Durante todo el día Clío no cruza una sola palabra con Saba. Pero este insiste en seguirlo por todos lados con actitud coqueta y divertida. Por fin abrumado por la insistencia de Saba, Clío le pregunta:
- ¿Qué quieres de mí?
- Todo...
- Mira, creo que debe quedar muy claro esto. No me gustan los hombres.
- Yo te gusto... ayer lo note perfectamente.
- Mira lo que haya hecho ebrio fue una estupidez.
- Mmm... a mi no me pareció eso.
Saba sonríe y se da media vuelta hacia su cuarto dejando a Clío confundido y frustrado al no poder recordar lo que paso. En la noche Saba se despierta al escuchar ruido en la sala, lentamente se asoma a ver que sucede y descubre a Clío nuevamente borracho platicando solo frente a una ventana. La luna ilumina su rostro, sus ojos reflejan tristeza y nostalgia. Torpemente Clío bebe de una licorera mientras un mar de lágrimas escapa de sus ojos. Saba se acerca lentamente, pero Clío nota su presencia y sin siquiera voltear para verlo le dice:
- ¿Te desperté?
- No podía dormir. ¿Por qué bebes tanto?, te hará daño. – dice Saba con un tono dulce acercándose más a Clío.
- Hoy cumple años mi querida Elizabeth. Estoy festejando.
- Entonces festejemos juntos – dice Saba tomando la licorera de las manos de Clío y sirviéndose una copa.
- Tú no puedes beber – dice Clío retirando la copa de sus manos y acariciando su rostro – en verdad te pareces mucho a ella.
- No. Ella esta muerta y yo estoy vivo... contigo – dice mientras se acerca más a Clío.
Clío no responde, observa como la luz de la luna contornea el rostro de Saba, el cual se aproxima tanto a él que sus rostros quedan muy cerca. Saba desliza lentamente sus manos por debajo de la pijama de seda que trae Clío. Acaricia lentamente la piel de su cintura y espalda, estremeciendo y arrancando suspiros a Clío. Saba excitado le susurra al oído:
- Estas frió...
- Quizás es por que estoy muerto desde hace mucho tiempo...
Saba no dice más. Toma de la cintura a Clío arrimándolo más a él y lo besa suavemente en los labios. Clío no hace nada para evitarlo, pero tampoco se mueve y deja que Saba explore su piel delicadamente. Saba besa gradualmente su cuello y baja lentamente hasta sus hombros. Clío tratando de controlar su excitación le dice a Saba:
- Detente por favor...
- No puedo. – le dice mientras lo sigue besando.
Saba comienza a besarlo con más pasión y sus manos sujetan con más firmeza a Clío, el cual no puede evitar dejarse llevar. Besa su pecho lamiendo sus pezones mientras acaricia su abdomen, Clío gime entre espasmos de placer, dejando caer la licorera, desliza sus dedos entre la roja cabellera de Saba, él cual va aumentando el ritmo de sus caricias, llevando a Clío hacia un sofá y retirando lentamente su ropa mientras besa la piel descubierta. Clío se deja ir entre besos y mordiscos, arañando la ropa de Saba, él cual, excitado al máximo se quita la ropa y mientras besa desesperadamente su espalda, sin poderse contener más, lo penetra suavemente. Clío gime de placer mientras rasguña el forro aterciopelado del sillón, las primeras embestidas son suaves, pero un deseo salvaje se apodera de Saba y hace suyo a Clío, con embestidas violentas. Al cabo de varios minutos Saba lleva al orgasmo a Clío mientras él tiene el suyo. Rendidos, ambos se besan suavemente mientras se acomodan en el sofá para dormir. A la mañana siguiente Clío despierta en brazos de Saba, pero no expresa sorpresa ni rechazo. Su calor se le hace tan apacible... tan dulce. Saba se despierta y observa a Clío mientras este acaricia sus hombros. Clío se incorpora y sin decir nada se viste y se va su cuarto. Saba permanece tumbado desnudo en el sillón por varios minutos, tratando de analizar lo que paso la noche anterior. Resignado a que Clío nuevamente imagino que él era Elizabeth se viste y se dirige a su habitación. Una vez en ella, se tumba en la cama y sonríe satisfecho. Durante la comida ninguno de los dos cruza palabra alguna. Cada quien anda en diferentes lados de la casa y al anochecer se van a dormir a sus cuartos. Saba no puede dormir, algo lo mantiene muy inquieto, en ese instante abren su puerta y finge estar dormido. Es Clío, el cual se desliza entra las sabanas para dormir con Saba. No buscaba hacer nada, solo quería estar a su lado. Saba fingiendo estar soñando lo abraza y los dos se quedan profundamente dormidos. Al día siguiente Clío se levanta de madrugada para volver a su habitación pero Saba le habla:
- ¿Tan mal estuvo que te avergüenza?
- No.
- ¿Entonces?
- No lo sé. Simplemente ni yo mismo puedo explicarlo.
- ¿Por qué?
- Fue algo diferente.
- ¿Sabes?, fingir que soy Elizabeth no me parece tan desagradable.
- ¿Por qué dices eso?
- Por que todo este tiempo has pensado que soy ella.
- No es cierto. La verdad es que no te pareces tanto a ella. Créeme, ayer no estaba tan borracho para no notar la diferencia.
Saba queda impactado con ese comentario. Clío no dice más y sale de la habitación. Algo recorre su cuerpo, es una emoción nueva. Sin pensarlo más, salta de la cama y va tras Clío, cuando lo alcanza lo detiene del brazo y le dice:
- ¿Qué quisiste decir?
- Ayer por primera vez no fui yo el que sedujo y le hizo el amor a alguien. Fue algo diferente.
- Entonces yo... te gusto.
Clío no responde, solo se sonroja y evita mirar a Saba a los ojos. Pero Saba insiste:
- ¿Por qué no quieres reconocerlo?
- Esto no puede ser. Alfa trata de recuperarte, sabe que estas vivo.
- ¿Qué dices?, ¿cómo lo sabes?
- Él me lo dijo. Mucho antes de que vinieras a vivir conmigo. Pero hice un trato con Tasuke y no te puedo entregar a él.
Saba queda conmocionado ante la noticia y acorrala a Clío disgustado:
- ¡Dime donde encontrarlo!
Clío no dice nada y solo se limita a hacer una expresión de desagrado. Saba se haya confundido... ¿realmente lo amara o solo quiere de vuelta a su amante favorito?, sin medir consecuencias, Saba toma de la ropa a Clío y lo estrella contra la pared gritándole:
- ¡Dime!, ¿Realmente me busca?
Clío se niega a responder y a verlo a los ojos, su rostro solo muestra disgusto y se muerde los labios mientras aprieta los puños. Saba observa su expresión y reacciona. Suelta a Clío y sube corriendo las escaleras. Una vez en su habitación se encierra y llega a su mente los momentos antes de su muerte... tenia exactamente la misma expresión. Su mente se convierte en un mar de confusión... ¿Aun amaba a Alfa?, ¿para que aferrarse a él cuando le dijo que no lo quería?. Después de una hora se tranquilizo e intento buscar a Clío por toda la casa pero no lo encontró.