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Mafia por mistdowner

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Notas del capitulo:

Siguiendo con la maratón <3 

Espero les guste este capítulo <3 

-Tal vez deberías comer algo.- mencionó la pelinegra, mirándolo desde el borde de la piscina.

-No lo sé, el agua se siente muy bien. ¿No quieres acompañarme?- preguntó Jack. Heather viró los ojos.

-Tengo órdenes de vigilarte.- mencionó. Jack para sus adentros pensó que en realidad no estaba haciendo un buen trabajo.- pero no tengo tiempo para eso. ¿Qué tal si te dejo la comida aquí, y comes? Con suerte te da un calambre, y mueres ahogado.- agregó.

-Auch. Eso dolió, lindura.- continuó Jack, ahora mirando a la chica mientras se remojaba un poco los cabellos. En seguida alargó una sonrisa, en modo de disculpa por el sobre nombre. Heather enarcó una ceja, lo miró por unos segundos, y luego pegó la media vuelta, en busca de su almuerzo. Jack, por su parte, terminó por relajarse en el agua, posando ambos brazos estirados sobre el borde de la piscina. No había recibido órdenes o algo parecido. De hecho, Hiccup si quiera le había mencionado nada sobre el entrenamiento. Sin embargo, daba por hecho que no se salvaría tan fácilmente. Cerró los ojos.

Solo por unos minutos, pudo volver en el tiempo. Fue como estar allí, de nuevo, recordando, y reviviendo todo aquello que lo había impulsado a ser quien era. El suave movimiento de las aguas meciendo su cuerpo, le conferían la suficiente tranquilidad como para dejarse guiar por su aturdida mente acallada. De a poco, terminó ahogado  por sus pensamientos, rendido ante su necesidad de verse envuelto en esas situaciones. Risas, tensión, discusiones…Disparos.

-Oh, por todos…Los dioses.- aquella voz femenina lo sacó de sus pensamientos. Abrió los ojos. Justo enfrente, una chica rubia de trenzas lo miraba embobada, mientras un chico idéntico a ella se tomaba el rostro con una mano.- Me enamoré.- dijo la desconocida. Jack sintió un pequeño flujo de sangre correr a sus mejillas. Quiso hacerse el idiota, pero ya era tarde, porque ambos desconocidos se acercaban a él.

-Solo lo espantas.- escuchó decir al rubio.- Como a todos.

-Cállate idiota. Éste sí es mío.- Jack se encogió de hombros. Nunca una chica había sido tan…¿Directa? ¿Qué tipo de situación era esa?- ¿Cómo te llamas?- le preguntó la muchacha, con un tono meloso que erizó la piel del albino. En el instante, reconoció aquella otra voz.

-Uh… Jackson.- respondió. La chica dejó salir un suspiro.- Jackson Frost.

-Jackson…- repitió la desconocida, con ensoñación. Jack sonrió forzadamente.

-Sí, sí, bueno. Mi nombre es Brutacio. Y esta cosa es Brutilda.- interrumpió el rubio chico. “Brutilda”, enojada, le dio un codazo en las costillas a su gemelo. - ¿Qué haces aquí?

-¿Caíste del cielo?- continuó la chica.

-Ja, bueno, no… Me estoy quedando aquí para que Hiccup me “entrene”- explicó. Al segundo, Brutacio afirmó a la idea.

-Oh, cierto, nos habían hablado de algo como eso.- continuó.- ¿Entonces, eres el heredero de la familia Overland? Que fuerte.- Jack asintió sin muchas ganas. Para su suerte, Heather llegó con una bandeja amplia de comida.

-Hey, chicos.- saludó la pelinegra, acercándole el almuerzo al albino, quien decidió que era hora de salir del agua.- ¿Cómo les ha ido?- los gemelos se miraron entre sí un rato, antes de contestar.

-Hemos…tenido mejores rachas.- explicó el rubio, con clara incomodidad. Jack no pudo dejar de sentirse algo importante al saber que en realidad, les estaba yendo peor que lo que declaraban.

-¿De qué hablan?- preguntó inocentemente Jackson, tratando de incorporarse mientras el agua chorreaba por su cuerpo. Brutilda no pudo hacer más que quedarse embobada por la imagen que se le presentaba. Brutacio y Heather enmudecieron.

-Pues…- balbuceó la pelinegra, incómoda.- No podemos… Hablar sobre ello.- Jack sintió la frustración correr en su pecho, pero pudo disimularla bien, con una sonrisa.

-¿Eh?¿Y por qué no?

-Hiccup es muy estricto con esto de la información.- respondió el rubio.- nos dijo que no mencionáramos nada, hasta que todo estuviera bajo control.

-Oh, bueno. Que lástima.- mencionó el ojiazul, terminando de secarse. Brutacio y Heather nuevamente se miraron sin saber muy bien que decir a continuación. El rubio dio media vuelta, solo para encontrarse con la imagen de su hermana babeando por el cuerpo de Jack.

-Bueno, nosotros nos vamos. – afirmó el chico, tomando a su hermana  para zarandearla y hacerla reaccionar.

-Uh, bien. Nos vemos luego.- se despidió Jack, más refiriéndose a Brutilda que a nadie más. Le guiñó un ojo a la rubia, justo antes de que ésta se perdiera empujada por su hermano rumbo a la mansión. Tal vez en un futuro pudiera sacarle algo de información, de ser necesario. Cuando se dio vuelta, Heather ya no estaba. Genial. Así, se puso una simple camisa de mangas cortas, y se sentó en una de las sillas veraniegas que había a la vuelta de la piscina. Acomodó la sombrilla para taparse del sol, y comenzó a comer. Tenía tantas ganas de dormir por un buen rato…

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Contrariamente a lo que había planeado, no pudo dormir por mucho tiempo. En algún momento, cuando su ropa ya se encontraba seca, se despertó. Calculó, medio dormido, que eran alrededor de las cinco de la tarde. Suspiró, y sin nada más que perder más que el tiempo, se levantó de la silla, solo para tomar su toalla, y perderse en dirección a su habitación. No le tomó más de unos minutos ponerse uno de sus recurrentes trajes. Si la elección hubiera estado en sus manos, obviamente hubiera deseado ponerse una ridícula camisa estampada, solo para hacer el tonto, y unas bermudas. ¿Qué? Eran cómodas. Aunque, claro. No iban con su estilo.

Así que ahí estaba, nuevamente, como un idiota vagando por los pasillos de aquella mansión. No había tenido oportunidad de escribir una carta para Elsa, agradeciéndole las municiones para su pistola… En ese pensaba, hasta que se topó con una pintura que le llamó la atención. Ya se había hecho una costumbre en él prestar algo de atención a todo el arte tan poco común que envolvía la mansión…Así que, bueno. Al ver aquella mujer tan linda, se preguntó quién sería.

Se quedó mirándola un rato, hasta que una voz lo sorprendió desde atrás. Se dio media vuelta, y sorprendentemente, se encontró con la persona representada por la pintura. Su expresión de sorpresa y extrañación debió ser graciosa, debido a que la mujer solo rió al verlo.

-¿Te gusta?- fue lo que le escuchó decir. Jack, recomponiéndose, asintió algo cohibido.

-¿La hizo usted?- preguntó tontamente. Sabia de ante mano que no, que en realidad la pintura se asemejaba mucho a las que había encontrado en la biblioteca, por lo tanto otra persona las había pintado… La misma que había escrito el diario, según él. No perdía nada preguntando.

-No, no. Claro que no. El arte no es lo mío.- Jack se dedicó a observar a la mujer. Tan calmada, con esa sonrisa capaz de minimizar hasta el peor de los problemas, Jack se encontró pensando en que en realidad, ella era incluso un tanto más linda que la pintura. Sonrió ante sus pensamientos. – Me presento. Soy Valka. Valka Haddock, madre de Hiccup.

-…- Jack tardó un tanto en procesar la información. Y, como si no lo creyese del todo, volvió su mirada a la mujer. Rayos. Tenía que admitir que ahora que lo sabía, se daba cuenta de que en realidad sí se parecían. Un momento. Había pensado que la señora Valka era linda. Si ella guardaba un parecido con su hijo, eso quería decir que Hiccup era lindo también? Pffff. Bueno. Se consoló pensando en que a veces, no importaba la hermosura de los padres. Los hijos eran un tema aparte. Aunque…en el fondo, sabía que Hiccup no era nada “feo”.- Jackson. Jackson Overland Frost.- aclaró. La sonrisa de la mujer le hizo sentirse como en casa. De cierta manera algo trágica… le recordó a su madre.

-¿Estas ocupado?

-¿Eh? No. Para nada.

-¿Quisieras….Acompañarme a preparar la cena?

-Claro. No tengo nada mejor que hacer.

Aquellas horas que pasó al lado de la mujer parecieron más un poco de agua escurriéndose rápidamente sobre sus manos. Jack no lograba entender porqué, pero sabía que realmente sentía placer y tranquilidad al ver a aquella mujer cocinar sin apuro, calmada, casi danzando en la cocina. Ahora entendía porqué la comida era tan exquisita. ¿Cómo no lo sería siendo que ella le echaba tantas ganas? Ja. Ya quería volver a la mansión. Le echaría en cara a Bunny una y mil veces lo cascarrabias que era, y como una dulce mujer tranquila podía cocinar sin refunfuñar cada dos por tres.

-¿Cómo la estas pasando aquí?- le dijo ella, sin quitar los ojos de la preparación. Al parecer estaba no solo cocinando para Hiccup y él, sino que para otra persona más.

-No me quejo. Es realmente agradable.- mencionó.

-He escuchado que has tenido problemas con la práctica de tiro.

-Sí, bueno, soy…- Nuevamente tuvo que tragar todo su orgullo. Si Anna o Elsa lo escucharan diciendo a cada rato que “no era bueno con las armas y tenía pésima puntería”, seguramente reirían a más no poder.- muy nuevo con estas cosas.- terminó. No recibió una respuesta inmediata.  La mujer, sonriente, no dejaba de ver los detalles en los ingredientes, perdiéndose en el proceso de cocinar una buena comida. Jack solo permaneció a su lado, mirando al infinito igualmente. Ahora que lo pensaba, Hiccup igualmente solía mantener uno que otro silencio cuando comían. Ahora entendía porqué. Al parecer, era de familia.

-Lo entiendo.- dijo finalmente la mujer.- Espero que mi hijo no te cause problemas.- agregó.

-Descuide. Es…uh… Buen tutor. Soy yo el que no se acostumbra.- trató de salvar la situación. Tenía razón. Hiccup muy de seguro no sabía nada sobre su historia familiar. De hecho, nadie sabía mucho. Así eran las cosas en la mafia: un día, simplemente todo se borraba. Ya nadie recordaba quién eras, o lo que hacías. Ugh. El solo pensarlo, lo tensó.

-Me alegra oír eso. Ya verás como todo se arregla.- y, como si hubiera sido un hechizo, Jack sintió que realmente, nada malo iba a ocurrir. O al menos, eso quiso pensar.

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Sucedió más bien a la noche. Realmente estaba comenzando a pensar que se suspendería su entrenamiento ese día, porque según lo que había escuchado, Hiccup estaba realmente ocupado con algunos asuntos de mecánica y demás. Pero no fue así. Llegada la hora de la cena, y como habían acordado, bajó las escaleras, caminó por los pasillos, y llegó hasta el comedor. Ahí, lo esperaba Hiccup, y una sirvienta. Jack no prestó mucha atención  a la chica, puesto que suponía que estaba allí para ayudar con la cena y esas cosas. Sin más, tomó asiento, saludando a ambas personas.

-Hey, hola. ¿Listo para tu entrenamiento?- le dijo Hiccup. Jack extrañado e incrédulo lo miró como si le hubiera salido otra cabeza.

-Pero…- balbuceó. No entendía en qué se basaría su nuevo reto, si ahí mismo no había armas o aburridos papeles que firmar.

-Esta es fácil. Solo tienes que ordenar algunas cosas.- mencionó el castaño seguro, indicando a la sirvienta, que hizo una pequeña reverencia. Jack sintió como de repente, todo se arruinaba. No quería ser aguafiestas. Sobe todo luego de haber hablado con Valka. Si bien él era algo infantil ( solo a veces), sabía muy bien que había límites. Y él no quería romperlos. Pero tampoco quería mandar a alguien a hacer algo que él mismo podía realizar perfectamente.

-¿Qué? ¿No podemos dejarlo para mañana?- cuestionó.- Es que, uh, estoy cansado y…- trató de salvar la situación. No quería realmente aceptar que le molestaba en sobre manera tener que mandar a otras personas.

-Jack, no es tan difícil. – habló el jefe. Jack se hundió en su asiento.

-Pero…

-Hazlo. No es tan complicado, verdad?- la sirvienta, sonriente, asintió de buena gana. Aquello sirvió para quitar un poco del peso acumulado en los hombros de Jack. Suspiró de mala gana, y se sentó mejor.

-Bien pues… Uh…¿Puedes servirme jugo?- decir que se sintió idiota por decir aquello, sería decir poco. No se le ocurría nada más que ordenar a una sirvienta, además de idioteces que el mismo podría hacer. A pesar de eso, Hiccup asintió como si hubiera realizado la más grande y peligrosa prueba del mundo. La muchacha así lo hizo, susurrando un “sí, señor” que no hizo más que incomodar a Jack.

-Bien. Ahora, algo más difícil.- intervino Hiccup.

-¿Cómo qué?- preguntó Jack, comenzando a sentir como el repudio nacía en el. Quería controlarse, y no hacer un berrinche o salirse de control. Pero simplemente, al ver a la chica a su lado, esperando sus órdenes… No podía evitar imaginarse a sí mismo, en diez años, rodeado de personas en iguales condiciones. No. No quería eso. ¡No quería ser ningún jefe!

-No lo sé, lo que tu quieras. Puedes, uh…Pedirle que te alcance algo, con autoridad y respeto.- mencionó Hiccup.- El objetivo es que te familiarices con la tarea de mandar.

-Tengo brazos y piernas- obvió Jack. Hiccup al instante comprendió la situación.

-Escucha, Jackson, comprendo que no te agrade la situación, pero no es tan difícil. Si vas a ser el jefe de los Overland, tienes que…

-“Ser seguro, confiable y responsable”.- terminó Jack, con un tono que irritó al castaño. ¿Qué rayos le pasaba al chico? Él tratando de ayudarlo de la mejor manera, sin presionarlo, y él con aquellas actitudes infantiles.

-Jackson, no estoy jugando.- Advirtió el pecoso.- Le prometí a tu abuelo que haría mi mejor esfuerzo por instruirte. ¿No puedes colaborar?

-Desde un principio, esto no es lo que yo desee. – Admitió Jack. Hiccup se dejó ver sorprendido por unos instantes, para luego volver a su antiguo estado de ánimo.

-Para ser el jefe, hay que hacer sacrificios.- mencionó serio. Jack viró los ojos.

-Bien.- mencionó. Sin previo aviso, pasó a levantarse de su asiento, sorprendiendo no solo a la sirvienta, sino que también a Hiccup, que por un momento pensó que escaparía.- Abrázame. – ordenó con un tono tan duro, que el castaño si quiera pudo comprender la situación hasta que vio los brazos del albino alrededor de la chica, comprometedoramente. La pobre muchacha contrariada, aceptó a corresponder el gesto rígidamente, roja hasta las orejas. En seguida, Hiccup frunció el ceño y se levantó igualmente.

-¿Qué crees que estas haciendo?

-Le ordeno que me abrace. – dijo como si fuera lo más obvio, escondiendo su rostro en el cuello de la pobre sirvienta, que no sabía que más hacer.- ¿No es lo que querías?- siguió, con aquel tono molesto e irritado.

-Por favor, retírate.- habló Hiccup, haciendo referencia a la sirvienta. Esta, aturdida, se separó a duras cuestas del albino, avergonzada a más no poder, y se marchó a todo lo que le daban las piernas por entre los pasillos, dejando solos a su jefe y al albino.- Te dije que no podías coquetear con mis sirvientas.

-No he coqueteado.- explicó Jack, mirándolo a los ojos retadoramente.- Solo he hecho lo que me ordenaste. La mandé. ¿No estas feliz, “Jefe”?

-¿Cuál es tu problema?- preguntó sin más el castaño. Por lo general,  era un tipo un poco más paciente y comprensivo. No llegaba a entender porqué Jack lo sacaba tanto de quicio. Tal vez era su manera de hablar, o quizás su mirada retadora, que lo hacía sentirse amenazado. No lo sabía, pero acababa con sus nervios.  Jack no respondió. Solo se quedaron mirándose, como en una batalla de miradas sin fin. – Es mi casa. Exijo respeto.- continuó luego de ver que Jack no se doblegaba.

-. . .- Jack lo miró unos segundos más, antes de bajar la mirada de a poco. Sabía que estaba actuando mal. Sabía que nada de lo que sucedía era culpa de Hiccup: después de todo, él solo trataba de cumplir con su deber como tutor. Pero no podía evitarlo. Cualquier tema relacionado con sus futuras responsabilidades como jefe mafioso lo hacían sentirse sucio, como un maldito asesino. Hacían que su mente le recordara una y otra vez viejos tiempos dolorosos, reviviendo en el traumas. Tragó en seco, mientras paulatinamente comenzaba a mover sus labios.- L…Lo siento.- murmuró en medio del tenso silencio que había. Fue como si todo su orgullo y rebeldía se cayeran a pedazos dentro de su boca, obligándole a pronunciar esas simples palabras.  Hiccup solo se dedicó a examinarlo un tiempo más. No podía verlo a los ojos, debido a que Jack huía de su mirada, pero podía darse una idea por los pequeños temblores de su cuerpo, que en realidad no estaba mintiendo. Así, suspiró resignado.

 

-Ve a tu cuarto. – Le ordenó. El albino se marchó sin perder un segundo.

Notas finales:

¿Qué opinan?

Y pensar que si Jack hubiera preguntado a Valka por el autor de las pinturas,  se habría solucionado el misterio más rápido (?

 

Pero ustedes ya deben saber de quién se trata, no? Es algo obvio para nosotros. Pero no para Jack, quién no conoce nada del pasado de Hiccup <3  En fin, espero les haya gustado


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