Aquellas luces de navidad iluminan la calle
Allá abajo donde el mar y la ciudad se encuentran
Quizá todos tus problemas pronto desaparezcan
Oh luces de navidad sigan brillando
(Christmas Lights – Coldplay)
24. Paso veintitrés: Xmas lights
“Eti”
“Eti”
Me remuevo. Estoy demasiado cómodo y no tengo ganas de abrir los ojos. Pero Stefan continúa sacudiéndome del hombro. Alejo su mano de un golpe suave y me tapo con el cubrecama hasta el cuello.
—Déjame dormir un rato más…
—Eti… Piero y Harry han discutido horrible…
— ¿Ah? — Me levanto a regañadientes al escuchar lo que dice. — ¿Cómo que discutieron?...
—No sé… Me desperté por sus gritos… Piero estaba histérico, dijo un montón de cosas… Que era un maldito, un pervertido, un aprovechado… Lo echó a punta de gritos, aunque Harry intentó refutar no pudo… Creo que se ha ido porque escuché un portazo y luego la puerta de Piero… — Me paso las manos por la cara tratando de espantar el cansancio.
— ¿Hace cuánto fue eso?
—Hace mucho… No podía despertarte… — Me levanto de la cama y busco una camiseta. Noto que Stefan tiene puesto un chándal.
—Vamos…
Abrimos la puerta con cuidado. No se escucha nada. Salimos del cuarto, Teffy viene tras de mi. La sala está hecha un desastre, los cojines tirados por todas partes, la mesa de centro a un lado, un par de sillas del comedor están en el suelo. Vamos directo a la habitación de Piero. Toco la puerta un par de veces y sin esperar la abro. Piero está sentado sobre la cama deshecha con la cara oculta entre sus manos. Está totalmente vestido y tiene el abrigo a un lado. Una pequeña maleta está a sus pies.
— ¿Piero? — Sus hombros se sacuden y notamos que está llorando en silencio. Nos acercamos sentándonos a cada lado y lo abrazo. Stefan acaricia su espalda. — ¿Qué pasó?
—No debió pasar, nada debió pasar… — Solloza mi pequeño amigo.
—Pero ayer estaban tan bien, pensé que por fin ustedes…
—Es imposible… — Piero se separa limpiándose las lágrimas — Es imposible…
— ¿Por qué? Se nota que le gustas…
—No soy el que le gusta… Le gustas tú Stefan… — El rubio se queda de una pieza al escucharlo y niega con la cabeza. — No es necesario negarlo, lo sé perfectamente.
—Estás equivocado… — Refuta bajito Stefan y antes de que Piero diga algo más, intervengo.
—No sé qué te ha hecho pensar eso, pero Harry está coladito por ti.
—Por favor…
—Déjate de estupideces Piero, hace falta tener dos dedos de frente para darse cuenta. Me parece imposible que no lo hayas notado…
—Pero…
—Es verdad… — Interrumpe ahora Stefan — Siempre habla de ti con cariño y eres su único tema de conversación… En los descansos entre tomas cuando estaba con él todo era “Piero esto, Piero aquello”, pensé que te habías dado cuenta…
—Yo no… Oh my God… — Vuelve a la posición en la que lo encontramos, con la cara oculta — Le dije cosas horribles… Lo boté del departamento… Le dije que no quería volver a verlo en mi vida… — Suelta un sollozo — Me debe odiar…
—No lo hará, ya verás… — Vuelvo a abrazarlo y Stefan se une. Pasamos un buen rato así hasta que podemos notar que Piero se tranquiliza y deja de llorar.
—Necesito acomodar mis ideas… Me siento demasiado estúpido y demasiado avergonzado… — Nos dice, poniéndose de pie. — Necesito ordenarme… Necesito unos días…
— ¿Qué piensas hacer? — Pregunta algo alarmado Teffy al ver como se pone el abrigo.
—Voy unos días a casa de mis padres… Necesito desconectarme… Por favor… — Stefan y yo nos miramos sin saber bien que hacer. Entiendo a Piero, pero creo que lo mejor sería quedarse y enfrentar a Harry de una vez.
— ¿Nos llamarás todos los días? — Me sorprendo al escuchar al rubio.
—Claro, no es que me vaya por mucho tiempo… Solo serán unos días nada más… — Se abrazan y yo me quedo a un lado frunciendo el ceño… — Vamos Eti, lo necesito, entiéndeme…
—Está bien… Sólo no demores…
—I swear…
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Desde que Piero se fue las cosas cambiaron un poco. Cada uno andaba por su lado, haciendo su vida. Cómo si el pegamento que nos unía hubiera desaparecido. Mateo salía todos los días con el tal Derrick. Ahora le servía de guía turística. Alguna vez me había invitado a salir con ellos pero no se me da bien el andar de violinista, prefería mil veces quedarme en el departamento o salir solo a dar una vuelta. Y Stefan encontró empleo… Junto a Sarah, la hermana de Norman…
Ver a Norman se volvió cosa de casi todos los días. Llegaba junto a su hermana a recoger a Stefan, ya que ambos habían conseguido trabajo como modelos de catálogo. Empezamos a intercambiar holas y hasta luegos. Después vinieron los “hola, que tal” o los “¿cómo estás?” Y un día ya estábamos tomando un café en la sala mientras esperábamos que Teff y su hermana terminaran de cotillear de dios sabe qué en la habitación… Lo más extraño de todo es que empecé a disfrutar de sus conversaciones… Su raro acento cuando me hablaba en italiano, cosa que agradecía, se me hizo agradable. La amabilidad con la que me trataba dejaba me resultaba interesante. Y poseía un singular sentido del humor que más de una vez me arrancó carcajadas…
Y entonces llegó la gran pregunta “Conozco un lugar dónde venden unas pastas estupendas, ¿te gustaría acompañarme?”… Era salir… Él y yo solos… Ya no era un café en la sala y una conversación trivial… ¿O si?... Joder, maldita manía la mía de hacerme una película por estupideces… ¡Sólo es una simple invitación!
Dije que sí.
Contrario a mis desvaríos y preocupaciones existenciales, todo se resumió a una cena de amigos. Una deliciosa cena de amigos.
Habían pasado 15 días desde que Piero había ido a casa de sus padres. Nos llamaba todos los días como prometió, pero la visita se había alargado debido a las fiestas. Su madre le pidió que pasara noche buena con ellos. Su hermana estaría allí y sería algo como un reencuentro familiar. No pudo negarse.
Entonces aquí estábamos por fin, Mateo, Stefan y yo reunidos, recién levantados y en pijamas haciendo planes para intentar preparar una cena decente, un 25 de diciembre. Hasta que sonó la puerta del departamento y al abrir nos llevamos una impensable sorpresa. Norman, Sarah, Derrick y Harry; con los brazos llenos de bolsas nos sonreían del otro lado.
— ¿Llegamos tarde? — Harry pregunta entrando primero.
— ¡Rick! — Mateo sale disparado y se lanza sobre el nombrado que soltó las bolsas para poder atraparlo. — No me dijiste que vendrías…
—Lo siento pececito, fue su idea. — Hizo un movimiento de cabeza señalando a Norman.
—No dirás que te desagrada, ¿verdad? Te pasaste toda la noche diciendo que morías por ver a tu “pececito”…
—Ya chicos, que para discutir no es que estamos aquí… — Sarah deja las parte de bolsas que cargaba a un lado del sillón y se acerca a Stefan que tiene una sonrisa de oreja a oreja. — Ven Teff, vamos a decorar el departamento mientras que los demás se ocupan de la cocina — Se sientan junto a las bolsas y la chica lila empieza a sacar guirnaldas y luces… ¿Por qué no habíamos decorado el departamento?... Claro, nos la pasamos cada uno por su lado…
—Bueno, ¿quién iba a cocinar? — Pregunta Derrick. Mateo, Stefan y yo nos miramos algo avergonzados. La verdad es que ninguno se llevaba muy bien con la cocina… Habíamos pensado en hacer arroz blanco, en la arrocera claro, y freír lo que sea para acompañar… — Bueno, bueno, entonces déjennos a nosotros… Sería bueno que se cambien las pijamas, no es que tenga algo en contra de que permanezcan en ellas pero me distraería mucho… — Le guiña un ojo a Mateo quien sale corriendo rumbo a la habitación. Stefan rojo como un tomate va tras él. Antes de que los siga Harry me toma del brazo.
— ¿Piero? — Pregunta bajito. Derrick y Norman habían desaparecido en la cocina. Sarah estaba entretenida con la decoración.
—En casa de sus padres, lo siento… Pero debe estar de regreso mañana…
— ¿Te dijo algo? — Niego con un movimiento de cabeza. Harry suspira y con una sonrisa triste libera mi brazo.
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La decoración quedó increíble. Pequeñas luces titilaban en las ventanas llenandonos de colores. Stefan y Sarah se lucieron. Ahora si se respiraba el ambiente navideño en el departamento. Hasta un pequeño árbol estaba ahora en una esquina. Mateo y yo nos habíamos dedicado a tratar de hacer espacio para poder cenar. La mesa del comedor era sólo para 4 pero descubrimos que era extensible, o mejor dicho, Harry nos informó que era extensible… Así que sólo tuvimos que sacar las banquetas de la cocina y arrimar un poco los muebles.
Derrick y Norman se encargaron de preparar la cena, claro que no fue tan elaborada pero mucho mejor de la que pensábamos preparar. No tenía idea que Norman supiera cocinar. Verlo usando un cómico delantal que decía “Kiss the Cook” al igual que el de Derrick nos arrancó carcajadas. Harry se ocupó de las bebidas y Sarah de andar de aquí para allá repartiendo piqueos ya que no comimos nada desde el café del desayuno… y de eso ya más de 5 horas. Para cuando todo estuvo listo y dispuesto, todos estábamos más que “alegres”.
La cena fue estupenda. A pesar de la sencilla preparación, estaba deliciosa. Mateo se derramaba en halagos para Derrick que sólo reía y lo abrazaba. Norman se había sentado a mi lado y mientras comíamos me hacía preguntas al oído como si estaba bien, si quería algo más, o simplemente me pedía que no beba. Yo sólo reía y llenaba la copa una vez más.
Cuando todo hubo terminado, Derrick y Mateo habían desaparecido. Sarah y Harry se dedicaban a lavar los trastes, Stefan dormía como un ángel sobre el sillón y yo seguía bebiendo.
—Eti, deja ya de beber por favor… — Norman intenta quitarme la copa y se lo impido divertido. Frunce el ceño y me río.
—Vamos Norman, no seas aguafiestas… Brinda conmigo… — Cojo su copa en la que bebía agua y la lleno de vino. — Salud por un nuevo comienzo…
—Sabes que no bebo…
—Sólo un brindis… Por favor… — Suspira rindiéndose y toma la copa.
—Por un nuevo comienzo…
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“Fotografíalos”
Me remuevo e intento abrir los ojos… Un destello de luz me lo impide… Vuelvo a acurrucarme…
“Se va a morir cuando vea las fotos”
Siento risas… Alguien me abraza por la cintura… ¿me abrazan?...
“Ya dejen de hacer alboroto”
¿Norman? Abro los ojos y si… Es Norman… Estoy sobre Norman… Norman… ¡Sobre Norman! Intento separarme girando y caigo al suelo sentado…
—Eti, ¿estás bien? — Norman de un salto ya está a mi lado… Me doy cuenta que habíamos estado durmiendo sobre el sillón… Joder, que vergüenza…
—Sí, gracias… — Murmuro a duras penas. Mateo y Harry están parados haciendo esfuerzos por controlar la risa.
—Ya, ya par de tortolitos, vamos a desayunar que Rick ha hecho chocolate caliente y Sarah compró pan dulce…
Norman se levanta y me ofrece la mano. La tomo sin mirarlo porque siento la cara arder… Debo verme como un total idiota… Voy directo al baño sin decir palabra y me encierro. El reflejo del espejo me muestra el desastre de mi rostro. Me lavo y trato de acomodar mis cabellos. Y así me han visto todos…
Al salir los encuentro sentados en el comedor. La única silla disponible nuevamente está al lado de Norman así que me siento allí. Mateo me había preparado un café lo cual agradecí enormemente porque no había forma de poder tomar el chocolate…
Estuvimos un buen rato conversando y riendo. Mateo como siempre nos tenía divertidos con sus ocurrencias. Derrick no se quedaba atrás. La verdad estos dos hacían una buena dupla. Va a ser una pena cuando se separen… Porque, bueno, eso va a suceder tarde o temprano. Conozco a Mat, nunca ha podido tener una relación de más de dos meses… Me gustaría equivocarme, que esta vez si sea la definitiva, que sea él ancla que necesita para detener el torbellino que lleva por vida… Es un buen chico y se merece ser feliz…
La puerta principal se abre y todos giramos a la vez. Piero entra jalando su pequeña maleta. Cuando levanta la vista y nos ve se queda de una pieza. Dirijo la vista disimuladamente hacia Harry que justo está frente a mi. Lo veo tan petrificado como Piero.
— ¡Barbie! — Mat se levanta y corre a abrazar a Piero quien le corresponde aun aturdido. Teff imita su acción y yo lo sigo. — Te hemos extrañado muchísimo…
—Yo también los extrañé… — Logra susurrar.
—Bienvenido y feliz navidad — Saluda Derrick. — Disculpa si invadimos tu departamento sin permiso, prometo que lo dejaremos ordenado y limpio antes de irnos…
—Oh no se preocupen, es una agradable sorpresa… Y feliz navidad para ustedes también… — Responde Piero sonriendo.
Mateo empieza a contar como se dieron las cosas de esa manera tan suya que te saca risas, mientras lo ayuda a llevar la maleta a la habitación junto a Stefan. Me quedo al lado de los demás para terminar de arreglar todo. Le voy echando miraditas a Harry que cada 2 minutos mira en dirección a la habitación de Piero. Creo que es hora de que estos dos se arreglen. O se desarreglen. Cualquiera de las dos, pero de forma definitiva.
—Deberías ir a hablar con él… — Harry se sorprende al escucharme hablar de pronto. He usado un tono bajo para evitar que los demás escuchen.
—No creo que sea buen momento, acaba de llegar y está con Mateo y Stefan… — Ruedo los ojos, saco mi móvil y mando un mensaje a Teff “salgan ahora que Harry va a por Piero”. No pasan ni 30 segundos y aparecen Mat y Teff, este último con sonrisa cómplice.
— Camino despejado, galán. — Le guiño un ojo. Harry deja lo que estaba haciendo y con un suspiro se dirige al cuarto de Piero.
—Si se matan lo llevarás en tu conciencia…
—No seas dramático Teffy…
Cuando todo estaba en su lugar y la única muestra de lo que sucedió era la decoración, que mantuvimos porque nadie tuvo corazón de guardarla, Mat y Derrick se despiden, como es costumbre iban a salir a dar una vuelta por allí. Sarah le pidió a Stefan que la acompañara a recoger unos catálogos en casa de una amiga, Norman los iba a llevar pero ella se negó.
Al final nos quedamos solos. Bueno, solos no, Piero y Harry seguían encerrados en la habitación, no se escuchaban voces sólo música, si, hace como media hora que se podía escuchar a Coldplay…
—Si te sientes incomodo puedo irme, no hay problema… — Norman se sienta a mi lado en el sillón. Lo miro y una duda me asalta.
—No, no, sólo tengo una curiosidad… — Me arme de valor — ¿Qué pasó anoche?
—Bueno, empezaste a beber mucho, insististe en brindar conmigo a pesar de que te dije muchas veces que no bebía… Sarah y yo llevamos a Stefan al cuarto y cuando regresé estabas tendido sobre el sillón… Intenté despertarte pero fue imposible… Levanté tus piernas para poderme sentar… Creo que me quedé dormido y cuando desperté tú me usabas de colchón…
—Merde, que vergüenza… — Me cubro la cara con las manos — Lo siento, no quise…
—No me molestó para nada — Me corta — La verdad es que hace mucho no dormía tan bien…
—Idiota… — Le doy un golpe en el hombro y empezamos a reír.
Y aquí, sentados uno al lado del otro me di cuenta, una vez más, de lo mucho que habíamos cambiado. No éramos más esos chiquillos inmaduros del instituto que se retaban a ver quién era capaz de mantener la mirada más tiempo. Esos de bandos opuestos que se defendían con palabras mordaces y actitudes despectivas. Esos que no se dieron la oportunidad de mantener una conversación civilizada. Esos que no intentaron realmente conocerse…
Como ahora…
Este par de semanas nos sirvieron para conversar, para dejar atrás los malos entendidos, para olvidar lo malo del pasado… El incidente del baño me había perseguido por años… Era un alivio sentir que por fin lo dejaba atrás… Que increíblemente lo que siempre necesité fue escuchar lo que pasó desde su perspectiva… Saber lo que sentía…
Darme cuenta que aquellos ojos inexpresivos, esos ojos de hielo, cuando me miraban reflejaban algo que jamás pensé que podrían...
Calidez.