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Mafia por mistdowner

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Notas del capitulo:

No me morí :'v 

Adivinen quien fue a Chile a comprarse una nueva computadora.

Sí, yo.

Ahora adivinen quien quedó varada en el camino de regreso por varios días.

Sí, yo también.

En fin. espero les guste el nuevo cap. Sin más, a leer.

 

La llegada de Norte a la mansión estuvo cargada no solo de una bruma de pesimismo y silencio general, sino que además venía acompañada de una seria preocupación. No era una noticia nueva para las mucamas el saber que el joven heredero a la cabeza de los Overland no comía lo que debía. El imponente hombre entró, serio como lo ameritaba la situación, y pasando de las miradas curiosas, llegó hasta el despacho de Hiccup, donde, para su sorpresa, lo esperaba Valka.

-¿Y el chico?- preguntó una vez dentro, cerrando la puerta detrás de sí. La hermosa sonrisa de Valka le dio la señal para tomar asiento.

-Haciendo reposo, me temo.- contestó ella, tan tranquila como siempre.- me ha mandado a pedirte por la tutela de Jack.- fue directa, sin rodeos ni palabras de adorno. El gran hombre enarcó una ceja, jugando con su barba mientras adoptaba una expresión pensativa.

-No lo entiendo. El mismo Hiccup me contactó hace solo dos días, diciendo que lo sentía mucho, pero que no sería capaz de tratar con mi nieto. ¿Qué lo haría cambiar de opinión?

-Pues, tu y yo sabemos que mi hijo ha descubierto en tu nieto, algo sumamente  singular.- el gran hombre alargó una sonrisa algo maliciosa, y se echó contra el espaldar de la silla, para tratar de calmar un poco lo que en ese momento sentía.

-Así que…¿Lo han descubierto?

-Mentiría si dijese que sí. Solo sabemos que Jack no es un simple chico caprichoso.

-Sabía que no me equivocaba al haberlo mandado aquí.

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Cuando despertó, supo en seguida que su cuerpo le cobraría caro todo el esfuerzo repentino que le había obligado a cometer en aquella noche. No hacía falta ser un genio para darse cuenta de que cada uno de sus músculos estaba resentido, agarrotado y duro, sin querer hacer el mínimo esfuerzo. El frío comenzaba a marcharse de su sistema, por lo menos. Calculaba que estaría en aquella penosa situación hasta dentro de unos tres días. Mientras tanto, sería una verdadera odisea subir escaleras, sentarse, estirar los brazos o…Bueno. Cualquier actividad normal.

-¿Ya vas a comer?- escuchó del otro lado de la puerta- es molesto buscarte con esta bandeja, y tener que volver por donde vine para nada.- reconocía la voz. Era Heather.

-No tengo hambre.- se excusó. En realidad, lo que no tenía era ganas de levantarse a abrir la puerta, la cual él mismo había cerrado con llave.

-Tienes que estar presentable para tu tío. La desgracia de los dioses caería sobre nosotros si él se enterara de que matamos de hambre a su querido nieto.- la mención de su abuelo  hizo que Jack, mínimo, guiara su vista hasta la puerta. Rezongó, se quejó y maldijo por lo bajo mientras de a poco, y como si fuera un muñeco mal articulado, se levantaba de la cama.

-Necesito un favor.- mencionó una vez abrió la puerta, jalando a la pelinegra dentro.

-¿Qué se te ofrece?- dijo ella sonriente, aliviada de que el peliblanco deseara comer. Fue una situación un tanto tensa. En medio de las penumbras en las cuales estaba sumida la habitación, no estaba muy segura sobre como estaba el albino. Por las maldiciones y quejidos, suponía que estaría lastimado.

-Información y… pluma, papel y sobres.- mencionó algo apenado.

-Puedo contribuir con los materiales pero respecto a la información…

-Por favor Heather. Solo quiero saber como está Hiccup. – rogó. No sabía que rayos estaría haciendo su abuelo, sin embargo llegaba a imaginar que estaría charlando con alguna persona, antes de llegar y llevárselo de nuevo a su mansión. No renegaba de la idea. Volver a su cálida cama, con Tooth, Sandy y Aster no sonaba nada desagrable. De hecho, estaría dispuesto a irse sin más, todo con el solo propósito de no tener que contestar preguntas sobre el incidente de aquella noche. Sí, lo sabía. Iban a ametrallarlo con interrogantes. Y él solo prefería guardarse el secreto y volver a su aburrida vida de regaños. Pero no podía. Al menos, no a sabiendas de que Hiccup se había herido tanto como para protegerlo a tal punto.

-No lo sé, Jack, sabes que…

-Por favor.- le rogó nuevamente. La chica no alcanzaba a ver  a Jack en la oscuridad, pero con su solo tono pudo adivinar lo preocupado que se sentía. Suspiró. A veces creía que no le pagaban lo suficiente.

-Está bien. Espera aquí. Y por el amor a Thor, come.- le extendió la bandeja, y salió de allí en busca de lo más fácil: los materiales para una carta. Había tenido curiosidad por preguntar para qué necesitaría el albino tales cosas, pero finalmente guardó silencio. Éste era quizás, la cualidad más valiosa para una mafiosa.

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Se sentía realmente raro estar tanto tiempo en cama, sin mucho más que hacer que acariciar a su fiel compañero cada vez que se arrimaba a observarlo. Esperaba por segundo a que su madre apareciera en la puerta, y le comentara que todo estaba resuelto con respecto al tema de Jack. Por eso, cuando la puerta se abrió, no pudo evitar decepcionarse un poco al notar de que se trataba de Heather.

-¿Heather?

-Hiccup.- mencionó ella como respuesta, cerrando la puerta detrás de ella. – Jack me ha mandado a preguntarte sobre tu estado físico. – dijo sin más, de nueva cuenta ordenando la pluma, tinta, papel y sobre en sus manos.

-¿Jack? ¿Te mandó? ¿Cómo está él?

-Mejor, al parecer.

-Eso me alivia. ¿No tiene heridas?

-No que yo sepa, aunque al parecer, le cuesta mucho hacer cualquier cosa que no sea estar tirado en su cama.- aclaró.- ¿Quieres mandarle un mensaje?

-… No tengo nada importante para decirle, además de que me alegra saber que está bien.

-Anotado.- dijo la pelinegra, antes de intentar marcharse.- ¿Algo más?

-…¿Has visto a mi madre o a North?- La chica negó.- Ya veo. Han de estar en mi despacho.

-¿Pasa algo?- interrogó.

-Nada realmente.- trató de calmar el ambiente.- Por favor, mantenme al tanto de la situación del interrogatorio.

-Claro.

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Luego de que la pelinegra recorriera con interés la mansión en su rápido andar, llegó hasta la puerta de Jack. Contrario a lo que esperaba, éste no la invitó a pasar. Solo se limitó a preguntar sobre Hiccup, y tomar los materiales,  agradecido. Ah, y dejar la bandeja vacía en sus manos. Ese fue un lindo detalle.

Por su lado, cuando Jack se vio con más privacidad y con los materiales en mano, buscó entre sus maletas algo que solía usar siempre en esas situaciones: sus tinteros. Como se había mencionado antes, él y Elsa compartían miles de cartas. No lo juzguen, había aprendido a amar escribir una luego de la quinta. Y ahora se encontraba allí, usando sus finos trazos para plasmar todo lo acontecido en todo ese tiempo. Fue sintético y conciso. Seguía preguntándose como llegaría hasta el buzón de la mansión sin tener que pasar por las escaleras, miradas, murmullos y demás molestias. Al fin, cuando creyó haber terminado, recordó el libro. No tenía fotos, ni lo había vuelto a encontrar, pero lo recordaba bastante bien. Lo describió lo mejor que pudo, agregó algunos dibujos, y finalmente pidió ayuda para saber de qué se trataba. ¿Por qué? Tal vez fuera una excusa para llenar de más bellas letras su carta, o solo un plus para hacerle saber a su prima cuanto pensaba en ella. O quizás… Realmente, algo removía su interés por el dichoso libro. No lo sabía.

Pasado el tiempo, alguien llamó a su puerta. Se sorprendió al ver a su abuelo, mirándolo con sus ojos de cachorro asustado.

-¡Jacky!- lo llamó, antes de abrazarlo con la fuerza de un oso.

-¡Ah, me aplastas!- se quejó. En seguida su abuelo pareció recordar algo, y soltarlo sin más.

-Me has tenido preocupado, muchacho.

-Lo sé. Yo lo…

-No te disculpes. Ya hablaremos de todo en otra ocasión.

-Sí, bueno, si pudieras ayudarme con las maletas…

-¿Maletas? Oh, no. Tu te quedas. Al fin encontraste un tutor.- celebró el gran hombre, riendo risueño mientras notaba la sorpresa en los ojos de Jack. Los pensamientos se abarrotaron en la mente del joven, que sin entender nada, trataba de encontrar una respuesta lógica a lo que se le presentaba.

-… ¿Qué?  P-pero…

-¿No quieres quedarte?

-Yo…Sí…Es decir… Pero… ¿Y Aster? ¿Tooth? ¿Sandy?

-Ellos han estado preocupados, sí. Pero luego de llamarlos, y explicarles la situación, estuvieron muy felices de saber que al fin habías encontrado alguien que confía en ti.

-…Espera. ¿Hiccup confía en mi? – la noticia le llegó como un balde de agua fría. Él se había hecho la idea de que Hiccup ahora más que nunca lo consideraba un inútil, después de haber fracasado no solo en la última prueba, sino que también a la hora de protegerlo.

-¡Claro que sí! Bueno. Al menos eso intuyo. ¿Por qué otra razón me pediría que te quedarás? Ha de haber descubierto tu potencial, muchacho.- y aquello, sí que lo alarmó. Se referían sin duda a los hombres que había dejado fuera de combate.

-North, yo…- pero no pudo terminar. Una gran mano se posó en su hombro, seguida de una penetrante mirada azul que se conectaba con la suya.

-Confío en ti, mi querido nieto. Sé muy bien que podrás superar todo esto, sin olvidar tu centro. Ten fe, Jack.- aquel mensaje lo dejó algo confundido. Su abuelo siempre solía decirle miles de cosas extrañas referidas a la navidad ( su época preferida), y andarse con sus excentricidades de un lado a otro. Pero que él recordara, nunca había recibido unas palabras de ese significado. - ¡Ahora, no te preocupes!- cambió dramáticamente.- Nos veremos dentro de unas semanas.

-¿Qué?- ahora sí se sentía idiota.- ¿Por qué?

-Oh. Es cierto. Nunca has asistido a una…

-¿Una qué? ¡North!

-¡La fiesta de las estaciones, Jack! Es una fiesta donde las familias se reúnen para pasarla bien, afianzar las alianzas y tomar ponche. Mucho ponche.

-¿Fiesta de las estaciones? ¿Por qué nunca me enteré de esto?

-Se hace cada cuatro años, Jack. La última se hizo en mansión de los Dunbroch, cuando tenías trece años. – con la mención de la edad, Jack supo porqué no le habían dicho nada por aquel entonces. Suspiró.

-Entonces… Te veo en la fiesta esa.- dijo, forzándose a sonreír.

-¡Claro que sí! Los traeré a todos, ya verás…¿Y esa carta?- solo a esa altura, North caía en la cuenta de la carta que llevaba Jack en la mano. Sonrió. Jack solo le escribía cartas a una persona.

-¿Crees que puedas entregarla por mi?

-Claro que sí. Ellas estarán muy felices de recibirla.- dijo él, guardando el sobre entre sus elegantes ropas.- Bien. Entonces, cuídate, Jack.

-…Tu también, abuelo.

Notas finales:

PD: No estaré respondiendo RW hasta dentro de unas horas. O quizás días. Debido a que la computadora es nueva, debo activar todos los programas, pasar toda la información a esta computadora y... ugh. Soy realmente pésima y lenta para comprender estas cosas.

 

¿Y por qué el apuro? ¡El cargador! Al ser una computadora chilena, el cargador es totalmente diferente de los toma corrientes de aquí. Así que no tengo tiempo para perder. En fin, lo siento :'v 


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