Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Mafia por mistdowner

[Reviews - 57]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Otro capítulo <3 espero les guste. En este hay mucha información, así que espero que lean muy atentos y con muchas preguntas  en la cabeza (?

Las inmaculadas sábanas y el ambiente silencioso le daban muy mala espina a Norte. Se lo veía cansado, casi rendido ante los sucesos que no dejaban de pasar y pasar. Ya ni siquiera había podido pega un ojo en toda la noche con la desaparición de Jack, Mérida e Hiccup. Todos habían enloquecido, sin duda alguna. Las corridas, órdenes, gritos histéricos y discusiones explotaron por toda la mansión. No era un cuadro muy ajeno para él, por desgracia. Con aquel libro entre sus manos, miró por la ventana con muchas ansias.

-Oh, viejo amigo. No quiero ni pensar en aquel hombre. Pero todo indica que, como sospechábamos, se trata de él. –las máquinas seguían su trabajo, manteniendo con vida al pobre Sandman. Norte observó, como hipnotizado, el subir y bajar del pecho de su gran amigo. – Vine en cuanto pude. Quisieron que ayudara en la búsqueda. No los culpo. Creo que este es el pago que exigen nuestros errores.

Un gran silencio en la sala. Solo las máquinas piteaban de vez en cuando. La luna ni siquiera parecía estar presente para él, quien la buscaba como una fiel compañera. Tenía tanto miedo, recuerdos y preocupaciones...tantas preguntas y ansias. Pero sobre todo, impotencia. ¿Es que no podría proteger a su nieto de las desgracias que se llevaron a sus hijos? ¿Cuánto más debía perder para encontrar el camino correcto? En el pasado se había llegado al acuerdo de prohibir la información a las generaciones venideras. Luego de los ataques sufridos y las pérdidas, solo quedaban Jack, Elsa y Anna. Sus pequeños nietos que nada tenían que ver en tan sangrienta pelea. Y decidió protegerlos, aislarlos, cuidarlos como lo más valioso del planeta.

Nunca habló sobre los libros.

Nunca habló sobre sus hijos.

Nunca reveló nada de lo ocurrido.

Y aun así, ahí estaba, al borde de perder a un gran amigo, su nieto y los sucesores de la alianza. ¿Qué decía hacer? ¿Es que la Luna jamás le perdonaría su pecaminoso error?

-Sandy, despierta. Amigo, tú no puedes dejarme. Hay alguien a quien aun debemos ver...

*+*+*+*+*+*+

-Tenemos que encontrarlo, ay, Luna, tenemos que encontrarlos.

-Llamen de nuevo a las estaciones.

-La noticia ya está en los diarios.

-¡Pues que sea en primera plana!

-Los noticieros, los noticieros. ¿Alguien ya lo ha comunicado?

La mansión Haddock podía compararse con alguna especie infierno. Los mayores iban de un lado a otro con teléfonos y comunicadores en los oídos. Valka trataba de imponer un orden en medio de toda la desorganización en la cual sus compañeros se había fundido. Elsa y su hermana Anna, preocupadas, no perdieron la oportunidad para ayudar en lo más mínimo, tratando de aparentar que no sabían nada de nada.

Los menores Haddock habían recibido la orden de traer a la mansión a sus queridos perros. Así que Tormenta tuvo de nuevo a sus grandes amigos perrunos dando de qué quejarse por toda la mansión. Los caninos fueron usados como rastreadores, incapaces de avanzar más allá del garaje. Valka supuso que aquel incidente con las luces no fue más que parte del plan de su hijo.

Las caravanas de autos, motocicletas y muchos pero muchos anuncios fueron organizados en menos de tres horas. Las zonas fueron repartidas y todos se pusieron manos a la obra para tratar de encontrarlos. La policía fue informada, y con una gran conmoción encima, todos quienes podían salieron a barrer las zonas en busca del paradero de los chicos

Aunque para los más entendidos, sabían que estaban buscando en una zona equivocada. Tal era el caso de Valka, Tiana y Aster, quienes ya sospechaban con buenas bases a donde debían dirigirse. El mundo se estaba volviendo loco, sin dudas.

*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+**+

Como ya se había hecho costumbre sus ojos no pudieron pegarse esa noche. Ya no por pesadillas que lo agobiaban como fantasmas de un terrible pasado. Sino que por el dolor de la herida que seguía palpitando dentro de sus carnes, y no había preparación o poción que le aliviara el dolor. Rabiaba y maldecía lo desgraciado e infeliz de aquella flecha que le había atravesado en esa noche. Su cuerpo ya no era capaz de cicatrizar, y aun así, con las pequeñas manchas de sangre vertiéndose en los vendajes, la piel rasgada y parte de sus músculos al rojo vivo, se consolaba pensando que quedaba poco. Tan poco. Tan cerca.

Se alistó para un nuevo día: procuró bañarse con el agua más helada que pudo, que puso algunas ropas nuevas y se miró al espejo. Su gris piel acompañada de aquellos profundos ojos dorados daban el mismo espectáculo penoso de siempre. Se contuvo. En el pasado, en episodio violentos y desesperantes, había roto infinidad de espejos. Sin embargo ahora adoraba su aspecto.

Antes de abandonar su oficina, una criada tocó a la puerta. Él atendió con su típica paz elegante, dando paso a la chica, quien traía en manos un ramo de rosas marchitas. Pitch sonrió con suficiencia y despachó a la muchacha. Observó las flores muertas y con un mejor ánimo, salió del lugar.

Con el neuro transmisor en la cabeza y un comunicador en el oído, pensó que lo mejor sería dar una vuelta por las instalaciones hasta llegar a lo que más deseaba. Pero al notar una sombra siguiéndolo, suspiró con resignación. Gothel no tardó en aparecer ante sus ojos, siempre vestida en sombras y desesperada. No alcanzarían las palabras para argumentar cuanto le desagradaba esa grotesca mujer.

-No está funcionando. Vamos a hacerlo a mi modo.- dijo ella segura. Pitch se frotó el fuente de la nariz.- Tengo todo listo.

-Ni siquiera les has dado tiempo. Hay que esperar, o no colaborará.

-¡Ya viste lo que pasó! ¡Trató de huir! No quiero esperar. No puedo esperar más.- se impacientó la mujer, haciendo énfasis en su apuro con la suela de su zapato golpeando el suelo. – Solo obliguémosla a cantar.

-No hubiera podido aunque hubiese querido. Se ve que no conoces la testarudez del sol- simplificó. A esas horas de la mañana y con el dolor en crecida, consideró seriamente mancharse las manos de la sangre de aquella estúpida mujer. Su constante zapateo lo estaba volviendo loco.- No harás nada.- siguió, aparentemente muy tranquilo.

-¡Lo haré, lo necesito, yo...!- y cuando iba a propiciar otra palabra, una serie de nanobots taparon su boca, descendiendo por su cuello hasta apretarlo paulatinamente. El horror se reflejó en los ojos de Gothel, quien desesperada trató de hablar y librarse con las manos, consiguiendo unos pobres gemidos y muchas uñas rotas. Pitch la observó. Las pequeñas máquinas hacían lo suyo sin queja, y él, ya muy harto de las piedras en su camino, solo se dedicó a ver. Cuando ella ya no parecía estar consciente, la soltó. Por mucho que le hubiera llenado de felicidad deshacerse de una bruta y pobre alma como la de ella, la necesitaba para un par de pruebas. Gothel cayó al suelo, tosiendo desesperadamente y aspirando como mejor podía el aire que hacía falta en sus pulmones. Desde el suelo, ella lo observó. Sus dorados ojos la miraban como una pobre presa indefensa. O peor, como un tonto bicho al cual aplastar.

-Error. No lo harás. – repitió, esta vez con una sonrisa. Gothel tragó en seco aun jadeante y bajó la mirada. Con eso, Pitch se alejó a paso lento, mientras los nanobots se colaban por las paredes como bichos negros.

El resto de la mañana se la pasó siendo atendido por alguna callada mucama en su despacho. Los hombres bajo sus órdenes seguían cumpliendo todo lo que se les ordenaba al pie de la letra, por lo cual no se preocupaba mucho en vigilarlos. Las cuentas, convenios y demás asuntos legales de su empresa eran atendidos según sus ánimos ( que no eran muchos) El libro del Sol descansaba en su lustrado escritorio. Ojeaba las páginas, reconociéndolas y llenándose de recuerdos. Un vaso de whisky acompañaba su soledad. Cuando lo vio entrar sin siquiera tocar.

-No recuerdo haberte solicitado la presencia.- enarcó una ceja mientras cerraba el libro.

-Lo sé, lo sé. Solo vengo a mostrarte esto.- habló Dagur, sonriente como solo él podía estar. Así mostró la gran plana de un diario delante de sus ojos. Pitch sonrió con mucha satisfacción.- ¡Está funcionando!

"Se busca.

Hiccup Horrendous Haddock III

Mérida Dunbroch

Jackson Overland Frost"

Pitch examinó la plana. Además de la desaparición de los niños, y las fotos de los desaparecidos, una tercera foto aparecía, un poco más pequeña. Supo reconocerla al instante y tuvo un mal presentimiento. Pero como toda persona calculadora que era, se quedó en silencio, planeando y trazando un nuevo camino por si las cosas fallaban. El anuncio del gran eclipse aparecía en un pequeño recuadro en la esquina. Alargó una sonrisa y asintió con satisfacción. Todo estaba yendo conforme al plan.

-Es una excelente noticia ¿Tienes algo que contarme?

-¿Eh? ¿Yo? Pues al fin he podido comprar el sillón que tanto quería.- sonrió ligeramente nervioso, pero rápidamente ocultándolo con una gran carcajada.- Aunque me perro ya lo ha arruinado.

-¿Nada más?

-Quizás. ¿Qué te hace preguntar?

-Soy un hombre muy observador. Sé que aquella noche no seguiste mis órdenes. – Dagur viró los ojos tenso. – Fuiste en busca de alguien. ¿Pensaste que lo olvidaría? Debías traerme el libro de la Luna. Pero en su lugar solo apareciste con las manos vacías.

-S-sí, bueno, yo...- El ambiente se puso tenso. Muy tenso. Dagur consideró tratar de escapar o algo. Pero sabía muy bien que eso no era posible. Ya había visto a muchos hombres intentarlo y fallar patéticamente a causa de los nanobots.

-Oh, bueno. Todos comenten errores, verdad?- sonrió "amablemente" mientras le restaba importancia al tema con un ademán de manos.- De todas maneras el libro llegará volando a nosotros cuando su otra mitad lo llame. ¿Brindamos?

-E...Eso sí lo entiendo.- agregó con "entusiasmo" mal fingido. Por un momento Dagur llegó a pensar que no volvería a ver la luz del sol. Pitch sirvió algo de whisky ( con el brazo no afectado) y chocaron vasos. Dagur tomó del líquido, observando el extraño racimo de rosas marchitas.- ¿Para qué son?

-Pruebas. – habló con una simple sonrisa.- unas buenas pruebas.

-¿No tienes al otro muchacho para las "pruebas"?

-Él es una pieza muy importante en mi tablero. Pero no es el hijo del sol, ni mucho menos. Solo se encarga de... Mantener ciertos "pequeños" asuntos en paz.

-Claaro.- enarcó una ceja el pelirrojo. La verdad es que no entendía ni la mitad de lo que el extraño sujeto decía. Pero le seguía la corriente. ¿Qué importaba el resto?- Ya quiero que lleguen. – habló entusiasta. – Al fin podremos recuperar la fama y gloria que nos fue arrebatada. Y Hiccup verá que soy mucho mejor que él. Más valiente, más...

-Tendrás tu momento de gloria, sin duda. - prometió. Lo cierto es que no podía importarle menos.

-¿Tienes alguna orden?

-Por el momento no. Prepárate y dile a tus hombres que tendrán un próximo enfrentamiento. Sé que ellos harán todo lo posible por reunirse con Ruiponce. Sobre todo la Dunbroch.

-¿Quién?- preguntó descolocado. - ¿Rui qué?

-Olvídalo. ¿Ya te vas? Toma las botellas que quieras y vete.- Dagur entendió muy bien la orden. Se limitó a agarrar un licor de chocolate de la estantería aledaña y se marchó rápidamente.

Una vez la puerta estuvo cerrada, Pitch llenó el vaso y tomó todo de un solo trago. Ni siquiera el alcohol quemando su garganta de a poco le molestó tanto como el dolor que nuevamente tomaba su cuerpo. Maldita Dunbroch. Trató de calmarse llevando una de sus manos instintivamente hacia su pecho, donde un pequeño destello dorado se dejaba ver. Lo apretó entre sus manos como ya muchas veces antes, en medio de la adversidad y el dolor, había hecho. De a poco se fue calmando.

Faltaba poco, muy poco.

Luego de tanto esfuerzo, al fin tendría lo que buscaba.

Con eso en mente pudo respirar mejor. El dolor punzante y el constante goteo de sangre infectada pareció un chiste, una picadura de mosquito insignificante. El comunicador comenzó a sonar.

-¿Qué pasa?- dijo al contestar.

-Creo que he encontrado al indicado, señor.- Pitch no pudo hacer más que exaltarse.

-¿¡Estas seguro!? ¡Debe ser perfecto!

-Lo es, señor. Él concuerda a la perfección con los rasgos que solicitó.- Solo queda...

- La prueba.- abrió los ojos con impresión. Casi había creído que no podría encontrar un contenedor a tiempo. Pero ahí estaba. Era una gran noticia. Al fin tenía todas las piezas.- Mantén al niño cautivo. Que no se lastime, que no llore. Que no haga nada. Iré a verlo y realizaré la prueba.

-Sí, señor.

+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*

El primero en caer dormido seguramente fue Jim. Jack podía jurarlo, puesto que escuchaba sus ronquidos a través de la pared. ¿O eran los de Mérida? Bueno. No estaba seguro. El segundo que había caído dormido fue Hiccup. Jack ni siquiera había podido objetar nada sobre la cama matrimonial cuando ese castaño se había lanzado prácticamente desmayado a dormir en la cama, con su perro/ lobo/ bestia fielmente a su lado. ¿Y ahora donde dormiría él? Miró el lado libre de la cama. Se veía cómodo y bastante confortante. Dormir en un asiento en medio de varias horas de viaje no era algo rejuvenecedor. Se vio tentado a echarse al lado de Hiccup. Pero en el segundo que trató de subir a la cama, sus traicioneros pensamientos y ojos lo llevaron a percatarse de cómo las desordenadas ropas de su "tutor" se contorneaban alrededor de su figura, arrugándose y dejando algo de piel expuesta a su vista. Su piel se erizó, y abortando por completo el plan, decidió salir a paso apresurado de la habitación.

Justo cuando abrió la puerta, chocó con un par de maletas y la mirada sorprendida del doctor Denver.

-Ay, ay, ay. Joven Jackson. ¿Tiene fiebre?- preguntó preocupado al verlo tan sonrojado. Jack no negó con una serie de balbuceos.

-No, no. Claro que no. Creo que solo me hace falta una buena ducha.

-Oh. El baño está al final del pasillo, a la izquierda. Te daré algunas toallas.- Denver se retiró bajando las escaleras. Jack no perdió tiempo en meter las maletas y bolsos dentro de la habitación. Separó sus cosas de las de Hiccup y se sentó en el suelo, habiendo dejado la puerta a medio abrir. Comenzó a sacar sus prendas y elementos de importancia como la pistola especial y municiones tanto rojas como azules. Ya había elegido una muda de ropa cuando sus dedos chocaron con aquella textura. Se sobresaltó un poco y observó a su Hiccup. Él seguía durmiendo, por lo cual, con cuidado, sacó el diario. Lo palpó con cariño y decidió abrirlo en alguna página. Quizás podía leer un poco antes de tomar una ducha y pensar donde rayos dormiría.

Xx/xx/xx

" Las cosas se han puesto muy raras desde que papá expulsó a Osvald y algunos rebeldes de la casa. De hecho, siento que todo en general se ha vuelto muy extraño. Norte no ha venido a la mansión en un largo tiempo, y presiento que el asunto de Dagur y Heather no quedará así nada más. "

Xx/xx/xx

"Querido diario. Me siento muy femenino diciéndote querido.

Creo que a veces es necesario realizar una locura digna del más loco del mundo para mostrarle a todos que tenías razón. Por eso ahora mismo estoy tratando de dar con Heather y su familia. Algo me dice que las cosas no están marchando bien, y no puedo dejarla a ella ni a Dagur en manos equivocadas. Algo me dice que hay todo un trasfondo detrás de esto."

Xx/xx/xx

" Astrid me ha acompañado y apoyado en mis sospechas e investigaciones. Tal y como lo pensaba, algo muy malo está ocurriendo. Creo que tipos realmente peligrosos están forzando a Heather, Dagur y Osvald a involucrarse en asuntos ilegales. Papá tiene que saber de esto."

Cuando Jack comenzaba a adentrarse aun más en la lectura, la puerta rechinó asustándolo y automáticamente ocultando el diario entre sus ropas. Denver lo miró sorprendido por esa reacción, quizás hasta con algo de culpa por haberlo espantado. Jack suspiró más aliviado al ver que solo había sido un susto injustificado. Agradeció las toallas y pasó al baño. Una vez dentro comenzó a desvestirse con calma. Cuando su torso esta al descubierto se miró en el espejo. Su piel blanquecina y azules ojos se veían tan normales como siempre. Pero al acercarse aun más al espejo y solo por unos segundos le pareció notar algo aterrador. Las luces del baño titilaron solo un segundo, dejando lugar a que su reflejo se "distorsionara" en un ser completamente diferente a él: de ojos dorados y piel grisácea, sonrisa diabólica y cabellos negros como la noche.

-¡Ah!- gritó ahogadamente, retrocediendo espantado. Finalmente la luz se recompuso y se dio cuenta de que en el espejo no había nada más que su reflejo, normal y aburrido. Se miró como un desconocido por un rato, hasta que la voz de Amelia desde el otro lado preguntándole si estaba bien lo sacó de sus pensamientos.

Quizás tenía demasiado sueño y estaba teniendo pesadillas despierto. 

Notas finales:

Y bien, de ahora en adelante trataré de subir de dos a tres capítulos para agilizar esto <3 espero les guste la idea de una actualización doble. 

espero sus preguntas sin falta <3 

Nos leemos <3


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).