿Por qué?- preguntó Mérida, intrigada.

-Los libros son muy confusos.- reveló.- El libro del Sol está escrito en celta... Y el libro de la Luna, en rúnico... Y, por algún motivo... Hay un tercer lenguaje que ...

-¿Rúnico?- preguntó Hiccup, que hasta el momento parecía impactado en su lugar, reticente a creerse semejante información extraída de un libro sospechoso.- Es el lenguaje madre de mi familia.- afirmó.

-Lo sé.- respondió ella.

-¿Y el celta...?- comenzó Anna, mirando a Mérida. Ella asintió, afirmando que conocía muy bien el idioma.

-Las personas que se llevaron a Rapunzel de alguna manera se enteraron de esta profecía, y...

-¿Por qué...? –preguntó Hiccup.- ¿Ir tan lejos por una cosa así? ¿En serio? Son solo...

-No es ficción.- habló Jack. Hiccup fijó su mirada en el menor.- Nunca lo ha sido.- comentó con pesar, pasándose una mano por los cabellos, desesperado, tan confundido y enojado que no sabía que hacer. Hiccup quiso seguir negándolo. Porque, vamos. Era un disparate el solo hecho de considerar verídica la información de un viejo libro gastado. Además, ¿cuatro elegidos? Aun y con todas sus ganas de negarlo y pedir seriedad ante el asunto, decidió guardar silencio. Jack se veía tan abatido, que por unos segundos sintió que su pecho hervía molesto ante la situación, tan incómodo e impulsivo como solo un Haddock podía ser.

-Pero... esto fue obra de Dagur.- sususrró Hiccup. Elsa lo miró.

-¿Dagur?

-...Hace tiempo, nuestra familia vivía en paz, unida. Sin embargo, hace ya unos die años, hubo una rebelión. Osvald y un grupo se levantaron contra la voluntad de mi padre. Y... Fueron expulsados de los Haddocks. Cinco años más tarde...Ellos regresaron por venganza. Y se llevaron la vida de mi padre.- sentenció. Un silencio negativo, espeso y doloroso se levantó entre ellos. Toothless, aun algo débil y atontado, se levantó de su cama y se acercó hasta su dueño, pidiendo caricias con el hocico. Hiccup no se las negó.- Sé que ellos han estado detrás de todo esto.- afirmó, agachándose a la altura de su gran amigo.

-Pero, esto no tiene sentido. ¿Cómo podría Dagur saber sobre la profecía? – preguntó Mérida.- Además, según mis hermanos... - todos se quedaron callados. La sensación de estar avanzando en un misterio y embarrándose de más preguntas llegó de lleno a todos.- No fue Dagur quien lastimó a Sandman. – corrigió. Pascal se removió en el hombro de la pelirroja, tratando de ocultarse en sus rizos y su característico olor a manzanas y bosque.

-... Bueno...- siguió el castaño, rascándose la nuca. Se enderezó, mientras Tothless aun cansado, se recostaba a sus pies para intentar calmarse.

-Creo que... Estamos entrando en un tema peligroso.- habló Anna, tomando sus rodillas mientras las preguntas burbujeaban en su mente.

-Yo no lo creo.- siguió su hermana.- Es así.

-Tenemos que armar todo.- saltó de repente en su lugar la pelirroja.- sí, eso. ¡Todo lo que sabemos!

-¿Todo...?- preguntó Jack incómodo.

-...Todo lo relevante a esa noche.

-Tienes razón.- continuó Hiccup, no muy convencido aun de apoyar ninguna teoría "mágica". – Yo comenzaré.

*+*+*+*+*+

"...Mueve el tiempo atrás...

Volviendo a lo que fue..."

El sonido de los pájaros apenas se filtraba por la pequeña ventana. El olor a humedad y el dolor de cuello la estaban matando. Sus ojos estaban ligeramente hinchados luego de que unas traicioneras lágrimas escaparan de sus ojos.

-Creí haberles dicho que te trataran mejor.- Con aquella voz, Rapunzel terminó por despertarse. Giró a ver a quien se encontraba detrás de los barrotes de su celda, y ahogó un grito al verlo con detalle: de piel grisácea, ojos dorados y cabellos negros... alto y extrañamente elegante y de presencia intimidante. Un hombre con una mueca no muy amistosa la analizaba con cuidado, sin soltar otras palabras.

-¿Quién eres?- preguntó, tratando de controlar el temblor en sus manos. Miró detrás de él. Rider lucía preocupado, casi pálido.

-¿Yo? Eso no tiene importancia.- rió el hombre.- Aquí lo que importa es quien eres tú.

-Déjame ir.- ordenó. Penosamente su voz se quebró en algún punto haciendo que su orden pareciera más un ruego.

-Lo siento, no puedo.- sonrió el hombre, jugueteando con los barrotes.- Te necesito. Una de tus amigas me dejó algo herido luego de aquella noche.- su sonrisa desapareció, mientras una mueca de dolor se apoderaba de su rostro por solo unos segundos.- Esa arquera es simplemente una molestia.- concluyó.

-¿Qué quieren de mi? ¿Dinero? - aquello solo hizo soltar una carcajada limpia al extraño. Rider miró en otra dirección, como si estuviera impotente ante la presencia de ese hombre.

-Oh, cariño.-dijo en tono burlón.- el dinero es lo de menos. Yo deseo solo una cosa...Vida.

-¿Vida...?

-No te culpo por no entenderme. Debes estar muy asustada. Pobrecita, privada del conocimiento y de su propio poder...- El sonido de la puerta abriéndose alertó a la menor. La figura de aquella mujer que se hacía llamar Gothel apareció.- ¿Cuándo estará lista?

-No es fácil.- bufó la mujer, con rostro desinteresado.- las escrituras de esa vieja bruja son complicadas. Además, todavía faltan tres.

-Oh. Vendrán. No te preocupes. La Luna no puede existir sin el Sol.- canturreó.- Solo quiero una prueba. Los ensayos son necesarios para un buen resultado.- recordó. Gothel lo miró con asco.- Entonces. – cortó el tema.- Le he comprado un vestido. Que se lo ponga. La hija del Sol no debería estar en estas condiciones, no es cierto?- Se dio media vuelta, dispuesto a salir. Rapunzel lo miró con odio, tirando de sus cadenas de nuevo.- Ah, y Rider.

-Sí, señor?

-Limpia esas heridas y sírvele algo. Estaré ocupado, así que avisa al resto que nadie debe molestarme. Y por ningún motivo...

-Sí, señor. No entraré allí...- contestó sin ganas.- ¿Señorita Gothel?- llamó a la mujer. Esta miró a Rapunzel un largo rato, antes de sonreír y marcharse detrás del hombre.

*+*+*+*+*+*+*+*+*+

-Los periodista se están volviendo locos con la noticia.- rió Dagur.- casi están dejando de lado el caso de los niños desaparecidos.

-Sí, bueno. Nadie se esperaría un ataque como el que ejecutamos.- dijo orgulloso Pitch.- Acabo de bajar a ver a la Corona.

-...Sigo diciendo que estás loco.- habló el hombre, mientras tomaba una buena copa de vino importado. Una sirvienta trataba las heridas en el hombro de Pitch, retirando vendajes y teniendo cuidado de no manchar nada.- Pero mientras el plan funciones, no me interesa nada.- se hundió de hombros.

-Como lo prometí, tendrás poder, fama y fortuna.- viró los ojos. Era como la quinta vez que se lo mencionaba.- Tu nombre llegará a los confines de la tierra. Solo hay que ser pacientes.

-Paciencia esto, paciencia lo otro.- Se cruzó de brazos, luego de tomar de un solo trago todo el vino.- hablas de aquello como un disco rayado. Como sea, no entiendo los detalles, ni me interesan. Dame órdenes y las seguiré.

-Tómate el día. Dentro de unas semanas tendremos visitas. Y calculo que dentro de dos semanas todo esto habrá terminado.

-¿Qué pasa dentro de dos semanas?- preguntó, sirviéndose otra copa de vino.

-Habrá un eclipse.- su sonrisa no pudo ser más clara. Dagur enarcó una ceja.

-...¿Y?- Pitch lo miró, de arriba abajo, y se frotó el puente de la nariz con la mano libre.

-Olvídalo. Solo dos semanas más, y podrás tener todo lo que quieras. Te llamaré de inmediato ni bien te necesite. Creo que tendremos visitas dentro de poco.

-¡Será divertido!- se rió.- Ya quiero ver la cara de Hiccup cuando vea lo genial que me volveré.- Pitch bufó. A veces se preguntaba porqué razón había contratado a alguien tan... idiota. Y luego, trágicamente, recordaba que no había persona más enterada sobre el movimiento de la alianza que un ex Haddock como él.

-Sí, bueno. Te hablaré.- prácticamente lo echó. Dagur no se vio ofendido ni nada por el estilo. Simplemente tomó la botella de vino con una mano, mientras que dejaba la copa y alzaba otra botella del estante como si nada.

-Que así sea, buen amigo. Yo tengo que ir a... Atender asuntos. –simplificó.- llámame.

-...que bien que mandé a esconder los licores.- habló. La sirvienta terminó de arreglar todo, y se marchó por la puerta, dejándolo en soledad. Él suspiró cansado. Hacía mucho tiempo que no dormía. Al fin estaba tan cerca, que las ansias lo comían. Rió un poco al principio, para luego comenzar a soltarse más y más. Dos semanas. Dos semanas y todo volvería a ser como antes.

*+*+*+*+*+*+

Ella no lloraba. Eso siempre le parecía admirable. Incluso en la más absoluta oscuridad, parecía contenerse. Él bien sabía que ella estaba completamente asustada. Siendo sincero, él tampoco podía ignorar el olor a químicos y la sensación de peligro que le embargaba cada vez que simplemente recordaba detalles de aquellas instalaciones.

Ella tampoco suplicaba. Parecía ser alguien bastante orgullosa, aun a pesar de su poca edad.

Pero obviamente tenía miedo, y tristeza.

Ojalá pudiera hacer algo para terminar con esa locura.

-Te quitaré las esposas, y no me golpearás.

-No prometo nada.- sonrió decaídamente ella. Flynn igualmente le dio una sonrisa penosa, casi una mueca pobre.

Así, él pasó a retirar las esposas y cadenas que la mantenían atada.

-¡Auch!- gritó de repente el castaño, tocándose el brazo.- ¡P-pero...!

-Dije que no prometía nada.- se excusó Rapunzel, "indignada" por el trato que recibía. Flynn se tragó sus palabras, y bufó con mala cara.

-Bien, bien.- lo dejó pasar.- Siéntate para que pueda curarte.- Rapunzel así lo hizo, mirando sus muñecas con mucho cuidado. El corazón se le encogió de solo pensar lo que sus padres harían si tan solo la vieran en ese momento.

Flynn comenzó a sacar vendas, alcohol y algunos desinfectantes. Rapunzel miró hacia la puerta, encontrando que estaba entreabierta. Agudizó la mirada, y solo alcanzó a ver un pasillo pobremente iluminado.

-¡Ah!- de repente gritó. Flynn había comenzado con la desinfección sin avisarle. Lo miró con reproche, y él solo sonrió de lado

- Nunca dije que no dolería.- bromeó. Rapunzel bufó, mientras trataba de relajarse ante el tacto del joven sobre sus manos y antebrazo. – Y... Uhm ¿Qué tal tu día?

-¿En serio?- preguntó ella, con mala cara.

-¿Qué? De algo hay que hacer tema.- se justificó, pasando a tomar la otra mano con su respectiva muñeca. La rubia hizo una ligera mueca de molestia, pero se dejó atender.

-¿C-crees que me dejen ir pronto?- preguntó. Flynn fingió enfocarse más en la limpieza de las heridas.

-Quizás.- susurró sin ganas.

-¿Desde cuando estás aquí?- preguntó.

-...¿Por qué la pregunta?- siguió envolviendo la herida.

-No pareces malvado. No como ellos.- él tomó aire, y suspiró bastante tocado.

-Hace relativamente poco.- respondió de mala gana.- Listo.

Rapunzel se miró ambas muñecas. Unas vendas blancas se extendían por sus manos, cubriendo sus heridas firmemente. Sonrió ligeramente al contrario, notando como este se levantaba de su improvisado banco de madera y carraspeaba.

-Tienes que cambiarte.- murmuró él.

-¿Contigo aquí?

-Miraré a la pared

-No confío en ti.

-¡Ay, por favor!- se ofendió él.- No voy a ver. – comentó, mientras caminaba hasta la pared y se quedaba en el rincón, fijo como una estatua.- ahora cámbiate, que pierdo paciencia.

Ella así lo hizo, con bastante cautela y rapidez. Por mucho orgullo que cargara encima, la verdad es que su sucio vestido rasgado no le hacía ningún bien. Tampoco es que aceptara aquel vestido con alegría. Se parecía mucho a los que ella solía usar, una mezcla de morado y rosa que le encantaba; no era ni muy largo ni muy corto, le llegaba hasta un poco más arriba de los tobillos, y tenía apenas algunos detalles con motivo de sol, bastante era cómodo.

-Listo.- habló una vez consiguió subir el cierre de la espalda por propia cuenta. Flynn se dio vuelta y la miró embobado por unos segundos.

Quizás, y solo quizás, estaba perdiendo ante su belleza.

Notas finales:

Sabemos más cosas sobre los libros <3 

 

Ahora sabemos que el libro de la Luna y el libro del Sol están escritos en un idioma distinto. Eso explica porqué Jack no pudo leer nada la primera vez que encontró el libro de la Luna 

 

También vemos que sucedió con Punzie, los antagonistas...

Espero les haya gustado <3 


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