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Mafia por mistdowner

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Notas del capitulo:

Hola! Disculpen la super desaparición. No la he estado pasando bien. Pero no pondré ninguna excusa, que tedioso. 

 

Les dejo tres capítulos. No sé si mañana pueda subir nuevos capítulos. Sorry :( 

-No hay manera.


-De hecho...


-No, no. ¿En serio?


-Sí, James...


-Capitana- Jim dejó de hablar con el doctor Denver para pasar su mirada a Amelia , quien se frotó las sienes con hastío. Sus pequeños niños se alejaron por precaución, yendo a parar del lado de Jackson.


-Lo mencionó. Lo recuerdo claramente. – afirmó ella.- Fue un día en el cual inspeccionábamos los autos y él me comentaba sobre sus viajes por el mundo. Hay una gran posibilidad de que él sepa dónde encontrarlo, sobre todo ahora que está en la ciudad.


Jim se quedó en un silencio, procesando la información, mientras Jack preguntaba con la mirada a Hiccup de quién demonios estaban hablando.


-Es lo único que nos une con "El Coco"- suspiró Amelia.- Nadie más sabe algo de él, aparte de Silver.


La mirada de James se iluminó, como si estuviera recargado de fuerzas, y asintió alegre. Denver limpió sus gafas con un ligero temblor de manos y Amelia pasó a mover las fotografías e informes a un lado.


-Tu madre va a matarme.- se lamentó Denver, con un temblor notorio en sus manos.


-Tranquilo, no le diremos nada.- se entrometió Jack. Jim le sonrió de vuelta con ánimo, e Hiccup tuvo que aguantarse las ganas de soltar alguna reprimenda. Mérida, por su lado aun confundida por la charla, y extasiada por tener al fin tal ayuda para encontrar a Rapunzel, solo se limitó a seguirle la corriente a todos. Sinceramente ya no podía esperar por salir a las calles a buscarla.


-Aquí, presten atención.- Amelia se paró de la silla, y con su siempre porte elegante y recto, dejó aquella caja mediana sobre la gran mesa. – Sé que no traen sus teléfonos encima.- Mérida asintió a aquella declaración. Habían acordado deshacerse de todo dispositivo que pudiera rastrearse. – Así que...-La mujer sacó uno por uno teléfonos móviles, los cuales fue dejando sobre la mesa con mucha delicadeza.- Estos son algunos de lo que confiscamos. Están cargados y en línea, además de tener en la agenda solo los números de los que estamos aquí presentes.


El primero en agarrar uno fue Jackson. No era algo tan nuevo, pero tampoco tan viejo; de un color celeste con toques negros que lo hacían ver más elegante, y una cámara regular en la tapa. Agradeció con una gran sonrisa y lo metió al bolsillo de sus pantalones, posteriormente siendo imitado por Hiccup, cuyo teléfono era igual al de Jackson, solo que con la diferencia de que el color de su teléfono era verde; Mérida, igualmente con un modelo de teléfono parecido al de sus compañeros, solo que de color rojo y finalmente Jim, siendo su teléfono de una funda completamente negra.


-Con esto podremos estar comunicados.- Afirmó Denver, esta vez más nervioso.- No duden en llamar ni un minuto. Los buscaremos donde sea que estén.


-Según mis fuentes, Silver se está hospedando en uno de los barrios bajos de la zona roja oriental. – comenzó a hablar Amelia, sin embargo Jim la interrumpió.


-Es la zona donde más peleas de robots se producen.- enarcó una ceja Jim. Sí se imaginaba al viejo Silver en tales temas clandestinos, pero no en peleas robóticas. A pesar de que, bueno, gran parte de él era un genio con la mecánica.


-Exacto.- Afirmó ella.- Es una zona peligrosa, llena de sicarios, malviviente y estafadores.


-No podía ser de otro modo.- se tomó la cabeza Mérida, frustrada por su mala suerte. ¿No podrían haber ido a parar en manos de una gentil princesa de los bosques?


-Deberán ir a buscarlo. Ahora.- aclaró Amelia- el tiempo corre, y no sabemos que puede ser de la vida de Corona y los niños.- un silencio espeso llenó la sala. Pascal tragó en seco bajando la mirada apenado, mientras Hiccup apretaba sus puños, Jack volteaba la mirada en otra dirección con pena pura, y Mérida se mordía el labio inferior con fuerza.


-...¿Ahora?- preguntó Jack desencajado. Hiccup lo miró con preocupación. Lo que menos quería era que él fuese a parar a tal sitio. A pesar de que los acontecimientos habían cambiado, él seguía considerándose su tutor. Y más que eso, un amigo. Si hubiera estado en sus manos, simplemente hubiera apartado a Jack de todo ese embrollo.


-¡Iré a prepararme!- habló enseguida Mérida, sin esperar otra orden salió corriendo escaleras arriba, con Pascal casi resbalando de su hombro. Jim suspiró mirando al techo, para finalmente asentir y seguir a su amiga.


-Bueno, entonces creo que yo igual.- simplificó Jackson. Si iba a morir, que fuese rápido y en manos de unos ninjas. Hiccup tuvo muchas ganas de cuestionar el plan, pero a sabiendas de que no habría otro camino que tomar, solo se limitó a seguir al albino escaleras arriba, siendo acompañado por su fiel perro.


Al llegar a la habitación Jack no perdió tiempo en buscar su pistola especial dentro de todas sus cosas. Hiccup igualmente fue en busca de una que otra pistola que había cargado en caso de emergencia, y una que otra arma modificada por él. Un silencio se formó entre ambos, el cual fue roto solamente cuando Hiccup habló.


-Quizás deberías quedarte. – propuso algo incómodo. Jack, con la pistola en mano, lo miró como si le hubiera crecido un tercer ojo de la nada.


-Buena broma.- y dicho esto siguió alistándose. Cuando buscaba algunas municiones, y por error ( muy torpe error) dejó caer un bolso a sus pies. Al principio no le dio importancia y siguió en lo suyo, pero cuando sintió los pasos de Hiccup cerca suyo, lo recordó: el diario. Bajó furtivamente su mirada a sus pies y lo encontró ahí, tirado en medio del suelo y a plena vista.


-No es una broma, en realidad me preoc...- Jack se congeló. No supo que hacer. Sabía que solo era cuestión de un torpe movimientos de ojos para que él dueño del diario se diera cuenta de lo que había a sus pies.


-E-eh...- balbuceó preocupado. Hiccup enarcó una ceja sin entender cual era la razón de esa reacción. Justo cuando iba a ver hacia el suelo ( que era el lugar donde Jack mantenía la mirada fija), el albino habló.- ¡No tengo porqué preocuparme! Tú estarás ahí para mí, cierto? Y yo estaré ahí para ti. Ya sabes...Eh... Los dos cuidándonos las espaldas. Si un Haddock conmigo, quien contra mí? – Hiccup enarcó una ceja y lo miró con incógnitas un buen rato. Pero finalmente sonrió y asintió a la extraña idea.


-Sí, claro. Voy a bajar primero.- Así él salió del cuarto, mientras Toothless le seguía los pasos. Jack se quedó solo en la habitación, aprovechando para tomar el diario entre sus manos. Pasó algunas páginas sin mucho apuro, como sintiendo un mal presagio encima de sus hombros. Suspiró, y sin poder siquiera leer una entrada, volvió a esconder el diario.


Al bajar a la primer planta, todos se encontraban listos. Denver sostenía algunos cascos negros y Amelia, con su siempre recta postura, mantenía unas llaves en sus manos.


-Usarán estos.- dijo la mujer, haciendo referencia a los cascos. – No pueden quitárselos ni mostrar sus rostros. Están siendo fuertemente buscados. Les marqué en el GPS las rutas más frecuentadas por la policía. Por desgracia, al haber tanta corrupción en aquella zona, no es de extrañar que los patrullajes sean escasos. Por lo cual, nadie podrá salvarlos si piden ayuda. Usen el mapa de James. Él los guiará por las calles hasta dar con Silver. Ah, y el perro y el camaleón se quedan- Pascal se cruzó de brazos indignado, y Toothless gruñó. Sin embargo todos estuvieron de acuerdo en que, por esta vez, no podrían llevar a los animales consigo. 


Los cascos negros fueron dados a cada pareja. Mérida escondió su gran cabellera, sintiendo extrañamente que sus articulaciones temblaban. Se fijó en la hora. Apenas caía la noche en la ciudad. Se obligó a pensar que era solo la adrenalina.


-Vengan, por aquí.- habló Denver. Así caminaron rumbo al garaje. Dentro, además de los autos que habían usado para escapar, habían unos cuantos otros vehículos. Amelia no tardó en poner las llaves en un par de motocicletas negras de alta tecnología.


-¿Están bromeando? – preguntó Jack.- porque me pondría muy triste saber que sí es una broma.


-Yo no bromeo, señor Overland.- sonrió Amelia, ladina como siempre. – Estas motocicletas tienen instalado el GPS. Sabremos donde están en cualquier momento. No podríamos arriesgarnos a que la policía los identifique por ...Bueno. Esas marcas.- y con la mirada, se refirió a los dragones pintados sobre la carrocería del automóvil de la familia Haddock. Hiccup resopló. 


-Buen punto.- habló, sonriendo por pura vergüenza


-Yo conduzco.- aprovechó Mérida, siendo ni corta ni perezosa por tomar el volante.


-¡Ah, ah!- negó Jim, deteniéndola por el hombro.- Casi me matas en una noche. Deja que conduzca.


-¡Pero...!- Amelia aclaró su garganta y los miró fijamente, mientras Denver, por detrás de ella, les hacía señas para que se marcharan de una vez. Así Mérida se resignó, mientras Jim e Hiccup tomaban los volantes y Mérida y Jack tomaban sus asientos detrás. La puerta del garaje fue abierta, y ambas motocicletas fueron libres de comenzar a adentrarse en las calles.


+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*


Al principio Jack trató de tomar algún agarre trasero. Pero a la velocidad que iban le era imposible no buscar instintivamente el cuerpo de Hiccup para aferrarse a él. Así que luego de unas calles, tuvo que tragarse el orgullo y abrazar su torso para no caer. Fue incómodo en un comienzo, pero nada que no se superara luego de unos minutos observando la gigante ciudad de San Fransokyo, capital de la tecnología y la robótica. Los carteles de neón y los grandes anuncios, combinados con grandes ventanales de edificios enormes, la música, las personas y cada detalle le hicieron olvidar por un momento que se encontraban en una gran misión. Hiccup, por su lado, hace rato que se notaba más tranquilo mientras seguía el rastro de Jim y Mérida. Si fue porque Jack decidió por fin tomarlo como apoyo, no lo admitiría.


Al fin habían penetrado el centro de la ciudad. Los carteles promocionando marcas, noticias, películas y demás no dejaban de inundar las calles de colores extravagantes. Jack se sintió libre y contento de poder observar aquello con sus propios ojos, tanto que sin darse cuenta, hasta se abrazó con gusto a Hiccup, sorprendiendo a éste. Todo iba genial, hasta que Jack pudo reconocerse en un cartel enorme.


-Hiccup.- no hicieron falta más palabras para que el castaño se diera cuenta a lo que Jack se refería. En una pantalla enorme ubicada en lo alto de un edificio, totalmente a la vista de todas las personas, los carteles de "SE BUSCA" no dejaban de presentar sus nombres. Pararon en un semáforo donde pudieron, por unos instantes apreciar sus nombres desfilando por la pantalla en letras enormes y rojas. Pero no fue la gran sorpresa. -¿Esa no es...Heather? – preguntó Jack sorprendido. Hiccup abrió los ojos con impresión.


-Pero...¿Cómo?...


Mérida igualmente notó esto y tragó en seco al volver a ver el rostro de Rapunzel, tan sereno, con unas enormes letras de "Se dará recompensa por información" debajo. Jim sintió como ella se tensaba, por lo cual aceleró la ida para tratar de distraerla. El mapa se veía incrustado en el manubrio interno de la motocicleta, marcando las calles con policías y el rumbo que debían tomar. Hiccup notó como sus compañeros apuraban el motor, y decidió imitarlos. Investigarían algo sobre Heather luego.


Al cabo de unas horas de viajar en medio de escenarios salidos de las vegas, llegaron a una zona obviamente más humilde. Las casas no tenían tantas luces, habían muchos callejones, y la policía no daba señales de vida. Avanzaron quizás por unos diez minutos, cuando Jack notó de reojo un escándalo en uno de los callejones que habían pasado sin mucho retraso. Enarcó una ceja y se sintió aliviado de no estar metido en aquellos líos. Habían bajado bastante la velocidad, puesto que Jim avanzaba con la motocicleta con cautela.


-¡Auxilio, ah, van a matarme!- Jack escuchó aquello detrás suyo. Se giró sorprendido, apenas pudiendo divisar algunas figuras en lo lejano de la oscuridad. -¡Alguien, auxilio!- volvió a escucharlo. Sonaba realmente urgente. Fue entonces que divisó una figura bajita, corriendo detrás de ellos mientras otras figuras más grandes lo perseguían. Por la Luna.


-¡Da vuelta, Hiccup!- gritó Jack. Aun con el casco puesto, Hiccup pudo escucharlo con claridad.


-¿¡Estas loco!?- respondió el castaño, negándose a parar. Jack comenzó a manotearlo para intentar que se detuviera, o mínimamente le hiciera caso. Hiccup lo regañaba y le decía que parara, puesto que perderían el rastro de Jim y Mérida. Al fin Hiccup se detuvo, y también fue capaz de escuchar aquel llamado por encima del motor y el casco. Sonaba como un niño. Sin esperar a más nada y con una rápida maniobra, dieron media vuelta. El grupo que Jack había divisado se había dividido, y no encontraban rastros del niño.


-¡Voy a buscarlo!- dijo Jack, segundos antes de bajar de la motocicleta demasiado rápido para que siquiera Hiccup intentara manotearlo para detenerlo. En menos de dos segundos, Jack se había perdido camino a un callejón, mientras Hiccup maldecía y trataba de marcar para avisar la situación a Jim. Justo cuando iba a llamar, una mano le arrebató el teléfono. Genial. El tipo que lo había hecho era seguramente perteneciente al entorno, puesto que tenía rasgos orientales y unas ropas con letras japonesas. Y no venía solo. Hiccup prendió el motor y emprendió la persecución. Oh, iban a pagarla tan caro.


*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*


-...Yama, Yamito, Yamatito... ¿Sin rencores?- cuando llegó a escena, el niño ( o mejor dicho, adolescente) estaba arrinconado contra la pared, con la ropa toda mal puesta y obviamente agitado por haber tratado de escapar corriendo.- E-escucha, ya dejé esto de las peleas. Solo vine a, eh...Probar un prototipo y...


-Nadie se burla de Yama y sale ileso para contarlo.- tronó sus nudillos el gran hombres, siendo acompañado por un coreo de afirmaciones de los que seguramente eran sus esbirros. El muchacho se arrinconó más contra la pared, asustado, ahogando un grito al ver como el hombre levantaba el puño para dar el primer golpe. Justo cuando pensó que hasta ahí había llegado su vida, el cuerpo del hombre se dejó caer al suelo cual estatua, como si estuviera petrificado.


-¿Pero qu...?- antes de ni siquiera poder pensar en nada, un tipo salió de la nada con un casco negro en la cabeza, tomándolo de la muñeca y gritándole un "¡Corre!" bastante claro. No pudo hacer más que seguirle la corriente al desconocido, abriéndose paso entre las personas que caían "petrificadas" a sus costados. Todo era una locura.


-¡AH!- gritó con horror, al ver como más esbirros le tapaban la salida por uno de los callejones. Sintió el agarre del desconocido temblar. E incluso podría haber jurado que sintió cierto toque helado provenir de él. Cuando ellos comenzaban a acercarse con pistola en mano y botellas rotas, el cuerpo de uno de los tantos delincuentes salió volando por los aires desde otra esquina, cayendo encima de aquellos que les cerraban el paso. El motor de la motocicleta y las luces delanteras le dieron la señal justa a Jack para tomar al chico e indicarle que subiera a la motocicleta.


-¿Estas bien?- escuchó una vez subieron a la moto. Hiccup se notaba agitado, mientras sostenía su celular contra el volante. Hiro asintió como pudo, con una sonrisa de excitación. Es que, por todos los cielos. Eso había sido genial. – Genial. ¿¡Atropellaste un tipo!?- le gritó a Hiccup. Éste se encogió de hombros.


-Solo cuatro. Pero no los maté.- aceptó avergonzado.- No los mataría.


-Sí pero...¡Cuidado!- algunos hombres intentaban cerrarles el paso, acercándose peligrosamente con palos. Algunos disparos fueron lanzados en su dirección, haciendo que el chico que iba tercero en el vehículo, sintiera el estómago revolvérsele. Jack disparaba a cuantos podía, inmovilizándolos, cuando de repente su conciencia comenzó a nublarse. Dejó entonces de intentar dar a cualquier blanco, aferrándose con fuerza a Hiccup. Más frío.


"Flor que da fulgor...."


El frío aumentó. Su consciencia se tambaleaba entre la necedad de dejarse caer en el frío, o seguir. Obviamente no era la hora de los desmayos.


-¡ A la izquierda, a la izquierda!- gritó el muchacho, casi ahogando a Jack mientras lo abrazaba para no caer de la moto. Hiccup le hizo caso y se desviaron por otro callejón, para finalmente salir rumbo a una calle un tanto más transitada. Las maldiciones de los delincuentes dejaron de escucharse calles después. Cuando iban alejándose aun en marcha, el pequeño pudo sentir esta vez con toda claridad como una especie de frío sobrenatural se despedía del cuerpo de su "salvador".


-...¿Jack...? ¡Jack!- la motocicleta paró de repente. La calle estaba desolada, por lo cual solo se detuvieron debajo de un poste de luz que titilaba. Hiccup se bajó, asistiendo al albino enseguida. – Estás helado... Jack, responde, ¿qué te pasa? ¡Jack!- eso fue todo lo que pudo aguantar. De repente Jack se dejó caer en los brazos de Hiccup, quien lo tomó el brazos y lo acostó en la acera. La pobre iluminación amarillenta no servía de mucho. El chico al que habían salvado se encontraba preocupado, tratando de entender qué debía hacer en tal situación. Hiccup se abrazó al cuerpo de Jack. Sus ropas comenzaban a llenarse de una escarcha gris y sucia. Cuando le quitó el caso para que respirara mejor, se dio cuenta de como algunas marcas negras se extendían por la blanca piel de su protegido.


-¿P-pero qué...?- susurró aquel chico. Hiccup trató de brindarle algo de calor desesperado al albino.


"A lo que fue..."


Hiccup logró escuchar aquellas palabras. Pero antes de reaccionar a nada, su consciencia se desvaneció de repente. Lo último que vio fue al chico gritar de la sorpresa. De repente se vio envuelto en "otra realidad"


-Hiccup. – alguien lo llamaba, tiernamente, casi como un susurro gentil.- Despierta...


Cuando pudo abrir los ojos, se encontraba en el regazo de una persona. El sol daba directo en sus ojos, por lo cual no podía ver bien quien era la que ofrecía su regazo como almohada para él. El viento soplaba calmo, y al parecer, se encontraba recostado sobre un césped verde y tierno, en algún lugar de un bosque, puesto que divisaba algunas ramas por encima de su cabeza. El cantar suave de los pájaros era otro indicio de lo que parecía un sueño.


-¿Otra vez teniendo pesadillas?- quiso responder. Pero su boca no se movía. Al menos, no como él quería. Trató de levantarse de repente, pero su cuerpo no reaccionó. Esto lo llenó de pánico.


-Sí, lo siento.- respondió. ¡No! ¡Eso no era lo que quería decir! ¿¡Qué estaba pasando!? ¿¡En donde estaba Jack!? Estaba tan confundido e histérico que solo quería gritar de la impotencia. - ¿Cuánto tiempo dormí?


-No mucho.- respondió aquella persona, mientras dejaba caer algunos de los mechones de sus cabellos largos sobre su rostro.- Te ves aun más feo cuando duermes. ¿Te han dicho que roncas?


-¿Te he dicho que adoro tu cabello?- respondió él. Hiccup sintió una punzada recorrerle el pecho. Una de sus manos se enredó a propósito en aquellos cabellos. Entonces pudo notar que eran blancos. Tan blancos como los de Jack. Trató de ver el rostro de aquella persona de nuevo, ansioso, pero sus ojos ni siquiera le obedecieron. En cambio, sus labios comenzaron a besar aquellas hebras con ternura, mientras una tierna risita salía de los labios de la desconocida.


-Solo un millón de veces. – Hiccup pudo sentir como un toque delicado se cernía sobre su cabeza, acariciándole con lentitud, disfrutando del tacto.- ya despierta. Los demás nos están esperando.


-Prefiero quedarme aquí contigo.- respondió perezoso, fingiendo que dormía. Hiccup trataba de entender que estaba pasando. Estaba tan confundido y revolucionado que no sabía que hacer. Bueno, tampoco es que pudiese hacer algo.


-Creo que esas son mis líneas.- bromeó la persona. – Ruiponce nos estará esperando. No es de buena educación hacer esperar a una princesa.- Al fin, su cuerpo accedió a levantarse del suelo, solo para sentarse adormecido sobre la hierba. Bostezó con cansancio, hasta que un golpe en su coronilla lo hizo cerrar la boca.


-¡Ah! ¿Y eso por qué?- preguntó indignado.


-Es divertido verte enojado. Además, me has hecho perder el tiempo con tu improvisada siesta- respondió. Hiccup solo alcanzó a ver el comienzo de lo que parecía un palo. Se puso de pie y se sacudió las ropas. Entonces se dio cuenta de que todas aquellas vestimentas ni siquiera eran suyas. Estaba vestido con cuero, telas claramente hiladas a mano y lo que parecía alguna especia de armadura. ¿Qué estaba pasando? Además de eso, el mango de una espada colgaba de su cintura. Por alguna razón, pareció reconocer aquel objeto enseguida.


-¿Y Toothless?


-Debió haberse ido a refrescar al lago. Se aburrió de verte dormir.


-¿Y tu no te aburriste?- Aquella persona volvió a reír.


-Son los sacrificios que hacen las parejas. – resolvió ella.- Ahora, andando. El castillo queda a algunas horas. Claro que sería más fácil si tu querida mascota estuviese aquí.


Justo cuando pensó que podría verla de frente, su cuerpo de movió solo y tomó la mano de aquella persona sin previo aviso, tirando hacia sí para atraerla. Sus ojos se cerraron, y en solo segundos sintió sus labios encajarse contra los ajenos. Un tacto suave, gentil, pero apasionado y firme.


-¿Y eso por qué fue?


-Porque te amo... 

Notas finales:

Me encataría saber que les pareció el capítulo. Y en serio, sorry por la supoer tardanza. 


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