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Au Bord De L'Abîme por HarukaChan

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Atsushi Nakajima se encontraba observando desde un alto edificio el mar, podía ver en la lejanía una embarcación.  Los humanos habían empezado a abandonar la isla desde hacía unos días atrás junto a las excepciones que no creían en una posible salida de aquella situación. Después de todo el mismo gobierno había dado aviso de que instituciones extranjeras evaluaban la posibilidad de declarar Yokohama como una “amenaza a la humanidad”.

Las nubes negras no habían vuelto a abandonar el cielo de la isla desde la declaración de evacuación dada por el gobierno. Las aves migratorias habían emprendido su viaje antes de tiempo y el bosque se había vuelto un sitio silencioso… Las gaviotas y los pelícanos en las costas salían de pesca sin alejarse mucho de sus nidos. El tigre era consciente de que la naturaleza sabía que se encontraba en peligro.

—Es como si el desastre fuese algo inevitable —comentó el albino con voz suave mientras mantenía su mirada en el firmamento. Él confiaba en el plan de su familia, las sombras no fallarían en crear una utopía.

—Es inevitable. De todas maneras, las excepciones volverán cuando robemos la victoria. ¿Estás preparado para esto? Será la primera vez que sirvas de médium para otras sombras —Byakko se encontraba por supuesto cerca de su excepción. Habían estado devorando agentes gubernamentales unos momentos antes, así que era mejor estar en guardia.

—Estaré bien, porque las sombras siempre son buenas conmigo. Además, si Mori tiene razón vamos a necesitar la habilidad del espejo dentro del castillo —Atsu sonrió con calma. No sentía miedo y, a pesar de todo, no estaba ansioso, confiaba plenamente en que la victoria estaría de su lado.

—Me alegra que confíes tanto en nosotros. Va a ser una completa sorpresa para el mundo cuando vean lo que haces… —el tigre blanco lanzó un suave gruñido, disfrutando de la fría brisa marina. Atsushi había madurado rápidamente y al mismo tiempo la mancha en su corazón se había vuelto algo tangible: un mechón negro en el cabello de su excepción. Nadie preguntaba u opinaba. No había nada que explicar de todas formas.

—Ese hombre sigue en esta isla e incluso si intenta salir… haré que una sombra se lo trague en el mar si es necesario —Atsushi habló suavemente, saboreando cada palabra. No había olvidado para nada a Ango Sakaguchi. Ese hombre no se iría de ese mundo sin pagar la comisión por el pecado que había cometido al asesinarlo. No estaba seguro de si todo el trabajo que había tenido era para menguar su sed de sangre, pero él no iba a desistir.

Byakko se mantuvo en silencio por unos momentos y luego asintió—. Por supuesto que sigue en la isla. Nadie permitirá que escape, además… su sombra tiene la orden de asesinarlo si pone un pie fuera de esta isla, incluso si ese hombre es su excepción no desobedecerá una orden directa dada por mí —Byakko se había encargado de evaluar cualquier ruta de escape que aquel hombre pudiese utilizar. No importaba nada más que darle paz a la mente de Atsushi.

Atsushi sonrió al escuchar aquella declaración y cerró sus ojos por un momento. La brisa marina se sentía extremadamente bien cuando acariciaba su rostro, el sonido de las gaviotas a los lejos y el romper de las olas. Esas sensaciones le traían calidez y nostalgia, porque desde que era un niño esas eran cosas que siempre lo acompañaban—. Me gusta esta isla —fue todo lo que salió de sus labios al abrir los ojos.

—A mí también me gusta esta isla —aseguró el tigre con una expresión de calma. Justamente para mantener esa felicidad que estaba grabada a fuego en sus pechos debían luchar. Tiempo atrás tal vez se hubiese negado a exponer a Atsu a una situación tan riesgosa, pero estaría bien… porque ahora conocía el terror de perder todo lo que tenía.

—Es por eso que hay que asegurarnos de que nuestro hogar no sea robado —como siempre una sonrisa se mostró en los labios de la excepción. En esa isla había encontrado un lugar al que pertenecer. Esa isla le había dado familia, amigos, amor… y la felicidad que había anhelado en su infancia. Él definitivamente iba a protegerla—. Vamos, Byakko, aún no terminamos la limpieza.

Byakko simplemente asintió, volviendo al interior de su excepción.

Sin esperar mucho más Atsu empezó a saltar de un edificio a otro. Aún no terminaban de deshacerse de las excepciones modificadas que Ango había creado y por eso los miembros de la Port Mafia estaban de cacería teniendo como orden no dejar ninguna en la isla. Aquello cumplía dos funciones: les evitaba problemas futuros y liberaban a las sombras de su encierro forzado.

 

 

No muy lejos de allí se encontraba Kouyou Ozaki junto a las dos excepciones más pequeñas de la Port Mafia. Durante su paseo se habían encontrado con algunos “contratiempos” nada que la katana del demonio dorado no pudiese controlar. Incluso había sido una buena experiencia para que tanto Q como Kyouka pudieran liberar sus sombras.

—Es un alivio que las calles estén tan vacías, podremos dar paseos regulares a partir de ahora —comentó mientras blandía suavemente su abanico cubriendo medianamente su rostro. A diferencia de los otros miembros ella no estaba de cacería, su deber principal era el cuidar a los niños y mantenerlos a salvo en caso de que “algo” ocurriera. Ningún plan era 100% eficaz.

—Suena bien, pero… ¿es seguro que pasemos tanto tiempo fuera? Aún hay personas peligrosas como esas… —Kyouka señaló los cadáveres en el suelo. Se mantenía cerca de Kouyou. Disfrutaba el poder salir, pero no si era un riesgo.

—No habrá problema siempre que los matemos antes de que puedan atacar ¿no es así, Kouyou?~ —como siempre Yumeno estaba de muy buen humor. Ahora que por fin los dejaban andar un poco más libres. Aunque él en particular tenía una muy buena razón para estar de buenas, y es que Mori le había prometido que podría usar su sombra cuando tuvieran que luchar.

La excepción del demonio dorado sonrió con calma. Los niños debían ser niños tanto como pudieran, eso era lo que ella quería para esos dos pequeños—. Claro que está bien, no es como si estuviesen solos. Además debemos disfrutar de esta tranquilidad mientras podamos. No sabemos cuándo terminará.

—Está bien —Kyouka solamente asintió suavemente y al levantar la mirada sonrió al ver una silueta que conocía bien bajando de un techo hacia ellos—. Atsushi.

—Parece que se divierten mucho —comentó Atsushi mientras se aseguraba de palmear las cabezas de los chicos. Aunque al final él también era un niño.

—Hmph… Qué raro que no está el detective ese contigo —Q frunció levemente el ceño al recordar el rostro de Dazai, había algo de ese sujeto que le causaba escalofríos.

—Mori dijo que lo necesitaba para otra cosa —y esa era la razón por la que Atsu estaba solo en esos momentos. Dazai casi nunca se separaba de su lado a menos que fuese estrictamente necesario.

—Así que el hijo prodigo regresa, casi pensé que te habías mudado con Dazai —Kouyou sonrió levemente aunque el abanico no permitiera verlo. Ciertamente era como Q decía.

Atsushi dejó escapar una risa incómoda mientras llevaba una mano a su nuca. Parecía que toda la Port Mafia estaba al tanto de su cercanía con el castaño, era un poco vergonzoso—.  No me he ido a ningún sitio… solo he estado haciendo mis rondas con Dazai —sin mencionar que los últimos días también se había quedado en el departamento del detective.

—Hmph… Por eso es que ni siquiera vas a visitarnos —Kyouka se quejó aunque su expresión no cambió mucho. No estaba molesta, sabía que la ausencia de Atsushi anunciaba que algo cambiaría.

—No he ido de visita porque he estado muy ocupado con todas las tareas que Mori me da, Kouyou es consciente de eso ¿no? —Atsushi buscó con la mirada a aquella mujer en busca de algo de apoyo.

—Me encantaría decir que no es así, pero tiene razón. Las cosas han estado muy movidas últimamente por la isla —respondió Kouyou con una sonrisa tranquila. Quería molestar al pequeño Atsushi, pero lo haría cuando los dos más pequeños no estuvieran cerca. Movió su abanico lentamente y suspiró—. Chicos, deberíamos ir adelantándonos. El paseo se alargó más de lo que queríamos.

—Me parece bien, ya estoy cansado y me gustaría volver a casa —Yumeno sacó de su bolso a su querido peluche para abrazarlo contra él. La risa de la sombra no tardó en escucharse, haciendo que el pequeño sonriera ladinamente.

Atsushi no pudo evitar desviar levemente la mirada del pequeño Q, aunque debería haberse acostumbrado la forma de aquel muñeco, era espeluznante—. Supongo que yo también debería estar volviendo al trabajo. De todas maneras tengan cuidado y no se desvíen del camino.

Kyouka sonrió un poco, olvidando la conversación pasada por completo. Debería haber supuesto que el de cabellos grises estaría ocupado con todos los problemas que estaban ocurriendo—. Supongo… Entonces nos veremos luego, Atsushi, no olvides visitarnos cuando estés libre.

—Lo prometo Kyouka-chan —Atsushi sonrió antes de revolverle el cabello a la más baja. No es que tuvieran una gran diferencia de alturas, pero hacer aquel gesto lo hacía sentirse como un “adulto” responsable y hasta cierto punto lo era. Les dio una última mirada a los miembros de su familia y se apresuró a volver a saltar de techo en techo. Aún debía buscar una presa para esa noche.

—Bueno. Nosotros volvamos a casa —Kouyou volvió la mirada hacia el camino y empezó a andar. Dejó a los menores frente a ella para que así su sombra fuese capaz de protegerlos. Ella podía defenderse con su querido paraguas si era necesario. Incluso entre toda esa paz ellos no podían relajarse. Y mientras esa isla no les perteneciera nunca dejarían de ser perseguidos. Ella mejor que nadie lo sabía.

 

—Entonces… ¿Crees que es posible tomar esa opción como un modo de asegurarnos la victoria? —Mori Ougi se encontraba en su oficina. El imponente escritorio de madera lo separaba de Dazai Osamu. Sólo había una persona en esa isla con la que podría realizar una estrategia y ese era el hombre frente a él.

—Es probable, si lo vemos desde un punto neutro…  Es la opción que nos aseguraría menos bajas si es que hay alguna y también podríamos causar el impacto que tanto deseamos. Sinceramente muero de ganas por ver a esos malditos hombres aterrados al saber que no podrían hacer nada —Dazai Osamu estaba complacido de que sus habilidades fueran tan reconocidas. Al principio le había generado desconfianza ser llamado al solitario por el líder pero se había convertido en una plática amena.

—Muy bien. ¿Tú qué dices, Elise? —Mori sonrió levemente al ver a la rubia voltear y dejar su dibujo por un momento: “Por mí está bien, aunque quería algunas muertes, pero puedo conformarme” —. Como ves parece que hemos llegado a un acuerdo decente —cualquiera pensaría que era una locura confiar su plan al hombre que hace poco era un enemigo jurado, pero nadie en la Port Mafia negaría la inteligencia de Dazai. Además debía considerar su cercana relación con el tigre como una muestra de que podían confiar en él.

—Sí. Hay que hablar con Atsu para poder coordinar las sombras que utilizaremos. Supongo que no habrá problema en que usemos a los miembros de la Agencia Armada de Detectives como queramos ¿no? —El castaño sonrió complacido al recibir una respuesta positiva. La próxima batalla prometía ser tan interesante como divertida para ellos.

—En efecto. Gracias al poder de Byakko conseguir las sombras necesarias no será un problema. Me preocupa usar el amplificador en Q, pero será la forma más rápida de terminar eso en un momento. Si esto resulta no será necesario más que un par de horas para enseñarles que las excepciones son seres superiores y que la humanidad ni siquiera puede soñar con enfrentarlas —una sonrisa ladina surcó los labios de Mori mientras se recargaba en su asiento.

—Sinceramente es un alivio que Atsushi pueda sacar sombras directamente de la oscuridad y pedir prestada su fuerza. Tal vez el tigre no pueda salir de la isla, pero eso no quiere decir que no pueda llegar al mundo de una u otra forma. Byakko está decidido a proteger la isla y a su excepción así que no debemos preocuparnos de que en algún momento retroceda —Dazai sonrió. El plan que había ideado prometía ser un completo éxito. Era un sentimiento maravilloso el saberse ganador.

—Hmph… Aunque… ¿estás seguro de esto? Si las cosas siguen su curso es seguro que Atsu no va a perdonar a Ango. Es más, supongo que ya debes saberlo, pero ese hombre nunca va a dejar esta isla. No mientras respire —Mori no podía leer al hombre castaño frente a él.  Habría querido ver algo de arrepentimiento, tal vez duda, pero no… no había nada de eso en la mirada de Dazai. Parecía demasiado tranquilo para alguien que estaba escuchando que su amigo moriría.

—No importa. Ango marcó su camino en el momento en que no quiso escucharnos a Odasaku y a mí. Por eso incluso si este plan termina con él siendo devorado por el tigre… Es la decisión que él tomó —imaginó que el líder de la Port Mafia quería ver algún rastro de emoción, pero no encontraría nada. Era esa cara de póker lo que lo hacía tan perfecto para cualquier trabajo. Mentiría sin pestañar, sin dudar y tomaría las opciones que lo llevaran a su objetivo. Dazai lo único que podía sentir por su viejo compañero era decepción, nada más.

—Es mejor que pienses de esa forma, porque Atsu va a destrozarlo —una sonriente Elise se levantó del suelo poniendo sus manos en su cintura. Ella más que nadie estaba ansiando que la obra diera inicio, hace mucho que no tenía la oportunidad de estar en una batalla.

—Eres tan adorable, Elise-chan~. Por supuesto que nuestro Atsu lo hará~ —Mori se alegraba fácilmente si se trataba de ver a la pequeña rubia—. Bueno, supongo que con eso terminamos nosotros, así que puedes retirarte. Estaré programando una reunión con la Agencia Armada de Detectives para explicarles acerca del plan, así que espero escribas una propuesta interesante para ellos —movió su mano en señal de despedida pues el castaño no había esperado más indicaciones para darle la espalda y salir por la puerta.

—Parecía que tenía prisa —comentó Elise manteniendo una sonrisa. Dejó la su dibujo sobre la mesa: un hermoso charco de sangre debajo de un cuerpo desmembrado.

—Era de esperarse, incluso un hombre como ese después de enamorarse es como cualquier otro —Mori sonrió al ver el dibujo de la pequeña rubia y luego se levantó para observar la ciudad a través del cristal—. Tenemos un plan con una alta tasa de éxito y un repertorio infinito de habilidades a utilizar… Sólo queda el paso más importante.

—Encender la mecha —la pequeña mantuvo la mirada en la espalda de su excepción. Estaba animada. Un placentero hormigueo recorría sus manos al pensar en poder asesinar a unos cuantos cuando aquella batalla se desatara.

—Perfecto, Elise-chan. La utopía para las sombras por fin está al alcance de nuestras manos. Ya hemos tenido mucha acción a lo largo de los años así que una época de paz no le cae mal a nadie ¿no lo crees? —Mori estaba consciente de que los años no pasaban en vano, ver al lobo plateado se lo recordaba. Ellos eran un ejemplo viviente de un pasado manchado de batallas interminables, la experiencia los había convertido en los monstruos actuales que eran. No obstante, él no quería eso para las excepciones a su cuidado. Todos arrastraban un pasado triste y doloroso, era suficiente. Había jurado que su última gran hazaña sería la tranquilidad para los niños atormentados.

—Hmph… Supongo que no. El tigre por fin podrá dejar un poco la carga que lleva por nosotras las sombras —Elise sonrió levemente con un poco de nostalgia. El gran felino que una vez había llenado el mundo oscuro con sus rugidos dolidos parecía haber alcanzado la tranquilidad que todos le deseaban.

Sobre la isla las sombras están murmurando

Dicen que por fin el mundo cambiará

Parece que el mundo maldito

Ellas por fin dejarán.

                         

El rugido del tigre resuena

Las sombras sin dudar son atraídas hacia él

Un pacto más oscuro que la noche

El niño desea proponer.

 

Las sombras se han unido

El niño dentro de él las puede aceptar

Ellas servirán sin dudar al tigre

La noche pronto terminará.

Notas finales:

*Muchas gracias siempre por seguir esta historia que tanto aprecio y quiero~ 

Saludos a todos y espero que se estén cuidando mucho 


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