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Mafia por mistdowner

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Notas del capitulo:

Espero les guste el capítulo <3 

 

Sí, pidan un deseo. He estado actualizando muy rápido. (?)

 

Sorry por no contestar RW. ¡Me pondré a ello muy pronto! 

 Su celular sonó tres veces. Jack ajustó la gorra negra arriba de su cabello blanco, cargó el bolso y salió decidido. No había nadie en los pasillo. Con suma cautela, bajó las escaleras hasta llegar al primer piso. En el camino se encontró con Mérida, igualmente vestida con ropas algo opacas. Jack quiso reír un poco. Por mucho que Mérida se vistiera, su pelo rojo y rebelde era como un faro que llamaba bastante la atención. Así que sin pensarlo mucho, le hizo algunas señas y le lanzó un gorro negro. Mérida resopló, y tratando de meter todos sus rizos dentro del gorro, se dio cuenta de que Hiccup aparecía, al igual que ellos, bajando las escaleras con un gran bolso. Jack se quedó unos segundos observándolo. Era la primera vez que lo veía vestir medianamente normal: con un par de jeans oscuros, botas, una remera negra y una chamarra vaquera. Solo se sobresaltó cuando notó que, detrás de él, el enorme perro bajaba fielmente.

-Oh, no, no. Deja al perro- Lo reprendió. Hiccup gruñó.

-No creas que lo he traído por gusto. No deja de seguirme.- trató de justificarse.

-No vamos a llevar a tu perro.

-Pues tendrá que ser.

-¡No! ¡Deja al pulgoso!

-¿Pulgoso?

-¡Chicos!-interrumpió Mérida, pellizcando a ambos. Los jóvenes chillaron por lo bajo, y Toothless solo movió su cola divertido.- Dejense de tonterías, tenemos que irnos.

-¡Pero el perro!- Habló Jack. Toothless gruñó.

-¿No puedes hacer que se quede, Hiccup? Nos estamos retrasando.

-No. Ya he intentado de todo. No deja de seguirme

-Si se me pegan las pulgas, lo pagarás .- Advirtió Jack

-...No es realmente un problema.- habló Hiccup, apenado de que su amigo le hiciera pasar por tales situaciones. En serio estaba preocupado por su salud, pero no podía hacer nada en ese momento. Había poco tiempo.

- Decidido, el perro viene. ¿Objeciones?

-...- Jack cerró la boca. Aquello era por mucho, el escape más alocado de su vida.

Así, los cuatro (y Pascal, por supuesto) siguiendo los sigilosos pasos de Jack. Fue tarea sencilla abrirse paso entre los pasillos y corredores. Lo que no se esperaban era que no la tendrían tan fácil. De repente Jack se detuvo. Mérida enarcó una ceja. Jack comenzó a hacer gestos extraños con la mano, haciendo muecas extrañas que dejaron descolocados tanto a Mérida como Hiccup. Jack se rindió.

-Que hay alguien.- susurró lo más bajo que pudo. Todos agudizaron el oído, mientras Toothless paraba su característico jadeo perruno por unos instantes. Con cuidado, Jack acercó la mirada. Ahí parada en medio de todos los coches, estaba Valka cerciorándose de que todo estuviera bajo control.

-¿Quién?- preguntó Mérida, con tanta mala suerte que consiguió ser escuchada por la madre de Hiccup. Ésta inmediatamente comenzó a caminar hacia donde estaban ellos. Jack, separándose como gato asustado de la pared, trató de alejarse, pero tropezó en reversa con los pies de Mérida, y ésta a su vez tropezó con Hiccup.

El tiempo pareció congelarse. Las luces titilaron, antes de estallar sonoramente al mismo tiempo. Jack sintió una opresión en el pecho, mientras la pared en la cual había alcanzado a afirmarse de llenaba de una escarcha con motas grises. Mérida sintió los ojos arder nuevamente, y una gran pesadez inundó su pecho, recalcando la falta de calor que venía sintiendo desesperadamente en el fondo de su pecho. Las pesadillas que la habían perseguido de niña revivieron. ¿Por qué? Hace rato que ni siquiera pensaba en ellas, en los rugidos feroces y las garras desgarrando piel acompañadas de gritos humanos. Contuvo un grito a duras penas. Necesitaba de la paz de Rapunzel, su seguridad, su sonrisa y presencia. Por su parte, Hiccup torpemente trató de aferrarse a Mérida, más como un reflejo que otra cosa. Sin embargo no alcanzó a hacer nada, debido a que su pecho se paralizó, junto con su mente, la cual se vio asaltada de "recuerdos" que le parecían muy familiares. Fue intenso: primero vio fuego por todas partes, luego escuchó pequeños murmullos y gritos en agonía. Se asustó, sobre todo cuando el olor a quemado inundó sus fosas nasales.

"Hazme más fuerte, lo suficiente como para protegerla."

"Al segundo amanecer, lo que pediste, será permanente, mi niño..."

  "¿Intentas ir en contra de la alianza?"  

"¿¡Cómo piensas hacerte responsable de esto!? ¡Detente, nos condenarás a todos!"

"¡No debemos pelear, estamos juntos en esto!"

"¡Hiccup, detente, Hiccup! ¡No lo hagas!"

"¡Alterado fue el destino, veo tu interior, sacrifico el crepúsculo para remendar lo que el orgullo modificó!"

"¡Hiccup, no me dejes, por favor! "

"¡Flor que d-da fulgor, con tu brillo f-fiel, mueve el tiempo a-atrás...Volviendo...!"

"No podemos detener el tiempo. Ni yo pude detener el desastre. Todo esto es mi culpa, no pude protegernos. Fallé..."

"No, no, no...No hables, no hables. ¡Maldición, eres mi ... ! Te prohíbo dejarme. Y-yo no no puedo...Sin ti... "

"Te amo..."

"...¿Dejas de creer en la Luna cuando sale el Sol? ¿Dejas de creer en el Sol cuando este se oculta tras las nubes?"  

Jack rápidamente reaccionó. Trató de calmar su respiración errática, mientras escuchaba detrás de sí como Mérida y Hiccup comenzaban a quejarse. Oh, Luna. Estaban perdidos. Su corazón bombeó sangre confundido, estresado por no saber como salir de aquella situación. Los pasos apresurados de Valka se detuvieron.

-¡Valka, Valka!- Era Astrid. Jack reconoció su voz en seguida.- ¡Ayuda!

-¿Qué pasó?- preguntó la mujer en la oscuridad, buscando su teléfono celular para activar la linterna.

-¡Es Heather! ¡No está!- Solo se escucharon pisadas, y luego un pequeños destello alejándose. Valka caminaba hacia Astrid, por otra de las entradas que daban al inmenso garaje. Jack sabía que era su oportunidad de marcharse, pero en tal oscuridad, apenas podía caminar. Maldijo.

-¡Camina!- lo empujó Mérida, notablemente impaciente.

-¡Sería fácil si pudiera ver!- Mérida bufó, tomando de la mano a Hiccup y a Jack.

-¡Es por aquí!- dijo ella segura, abriéndose paso entre los autos y en medio de una oscuridad pesada. Jack quiso cuestionar cómo rayos podía ver en la oscuridad, pero no dijo nada. Ya bastante habían gritado, y Valka o cualquier otra persona podía volver pronto. Si los cálculos no le fallaban, el receso de los empleados pronto terminaría y sería imposible marcharse del lugar sin ser vistos.

-¿Hiccup?- lo llamó. Hace rato que él no hablaba, e incluso su mascota comenzaba a desesperarse. Mérida al fin dio con el auto correcto. Se talló los ojos, debido a que comenzaban a llorarles, y ordenó a Hiccup abrirlo. El castaño, en silencio, abrió la puerta con mucho esfuerzo mientras Jack buscaba desesperado su móvil para alumbrar el camino. Mérida no tardó nada en tomar las llaves que anteriormente Hiccup le había dejado, y alejarse con un fuerte pesar. Sus ojos ardían, pero nada iba a detenerla. Encontró el vehículo que buscaba, metió la llave e hizo arrancar el motor. Pascal se deslizó por su espalda hasta meterse dentro del bolso. No quería caerse de su hombro en el transcurso del viaje.  Jack, con los pelos de punta, estaba a punto de apurar a Hiccup, cuando al se abrió la puerta. Ni siquiera llegó a encontrar el móvil. Toothless entró en el auto, en los asientos traseros. Jack echó su bolso donde cupo, y se sentó en el asiento del copiloto, golpeándose la cabeza con la parte superior de la carrocería, debido al apuro y oscuridad. Por su lado, el castaño temblando, se sentó como pudo al volante, tirando igualmente su bolso en la parte trasera del auto. Mérida salió primero, sin importarle el peligro de conducir una moto con ese estado en los ojos. Como dictaba el plan, ella debía guiarlos hasta Jim. El auto salió detrás de ella. El albino no podía estar más nervioso, viendo por el retrovisor que nadie los siguiera. Sintió el corazón en la boca cuando notó una figura humana salir de la mansión a toda prisa, corriendo. No tuvo tiempo ni de avisar, cuando Hiccup aceleró para al fin dar con la calle.

Varios kilómetros más alejados, Jack se permitió respirar con tranquilidad. Al parecer nadie los había notado, y aquella figura quizás había sido parte de su paranoia. Tocó la ventana, viendo como esta se llenaba de una fina capa de escarcha. Al instante se separó, asustado, rogando porque Hiccup no hubiese visto eso. Lo miró.

-¿...Hiccup?- preguntó con los ojos bien abiertos. Él estaba llorando.

-Ah, disculpa.- dijo con un tono de voz bajo, casi temblando al tomar la palanca de cambios.- Repentinamente... Me siento muy triste.- admitió. Jack no supo que decir. Nunca lo había visto llorar, obviamente, ni entendía porqué lo hacía. Hubiera apostado que él era de los tipos que jamás soltaban una lágrima. Su pecho se contrajo. Quiso tomarle la mano para expresarle apoyo, pero recordó que "eso" nuevamente estaba pasando. No quería congelarlo. Las lágrimas siguieron bajando por las mejillas del castaño a medida que seguían por las calles a la pelirroja. Toothless gimió bajito, casi como un quejido triste.

Pararon en un semáforo. Hiccup comenzó a limpiar sus ojos con el reverso de su mano en lo que el semáforo cambiaba de color.

-Hiccup.

-¿Hm?

-Deja de estar triste.

-¿Qué?- preguntó sin entender.

-Que dejes de estar triste.- le repitió, incómodo. - Pronto volveremos, y todo estará bien.- Hiccup volvió a limpiarse los ojos con el reverso de su mano. El semáforo aun no cambiaba. Aspiró aire con fuerza. El olor a combustión, las cenizas y el pánico iban desapareciendo poco a poco. 

-Uh, sí.- asintió, sin saber muy bien que decir. ¿Cómo explicarle lo que había escuchado y sentido? Fue en ese momento en el cual recordó lo dicho por Bocón. Otro peso en su pecho fue dejado. La familia de Jack...

-Tengo frío.- comentó, frotándose las manos. La escarcha poco a poco se derretía, dejando solo el sentimiento de que algo en él sobraba. 

-Que curioso, yo sentí calor.- trató de bromear el castaño. Aunque ni siquiera pudo interpretar un tono gracioso. Fue más bien una queja. - Bueno. Quizás algo más que un simple calor. 

-... Oh, ya veo.- Jack estrechó su mirada sobre su acompañante. Lo notaba extraño, quizás dolido. No trato de buscarle muchas explicaciones, ya que rápidamente lo atribuyó al escape que estaban cometiendo. No dejaba de notarse a sí mismo intranquilo, con ganas de "hacer algo" al respecto para disipar la incómoda situación de estar ambos en silencio, mientras la tristeza súbita los comía. ¿Qué se hace cuando alguien está triste? ¿Cómo se lo anima? Trató de pensar en algunas palabras o frases. Pero cada nueva idea que llegaba a su mente, era peor que la otra.

"Veo que estás triste. No te preocupes, será genial viajar por días y dormir por las noches en el auto hasta encontrar a Rapunzel."

No. 

"No llores, en realidad no eres tan feo"

Eso era cierto, pero no iba a decirlo. 

"Seguro a Valka no le molestará tanto nuestra ausencia, ya no tendrá que cocinarnos."

Terrible.

"Podríamos aprovechar y hacer tu despedida de soltero. ¡Dos semanas de puros hombres! Y Mérida. "

 

¡Catastrófico! 

El semáforo dio en luz verde, y siguieron a la pelirroja. Hiccup suspiraba audiblemente, quizás como un tonto intento para distraerse de las voces que había escuchado. Jack se frustró consigo mismo por su poco tacto y terrible capacidad de empatía. ¿Qué podía hacer? ¿Cómo mostrarle su apoyo?

 

Siguieron manejando. Los pocos autos que había en las calles apenas si hacían ruido alguno al pasar cerca de ellos. Se detuvieron en otro semáforo. Jack pudo escuchar, aun con la ventanilla cerrada, cómo Mérida bufaba por la desesperación. 

-Hiccup.- lo llamó.

-¿Qué pasa?- preguntó él. Su mirada en el camino y los ojos vidriosos. No se lo esperó. Oh, dioses, Thor, Odín y todo el Valhalla. Se estremeció un poco, quitó las manos del volante y sintió como aquel par de brazos se estrechaban sobre su cuerpo, de manera rígida e incómoda. No supo como reaccionar. Jack lo estaba abrazando ( o lo estaba intentando, debido a que más que abrazarlo, parecía estar tieso y nervioso, aferrándose a él) Sus ojos se abrieron de la impresión.- E-eh...

-No digas nada.- lo calló el menor. Al cabo de unos segundos más, él se separó por propia cuenta, dejando a un confundido Hiccup. No hubieron palabras. Jack no las habría permitido. 

El semáforo cambió a verde. 

Jack dejó de sentir tanto frío. 

Hiccup dejó de pensar en aquellas voces.

Ya no había lágrimas o tristeza.

Notas finales:

Espero les haya gustado. 

 

Sí, lo sé. ¿KHESTAPAZANDO? Más misterios (?)

 

Nos leemos <3 


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