II
Las palabras de Kaito no le dejaban tranquilo, tan horrible fue lo acontecido en la guerra, ya había visto a varios demonios, pero estos le ignoraban, algunos se le insinuaban y otros simplemente le veían mal y se alejaban, ninguno de ellos parecía querer romper la alianza que se formó hace más de 1.000 años.
Textualmente lo que decían los documentos era:
>>Y el hermoso ángel creado por Dios descendió a la superficie de la Tierra, en donde los demonios descansaban, ellos al ver a uno de sus enemigos se prepararon para atacarle, al momento se escuchó la voz más dulce de la creación.
—No alzare mi puño contra vosotros, así que tranquilizaos.
El dulce tono de voz, hizo que los demonios desconfiaran de él, un ángel nunca bajaría solo a la superficie, y menos si este era el jefe de casi todas las legiones de ángeles, al momento de verle le reconocieron, por lo que no se podían dejar engañar por su apariencia.
—Y que nos da la seguridad de que no nos atacaras por la espalda.
El ángel rio suavemente, una dulce riza como campanillas doradas, no podía existir sonido más hermoso que ese.
—La primera seria que he venido solo, y la segunda que soy un ángel, no creen que es más probable que ustedes me ataquen primero por la espalda.
Los demonios bajaron sus armas, pero se quedaron alerta, viendo cada movimiento del visitante, si observaban algo que les hiciera desconfiar atacarían sin dudar.
—Entonces que haces por aquí, a que has venido.
Esperaron su respuesta, cualquier vacilación en esta y se convertiría en un ángel triturado, porque le destruirían psicológicamente y luego lo mancillarían.
—Quisiera hablar con vuestro rey.
Su simple respuesta enojo a los demonios que se prepararon para matarle, pero una voz fuerte y claro lo hizo detenerse.
—¡Alto! –ordenó con calma —¿Que hace aquí el menor entre los ángeles? Tu que fuiste creado por el omnipotente para liderar su ejército.
—Ya os dije que descendí para hablar contigo.
—Habla entonces cabecilla de los ángeles.
Él ángel mantuvo su postura elegante.
—Tu que eres el rey de los demonios, no estás cansado de enviar a los tuyos al campo de batalla.
Él mencionado se quedó callado un segundo.
—Ha que te refieres con eso, ángel.
Sonrió dulcemente al darse cuenta de que lo llamaba “ángel” para mantener la distancia, era una manera de protegerse.
Se acercó al gobernante de los demonios, lo que hizo que los súbditos fueran a atacarle, pero el ángel movió una de sus manos lo que paralizo a los demonios y se desmayaron, siguió acercándose al rey demonio y le acaricio suavemente la mejilla, transmitiéndole confort y dulzura.
—Créeme cuando te digo que se lo que sientes al hacerlo, no sabes si volverás a verlos, eres su rey, ellos te deben lealtad, pero sabes que el deber no calienta sus camas por las noches, siempre me pregunte porque tus ojos transmiten nostalgia, es por eso, también deseo que esta guerra se acabe, estarías dispuesto a ayudarme.
Las palabras dichas por el ángel eran sinceras, no había mentira en sus ojos.
—¿Cuál es tu idea? –pregunto.
—Hagamos una alianza, una que sea eterna, que prohíba que mi gente lastime a la tuya e igualmente al revés.
El rey comprendió a lo que se refería el ángel, por lo que hizo aparecer una copa de plata con gemas incrustadas. Hizo un corte en su muñeca y vertió su sangre en la copa, proceso que fue repetido por el otro.
—Como estamos en la Tierra, que sean testigos la Luna y el Sol de nuestra alianza –dijo el ángel bebiendo del contenido de la copa.
—Esta alianza será eterna, ya que tu posees ahora mi sangre y yo la tuya, eso nos convierte en hermanos, mi gente te amara como lo hacen conmigo, si te dañan seria como si me lastimaran a mí.
Dicho esto, bebió igualmente de la copa, así fue como se creó el tratado. Desde entonces ese ángel es conocido como el que encontró la manera de acabar con el conflicto con los demonios. Se convirtió en el ángel amado por los demonios, pero después de quinientos años desapareció<<
Eso era lo que citaba los documentos, pero no creía que existiera ese ángel, eso solamente era un cuento, nadie podía confirmar esa historia, excepto Yagari, pero él se negaba a hablar sobre del pasado. Mientras no recordara nada, se negaba a creer esa patética historia. Sería totalmente estúpido e irracional creer que los demonios amaban a un ángel.