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Au Bord De L'Abîme por HarukaChan

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Un nuevo día empezaba en la Port Mafia, dejando atrás el desastre de las veinticuatro horas anteriores, donde Atsushi no había aparecido sino hasta después de casi cuatro horas de espera. Todos habían estado ansiosos de verlo llegar y saber que Dazai Osamu no se había llevado uno de los secretos más importantes de la organización. Sin embargo, el miembro más molesto había sido Akutagawa que le había reclamado una y otra vez al de cabellos cenizos apenas había cruzado por la puerta. No obstante, esa noche el tigre pasó de largo con la mirada gacha hacia su habitación. Los gritos del azabache se habían perdido en el pasillo sin ser escuchados.

 Eso tenía a Akutagawa como una fiera que caminaba de un lado al otro por el pasillo… y, hubiese seguido así si no hubiese visto a Chuuya salir demasiado temprano y con un ánimo asquerosamente alegre. Algo estaba planeando y seguramente, tendría que ver con Atsushi… No lo dejaría pasar, por lo que lo siguió en silencio. Se aseguraba de mantener una distancia prudente, aunque Rashōmon siempre se adelantaba un poco más de la cuenta.

 

 Chuuya Nakahara iba de salida, caminando por los vacíos pasillos del cuartel de la Port Mafia. En su mente solo había una cosa: Dazai Osamu, su viejo compañero de clases, y la persona con la que podía combatir mano a mano a pesar de ser un especialista en varias artes marciales. El de cabellos naranjas estaba encendido de emoción, iba a aprovecharse de la situación con Atsushi para enfrentarse una vez más a él.

 El día era perfecto para un reencuentro de amigos después de seis meses, pues apenas Chuuya sintió la suave brisa acariciar su rostro, sonrió ampliamente. El sol brillaba con fuerza, cubierto por algunas nubes gruesas que atenuaban los rayos proyectados hacia la tierra. Inevitablemente pensó que estaba bien, un cielo levemente nublado y el viento soplando constantemente.

 “¿A dónde vas?” escuchó preguntar a una voz que reconoció de inmediato—. A ningún lugar que te importe, Akutagawa. No es correcto que sigas a tu superior como si fuese una persona sospechosa. Deberías ser un chico bueno y no meter tu nariz donde no te llaman —su voz sonó tan alegre que se sorprendió a sí mismo.

 Las palabras de Chuuya lo hicieron gruñir levemente—. Si tiene que ver con Atsushi, tiene que ver conmigo. No tengo miedo a tus amenazas —porque a pesar de que el de cabellos naranjas hablaba con buen ánimo, sabía que había una advertencia implícita allí. No obstante, quería respuestas y no iba a quedarse tranquilo hasta que él se las diera.

 —En eso te equivocas. El encargado del cuidado de Atsushi no es otro que yo, así que conoce tu lugar y no te metas —por el rostro de Akutagawa, podía saber que estaba tocando las cuerdas correctas de la melodía de la desesperación… Sonrió ladinamente para concluir aquella delicada tonada con la mejor sinfonía—. De todas maneras, tú no puedes protegerlo. No puedes ni siquiera estar a la par de Dazai.

 Akutagawa lanzó lo que se asemejaba a un gruñido antes de soltarle un golpe a Chuuya, el que acabó por supuesto detenido por una de las manos del mayor—. ¡Suéltame! ¡Te voy a matar! —empezó a forcejear con el de cabellos naranjas que se reía descaradamente en su cara. Estaba frustrado de muchas maneras y, sobre todo, molesto porque ese maldito hombre tenía razón.

 —De verdad que a veces eres más problemático que Atsushi —jaló el puño del menor hacia sí mismo, y rodeó con su brazo el cuello ajeno. Un par de segundos después, Akutagawa se hallaba inconsciente sobre el suelo—. Si no aprendes pronto a controlar ese carácter tuyo, no podrás ganarle nunca a Dazai —tomó a Akutagawa del cuello de su camisa y empezó a arrastrarlo de regreso hacia el pasillo. Lo dejó recargado a una pared mientras Rashōmon daba vueltas alrededor del cuerpo en forma de una sombra.

 Chuuya revisó el reloj, aún tenía tiempo de sobra. Por lo que acomodó su sombrero y se retiró hacia las afueras del cuartel. Había citado al detective en una zona completamente neutra, donde no serían interrumpidos por la policía o por otros miembros de la mafia. Incluso las organizaciones malvadas tenían sus reglas a la hora de tener una pelea. Una de esas normas  era precisamente no meter a terceros en enfrentamientos internos.

 

Ya para esos momentos Dazai Osamu se encontraba en el que había sido designado como el campo de batalla para su reunión con Chuuya. Le había parecido extraño cuando al llegar a su departamento se había encontrado con una carta muy peculiar, y al abrirla se había encontrado con que era un reto. Claro, sabía que en algún momento el de orbes azules iba a intentar resolver las cosas por mano propia, pero no se esperaba que fuese tan descarado como para enviar el reto por escrito, y directamente al que consideraba su hogar.

 Por eso había llegado un poco más temprano al sitio, encontrándose con un prado a las afueras del parque. La zona de pasto corto estaba delimitada por el inicio de un bosque con frondosos árboles y arbustos que lo hacían parecerse a una jaula. Estaba bien, allí podrían enfrentarse sin herir a otras personas. No obstante, tenía curiosidad ¿acaso todos los miembros de la Port Mafia estaban encantados con el tigre? ¡Vaya fastidio! Iba a tener que pasar encima de todos ellos para obtener lo que quería… Bueno, no tenía nada mejor que hacer.

 

Por su parte, Chuuya ya se encontraba de camino al prado. Se había decidido por una vía rápida e improvisada, por lo que saltaba de rama a rama con una precisión y elegancia digna solo de alguien tan perfecto como él. La suave brisa no era suficiente como para mover el sombrero que iba bien acomodado sobre su cabeza, y la sonrisa en sus labios era completa. Podía decir que incluso estaba excitado por esa batalla, soltó una risa al divisar una silueta entre las densas ramas y de un salto se plantó frente a él.

 —Parece que llegaste antes de lo planeado, Dazai —comentó el alto mando de la Port Mafia mientras llevaba las manos a sus caderas. En esa ocasión no llevaba la gabardina negra sobre sus hombros, sino que su chaleco negro quedaba a la vista completamente al igual que la camisa blanca debajo de este.

 —Como siempre llegas creyendo que esto es un desfile de moda —un suspiro escapó de los labios del castaño mientras se encogía de hombros exageradamente. No obstante, era inevitable cuando el de cabellos naranjas siempre quería hacer una entrada “fabulosa” con sus ridículos sombreros. Era toda una damisela—. La próxima vez deberías invitarme un café, hace tiempo que no nos reuníamos.

 Chuuya chasqueó la lengua ante el comentario de ese molesto hombre—. Esta no es una reunión cordial. ¿Qué es lo que quieres de Atsushi? Sea para lo que sea, no voy a dártelo —tronó sus dedos, mostrando en sus labios una sonrisa de oreja a oreja. Estaba emocionado por pelear con el detective que quería “erradicarlos”.

 — ¿Por qué lo proteges tanto? ¿Tan poderoso es el tigre? ¿O hay algo más que necesitan de él? —Dazai no apartaba la mirada del pelinaranja, pero tampoco parecía estar a la defensiva. Su cuerpo seguía tan relajado como antes de que su antiguo compañero apareciera—. ¿No me vas a decir, Chuuya? —entrecerró su mirada, afilándola… sabía que el contrario ya empezaba a sentirse incómodo ante él.

 —Eso, temo decirte, no es algo que necesites saber. Tuviste tu oportunidad de escoger este camino y no lo hiciste. Atente a las consecuencias de pertenecer al lado equivocado —declaró con voz arrogante. Sin embargo las palabras de Dazai combinadas con aquella intensa mirada, lo hicieron fruncir el ceño. Había heridas del pasado que esa mirada le hacía recordar… —Definitivamente sea lo sea que tengas planeado hacer con Atsushi… ¡No voy a permitirlo! —tomó impulso con sus pies y se lanzó contra el detective. Primero una patada al rostro.

 <<Chuuya enojado, vaya que Atsushi tiene a todos encantados. Voy a robarles su tesoro, quieran dejarme o no…>> pensó el castaño para sí mientras esquivaba aquella patada. Tuvo que dar un salto, pues el pelinaranja había girado, lanzando otra patada, esta vez hacia sus pies. Con movimientos rápidos esquivaba las patadas de Chuuya, que parecía desesperarse con cada fallo nuevo. Conocía demasiado bien los movimientos del contrario…

 —Parece que no has perdido la práctica, Dazai. Esto lo hace mucho más interesante ¿no? —el de orbes azules sonreía, eso quería decir que no tenía que contenerse—. Vas a decirme tu razón de ir tras Atsushi, quieras o no… —esta vez cambió su estrategia, fue primero con un puño al costado de Dazai, provocando que este esquivara hacia la izquierda. A lo que Chuuya soltó una patada a esa misma dirección,  logrando por fin lanzar al castaño hacia el suelo.

 Un gruñido escapó de los labios del detective mientras se levantaba del suelo. Debía elogiar aquel ataque de su antiguo amigo, no pensó que estuviese tan concentrado como para querer guiar sus movimientos—. Esta no es la manera de tratar a un viejo compañero —murmuró con suavidad… Iba a tener que neutralizar la sombra del contrario, si la usaba, estaba seguro de que salir ileso sería imposible. Y no tenía ganas de pasar un íntimo rato con Yosano.

 —Así que vas a negarte a contarme… Entonces, no voy a contenerme contigo —aseguró Chuuya con una sonrisa ladina y amplia. Se preparó a tomar impulso, y se lanzó contra  Dazai, que parecía completamente tranquilo, como si subestimara su poder. ¡Realmente le cabreaba verlo tan relajado!

 Dazai sonrió apenas el de cabellos naranjas se lanzó contra él, cada movimiento de Chuuya ya había sido previsto. El primer golpe a la derecha y la patada a la izquierda. No caería de nuevo, por eso, en vez de lanzarse hacia la izquierda para esquivar el golpe se agachó, y subió su cuerpo sujetando con su diestra el rostro ajeno desde abajo—. Con tu permiso, voy a bloquearte —susurró, antes de unir sus labios con los ajenos en un beso que desarmó completamente a aquella princesa de la Port Mafia. Separó sus labios, relamiéndose, y empujó al dueño de esos profundos orbes azules hacia atrás para abrir espacio entre ellos.

 Chuuya no se había esperado la reacción de Dazai… Claro, esperaba en cualquier momento un ataque, pero no precisamente bajo la forma de un beso que le restringiría el uso de su sombra por unos treinta minutos... No fue hasta que sintió el empujón que volvió en sí e inmediatamente la rabia subió a su cabeza—. ¡¿Cómo te atreves?! ¡Maldito Dazai! —su mente fue nublada y sin pensarlo empezó a atacar al castaño de nuevo. Esta vez con patadas, manteniendo una distancia prudente entre sus cuerpos. Lo maldeciría hasta la muerte por haber causado un sonrojo de vergüenza en sus mejillas.

 Como esperaba el detective, su antiguo compañero perdió todo el cerebro que tenía ante sus acciones y no pudo evitar sonreír mientras esquivaba certeramente sus patadas—. Como siempre eres como una doncella, pierdes la calma con un simple beso —ah… mala idea. Por poco una de las patadas lo manda a volar.

 —Esta doncella va a patearte el trasero. ¡¿Quién crees que soy?! ¡Puedo ganarte incluso sin mi sombra! —gruñó el de cabellos naranjas, sin notar que su sombrero había volado con el viento. Un golpe luego otro, hasta que por fin logró golpear… El desgraciado de Dazai estaba sujetando su puño cerrado. Lo molestaba,

—Oh… ¿En serio? Pienso que aún no es suficiente, Chuuya. Además ¿por qué lo proteges tanto? ¿Tienes interés en él? No sabía que bateabas para ese lado —jaló el brazo ajeno hacia su cuerpo y se apartó, para empujarlo contra el suelo de manera eficaz—. En caso de que solamente lo estén utilizando, yo puedo darle mejor uso a su misteriosa naturaleza.

 Chuuya estiró su brazo para jalar también al contrario, sin embargo falló, y cayó al suelo con las caderas levantadas. Posición que tardó menos de un minuto en cambiar, para volverse a levantar. Ahora su traje estaba sucio… —Cierra la boca. Una excepción que le dio la espalda a su propia naturaleza, nunca podrá entenderlo —volvió a lanzarse, esta vez, Dazai no esquivó el primer golpe. Logró lanzarlo a un par de metros y ya estaba preparándose para correr y dejarlo irreconocible.

 —Owwww…. ¡Cada vez que peleamos te pareces más a un monstruo! —el detective se fue incorporando hasta quedarse sentado y se frotó la mejilla; roja e hinchada por el reciente golpe. Sabía de antemano que no podía ganarle en fuerza, pero jugaría con él, algunas palabras más y Chuuya terminaría por equivocarse y abrir su defensa—. Parece que has olvidado la razón por la que me citaste aquí.

 —Voy a descargarme contigo y luego me encargaré de hacer un interrogatorio muy bueno —el joven de cabellos naranjas ya había empezado a caminar hacia el castaño cuando sintió sus pies ser alzados del suelo—. Eh… ¡¿Quién diablos es?! —ahora un alto hombre lo sujetaba, luciendo terriblemente serio.

 — ¡Ah! ¡Odasaku! Gracias por la ayuda, aunque esto era un asunto personal entre Chuuya y yo —comentó, antes de levantarse y sacudirse lentamente las ropas. Aquello no había sido preparado, pero no importaba.

 —No puedo creer que de verdad estés jugueteando el día que se supone nos íbamos a reunir —suspiró. Oda Sakunosuke estaba allí únicamente para ayudarle en una investigación a su viejo amigo Dazai. De orbes rojizos y cabellos castaños rojizos era un hombre con expresión seria, hasta severa casi.

 Chuuya giró su cuerpo y fue a golpear a aquel hombre que reconoció apenas su nombre fue mencionado. No obstante, fue soltado y esquivado… Como los gatos cayó con las rodillas flexionadas y se levantó, sacudiendo su cabello—. Así que el famoso Oda, tú tampoco serás capaz de capturarlo —amenazó de inmediato. Aunque aquello era problemático, había dos excepciones en su contra allí, y él no podía usar su sombra aún… Maldición.

 

—Sí, sí, lo siento. Es que Chuuya me invitó a jugar ¿Lo conoces no? ¿La doncella  de la Port Mafia? Es un antiguo amigo mío —la sonrisa de Dazai era absoluta. Su victoria estaba asegurada si lograba capturar a Chuuya en ese momento, todos los secretos serían suyos y podría tomar incluso aquello que ya poseía dueño… Como la misma organización conocida como Port Mafia. Una risa abandonó sus labios de inmediato al pensarlo.

 —Así que este es Chuuya. ¿Qué deberíamos hacer con él? No creo que nos dé tiempo de capturarlo. El tigre ya está aquí —Odasaku señaló de inmediato hacia los árboles y con rapidez jaló a Dazai, evitando que el gran felino lo aplastara. Sobre la espalda de la bestia iba un niño… Inevitablemente viejos recuerdos volvieron a su mente… el accidente de hace casi cinco años… —así que esa es la excepción que posee el tigre…

 

El de orbes azulados ya estaba preparado para emprender la huida cuando su subordinado apareció. Aquello no tenía sentido, sin embargo, simplemente sonrió mientras se encogía de hombros. Los jóvenes de ahora realmente eran problemáticos—. No se suponía que vinieras a rescatarme cuando trato de cuidarte, Atsushi —se quejó, yendo a recoger su sombrero. El cual sacudió antes de acomodarlo cuidadosamente sobre sus cabellos.

 Atsushi había montado sobre Byakko apenas Mori le había dicho en dónde se encontraba su superior… Y todo había comenzado con unas palabras de su sombra: “Una excepción poderosa pisó la isla, vamos”. Ahora estaba allí, en medio de lo que parecía ser una discusión muy tensa—. Byakko dijo que había algo raro… Y Akutagawa también comentó que saliste sospechosamente esta mañana.

 —Ah~ ¡Atsushi! Tanto tiempo, ven únete a nuestra reunión —lo invitó Dazai, recibiendo un gruñido por parte de Byakko. Observó la actitud de Odasaku, que no había podido quitarle la vista de encima al chico que montaba el tigre. Era evidente para él, lo había reconocido… Ya no necesitaba capturar a Chuuya, no en esa ocasión.

 —Bueno, entonces volvamos. Esto no va a quedarse así, Dazai. La próxima vez, no vas a tener la suerte de esconderte tras ese hombre —anunció mientras se subía sin problemas al lomo del tigre. Aunque se había puesto delante de Atsushi, obligando al de cabellos cenizos a sujetarse de su espalda—. No me preguntes nada.

 —Ah… Atsushi, soy Oda. Nos conocimos hace unos años —por fin el detective visitante se había decidido a hablar. Sin embargo, aquello que vio en los ojos del chico fue un terrible temor. Antes de que pudiese preguntar, el gran felino ya estaba sacando a los miembros de la Port Mafia de su rango de visión—. Es  efectivamente el niño que salió del barco.

 Dazai sonrió y rodeó con uno de sus brazos los hombros de Odasaku—. ¡Vaya alivio! Pensé que tendría que tomar un rehén para obtener respuestas, pero parece que tú y yo nos las arreglaremos para formular la teoría sobre el tigre~ Pero antes vayamos a beber —soltó de inmediato con una amplia sonrisa en sus labios.

 —Oh, bueno, ¿qué más da? —sonrió levemente ante la actitud del castaño a su lado. Como siempre, los planes de Dazai eran todo un misterio para él, y, sin embargo, él siempre lo ayudaría en todo lo que pudiese—. Por cierto, ¿qué vas a hacer con ese niño? —preguntó con voz suave.

 —Voy a convertirlo en algo mucho más hermoso. Ah… Es que tú no lo viste, el tigre que se convertía en un chico mientras un rayo de luna lo bañaba. Parecía brillar tanto que repentinamente quedé encantado, fue como hechizo ¿sabes? —a pesar de lo locas que podían parecer sus palabras, estaba hablando en serio. Todo comenzó con aquella visión, pero lo que tenía planeado para el tigre, era algo que se guardaría para sí mismo hasta que fuese completamente suyo.

 —Suenas como todo un romántico… Sé cuidadoso de todas formas, a mi parecer no eres el único que quedó encantado bajo el hechizo de ese joven niño —lo que más le sorprendía a Odasaku era precisamente el cambio que había sufrido ese niño desde el momento en que lo conoció hasta ese. La mirada de un perro callejero abandonado por su dueño había desaparecido, y, aunque, seguramente seguía siendo un perro callejero, tenía algo tan valioso que mataría por protegerlo… Si Dazai pensaba sacar al tigre de la mafia, tendría que conseguir un milagro.

 —Lo seré~  no te preocupes~ Sabes que yo siempre consigo lo que quiero —aseguró mientras afilaba la mirada y sonreía. Definitivamente el tigre caería en sus redes y se volvería su pequeña marioneta, dispuesta a sacrificarlo todo por él. Solo debía mover las cuerdas correctas y no caer más encantado por Atsushi. Enamorarse estaba completamente prohibido para alguien como él “Indigno de ser humano”

 

 Entre tanto los viejos amigos se retiraban hacia el bar que habían designado como su sitio de reunión, Chuuya junto a Atsushi estaban apenas entrando al edificio principal de la mafia, donde eran esperados por Akutagawa.

 Byakko desapareció, dejando tanto a su excepción como a Chuuya de pie frente al azabache que tenía el ceño fruncido y una expresión llena de frustración. Él también había querido ir a buscar al de cabellos naranjas, pero aún no había hecho las paces con Atsushi, por lo que no le pediría que lo llevara.

 —Apuesto a que te patearon el trasero, hubiese sido mejor que me llevarás contigo —la voz de Akutagawa sonaba grave, molesta, y, aun así en su rostro estaba la frustración reflejada… porque sabía muy bien que el único de ellos que podía enfrentarse a Dazai Osamu sin ser una vergüenza para la mafia era su superior. Sin su sombra, ni él ni Atsushi tendrían alguna oportunidad.

 —Los niños deberían quedarse en casa y portarse bien. Además, no tengo que decírtelo. Ya sabes que hubiese sido inútil, te sigue faltando experiencia y hubieses acabado por ser una carga. Aunque… Si entrenas un poco más, puede que acceda a llevarte la próxima vez ¿No te parece justo? —al ver que el azabache desviaba la mirada y asentía, sonrió—. Entonces, dense prisa ustedes dos y hagan las paces —con suavidad revolvió los cabellos de Atsushi y después los de Akutagawa. Él debía ir con Mori, ahora que Oda estaba allí, las cosas cambiaban.

 

 Mientras veía alejarse a Chuuya, Atsushi, suspiró resignado. Sin embargo, se encontró con la mirada de Akutagawa, que lo veía con el ceño fruncido. No conocía muy bien la expresión que le estaba mostrando, pero supuso que no sería nada bueno para él… Por lo que desvió la mirada hacia el suelo y frunció levemente sus labios. Él no sentía que debía disculparse… Era ese chico el que se enojaba con él todo el tiempo y nunca le daba ninguna explicación.

 — ¿Y entonces? ¿Ya te diste cuenta o tengo que explicarte a la fuerza? —pudo notar que la mirada del contrario volvía a posarse sobre la suya, parecía que el tigre quería decirle algo, sin embargo… nada salía de esos labios, por lo que gruñó suavemente—. Maldición, no puedo creer que realmente seas tan estúpido —tomó del cuello a Atsushi y lo jaló, golpeando sus labios en un intento de “beso” —. Te golpeo porque nunca entiendes que es peligroso para ti andar solo por ahí —y con esas palabras soltó de golpe al más bajo, para después cubrirse el rostro con una de sus manos y salir caminando hacia su habitación, dejando al de cabellos cenizos en shock.

 

 Atsushi tenía la mente completamente en blanco—. ¿Ah? ¿Ah…? ¡¿Ah?! —cuando despertó estuvo a punto de reclamarle al de cabellos azabache, pero él ya no estaba.  El índice de su mano derecha fue a parar hacia sus labios, estaban sangrando… como siempre su compañero carecía de tacto—. Así que esta es su manera de disculpa… ¡Maldito bruto! —se quejó, esperando que sus réplicas fueran escuchadas. Sus pálidas mejillas ahora estaban sonrojadas y su corazón había dado un vuelco extraño. No entendía nada.

—No lo pienses, Atsushi, piensa que esa fue una disculpa y ya. Luego no podremos dormir cómodamente —declaró Byakko, antes de removerse para salir de la sombra ajena. Y como si Atsushi fuese su cachorro, lo tomó del cuello de la camisa con su hocico y empezó a caminar hacia la habitación de este. Escuchar las quejas en voz baja de su excepción era de alguna forma gracioso.

 

 

El tigre es amado por todos

Cada uno lo quiere de forma diferente.

El tigre no puede amar a nadie

Cada uno puede destruirlo de manera distinta.

 

El tigre no olvida el pasado

En aquel entonces estaba vivo.

Ahora no es más que una sombra

Su amor no es más que una venganza.

 

La llave al infierno existe

El infierno está lleno de buenos deseos.

La sombra no es más que un ser que habita en el inframundo.

La llave del infierno comunica ambos mundos.

 

¿Quién es realmente indigno de ser humano?

¿No es culpable aquel que regó a la flor con veneno?

¿Es la flor que se convirtió en un monstruo y mató al humano?

Indigno de ser humano, es algo que definitivamente no puede ser dicho a una sombra.

Notas finales:

 

*La apariencia de Odasaku es la del manga, me decidí por esa en vez de la del anime~ 

 

*Muchas gracias por seguir el fanfic~ Saludos a todos los lectores~ incluso a esos fantasmas que no dan señales de vida (?) 

 

*Por supuesto el respectivo agradecimiento a mi beta, sin ella sería un desaste~ 


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