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Les amants du château por Oota Yumi

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Park Chanyeol, príncipe del reino de Urania. Acababa de llegar al castillo de verano, refrescaba un poco y el sol se ocultaba entre las nubes.


Se encontraba observando por la ventana, viendo como a lo lejos se alzaban las montañas que parecían diminutas, además de los inmensos robles que impedían ver más allá sin tener que adentrarse en ellos.


El castillo era grande, no tanto como el que estaba en la capital, pero no por eso era menos hermoso. Sus altos techos dejaban ver decorados perfectamente diseñados, los candelabros daban destellos por lo relucientes que estaban, las altas puertas perfectamente enceradas y las ventanas con limpios vidrios. Todo estaba perfecto como siempre que asistía a cualquier lugar, de seguro no era así hasta que anunciaron que se volvería a ocupar el castillo.


Se levantó de donde estaba a pesar de que le habían dicho que no se moviera hasta que estuviera todo listo, Chanyeol nunca había sido de los que se quedaban en un sólo sitio. Aquellas paredes comenzaban a desesperarlo, así que sin más, decidió salir a dar una vuelta.


Salió de la habitación en la que se encontraba y se dirigió al establo que estaba en la parte trasera. Al llegar ahí, se encontró con uno de los mozos, al cual pidió que ensillara a Tormenta.


Aquel era su caballo, un pura sangre de color negro, aún recordaba cuando su madre  se lo había regalado en su décimo cumpleaños. Con el paso del tiempo se volvió  su mejor acompañante, no había tenido problemas con él y había creado un fuerte lazo con aquel hermoso animal.


Cuando estaba a punto de montarlo llegó su mano derecha Kim Jongin, un joven alto y con tez morena que sólo hacía que sus facciones se hicieran más fuertes, pero no por esto menos atractivo.


Cuando sus padres los condes Kim lo llevaron a palacio para presentarlo con el Rey Park, dijeron que como muestra de su mayor lealtad llevaban a su hijo, que se encargaría de proteger al príncipe Chanyeol y que siempre sería su más fiel compañero. Ante esto, el niño sólo asintió con una reverencia, sin una muestra de titubeo ni miedo ante lo que sus padres acababan de decir.


Al principio  la relación había sido un cuanto desastrosa, ya que a Chanyeol no le gustaba que estuviera a su lado. Se la pasaba vigilando cada uno de sus movimientos y no lo dejaba hacer nada, siempre diciendo que podría lastimarse, así que  solía jugarle bromas fingiendo una cortadura o desmayos. Pero con el tiempo se hicieron buenos amigos, inclusive habían dejado las formalidades, aunque el problema de la sobreprotección siguiera ahí, siempre insistiendo con el hecho de que era un príncipe y debía comportarse como tal.


Apenas Chanyeol subió al caballo escuchó una voz detrás de él.


- ¡Park! 


- ¿Pasa algo, Jongin? –Le dio una resplandeciente sonrisa.


Soltó un suspiro -¿Qué es lo que estás haciendo exactamente?


- Oh ya sabes, ir a conocer el lugar –Tomó las riendas, haciendo que el caballo avanzara, pero se detuvo ya que Jongin se había situado en frente.


- Pensé que te había dado claras indicaciones de que te quedaras en aquella habitación. No sabes qué clase de personas puedan rondar por aquí, la seguridad no está comprobada totalmente.


-No pasará nada, todavía no se anuncia mi llegada, así que todavía nadie sabe que estoy aquí. Por eso es que tengo que salir en este momento. –Movió el caballo, pero Jongin se volvió a poner en frente.


-Si te vas te meterás en problemas, las personas del consejo están demasiado al pendiente de ti. A final de cuentas, próximamente será la coronación.


Chanyeol soltó un resoplido –No estoy tan preocupado, sé que puedo confiar en que no pasará nada ya que tú te encargaras de que no me descubran. –Después de decir esto puso el caballo a trote.


Desde atrás Jongin con un rostro demasiado serio gritó fuertemente, asegurándose de que lo escuchara. - ¡Esta vez no seré tu confidente Park!


Detuvo el caballo y volteó a su dirección, con una sonrisa en los labios. – Yo sé que lo harás, no querrás que me meta en problemas, ¿O sí?


- Esta vez sí, tal vez necesites una lección.


Pasó una mano por su frente y puso un rostro de aflicción. –Esperaba más de ti Jongin... tanto tiempo juntos...


-No caeré esta vez. –Cruzó los brazos.


-Yo intentaba evitarte problemas.


-¿Problemas?


-¿Qué dirán de ti si descubren que me fui? –Sonrió victorioso. –Eres el encargado de cuidarme y si simplemente dices que me fui obviamente quedarás mal ante los del consejo y se hablará mal de ti.


Su rostro de enfado fue aflojándose hasta que desapareció por completo.


-Está bien, yo te cubriré.


-Eres el mejor Jongin, sabía que lo harías –Golpeó levemente con los estribos y se puso a galope.


– ¡Tienes que llegar antes del atardecer!


Cuando ya estaba lo suficientemente lejos como para que alguien lo viera, bajó la velocidad.


El  bosque era hermoso, sus árboles eran como gigantes que vigilaban a cada extraño que se atreviera a aventurarse entre ellos, cuando miraba al cielo, estos sólo dejaban pasar algunos tenues rayos de sol, era un panorama digno de apreciarse.


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- ¡Kyungsoo!


-No seas irrespetuoso Sehun... -Replicó con vos cansada.


-No seas tan enojón, además no hay nadie. -Respondió haciendo un pequeño puchero.


Soltando un suspiro, Do Kyungsoo, Rey del Reino de Calíope, soltó el libro que tenía en las manos y volteo a ver a su acompañante que lo miraba ansioso desde la otra silla.


-¿Ha pasado algo que sobrepase los límites de tu aburrimiento?


-¿No te enteras de nada?


-No, lo que pasa nunca es más que un simple escándalo. Sí es todo, déjame volver a sumirme en mi lectura.


-Siempre tan aburrido... -Se sentó en el escritorio, para quedar más cerca de Kyungsoo.


-Está bien. –Dejó su libro de lado. -¿Qué es eso que te tiene tan ansioso?


Sehun no pudo evitar esbozar una sonrisa, en el fondo sabía que Kyungsoo terminaría accediendo a escucharlo, siempre lo hacía.


–Pues lo que pasa es que acaban de ocupar el castillo de verano de los Park, y ya sabes que hace tiempo que está vacío ya que los Reyes no salían de palacio. Ahora, tras la muerte de los reyes del Reino de Urania, se ha vuelto a ocupar.


-¿Y qué es lo que te tiene tan emocionado? Es normal que las familias nobles vengan a Alrik a pasar el verano. -Volvió a tomar su libro.


-¡Porque el príncipe Park está aquí!, Además hay que pensar en que próximamente será coronado Rey ya que tiene la mayoría de edad.


-Ya veo... ¿Y qué es lo que quieres hacer? No supongo que hayas venido a decirme todo esto sólo porque sí.


-¡Vamos a presentar nuestros saludos! –Se levantó de aquel lugar y caminó por la estancia. –Definitivamente esa sería una buena conexión.


-No. –Cerró el libro estrepitosamente.


-¿Por qué? –Se dejó caer en su asiento. –No puedes seguir así, apartado como si no importaras.-Aflojó un poco el ceño y habló más suavemente. -Además si vamos a dar nuestros saludos será divertido, estoy bastante aburrido desde que Yugyeom fue a la capital.


-La gente trae problemas, será mejor que no nos involucremos demasiado. Además, sabes que a esa persona no le gustará que vaya por ahí hablando con las demás casas.


-Anda, sólo será un saludo, y además es de tu conocimiento el que me tiene sin cuidado lo que opine.


-Sehun, si alguien te escucha te meterás en problemas.


-Sabes que no lo soporto, no sé por qué toleras a una persona que te trata así.


Intentando no discutir más, Kyungsoo se  levantó de la silla y se dirigió a la puerta.


-Sólo deja el tema, sabes que no me gusta hablar de ello. –Le dio indicaciones a una criada que estaba en el pasillo y volteó hacia Sehun. –Saldré a cabalgar, no causes alborotos mientras no estoy.


Sehun se levantó también y lo siguió por detrás, mientras bajaban las grandes escaleras hasta la puerta de entrada volvió a insistir.


-Entonces, sólo piénsalo mientras cabalgas ¿Sí?


-Está bien, pero  ya te he dicho lo que pienso al respecto.


-Espero que cambies de opinión, ¡Que te vaya muy bien! –Despidió con una gran sonrisa, siguiendo su andar con la mirada.


***


Oh Sehun era uno de sus acompañantes, no tenía una posición más sin embargo era bien conocido que a donde iba el rey, iba Sehun.


Habían estado juntos desde que eran sólo unos niños. Aquel día cuando se conocieron Kyungsoo tenía apenas 8 años y paseaba por los jardines del palacio de Calíope en uno de sus  tantos exitosos escapes de la clase de literatura, fue entonces cuando se topó con un niño demasiado desaliñado.


Pero para la gran sorpresa de Kyungsoo, este intentó atacarlo. Con un solo golpe que había aprendido en una de sus múltiples clases de defensa, aquel niño calló al suelo. Se acercó a mirarlo, tendría a lo mucho un año menos que él y se encontraba muy delgado y con varios moretones en el cuerpo, quien podría decir el cómo había entrado...


Sin pensarlo más, llamó a los criados y les pidió que lo llevaran a una habitación. A sus padres como era lo común, poco les importó lo que hiciera.


Con el paso de los días se veía más vivo, pero su gélida expresión no cambiaba. Pensó que tal vez sería porque se sentía capturado, así que le dio la opción de marcharse cuando se encontraba mejor. Inclusive se ofreció a proporcionarle dinero y vivienda, pero él nunca se fue.


Siempre se quedaba varios pasos detrás de él, algunas veces inclusive no se percataba de su presencia y llegaba a asustarlo. Pero él siempre estuvo ahí, no lo juzgaba por su condición.


Los años lograron que se hicieran cercanos, hasta el punto de olvidar las formalidades de las clases. Sehun aprendió matemáticas, literatura, arte, esgrima, equitación, y todo aquello que podía, encargándose de que Kyungsoo siempre estuviera bien y que todos los que quisieran lastimar a su pequeño salvador se alejaran de él.


----


Kyungsoo llegó al establo y pidió que trajeran a Ventisca, su caballo blanco. Daría una vuelta por el río que quedaba cerca de ahí.


Salió hacia el bosque, disfrutando de la briza e intentando relajar su mente, hasta que se encontró con un viejo campesino que descansaba cerca de un árbol. Aquella persona no pudo identificarlo, pero aun así pidió humildemente el favor de que llevara unas medicinas a su esposa que estaba sola.


Le comentó que su hijo no había podido llegar de Erato porque la embarcación se había retrasado, y por consiguiente no había quien cuidara de ella porque él trabajaba y necesitaba regresar.


Tras meditarlo un poco, Kyungsoo accedió. Aquel lugar que indicaba, estaba a la orilla del río y no sería una molestia tan grande el hacerlo. Con su capa cubrió su rostro, escondiendo sus ojos ante la mirada de cualquier curioso que pudiese toparse.


Cabalgó hasta la cabaña indicada, bajó a unos cuantos metros y amarró a Ventisca a un árbol, esperaba no haberse equivocado de lugar.


Tomó las medicinas y al acercarse se percató de que la puerta estaba abierta. Aquello era bastante extraño, porque había mencionado que ella estaba sola y que casi no podía levantarse. Desenvainó su daga con sumo cuidado y entró sigilosamente.


La casa era pequeña, a la entrada estaba una pequeña sala de estar, contiguamente había una puerta, la que supuso sería la  habitación  de la mujer. Se acercó, al abrirla un poco pudo ver a la mujer reposando en la cama y pudo soltar el aire que había contenido, tal vez simplemente se habían olvidado de cerrar la puerta.


Se aproximó intentado no hacer ruido. Se veía bastante mal, quizá tuviese fiebre. Si seguía quedándose sola podría entrar en una grave situación. Algo retumbó en su mente, si ella estaba sola ¿Quién había puesto el tazón con agua y el trapo?


Había alguien más...


-¿Quién eres y que estás haciendo? -Una voz emergió a sus espaldas, poniendo lo que supuso era la punta de su espada contra su espalda.


Kyungsoo maldijo mil veces por no haberse percatado.


-¿No piensas responder? –Insistió.


-Yo no tengo porque darle explicaciones a nadie sobre el quien soy o que hago -Dijo al momento, girando lo suficientemente rápido como para enfrentar su daga contra su espada. Estaba en desventaja, pero no pensaba perder ante un desconocido. ¿Pero a quien podría culpar por la situación? Había sido muy descuidado por su parte el haber entrado sin precaución.


-¿No crees que eres un poco pequeño para ser tan arrogante? –Se burló.


Kyungsoo analizó la situación para encontrar la mejor forma de salir de aquel lugar. Considerando el hecho de que aquella persona poseía una espada y el tan sólo una pequeña daga.


-¿Con el derecho de quien me tuteas? –Se puso a la defensiva, no dejaría que lo insultaran y menos por su estatura.

Notas finales:

¿Hola?

Les presento mi nuevo proyecto (no tan nuevo), a decir verdad este es el primer fanfic que he hecho. Espero que sea de su agrado, estoy bastante contenta por la oportunidad que le han dado a Amor en Renta (si lo han leído y han llegado por eso).

Por cierto, perdonen la demora por la actualización del ultimo capitulo de AR. TwT

Este capítulo va dedicado a mi querida Valeria, por estar para mi y sus buenos consejos. Y también a Iza (por si lo lee), quien en su momento me motivo a escribirlo por su amor (no sé si momentáneo) por el ChanSoo.

Disculpen si ven por ahí algún que otro horror ortográfico.

Me despido de ustedes sin paréntesis y con mis mejores deseos para todo aquel que lo lea.

 


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