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Maleficio por Yae

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Notas del capitulo:

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Décima parte

 

 

 

 

 

Cuando el hermoso pajarillo azulado acudía a su balcón cada día en busca de trigo, Sasuke encantado le ofrecía la comida a la pequeña avecilla que lo despertaba con trinares maravillosos en aquellos días que su hermano se hallaba lejos del castillo.

No pudo evitar compararlos, aun infante lleno de nostalgia por las temporadas en que Itachi debía irse creía que estos tenían una especie de conexión, porque la diminuta ave desaparecía cuando deseaba enseñársela. Por ello fraguó un simple plan para atraparla y de ese modo conseguir que su hermano pudiese oír su cantar.

Pero cuando tuvo un pajarillo muerto y enjaulado solamente pudo llorar. Se había encargado de alimentarlo, de darle cariño, pero indudablemente el cautiverio fue mortal.

Y aunque Itachi lo consoló argumentando que no fue su culpa, Sasuke sabía que lo era, dentro de su pequeña conciencia quedó grabado su error, nunca más volvería a quitarle su libertad a nadie…

 

 

Por eso le afectaba tanto el cautiverio de su hermano, sentía estar dentro de un doloroso dejavú y estaba por completo seguro que de no hacer algo pronto el destino de su hermano seria el mismo que de aquella azur ave.

La muerte.

Sus ilusiones fatalistas fueron reforzadas al verle nuevamente, al tenerle en frente y apreciarle macilento, aún más delgado que hace unos meses… no obstante le sonreía, esbozaba una sonrisa llena de todo el afecto del mundo.

Y quiso abrazarle.

Olvidarse que era un príncipe y correr al cobijo de su hermano mayor como cuando niño.

Sin embrago cuando así lo hizo quedó genuinamente consternado al no poder concretar el abrazo, Itachi lo detuvo de ambos brazos sonriéndole a cambio.

—           Te eche de menos, Sasuke… — solo pudo sonreír al no poder estrechar a su hermano, de hacerlo estaba seguro de que notaria la terrible anomalía en su abdomen, aquel bulto monstruoso que lo parasitaba ya hace tantos meses.

—           En verdad estas vivo, — musitó tragando pesado dudando de cómo actuar, quiso virar de un lado a otro buscando al despiadado rey enemigo pero debía apegarse a los planes, al plan de Shisui que era su única salida de momento.

—           Así es — siguió sonriendo, no creyó ver solo a su hermanito sin la protección de su primo o algún soldado.

—           Debemos volver — esta vez el príncipe más joven le habló en tono bajo, — padre y madre estarán aliviados de verte… el rey… no sobrevivirá mucho… — tragó pesado, la salud del rey iba a mermándose con cada día transcurrido, los médicos de la corte habían hecho todo lo posible sin dar la mínima esperanza, en cualquier momento su pueblo clamaría por un nuevo rey y Sasuke no se sentía capaz de asumir esa responsabilidad.

Itachi le miró enternecido, pese al frío viento que el nubloso cielo les regalaba, el olor a humedad proliferándose y a la angustia latente al saber que su enemigo se hallaba a escasos metros de ambos.

—           Sasuke, ya lo sabes, — le murmuró a juego  al repentino tono bajo usado por el otro — aunque pudiese regresar… tu eres el único capaz de heredar el trono. — Le vio negar, frunciendo el ceño con desolación          al escucharle pero era inevitable, había perdido el honor o al menos lo sentía de aquel modo, como heredar el trono a sabiendas del pútrido destino que estaba obligado a compartir.

Sasuke negó de nuevo, algo más ansioso esta vez le tomó de un brazo apartándolo un poco de ese árbol donde su hermano le estuviese esperando. El lodo embarrando sus grebas de placas era todo lo que podía escuchar, estaba asegurándose de seguir al pie de la letra las instrucciones de su primo.

 

“Aquellas son las rutas de escape más adecuadas”

 

—           ¿Te está lastimando? — preguntó en su afán de distraer a Itachi.

—           Sasuke.

Ahí estaba, el aludido chasqueó la lengua al identificar el tono de advertencia que usase, como si ya hubiese adivinado el plan que ni siquiera debía saber que existía.

—           Hice un juramento, no puedo marcharme hasta que lo cumpla.

—           ¡¿Enloqueciste acaso?! — sin poderlo evitar gritó arrepintiéndose demasiado tarde, los filosos ojos negros de su familiar le exigían mantener la calma.

—           Solo deseaba ver que estuvieses a salvo Sasuke, ahora debes marcharte de inmediato.

Y no pudo más.

Pese a querer mantenerse calmo, no estropear la oportunidad que estaban recibiendo su desconcierto fue mayor, antes de ser repelido asió a Itachi de ambos brazos exigiendo una mejor explicación que las oraciones confusas que le soltaba como si con ellas pudiese sentirse aliviado. Su rostro palideció al percatarse de aquella anómala prominencia que aparentemente su hermano trataba de ocultar.

 

 

 

 

 

 

 

Sus uñas se clavaron en el metal de su armadura que aun enfundaba varias partes de su cuerpo, Naruto se mordió la lengua con demasiada fuerza para contener su impulso.

Ese que le exigía apartar a ese niño de Itachi, terminar con aquella sátira que debía cumplir para mantener calmo al príncipe con el que se regodeaba en las noches. Demonios, pensó al verles alejarse unos cuantos pasos evitando de ese modo que pudiese oír esa conversación, se reprochó entonces el no haber traído ni un soldado consigo.

 

 

—           ¿Lo siente, no es así? — al fin la voz del demonio hizo eco en sus tímpanos.

Naruto viró deseando hallar al pordiosero que lo tentase la primera vez, pero nuevamente aquel fornido y galante hombre hacia acto de presencia, de cabellos rojos y sonrisa afilada lucía curiosamente etéreo.

—           Jamás a los prisioneros se les debe entregar tanta libertad, esta ahuyentándolo su majestad, el audaz príncipe encontró el modo.

Parecía sisear al hablarle, al recordarle el funesto último roce de hace poco ese que le produjo pavor al intentar concretar que las palabras del maligno cobraban más fuerza.

—           Jamás debió llevarle a aquel lugar…

Se mordió con mayor fuerza el labio a la última frase, quizá tenía razón y fue un fallo imperdonable el mostrarle su verdadero hogar.

Los reclamos del príncipe más joven le alertaron del todo, con mueca de desagrado y pavor como si fuese a estallar en llanto casi tirando de su hermano para llevárselo. No pudo percatarse del temblor que lo asaltó, Naruto esta vez clavó sus uñas en la corteza del árbol que lo resguardaba como último inútil intento de permanecer en su lugar.

 

—           Puede verlo… — el susurro en esta ocasión demasiado cerca escuchó, como ligeras casi fantasmales manos se posaban en sus hombros — solo debe darle rienda suelta al deseo para alcanzar el poder que yo le ofrezco…

 

Solo entonces sus velados ojos destellaron en rojo feral, sus dientes lograron clavarse en su labio inferior dejando el hilo de sangre libre sobre la piel…

 

 

 

 

 

 

—           ¡Lo mataré! — el reclamo encolerizado de Sasuke preocupó a Itachi, su pequeño hermano estuvo a punto de girarse para buscar al rey blondo e intentar matarlo por lo poco que pudo adivinar tan solo al verle.

Sasuke nunca fue un ingenuo.

—           Hice un juramento — repitió deteniéndolo, — escúchame Sasuke, pronto terminará esto y podré regresar — mintió — es por eso que tú debes asumir el trono de nuestro reino llegado el momento.

El más joven estuvo a punto de ceder a la tirria que lo embargaba, ni siquiera estaba seguro de lo que sucedía; “es como un parásito” le dijo, su cerebro se hallaba al borde de un colapso, sin comprender, sin querer hacerlo se sentía como un niño al que están explicándole la muerte de la manera más cruda posible.

Estaba mareándose, su hermano seguramente había perdido el juicio, el profano rey debía haberlo corrompido con algún tipo de embrujo, un maleficio grotesco que lo obligaba a aceptar tal injuria.

Tenía miedo, no iba a negarlo. Estaba olvidando por completo el plan de Shisui, solo quería marcharse de allí con Itachi y conseguir que un médico de la corte le extirpase aquel apéndice monstruoso.

—           Sasuke…

Le habían llamado pero demasiado perdido se hallaba en sus delirios, no se percató si quiera de estar técnicamente arrastrando a su hermano para alejarlo de aquel claro.

—           Aguarda, — esta vez más firme le habló, la presión de la manopla metálica con la que Sasuke tiraba era dolorosa, no estaba seguro de si este se hallaba rezando o maldición al oírle quedas murmuraciones al viento álgido.

 

 

—           Lo sabía…

 

 

Itachi giró consternado hallando al rey enemigo emerger de entre los árboles, sin un arma en manos su casi rojiza mirada le aterró, un aura en tono anaranjado parecía ir cubriéndole lentamente, con los colmillos demasiado pronunciados se asemejaba a una criatura salvaje a punto de atacar para matar y contuvo la respiración al notar la siniestras sombras del demonio como fondo desolador.

—           Tu. — Cuando Sasuke también volteó rabioso se detuvo en seco al ver a ese hombre con un manto espeluznante cubriéndole con la amorfa silueta de lo que parecía más un zorro, aquellas marcas en el rostro del rubio acuñadas hasta el extremo y como antinaturalmente este adoptaba la posición a cuatro patas hinchándose logrando reventar su armadura.

Tarde quiso desenfundar su espada, el soberano lleno de ansias de sangre se abalanzó solo con sus manos desnudas y las filosas garras que emergían para asestarle un zarpazo mortal, que de no haber sido por Itachi quien lo empujó a tiempo mandándolo a un lado habría recibido de lleno el ataque. Casi anonadado apenas levantó su espada para repeler el siguiente flagelo, el arma voló lejos junto con la sangre de Naruto que delataba el corte recibido.

 

Itachi quiso intervenir para resguardar a su hermano y más al apreciar como la herida del rubio cauterizaba por si sola a sorprendente velocidad, el color anaranjado ahora se mezclaba con un negro tan profundo como el alquitrán cubriendo todo rastro de humanidad dejando solo un pelaje infernal en esa bestia con demasiadas colas ondeantes alrededor.

Los rojizos ojos lo enfocaron entonces, la desencajada mandíbula alardeó de una hilera de colmillos filosos… pero antes de si quiera intentar cazarle el acero de otra espada esta vez se incrustó en su hombro izquierdo, Itachi abrió más los ojos cuando su primo a quien distinguió por la forma del yelmo apareció brincando encima del rey poseído anclándolo al suelo con la maniobra.

 

 

—           ¡Salgan de aquí! — gritó haciendo acopio de toda su fuerza para retener a la bestia que se debatía entre gruñidos espantosos. Podía sentir como su arma incrustada temblaba debido a la descomunal fuerza de aquel “rey”.

Pese a buscar conectar su mirada con la de Itachi sin conseguirlo debido a su armadura, Shisui vio aliviado como este acudía a prisas donde Sasuke para ayudarlo e internarse entre la frondosa arboleda cubierta de humedad. Antes de caer y liberar su presa procedió a arrojar una diminuta cuchilla que viajó veloz clavándose en la corteza de un árbol, donde cortó la cuerda que allí posicionó.

El efecto fue inmediato, las demás sogas brincaron al liberarse la tensión yendo directamente hacia ellos, a sabiendas de su propia trampa el caballero a tiempo las esquivó dejando que estas aprisionaran al demonio dejándole retirar su espada del lomo herido. No tuvo mucho tiempo de analizarlo antes de percatarse de la acelerada cicatrización y el repentino zarpazo que se estrelló su brazo resguardado por el metal, que pese a ello fue abierto como simple hojalata obligándole a retroceder. Había elaborado varias trampas y asegurado rutas de escape en caso de tener que lidiar con soldados enemigos pero aquella criatura era una imposibilidad con la que obviamente no contó, retrocedió más cuando las cuerdas empezaron a crujir, era de vital importancia que alejase a sus primos de aquel lugar.

 

 

 

 

 

 

Sasuke boqueó más aterrado al solo ver los restos despellejados de su caballo y el de su primo, los equinos se hallaban repartidos en retazos ensangrentados como si una jauría de lobos hambrientos los hubiese devorado por horas.

—           Esto no es… — consternado apenas si se inclinó para rozar el casco ensangrentado de su fiel corcel, aquella negra cabalgadura que lo acompañó desde su infancia.

—           Sasuke debes regresar cuanto antes.

Allí estaba de nuevo la voz de su hermano echándolo como a un inválido, aceptando aquella locura como lo más natural de mundo.

—           ¡Estas delirando! — bramó mareado, el olor a sangre no era algo a lo que había podido acostumbrarse aún, apenas había participado en una incursión hasta el momento. — ¡¿Piensas quedarte a seguir con esto?! — rabioso tiró del sobretodo para poder apreciar con mayor nitidez la redondeaba silueta de su hermano mayor.

—           Si— asintió recordándose hasta el hartazgo porque continuaba con aquello, como su juramento se hallaba cual cadena atándolo al rey que evidentemente sería casi imposible matar.

—           ¡Te matará! — fue su mejor argumento.

Sin embargo el de cabellos largos negó, quizá sin estar seguro de aquello pero si debía fallecer que así fuese, si el mismo rey lo ejecutaba sería el mejor modo de terminar con aquella insania.

Otra vez la exasperante calma hizo al hermano más joven dudar, no estaba seguro de como cumplir con su parte del plan sin monturas y con la total negación de su mayor.

El ensordecedor bramido los sobresaltó, Itachi  confiaba en Shisui pero pese a ello temía por su bienestar al tener que batallar con la criatura de pesadilla en que Naruto se hubo convertido, — regresa ahora — musitó lacónico rogando con que bastara para que su hermanito se alejara cuanto antes.

 

Agradecido estuvo Sasuke de que su primo reapareciese de súbito, el Uchiha de cabellos ensortijados ahora ya sin el estorboso yelmo los miró confundido al encontrarlos tan risiblemente cerca del peligro.

—           ¡¿Por qué no se alejaron?! — reprendió enfadado, su brazo sangraba levemente pero nada que dificultase sus movimientos.

—           ¡Itachi ha perdido el juicio, desea quedarse junto a ese monstruo!

Sorpresa genuina se dibujó en el rostro de mayor de todos, Sasuke debía estar confundiendo las cosas.

—           Deben marcharse cuanto antes, Shisui.

Pero allí estaba la ridícula confirmación, su cerebro se apresuró a imaginar el chantaje que podría estar usando el enemigo para coaccionarlo de esa manera. Amenazarlo con dañar a Sasuke quizá, sin duda era aquella la única razón que podría obligarlo a dejar de pensar con lucidez y olvidar su propio bienestar. De ser así no comprendía del todo la razón de esta catastrófica reunión, seguramente algo sucedió en aquel último encuentro de hacía meses donde no pudo llegar a tiempo para ayudar al príncipe menor que requería aún demasiado entrenamiento.

—           No nos marcharemos sin ti, — habló firme acortando la distancia que lo separaba de su mejor amigo, — Sasuke, el reino, me encargaré de protegerlos a ambos. No necesitas sacrificarte si aún puedo brindarte mi ayuda.

Cada segundo desperdiciado les restaba enormes probabilidades a su escape con vida, no obstante Shisui aguardó por una respuesta, podía jactarse de ser quien mejor conocía al primogénito de los reyes. Siendo amigos desde la infancia tuvo todo el tiempo del mundo para tratar de descifrar y memorizar sus miedos y fortalezas, en contra parte también estaba seguro de que el otro lo conocía de la misma manera.

Vio como Itachi dudaba, como parecía pelear con sus convicciones y sus pesares, — no puedo marcharme Shisui, no puedo regresar… —casi murmuró abriendo el sobretodo que lo cubría del frío dejándose expuesto del todo.

Su familiar abrió los ojos tan grandes como eran, anonadado por la confusión que ahora lo embargaba, la sorpresa fue tal que tardó demasiado en hallarle una explicación a lo que veía, demasiada lenta fue su reacción cuando al fin sus sentidos le alertaron de la carga que el demonio le aplicó llevándoselo por delante como guiñapo sin peso.

 

 

—           ¡Shisui!

El gritó al unísono de sus familiares retumbó en sus oídos al momento del impacto, su cuerpo chocó con tal fuerza contra rocas y grava que su visión se desenfocó del todo, estaba seguro de que sus huesos tronaron hasta rajarse pese a la coraza y lo quijotes de placas que lo protegían, sin el yelmo fue su cráneo quien más daño recibió. De allí que hubiese perdido momentáneamente la noción del tiempo.

 

 

 

La rabiosa bestia de nuevo giró, furioso por las flechas que estaban rozando su gruesa piel tratando de atravesarlo.

Sasuke había buscado a toda prisa la única arma que manejaba con más habilidad, el arco que siempre llevaba consigo fue su única defensa luego de perder su espada, inquieto descubrió que las saetas no parecían estar lo suficientemente afiladas para atravesar al demonio. Los coléricos ojos de la criatura esta vez lo enfocaron dispuesto a mutilarlo, solo pudo elevar su flecha tratando esta vez de dañar un punto vulnerable, si lograba atravesar si quiera uno de los brillantes ojos estaba seguro de poder obtener el tiempo necesario para huir…

Desagraciadamente, falló…

La bestia se sacudió a último momento consiguiendo que la flecha solo le rozase el párpado ocasionando una leve herida, su pesadas patas hundiéndose en el lodo lo fueron acercando, con gruñidos espantosos hicieron retroceder al más joven quien buscaba algún plan de emergencia. Nauseabunda incapacidad volvió a sentir al ver como Itachi volvía a cubrirlo con su cuerpo, convertirse en escudo humano para protegerlo.

Entonces la bestia paró.

Con el príncipe de cabellos largos extendiendo ambos brazos el irracional rey pareció dudar.

—           Hicimos un juramento, si vas a romperlo tu primogénito nonato fallecerá ahora. — Amenazó sin otra alternativa, Itachi estaba seguro que en el momento que matase a ese ser que incubaba, Naruto perdería el último rastro de humanidad que aquel frenesí parecía estar consumiendo, los acabaría degollando a todos incluido a Sasuke. Solo podía apelar a la palabra empeñada de ambos en no dañar a sus seres más importantes.

 

Cuando creyó que el vacilar del rey poseído podría aprovechar, la escandalosa y retorcida risa del demonio original todo el bosque hizo retumbar. Sus negros ojos se entornaron buscando el origen de la nefasta interrupción.

Incluso Sasuke y el aun aturdido Shisui vislumbraron la etérea figura de aquel hombre, elevado en lo alto de una de tantas ramas observaba impávido el espectáculo.

 

—           Deje que lo intente vuestra majestad, no podrá ni hacerle llegar el mas mínimo rasguño a vuestro heredero— se burló dirigiéndose a la bestia de múltiples colas que parecía entenderle sin dificultad. — Lo recuerda, ¿no es así? Tiene mi protección… siempre la ha tenido, — de nuevo rió maniático.

 

Y aquel fue el truco, antes de que Itachi pudiese comprobar aquella sentencia o que Sasuke pudiese apartarlo, los feroces colmillos apresaron al príncipe mayor, sin la suficiente fuerza para desagarrar la carne pero si con toda la firmeza necesaria para sacarle un grito de dolor por la tremenda presión en su hombro derecho.

 

—           ¡Hermano! — Sasuke se desesperó buscando la espada de su primo con la vista, al no hallarla inútilmente trató de abrir las grosas fauces solo con sus manos, solo bastó el empellón de la bestia para mandarlo de bruces, lo último que pudo divisar fue el rostro contraído de dolor de su hermano, como inútilmente intentaba apartar a la criatura.

Un par de saltos inhumanos y tanto el rey como el príncipe desaparecieron de su rango visual. Una pesada ansiedad le embargó como cuando niño y encontró su pajarillo muerto. Quiso llorar…

—           Espera aquí.

Fue la voz de Shisui que detuvo su penoso trance, se guardó toda su consternación al ver a su primo de pie sosteniendo su espada con su diestra, como su otro brazo cubría el torso con la armadura abollada, como trataba de recomponerse de las heridas sufridas.

—           Iré contigo… — dijo limpiándose las manchas de fango del rostro, debía subsanar su inexperiencia en combate, esa que le estaba ocasionando fallar una vez tras otra.

—           No podre proteger tu espalda Sasuke, no en este momento, — negó.

—           No tendrás que hacerlo, —con el orgullo herido se puso de pie — no volveré a estorbar, deja que lo vuelva a intentar.

 

Un suspiro ahogado fue lo que Shisui le regaló, analizando su entorno, sabiendo que aquel extraño ser de cabello rojo había desaparecido tan abruptamente como apareció, criaturas de cuento al parecer estaban sometiendo a su mejor amigo. Los soldados que había reunido como refuerzo se hallaban al otro extremo del bosque, de ir por ellos perdería el rastro de Itachi, así que no podía contar con nadie más. — Entonces recoge tu arco.

Comenzó a caminar deteniéndose unos instantes al apreciar pequeños pétalos de flor en el piso.

 

 

 

 

~~~

 

 

 

Itachi presionó los dientes con fuerza cuando los colmillos hicieron amago de clavarse más, destrozando piel y hueso. Aliviado sintió como lo dejaron caer sobre el césped mojado, por inercia se sujetó el hombro lesionado, con la mirada aterradora del antiguo rey fija en sus movimientos no se atrevió a incorporarse, pero ligera sorpresa le mereció ver la mandíbula herida de la criatura, como si al haberlo sujetado fuego vivo lo hubiese quemado.

El gran hocico se acercó demasiado, enterrándose en su cuello soltando un quejido lastimero como un perro herido, el príncipe contuvo la respiración cuando a pesar del daño el rey siguió olisqueando enterrando su fría nariz entre sus ropas con evidente dolor, como si “aquello” lo lastimara. La pequeña bolsa cayó entonces siendo arrojada a un lado, el contenido no se desparramó del todo, solo algunas florecillas de aquel jardín asomaron llenas de color.

Ya sin barreras el rey en nueva cuenta se acercó, esta vez la húmeda lengua emergió recorriendo los caminos dejados entre la desmantelada ropa, Itachi empezó a sentir verdadero pavor cuando las recias patas delanteras los forzaron a permanecer recostado, cuando esas garras se clavaron ligeramente en una de sus piernas buscando espacio entre ellas, se quejó adolorido sin poderse revolver, — aguarda… — farfulló sin poder contener su miedo.

Y de nuevo la maniática risa del verdadero demonio hizo eco en sus tímpanos.

 

 

—           Es una verdadera lástima mi venerado príncipe, ¿creyó acaso que vuestra devoción sería igual que la de esa molesta mujer?

 

 

 

 

.

 

 

 

 

Notas finales:

 

En esta ocasión no demoré tanto. Saludos y gracias a quien siguen conmigo, leyendo esta historia y en especial para quienes se toman su minutito para comentar, en verdad gracias.

Algo que aclarar… Sasuke es bastante joven, de hecho él no ha matado nunca y evidentemente está en desventaja contra seres sobrenaturales sin tener nada de experiencia. Shisui, Shisui, ya recuerdo porque casi nunca lo uso en mis fics… es demasiado importante para Itachi… necesito utilizarlo más.

Cuídense mucho y nos leemos en el siguiente.

 

 

Oh y algo más, he querido subir todas mis historias a wattpad pero las portadas me han detenido, no quiero usar arts ajenos, ahora que tengo una digitalizadora podré hacer los míos, aunque sin mucho tiempo disponible tal vez aun no suba nada más a esa plataforma de momento.


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