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Au Bord De L'Abîme por HarukaChan

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Central de la Port Mafia

 

—Apresúrate, Q, ya se está haciendo tarde y realmente quiero probar las crepas de esa cafetería —Kyouka sonreía alegremente mientras jalaba el brazo de su amigo, que parecía negarse rotundamente a hacerle compañía. Pero ya no aceptaría una negativa, le había prometido que si ganaba en un juego iría a donde ella quisiera.

—¡Argh! Realmente no quiero ir. Es patético que un chico vaya a esos sitios llenos de cosas lindas —gruñó el chico de cabellos bicolor. No podía creer que hubiese perdido una apuesta con la tonta de Kyouka, Yumeno estaba realmente malhumorado. Su peluche estaba abrazado a su cabeza y no controlaba su chillona risa.

—Esperen ustedes dos —Kouyou se asomó por la puerta. En esa ocasión no llevaba su abanico consigo—. Si van a ir a comer dulces traigan unos para él también.

—¿Eh? Qué fastidio…  Han pasado tres años ¿aún creen que despertará? —Yumeno frunció levemente el ceño y ante la mirada de Kouyou, desvió la suya. Él también quería creer que volvería… pero el tiempo no pasaba en vano y todos estaban creciendo mientras su antiguo amigo se quedaba atrás.

—No hay problema, Kouyou. Traeremos para Atsu y Byakko también —Kyouka sonrió con calma. No importaba cuánto tiempo pasará… mientras el cuerpo de tigre tuviese respiración ellos tendrían esperanza. Porque eso fue lo que les dejó.

Kouyou suspiró un poco—. Gracias, Kyouka —a pesar de la actitud de Q estaba enterada que solía visitar a Atsu para contarle todo tipo de cosas que sucedían. Aunque quisiera mostrarse indiferente, sabía que no lo había superado. Nadie.

—¿Qué tanto hablan? ¿No se supone que ustedes ya iban de salida? —Odasaku se frotaba la nuca con pereza. Había estado ayudando con el papeleo de los casos del día. La Port Mafia había tomado oficialmente el puesto de la policía así que tenían bastante trabajo. Aunque debía admitir que el último año la delincuencia había bajado casi a un 80%.

—Sólo quieres que nos vayamos para acaparar a Kouyou —Q lo miró de reojo con el ceño levemente fruncido. Metió las manos en los bolsillos antes de empezar a caminar a la salida—. Apúrate, Kyouka —a pesar de que había dicho que la paz no llegaría rápidamente, la nueva gestión de la isla era efectiva. Incluso él que servía como oficial ofensivo para la Port Mafia tenía mucho tiempo libre.

—¡Hey, espera!  Nos vemos dentro de un rato —Kyouka soltó una pequeña risa mientras seguía a su amigo. Yumeno era realmente un mal mentiroso, no odiaba a Oda, pero estaba celoso por Kouyou. Ella también sentía un poco de celos, después de todo la excepción del demonio dorado era la “madre” que siempre habían querido.

Kouyou se cubrió los labios al reír suavemente. Los niños sí que crecían rápido—. ¿Entonces?  Creo que tenías bastante trabajo como para que te hayas desocupado tan pronto.

—Yumeno realmente me odia ¿no? —Oda suspiró levemente. Ante la pregunta solamente sonrió un poco—. Me preguntaba si estabas libre en la noche, es mi turno de hacer la ronda nocturna.

—Sólo es tímido —Kouyou Ozaki mantuvo su sonrisa y ante aquella pregunta lo pensó—. Tal vez. Soy una mujer ocupada, no como otros —se burló la preciosa mujer mientras le daba la espalda a Odasaku y se dirigía hacia la salida. Tenía ciertos asuntos pendientes, nada como ampliar la red de información a través de informantes en tierra firme.

—Ja. Siempre dices lo mismo y terminas viniendo —Oda sonrió levemente antes de suspirar y caminar de nuevo a la oficina. Hacer papeleo era sin duda lo que más odiaba.

 

Mori estaba observando la ciudad a través del ventanal de su oficina. La isla se había sumido en una paz tan extraña como esperada. Vio dos siluetas salir del edificio y sonrió levemente al notar que se trataban de Yumeno y Kyouka, la última ahora era una estudiante normal de una academia mientras que el primero se había decidido por empezar a trabajar como “oficial”—.  Las cosas han estado yendo tan bien que parece mentira.

—No es propio de ti decir cosas así, Rintarou —Elise estaba sentada sobre el escritorio moviendo sus pie de forma infantil.

—Bueno, muchas cosas están cambiando, es normal verse influenciado —Mori volteó a verla de reojo. Las cosas habían estado moviéndose muy rápido y en la actualidad poseían varios contratos comerciales con empresas extranjeras. Usaban excepciones como embajadores y así las raíces de su imperio se habían extendido hacia distintos continentes.

—Hmph… Todo es gracias a que Atsu mató a Ango Sakaguchi ante los ojos del mundo. Fue una declaración de “esto pasará a los que se me opongan”. El temor es un aliado increíble cuando se trata de negocios —Elise miró a su excepción con una sonrisa. La Port Mafia oficialmente era sólo encargada de la seguridad, pero eso sería demasiado sencillo ¿no? Además el éxito de la isla dependía de las excepciones que lucharon por ella. Así eran las cosas.

—Sí, todo es gracias a que Atsushi estuvo allí —Mori cerró los ojos por un momento y asintió. El hecho de que el tigre había entrado en un sueño era algo que habían ocultado usando a la sombra de Tanizaki para hacer que hiciera apariciones cortas. No obstante, en algún momento el teatro sería destruido y posiblemente estuviesen de nuevo en peligro—. ¿De verdad ni siquiera está en el mundo de las sombras, Elise-chan?

—No, ni siquiera Rashōmon o yo hemos podido verlo allí. Les pregunté al espejo y al árbol pero llegaron a la conclusión de que no volvieron —Elise mantuvo su sonrisa. Incluso aunque las sombras habían buscado, no había rastro de ninguno de ellos—. Sea lo que sea, la consciencia de Atsu y Byakko siguen dentro de su cuerpo. No están en ningún otro lugar.

—Eso sólo hace las cosas más difíciles para nosotros… A este paso realmente él podría morir —Mori mantenía la mirada fija en la ciudad. Era frustrante que no pudiese hacer nada por Atsushi en esos momentos, no importaba cuánto lo hubiesen intentado. La excepción del tigre no había despertado con nada.

—Tranquilo, Rintarou. Él sigue respirando, así que definitivamente volverán. Byakko no es un ser que pueda ser borrado de este mundo… Incluso si pasan años… En algún momento nuestro tigre regresará de nuevo, porque el rey de la oscuridad nunca abandonará a sus sombras mientras lo necesiten —Elise sonrió tranquilamente mientras bajaba de un saltito del escritorio.

—Si es Elise-chan quien lo dice no me queda más remedio que aceptarlo ¿no? —Mori sonrió. Parecía que debía ser más paciente, aunque siendo sinceros… Todos estaban preocupados a su manera. Nadie quería que la paz que Atsu les había dejado fuese perturbada.

—¡Exactamente! De nada sirve mostrarse nostálgico todo el día —la pequeña rubia sonrió, asintiendo levemente. Definitivamente el rugido del tigre volvería.

 

Puerto principal de Yokohama

—¿No faltó nada? —Chuuya miraba con calma al pelinegro que terminaba de inspeccionar un contenedor recién llegado. Para ese día estaban a cargo de revisar algunos envíos “sospechosos” que debían llegar a la isla.

—Por supuesto que no. Todo está limpio, todos son contenedores de materia prima. Hice que Rashōmon tomara una muestra para Yosano, pero no parecía haber nada extraño —Akutagawa lo miró de reojo con el ceño fruncido. Él era muy capaz.

—Me sorprende la lógica con la que actúas, Aku —Chuuya revolvió los cabellos y asegurándose de que no había nadie alrededor, robó un corto beso. Como solía pasar Rashōmon gruñó y empezó a removerse inquieto, haciéndolo reír—. Ya debería acostumbrarse.

—¡Grr! Te he dicho que dejes de hacer esa mierda en público ¿no?  —Akutagawa frunció el ceño mientras se cruzaba de brazos—. Ahora deja de tontear y acompáñame a llevar esto a la Agencia.

Chuuya no pudo evitar sonreír divertido—. Eres tan tímido~ —bromeó antes de adelantarse—. Vamos entonces. Esta noche cenaremos fuera, te lo había prometido después de todo —incluso si el tiempo pasaba parecía que Aku se negaba a aceptarlo completamente, una parte del azabache se aferraba al pasado. Por eso Chuuya no lo presionaba, no lo culpaba por negarse a avanzar.

Un suspiro de frustración escapó de sus labios. No podía creer que Chuuya siguiera actuando como un niño, pero sinceramente eso le hacía las cosas más fáciles—. Está bien. Aunque ya he visitado a Atsu por hoy, deberíamos llevarle arroz frito —en la Port Mafia todos solían llevar comida para su “bestia durmiente” esperando que en algún momento despertara pidiendo algo de comer como solía hacerlo después de las noches sin luna.

—Sí, seguramente eso le gustará a Atsu —Chuuya solamente sonrió con calma—. Va a estar realmente hambriento cuando despierte después de tanto tiempo.

—Él siempre tiene hambre, es un maldito glotón —Akutagawa suspiró levemente y cuando vio la mano de Chuuya quedándose atrás, la tomó con suavidad. Las cosas habían cambiado para ellos también.

Chuuya sonrió satisfecho y sujetó con firmeza la mano de Aku. Seguía siendo terriblemente adorable—. Sí, va a estar muy sorprendido cuando despierte y vea que las cosas que deseaba son una realidad. Aunque odie admitirlo es porque el maldito de Dazai ha trabajado como una mula para cambiar las condiciones de la isla lo más rápido posible. Es como una máquina.

—Es un monstruo. O por lo menos lo es desde que Atsu se durmió —Akutagawa odiaba a Dazai, pero durante los últimos años lo único que podía sentir era lástima, porque el hombre que siempre se divertía ahora lucía tan vacío como una cáscara. Incluso si lo veían reír en sus ojos no había nada.  

—Bueno, perdió lo que realmente quería. Incluso un bastardo como él debió sentirse desesperado cuando un plan que él mismo había ideado terminó mandando al sueño indefinido a la persona por la que estaba haciendo un montón de cosas —Chuuya no podía decir que sentía lástima. Dazai quien estaba acostumbrado a cambiar de bandos y a traicionar sin ver hacia atrás estaba sufriendo. Tal vez era el karma por todos los errores cometidos. Pero aun así odiaba que fuese justamente Atsu quién tuviese que dormir.

—Es realmente molesto —Akutagawa soltó la mano de Chuuya antes de saltar hacia el edificio más cercano. El sol ya empezaba a ocultarse—. Por cierto… —volteó a ver al de orbes azules que lo había seguido sin problemas—. Hoy la luna parece tener un color especialmente rojizo…

—Dicen que es un buen signo para las sombras —comentó Chuuya con una sonrisa—. Tal vez sea la señal que todos esperábamos. Incluso sin el tigre todavía debemos permanecer y ganar pase lo que pase. Aunque después de la amenaza que le hizo Dazai al embajador de Tokyo no creo que tengamos que usar nuestras manos por ahora.

—Hmph. Ha habido tres lunas rojas desde que empezó el sueño de Atsushi y no ha despertado. Rashōmon incluso ha dicho que puede ser que no despierte hasta dentro de cien años ¿sabes lo que significa?  —Aku estaba preocupado por el hecho de que su amigo fuese a despertar en un futuro lejano completamente solo y desorientado.

—No te preocupes, definitivamente Atsu despertará —comentó con calma Chuuya. Quería creer firmemente en sus propias palabras, pero no podía—. Aunque de nada sirve hablar de ello, ya probamos que llamarlo no funcionará esta vez.

—Tienes razón —Akutagwa suspiró y empezó a saltar de edificio en edificio. La ciudad estaba realmente en paz. Las personas en las calles estaban más que acostumbradas a ver a las excepciones corriendo de aquí a allá. Incluso podía entrar a los restaurantes y nadie le temería… siempre era tratado con cortesía. Era tan raro… y quería que Atsu lo viviera también.

 

Bosque del este

Dazai Osamu caminaba con pasos lentos hacia el bosque. El sonido de las aves era tenue al igual que el silbido del viento filtrándose a través de las frondosas plantas. Atravesó una barrera cuidadosamente puesta hasta una cueva y sin dudarlo entró. Como siempre la oscuridad y el silencio eran la única compañía que podía obtener.

En el fondo de la cueva sobre una cama cuidadosamente acomodada y un montón de flores se encontraba la bestia durmiente. Atsushi estaba en la misma forma en la que lo había visto el día anterior y desde hacía 3 años. Ni siquiera un pequeño cambio y eso lo estaba consumiendo por dentro. ¿Cómo era posible que el gran Dazai Osamu hubiese cometido un error tan patético en sus planes? Más precisamente… ¿Cómo era posible que Atsu lo hubiese engañado y no se diera cuenta de lo que ocurriría? Gruñó con levedad antes de sentarse en la silla al lado de la cama.

—Sabes, Atsu, estoy seguro que ese día quisiste decirme… pero no ibas a permitir que cambiara el plan si eso significaba que alguien podría morir ¿verdad? —Dazai tomó la mano de Atsushi para besarla con levedad—. Siempre poniendo a todos antes… eres realmente un demonio.

Las cosas habían mejorado rápidamente usando sus distintos planes para mejorar el comercio y el turismo así que la isla de Yokohama se había convertido en un paraíso al que la gente no tenía miedo de ir. Las excepciones eran la gran parte de la población por lo que eran tratadas igual que a cualquiera. Incluso en las escuelas se había empezado a implementar un plan de estudio para el desarrollo de sus habilidades.

Era un paraíso para las excepciones justo como Atsu lo había querido, pero él no estaba allí para verlo y acompañarlo. Dazai era egoísta, estaba haciendo todo eso por el tigre, nada más. El bien ajeno era algo que no le quitaba el sueño y seguía sus propios ideales de justicia.

—Sabes, Atsu, hoy conseguí ampliar nuestras relaciones de nuevo. Empezaremos a comerciar materia prima con otro país así que eso será muy bueno para la isla. No vas a creerlo, pero he visto a Kyouka y a Q en una cafetería aunque este parecía haber sido condenado a muerte. Todos están dando lo mejor de sí para mantener este lugar, así que debes apresurarte y volver también —suspiró, acariciando la frente del menor. Dazai realmente creía que en cualquier momento abriría sus ojos, parecía tan relajado…

—Supongo que hoy tampoco será un buen día para nosotros —Dazai Osamu suspiró de nuevo. Solía hacerlo con frecuencia. Cada día sin falta iba a hablarle a Atsushi, le contaba sobre todas las cosas que se estaba perdiendo esperando que alguna causara aunque fuese una mínima reacción en él, pero todo era inútil. No era una persona con paciencia y cada vez que volvía causaba que se sintiera peor. Si tan sólo se hubiese dado cuenta de que había algo mal habría podido evitar que Atsu cayera en ese estado.

Se levantó con pesadez, dirigiendo una última mirada a su novio aún dormido. Ese estúpido vacío en su interior no desaparecería. Ya le había dado la espalda a la cama y se encontraba de salida cuando se topó con Akutagwa y Chuuya. Ladeó el rostro al ver que la bolsa en sus manos se caía y señalaban a sus espaldas.

Dazai volteó lentamente y su boca se abrió por la sorpresa… Atsushi estaba sentado en la cama con su sonrisa de siempre y Byakko sentado justo a su lado. Un “buenos días” abandonó los labios del recién levantado y el castaño no pudo evitar devolverse a toda prisa para abrazarlo. La bestia durmiente había despertado.

 

 

La esperanza que el tigre dejó movió el mundo

En la oscuridad mostró brillo a todos

Se entregó a las sombras y les dio un nombre

La isla es su paraíso más deseado.

 

El sueño abrazó al tigre pero no apagó su luz

Cada excepción continuó su camino llevándolo consigo

En una noche de luna roja un rugido resuena en el oscuro bosque

Sólo puede ser el tigre.

El rey ha despertado

Y ya no existe la bestia durmiente.

 

 


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