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Mafia por mistdowner

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Notas del capitulo:

Tengo algunas preguntas importantes que me gustaría que respondieran. 

Las dejaré en las notas finales

 

Sin más, a leer.

¡Lo sabía! ¡Había sido un verdadero tonto al siquiera considerar que podría haber funcionado! Siempre era el mismo cuento idiota: lo conocían, trataban de educarlo, se rendían y volvía a esa aburrida mansión. La Luna sabría cuantas veces había intentado escapar de ese tonto bucle. Quería ser normal: ir a la escuela, reír con amigos, salir como todo adolescente normal. Pero no. Su vida estaba llena de “situaciones” que lo alejaban de esa palabra. Lo alejaban de ser un  chico normal. Con rabia, comenzó a empacar todo, tirando sus prendas contra la maleta. Ya podía escuchar el sermón de su abuelo, gruñéndole como siempre. Sí, era todo muy esperado. O al menos eso quería creer. ¿Por qué dentro suyo, algo se sentía peor de lo acostumbrado? La situación ya la había vivido unos tantos de veces. Pero esta era diferente. Como si…Él mismo se hubiera desilusionado de su accionar. Y no entendía porqué. Si quiera llegaba a entender que sentido tenía pensarlo.

Ya cuando terminó, frustrado se sentó en la cama, y se pasó la palma de las manos por su cansado rostro. Miró alrededor de la habitación. Ya había culminado con los preparativos. Y entonces lo vio, allí, debajo de su almohada. Ese diario. Sin más lo tomó, y comenzó a leer bajo la luz de la lámpara.

                                                                                                          Xx/xx/xx

“Trescientos años, y soy el primer mafioso que no desea lastimar a nadie. ¿A quién engaño? Jamás podré ser como el resto. No soy fuerte, ni un gran guerrero. No pedí ser quién soy. Solo deseaba ser como el resto, libre, sin responsabilidades ni ataduras.”

Apretó el conjunto de papel y letras entre sus manos. Aquellas palabras se parecían mucho a las que ahora corrían sueltas y furiosas por su cabeza. Esa persona podía entenderlo. Y ahora no podría saber quién rayos era. La puerta sonó. Supo de inmediato que se trataba de Heather. Se levantó, y se dispuso a tomar sus maletas y valijas…cuando volvió su mirada al diario, no pudo dejarlo sobre la cama.

+*+*+*+*

El viaje se daba en un silencio realmente incómodo. Podía sentirse la tensión en medio de ellos dos. El suave sonido de las ruedas acariciando el asfalto era lo único que se podía escuchar, claro, además de una tenue voz correspondiente a un programa de radio que venía narrando algún hecho que Jack no tenía ganas de escuchar. En la mente del albino, casi podía escuchar todas y cada una de las palabras que le dedicaría su abuelo: “Irresponsable, necio, cabeza dura, etc, etc” Era la misma rutina siempre. Ni siquiera había llegado a durar más de unos días con aquel tutor. Lo miró de reojo, y notó como con cierta seriedad agria manejaba en silencio. No lo conocía, sin embargo hasta él podía notar la molestia en sus ojos. No le dio mucha importancia. Ya mañana se encontraría en su hogar, castigado, escribiendo miles de cartas hacia Elsa contándole lo sucedido. Sí, como siempre.

En su coincidencia se rememoraba una y otra vez el hecho de estarse llevando un diario ajeno. Ciertamente podía causar muchos líos por su capricho, pero estaba realmente decidido a llevárselo. En tan solo días había nacido una gran empatía de su pecho hacia el diario. Y deseaba conservarlo. Deseaba saber qué había sido de la vida de esa persona, hasta la última página. Ya luego pensaría en como inventar una excusa o algo para justificar su mal accionar. Los minutos siguieron pasando, y de repente el sonido de un celular lo distrajo. Como era costumbre, se trataba de nada menos que el celular de Hiccup. Éste lo tomó, y frustrado contestó. Por su lado, el albino siguió viendo el espejo retrovisor sin mucho interés, de vez en cuando fijando su mirada en las estrellas que comenzaban a adornar el cielo. Pronto notó algo extraño: un auto. No es que tuviera algo realmente particular sin embargo… Ahí se encontraba, detrás de ellos, siguiéndolos. Se reprendió por ser tan paranoico. Espantado, comenzó a pensar que ya estaba adoptando la manera de pensar de un mafioso. Solo por el aburrimiento ( se justificó), siguió viendo el extraño auto oscuro, mientras escuchaba la voz de Hiccup hablar sobre quién sabe qué con otra persona.

No pudo evitar abrir los ojos de impresión al notar que un segundo auto apareció pronto, idéntico al primero. Llevó una mirada algo preocupada al castaño: al parecer este aun no notaba la presencia de esos dos extraños automóviles. Se hundió en el asiento. Estaba siendo paranoico, de seguro. Infló el pecho. Que nadie lo supiera, pero ahora se adoraba a si mismo por no haberse quitado su preciada arma ni bien tuvo la oportunidad. Cuando uno de los autos los adelantaron, posicionándose enfrente de ellos, ya no pudo guardarse sus “paranoias”.

-Oye, ¿no crees que es un poco extraño que…?- comenzó a hablar. Sin embargo sus palabras si quiera pudieron terminar de emitirse al escuchar el chirriante sonido de las llantas frenar con violencia. No eran las suyas, claro. Eran las malditas ruedas del auto que iba delante de ellos. Hiccup solo alcanzó a manotear el volante y provocar un giro dramático sobre la carretera, haciendo al albino cabecear. Suerte que ambos llevaban el cinturón.

Todo pasó demasiado rápido. En solo unos segundos, hombres enmascarados salieron de ambos autos, rodeándolos. Los ojos de Jack no podían estar más abiertos. Escuchó rápidamente una maldición por parte de Hiccup, y lo miró. Se veía totalmente tenso y enojado. Se mordió el labio.

-Jack, no hagas nada extraño.- le ordenó, con un tono de voz autoritario y bajo. Jack solo alcanzó a asentir.

-¡Bajen del auto!- escucharon el grito de un hombre, quién los apuntaba con armas. Jack no podía contar mucho, pero gracias a las luces de los autos, pudo distinguir por lo menos unos diez tipos. Por la Luna. Esto comenzaba a espantarlo. No quería recordar nada extraño, pero sin quererlo su tonta mente comenzó a rememorar.

-Tranquilo, todo estará bien.- le escuchó decir, justo cuando su mente comenzaba a estallar en ansiedad. Los ojos azules de Jack entonces se posaron en Hiccup, quién en algún momento rápido, había tomado su mano con confianza.- No dejaré que te dañen.- mencionó. El albino solo lo miró serio, sin pestañear. Esas palabras… Él ya las había pronunciado, hace bastante tiempo. Asintió.

-¡Haddock, baja, bastardo!- escucharon otra voz, y esta vez un disparo emitido por parte de una de las armas hizo estallar una de las ventanas del auto. Hiccup apretó la mano del más joven por última vez, se separó, quitó el cinturón, y… Una locura se desató.

Jack no pudo ver muy bien el momento exacto donde ocurrió…Pero de la nada, el auto comenzó a soltar un humo blanco a un ritmo impresionante, creando una bruma tan intensa que apenas uno podía ver su mano.

-¡Sígueme!- escuchó la voz de Hiccup. Bajó del auto, y sintió como el castaño tomaba su mano, obligándolo a correr en alguna dirección que no podía precisar. En algún momento de la corta carrera, temió por sus pertenencias. El diario seguía en el auto…Se escucharon disparos, maldiciones. Ellos seguían avanzando, tratando de sortear a los enemigos en medio de la bruma, siempre juntos, con miedo de perderse en ese infierno.- Queda poco para la segunda fase.- le escuchó decir preocupado, apurando el paso. Jack comenzaba a odiar no saber nada de nada. Sin embargo no se detenía siquiera a odiarse por ser un ignorante. Ahora lo importante era escapar. Escuchó unos pasos detrás de ellos. En un instante se vio realizando un violento movimiento para soltarse de Hiccup, y esquivar un golpe de uno de los extraños. - ¡Jack!

Por su lado, el albino ahora se veía en la difícil situación de esquivar golpes de aquellos dos hombres, que con sus armas, trataban de acertarle un golpe sin mucho éxito. Por suerte era muy ágil, y sus movimientos eran tan fluidos que, más que pelear, parecía que estaba bailando al son de una movida canción, burlando cuanto esfuerzo hacían los agresores por lastimarlo. Buscó entre la niebla a Hiccup, y se preocupó al no verlo. Bien sabía que aquellos hombres no lo deseaban a él, sino que al castaño, por obvias razones.  Quería gritar su nombre, sin embargo sabía que así solo llamaría la atención. Tuvo que usarla, su querida arma. Por lo general siempre se resistía a gastar municiones, sin embargo ahora lo veía muy necesario. No tenía tiempo que perder, sabía que debía apurarse a encontrar a Hiccup, antes de “la segunda fase”. Por ello, en una de las tantas piruetas hacia atrás, tuvo el tiempo necesario para deshacerse de su saco. Lo tiró lejos, dejándolo vestido con una camisa y las correas que sostenían oculta su querida arma. La tomó pronto, y sintiéndose más libre, en solo segundos y con una precisión que parecía mentira, dio en el cuello a ambos hombres, que al momento soltaron un grito de confusión por la rapidez del asunto, aturdidos, cayendo inconscientes al suelo, mientras sus cuerpos temblaban.

-Dos fuera. – festejó. Rápidamente salió en busca de Hiccup. No recordaba la última vez que su corazón había latido tan preocupado y desenfrenado. Su respiración era agitada, y sus sentidos estaban más que alerta. Quería pensar que era su imaginación, pero casi podría jurar que había escuchado a otro auto frenar cerca de su posición.  En su ansioso andar, no se dio cuenta de una presencia. Unos brazos lo tomaron con fuerza, haciéndole reaccionar. Su boca había sido tapada. Quiso liberarse, sin embargo escuchó la agitación de aquel hombre. No era nada menos que Hiccup. Así, se calmó.

-Tenemos que irnos, ahora.- le escuchó decir, cerca de su oído para no levantar el tono.- El auto pronto comenzará a echar un humo verdoso inflamable. Si ellos disparan, estaremos perdidos.- Jack asintió asustado. No quería estar en medio de una explosión. Solo cuando Hiccup lo soltó y pudo más o menos divisar su figura a centímetros de la suya, lo notó: tenía cortes, sus nudillos estaban prácticamente destrozados, y algunas gotas de sangre viajaban desde su frente hasta uno de sus ojos. No había que ser muy inteligente para darse cuenta de que el castaño había tenido que luchar a puño limpio.

-No quiero ser aguafiestas, pero estas…Herido.- murmulló mientras se dejaba guiar. Notaba como el joven cojeaba un poco. Su ropa llevaba algunos cortes, tal vez productos de golpes.

-Eran cuatro.- dijo sin más.- Nos preocuparemos por eso luego.

-Vaya, eso es…¡CUIDADO!- pero antes de que su cuerpo reaccionara, el disparo de una bala se escuchó. Como si fuera en cámara lenta, vio el cuerpo de Hiccup cayendo inconsciente al suelo, en frente de sus ojos. Un fuerte olor comenzó a llenar sus fosas nasales. El humo blanco se disipaba de a poco, dando paso a lo que el jefe de los Haddocks había pronosticado.

-Son tan escurridizos… justo como lo mencionó él.-Jack solo seguía viendo el cuerpo inerte en el suelo, asustado a más poder. De a poco la garganta comenzaba a cerrarse, producto de su ansiedad y miedo. No quería perder las riendas, pero sabía que estaba al borde del colapso. Miró a su alrededor. En efecto, no se trataba de solo unos cuatro hombres ( lo que había calculado). Eran quizás unos diez u once. - Manos en alto, si no quieres terminar como él.- ordenó, haciendo referencia al joven inconsciente a sus pies. Eso estaba mal. La sangre comenzaba a brotar de uno de sus costados.

Pero Jack no reaccionó. Todo se escuchaba lejano, como si el sonido del mar interfiriera entre las ordenes de los malvivientes y su realidad. Le pareció, por unos simples y fatídicos minutos, escuchar aquella voz tan dulce y honesta llamándole.

-¡Oye, niñato, que nos escuches!- ordenó sin retraso otro hombre. Se acercó sin miedo al adolescente, que continuaba viendo el cuerpo de Hiccup en el suelo, y asentó el cañón de su arma en la sien de éste. - ¿O acaso quieres morir?

Morir. Esa palabra no le era ajena, lamentablemente. La conocía desde muy pequeño, en aquella emboscada que les habían tendido años atrás. Sintió frío. Sin embargo, contrario al frío que hela los huesos y deja a todos muertos del miedo, este frío lo “ despertó”.

Los hombres que a su alrededor habían sonreído prepotentes y tiranos, en cuestión de segundos vieron una explosión de movimientos veloces, tan sagaces y precisos que les pareció estar presenciando el mismo ataque de una bestia descontrolada. No tuvieron mucho tiempo siquiera a reaccionar. En solo cuestión de instantes, se habían visto congelados de pies a cabeza por alguna extraña sustancia en sus cuerpos, recordando como último ese par de ojos azules, fríos y totalmente llenos de…Miedo e ira.

 

Notas finales:

Bien, habiendo leído todo hasta aquí...

Me ha surgido una duda. 

¿Creen que hasta aquí la historia se inclina más a ser Frostcup que Hijack?

La verdad es que en esta historia he hecho de Jack alguien más fuerte físicamente, para apegarme a lo canon. 

¿Les choca que Jack, aun siendo el pasivo, tenga el detalle de ser bsatante fuerte? 

Las preguntas nacieron en mi, y sería lindo leer sus respuestas

En fin, solo queda aclarar que sí, el fic será Hijack (?)

Y que por ahora, las situaciones no han heco más que comenzar. Aun no se descubre la debilidad de Jack, o la fortaleza de Hiccup. En fin. 

Gracias por leer


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