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Au Bord De L'Abîme por HarukaChan

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La oficina del líder de la Port Mafia se mantenía a puertas cerradas ese día. ¿La razón? Una reunión con los otros dos miembros de la directiva de la Port Mafia: Kouyou Ozaki y Chuuya Nakahara. Con el último ya había tenido una conversación el día anterior, luego de que regresara con una noticia que lo hizo fruncir el ceño: Oda Sakunosuke estaba en la isla y tenía la intención de aliarse con Dazai Osamu.

 

Debido a eso se encontraban allí reunidos: la hermosa mujer de cabellos rosáceos lucía bellamente arrogante sentada en un mullido sillón de color verde oliva; en su mano derecha llevaba una estilizada pipa de madera y en la izquierda mantenía cerrado un abanico de color lila; tenía las piernas cruzadas y sus labios delineados con un brillante carmín. Esa era Kouyou Ozaki, la única mujer que podía rivalizar con el mismo jefe de la Port Mafia y poseedora de la sombra  “Demonio de Oro”.

 

 Chuuya estaba sentado sobre el brazo de otro de los sillones oliva, sus orbes de un tono azul profundo estaban fijos en el escritorio, donde el líder se encontraba. Había algo que faltaba en ese lugar, pero no supo qué hasta que recordó a la pequeña y grosera rubia que siempre acompañaba al pedófilo de Mori. Aunque supuso que era por petición del azabache.

 

Mori pudo descifrar fácilmente qué era lo que Chuuya buscaba con la mirada, pero para esa ocasión, había mandado a su adorable y preciosa Elise a cuidar de los niños traviesos de la Port Mafia, alguien debía asegurarse de que no fuesen a causar problemas mientras los adultos discutían. De todas maneras, la pequeña rubia ya era consciente de todas las opciones que tenía como plan.

 

—Entonces, para iniciar con esta reunión… Hay que ver todo desde el inicio, desde el momento en que Dazai Osamu se interesó por nuestro querido niño. No teníamos previsto que eso ocurriera, al contrario, me hubiese gustado que Atsushi nunca se encontrara con él —tenía ambas manos unidas justo por debajo de su mentón, estas estaban cubiertas por guantes de seda perfectamente blancos.

 

—Fue un error que ninguno esperaba. Pero no entiendo qué fue lo que realmente  atrapó la atención de ese idiota… A menos que realmente se haya enamorado de Atsushi… — “¡Nunca!” fue interrumpido Chuuya  por el grito de Kouyou, que se había incorporado levemente pero sin levantarse de su puesto.

 

— ¡Mientras viva Atsushi no estará con ese depravado! —aseguró la mujer de orbes violetas con seguridad. ¿Cómo iba a dejar a uno de sus niños en manos de Dazai Osamu? Eso era una locura.

 

—Bueno, lo que dice Chuuya no es algo tan loco… Atsushi es un niño lindo… —comentó Mori mientras asentía, manteniendo la expresión seria en su rostro—. Pero en caso de ser así, deberíamos usarlo a nuestro favor para traer a Dazai a nuestras líneas o por lo menos acordar una “tregua” ¿No es un mejor uso de nuestro querido tigre?  Así podríamos tener un ojo siempre sobre su relación e impedir que abuse demasiado de él.

 

—No puedo creer que de verdad estemos contemplando la opción de usar a Atsushi como sacrificio —el de cabellos naranjas tenía la diestra su rostro, demostrando lo frustrado que esos comentarios lo tenían—. La cosa es en no permitir que ellos estén juntos… —“¿por qué? ¿Te pondrías celoso, Chuuya?” las palabras del líder de la Port Mafia lo hicieron indignar—. ¡Yo no soy un pedófilo como tú o el idiota de Dazai!

 

La risa de Kouyou no se hizo esperar, era suave y de alguna manera digna de una persona elegante como lo era ella, que hasta el acto más atroz en sus manos podía volverse sublime—. ¡Vaya! No sabía esas facetas tuyas, Chuuya —era inevitable querer molestar al de orbes azules, cuando se avergonzaba tan fácilmente por un par de bromas.

 

Mori también soltó una risa, antes de recargarse totalmente sobre su silla y dejar las manos en su regazo—. Bueno, hablando seriamente y sin tener que caer en el mal hábito de recriminar los defectos de los demás —dijo el mayor, refiriéndose a lo de “pedófilo”—. Las cosas se nos han complicado, pero el secreto de Atsushi sigue completamente sellado… Por lo menos Dazai no lo sabe, todavía…

 

—¡Tsk! —Chuuya chasqueó la lengua ante el cambio de tema por parte del azabache. Realmente era un hombre difícil de tratar—. Ya que no me queda de otra que soportar tus burlas… Yo pienso que tendríamos que hacer un movimiento para despejar la atención de Atsushi, si una bomba no es suficiente dos podrían ayudar o tres…

 

—No es una mala idea, pero carece de tacto. Tal vez podríamos movilizar a Atsushi a otro lado de la isla, por lo menos así tendrían que correr un poco tras él. Sin embargo, la idea de intentar atrapar a Dazai y tenerlo de nuestro lado no es mala. Lo único que realmente me preocupa es si ese hombre podría algún día estar del lado de las excepciones… —comentó la mujer de orbes violáceos mientras se cubría los labios con el abanico abierto, que lucía un diseño de flores blancas.

 

—Esas son tres posibilidades, pero ninguna será eterna. Atsushi no puede salir de la isla, si lo hace, todo el mundo podría terminar lleno de sombras… así que movilizarlo solamente sería algo pasajero que terminaría por agotarlo y estresarlo innecesariamente. Esa pregunta es interesante, Kouyou… ¿Podemos hacer que la excepción que destruye a su propia raza le dé la mano? Es necesario hacer el experimento.

 

—Eso es algo difícil, conozco a Dazai desde hace mucho, y ese hombre es fiel a sus convicciones sin importar nada. No ha cambiado en todos estos años, y lo que pasa por su mente es realmente un misterio para mí. No obstante, ninguno ha dado la cuarta opción… y eso es algo que me preocupa… ¿Por qué no matar a Dazai Osamu? Sin él, la Port Mafia definitivamente se haría con todo el dominio de la isla —declaró Chuuya.

 

— ¿Y quién va a hacerlo? Porque te recuerdo que no has podido en años… Podríamos mandar a Akutagawa pero tú mismo lo has dicho, es demasiado joven para ello. Mientras no pueda expandir su sombra hasta el rincón más oscuro de su corazón no podrá dominarla y aprovecharla en su totalidad. Atsushi podría, pero si lo intenta y no lo logra... todos sus secretos serán expuestos al mundo, la humanidad querría su destrucción y el estrés verdadero podría llevarlo a convertir este mundo en un abismo de dolor, frustración y sufrimiento… Eso por un lado; por el otro, nos queda Oda Sakunosuke, que no creo quiera ayudarnos o ponerse de nuestro lado. Él también será una molestia —Kouyou estaba siendo consciente. Había muchos puntos a considerar.

 

—Ya estamos pensando con un poco más de realismo. Ambos tienen parte de razón, pero como dice Kouyou, matar a ese hombre será difícil. Y eso que no puedo decir que tiene las nueve vidas de un gato, a él no lo he visto hablando con ninguno… —aquel comentario tenía un segundo sentido oculto, pero ninguno de los presentes allí entendería el verdadero significado de “hablar con gatos”. Mori se estiró, manteniendo una sonrisa—. Lo que ha pasado ciertamente no estaba en nuestros planes, pero hay que ver las cosas buenas. Esto podría darnos mucho más poder sobre la isla y las excepciones que aquí habitan… Además, Atsushi parece  más alegre desde que no tiene que ocultarse.

 

Chuuya no pudo evitar gruñir con frustración. Aunque no quería admitirlo, la mujer de cabellos rosados llevaba la razón… Si fuese tan fácil deshacerse de Dazai, ya lo hubiese hecho. Más no lo era, y de Odasaku tampoco… A pesar de que era un detective de otro lugar, todos conocían acerca de la excepción que podía ver el futuro, incluso si era unos cuantos segundos, le daba la ventaja en todo tipo de situación—. Al final no hemos terminado de acordar nada… Entonces, ¿dejaremos que sea Atsushi quien lleve el control de la situación? —En ese momento vio la cara de ambos presentes, y no pudo más que sonreír ladinamente, imitándolos…—. Ya veo… Sí, me parece bien.

 

—Te estás volviendo lento, ¿es la edad? —se burló, Kouyou, recibiendo un “No me hagas mencionar qué edad tienes, bruja”. Ese pequeño arrogante—. ¿Quieres pelear? Hace tiempo que mi precioso demonio no corta una cabeza —con esas palabras retó al menor a volver a decirle bruja. Además de insinuar que estaba vieja… ¿Cómo se atrevía?

 

—Pues no me molestaría patearles el trasero a tu demonio y a ti —anunció con la mirada en alto y una sonrisa leve en sus labios. No es como si tuviese miedo de enfrentarse a la mujer que estaba a la par de Mori Ougi… En la Port Mafia había habilidades de todo tipo, y el hecho de estar en diferentes rangos, no quería decir que alguno fuese más que otro. Después de todo, aquello que alimentaba el poder de la sombras era la oscuridad del corazón de su contratista. Eso era un hecho que Chuuya había visto con sus propios ojos.

 

—Ustedes dos dejen de comportarse como un par de niños caprichosos, en esta oficina la única que puede hacer tal cosa es Elise-chan —intervino el de ojos carmín, sonriendo—. Es bueno que se lleven tan bien. Pero es hora de empezar a movernos, como los perros callejeros que somos, buscaremos entre los rincones más sucios de esta ciudad y convertiremos las pesadillas en realidad para nuestros enemigos —anunció.

 

“Entendido” resonaron al unísono las voces de Chuuya y Kouyou, ambos mostraban sus mejores sonrisas, llenas de una extraña motivación.

 

—Entonces, empezaré a mover a las lagartijas negras para limpiar el terreno en la zona cercana al muelle —declaró el de cabellos naranjas mientras se levantaba y se quitaba el sombrero por unos momentos para dedicar una inclinación a manera de respeto hacia Mori.  Con la cabeza gacha y el sombrero en el pecho sujetado por su diestra, los orbes azules de ese hombre parecían brillar.

 

—Yo llevaré a los míos hacia las zonas más cercanas a las montañas, definitivamente la policía no sabrá qué hacer —soltó una suave risa—. Oh, y aprovecharé de poner en su lugar a algunos delincuentes que han estado haciendo grafitis en mi zona —la mujer de cabellos rosáceos se levantó, dejando caer las mangas de su hermoso kimono, el cual lucía en colores pastel. Cerró el abanico con un sútil movimiento de mano y llevó el pico de la pipa a sus labios.

 

—Está bien, vayan. Hagan una presentación explosiva, digna de la Port Mafia —movió su diestra para indicarles que podían retirarse. Y al verlos salir, no pudo evitar sonreír aún más ampliamente.

 

 

—Es repugnante la forma en la que todo parece estar saliendo según tu plan —fue lo primero que comentó la pequeña Elise al entrar por la puerta. Había estado esperando que los acompañantes de Mori salieran para poder entrar.

 

— ¡Oh! Eres muy cruel conmigo, Elise-chan. Ven, siéntate en mi regazo y dime qué te parece el escenario que se está formando frente a nuestros ojos —estaba extremadamente conforme con todo lo que habían hablado. Aunque pudiese parecer una reunión trivial, no lo era.

 

—No quiero —la pequeña rubia le dedicó un puchero, antes de ir y subirse al escritorio para sentarse en el borde y mover sus piernas con suavidad—. A este paso, los monstruos como yo vamos a tener el poder sobre la humanidad ¿No es gracioso? Después de todo, en algún momento fuimos sus víctimas —sonrió ladinamente, mientras el hombre la observaba.

 

—Las niñas lindas no deberían tener tal vocabulario—Mori soltó una suave risa, antes de levantarse y acercarse hasta el ventanal que daba hacia la ciudad—. ¿A dónde nos llevará la voluntad del tigre? ¿Será al abismo o al paraíso? Estoy tan ansioso por ver cómo resulta esto que de verdad estaría dispuesto a aceptar que Dazai venga a nuestro lado.

 

—Eso depende únicamente de Atsushi, aunque ya que él también es algo parecido a un monstruo… Seguramente convertirá este lugar en el castillo digno de una bestia, si es que no lo matan  o se suicida primero~ jijijiji~ —la risa de la niña resonó en la oficina, provocando que Mori le acariciara la cabeza con un: “Ya veremos, ya veremos. Tal vez el beso del príncipe convierta a la bestia en humano” —. Eso es poco probable, pero sería algo realmente digno de presenciar.

 

—Por lo menos no me gustaría que muriera… o tener que matarlo —comentó aquel hombre, volviendo a voltearse hacia la ventana desde su posición. La ciudad estaba terriblemente calmada, como si supiera que dentro de poco el infierno podría desatarse. Tal vez sí, tal vez no.

 

 

 

Del otro lado de la ciudad, Dazai Osamu se encontraba bebiendo con su viejo amigo Odasaku. Ambos sentados en unos taburetes de madera oscura frente a una barra del mismo material. El bar donde se reunían poseía un estilo rústico y elegante, con paredes de ladrillo rojo y muebles de madera. El viejo bartender ignoraba completamente a los presentes a la vez que limpiaba eficientemente un vaso que seguramente había contenido whisky.

 

Lupin era el lugar que había visto a lo largo de los años sus diferentes reuniones, aunque claro, en ese momento no se encontraba el sujeto anticuado de lentes redondos, por lo que faltaba un integrante. Sin embargo, esa persona tal vez nunca volvería a sentarse en el taburete sobrante de la barra.

 

—Y entonces fue así como te enamoraste de Atsushi, vaya manera de quedar hechizado por un niño. Si no te cuidas, terminarás en la cárcel —declaró a modo de juego Odasaku. Y es que él tenía una muy buena relación con el castaño que sonreía después de haberle contado sobre el primer encuentro que había tenido con el tigre—. Sin embargo, me preocupa lo que quieras hacer con alguien como él.

 

Estaba fantaseando con el rostro lloroso del chico de cabellos cenizos cuando Oda lo regresó a la realidad con aquella pregunta—. No es sabio preguntar eso a estas alturas del partido, apenas vamos en el primer tiempo —con su diestra mecía el vaso con un líquido amarillento en su interior. El rostro del hombre de cabellos rojizos le decía que aun así quería saber—. Si te lo digo no será divertido ver tu rostro luego.

 

—Cada vez me estoy preocupando más —Odasaku suspiró pesadamente antes de beber un poco de su whisky, no creía que nada bueno resultara de aquello que tan pensativo tenía a Dazai, más tampoco le negaría su ayuda. Eran amigos, y le debía bastante al hombre que podía eliminar la oscuridad—. Bueno, sólo espero que tus planes no dañen aún más a ese niño.

 

—Hablando de dañar… ¿No me darías una copia del reporte sobre el accidente de hace cinco años? —las pupilas de Dazai se dilataron de inmediato mientras le hacía su mejor cara de “cachorrito” a Oda. Definitivamente no podía dejar pasar esa oportunidad. Ante el nuevo suspiro del contrario, sonrió. Había asegurado lo que necesitaba para el día siguiente.

 

—Aunque es un caso antiguo y sinceramente los directivos del gobierno no quieren que vuelva a salir a flote… Pero ya que estás tratando tan desesperadamente de aprender sobre el tigre, no me queda más opción que darte tantas herramientas como pueda —con esas palabras el visitante bebió otro poco de su bebida. Había algo en su interior que no le permitía quedarse tranquilo.

 

—Y a pesar de eso, la Port Mafia tiene la primicia. En esa ocasión ellos se llevaron a los dos niños que lograron sobrevivir a ese incidente, y con esos niños la verdad también desapareció. Por lo menos de la mano del gobierno —comentó Dazai con voz suave y la mirada fija en su propio vaso—. Aunque entre los mismos  gobernantes hay quienes quieren hacer uso de las excepciones. Así que quién sabe lo que realmente planeaban hacer con ellos cuando los  tuviesen.

 

—Por ese comentario podrían asesinarte, Dazai —ante el “ya lo sé” de su acompañante, Odasaku sonrió ladinamente. Ese hombre no cambiaba incluso cuando pasaban los años —. Pero es la verdad —sentenció con tranquilidad—. Por otra parte, ¿piensas que tu estrategia está dando resultado con Atsushi?

 

—Sí, por un segundo ha dudado en responderme cuando me lo encontré el otro día… Sólo un segundo de duda es suficiente para mí, lo demás está en acercarme poco a poco hasta ganarme el instante que lo cambia todo —su sonrisa en ningún momento menguó, pues era cierto. Un segundo de duda al jalar el gatillo podía poner la balanza a favor del contrario. Así era la vida de impredecible.

 

—Entiendo, pero es difícil tener oportunidades cuando los más fuertes de la Port Mafia están cuidándole las espaldas durante casi todo el día—. “No me preocupa, Akutagawa sin su sombra no es nadie y puedo manipular a Chuuya, no es nada nuevo” aquellas palabras hicieron que Odasaku se diera cuenta de que Dazai estaba realmente interesado en el tigre, era muy extraño—. Parece que realmente te gusta ese niño. Nunca te había visto ir tan lejos por un capricho.

 

— ¿Mm? Ya te he dicho que he sido capturado por la hermosura del tigre, simplemente no lo puedo dejar de esta forma… — «Además de que él podría darle sentido a este remolino que llevo de vida» pensó para sí Dazai Osamu. Él, que no tenía más ley que la suya propia, pensaba darle un espacio al tigre a su lado. Debía estar agradecido—. Quiero saberlo todo de él, y no me importa matar a todos a su alrededor para lograrlo.

 

—Si haces algo tan radical seguramente lo asustarás y no lograrás nada con él —comentó Oda con tranquilidad mientras bebía otro trago de whisky… Ahora el vaso quedaba vacío, por lo que lo dejó en la mesa, fijando su mirada sobre Dazai. Este parecía estar totalmente inmerso en sus palabras, pues de algún modo sus orbes parecían tener hasta un toque carmín en su brillo. Sabía que ese hombre podía ser realmente peligroso y no sólo para aquellos que fuesen excepciones.

 

—Oh, tienes razón. Eso es lo que no me gustaría, quiero que me siga fielmente como un buen corderito a su pastor —comentó el castaño con voz relajada—. Pero hay varios puntos que he querido descubrir también, aunque creo que todo quedara claro para mí cuando pueda leer el reporte del incidente. Sin embargo, me gustaría escuchar una teoría de tu parte sobre la razón por la que la Port Mafia se toma tantas molestias para proteger al tigre.

 

—Hemos llegado a la hora de las teorías, me gusta. ¿No tienes ni una formada? ¿No es amigo tuyo el súper detective, Ranpo? —Odasaku no pudo evitar reír ante la expresión que había puesto Dazai. Parecía ciertamente frustrado con el dueño de aquel nombre—. Bueno, entiendo. Entonces, es obvio para cualquiera que ellos buscarían dominar tantas excepciones como fuese posible, y en particular, Atsushi tiene un enorme potencial. Nada más con estar en su presencia puedo notar que su sombra es muy distinta a las demás, pero no es solo su sombra, tal vez sea talento natural… Imagino que la Port Mafia está esperando desarrollar poco a poco ese poder, por eso no lo están forzando —en realidad esa era la explicación más lógica y, sin embargo, nada aseguraba una cosa u otra. En ocasiones como esa, le hubiese gustado poder ver mucho más allá en el futuro.

 

No pudo evitar escuchar atentamente a Odasaku, en realidad era una teoría muy acertada y cercana a la suya propia. Asintió suavemente un par de veces y de un solo trago vació el contenido de su vaso—. Otro, para ambos —pidió con una sonrisa al bartender y luego volvió la vista hacia el de cabello castaño rojizo. Por algo se comenzaba, y al no tener la colaboración de Ranpo era mejor irse por teorías más seguras.

 

—No creo que beber hasta emborracharnos y seguir haciendo teorías sea buena idea —quería mantenerse cuerdo esa noche, pero apenas Dazai rodeó sus hombros con un brazo, suspiró. Definitivamente esa noche no iba a regresar en una pieza a su casa. Bueno, no importaba. Sonrió calmadamente, y asintió ante la petición del castaño  de “disfrutar” de su reencuentro. Parecía que por esa noche el trabajo quedaba en segundo plano.

 

— ¿Y por fin encontraste a una mujer para tener una vida pacífica y aburrida luego de jubilarte? —aquella pregunta salió de sus labios sin ser si quiera pensada por Dazai. Había sido lo primero que había pasado por su mente, pues no le era ajeno el deseo que tenía Odasaku por tener una vida tranquila y lejos del peligro. Qué aburrido.

 

—Claro que no, casarme no va conmigo. Además, por lo que veo tú tampoco encontraste a una hermosa mujer que esté dispuesta a suicidarse junto a ti —se burló aquel hombre de expresión seria, sin haberle quitado la vista de encima a Dazai. Para Odasaku era algo entretenido intentar descifrar qué era lo que realmente quería el castaño.

 

—Puede que termine llevando a Atsushi conmigo —bromeó Dazai, recibiendo una mirada perpleja por parte del contrario —. Es una broma, una broma, no te exaltes —calmó a Oda con sus palabras, sin embargo, en el fondo de su pecho… No sabía si de verdad estaba jugando o iba muy en serio…

 

—No juegues conmigo y esas cosas, sabes lo que opino sobre herir a niños… En ningún caso, incluso si es la única forma de detenerlos… Los niños no deben ser heridos —el rostro de Odasaku se había tornado completamente serio, no estaba bromeando, ni mintiendo… esa era su manera de pensar.

 

— ¡Oh, estás siendo muy severo conmigo! —llevó una de sus manos al pecho justo sobre el corazón y el brazo contrario lo pasó por encima de su cabeza, siendo “dramático”—. Siempre pensando lo peor de mí, y yo que confío ciegamente en tu amistad —continuó Dazai, siendo callado por el nuevo vaso de whisky frente a él.

 

—No tienes remedio, de verdad —el detective Sakunosuke sonrió con levedad, en su mirar se reflejaba cierta nostalgia. Aún recordaba muy bien la primera vez que había cruzado miradas con Dazai, en aquel entonces ambos eran un par de novatos en ese mundo y apenas eran considerados niños que “jugaban” a ser detectives… En aquellos días el castaño a su lado tenía una mirada sombría, y abiertamente decía odiar a las excepciones. Dazai había cambiado, tal vez para bien… pero ¿quién le aseguraba que esa buena actitud no era más que un  acto bien  montado? Suspiró. No pensaría más en eso.

 

—Brindemos por nuestra reunión, Odasaku~ ¡Para que se repita! —tomó el vaso con la mano izquierda, imitando al de orbes rojizos y con un choque  de cristales resonó “Salud” por parte de los dos.

 

—Para que este año ninguno de los dos muera —pidió en voz baja, causando la risa del cazador de excepciones. Compartir un par de copas, hablar sobre trivialidades… Aquello era una rutina que ambos disfrutaban cada que tenían tiempo libre. Eso estaba bien, lo disfrutarían más de esa manera.

 

 

 

Lejos de allí,  el inigualable detective Ranpo estaba despertando de una siesta y se hallaba en la sala con cierto hombre de cabellos grises y pasado dudoso. El escenario para tal pareja era una antigua mansión japonesa con caminerías de piedra gris y estructura de madera.  Las habitaciones de esta, estaban divididas por fusumas, esas estructuras deslizantes que cumplían con la función de las puertas. En el amplio patio había faros de piedra y más atrás un estanque que daba a una pequeña sala cubierta por el techo y cuyo suelo daba hacia el fino pasto por medio de escalones. El dueño de tal propiedad era Yukichi Fukuzawa, el hombre que compartía hogar con el súper detective Ranpo Edogawa.

 

Ranpo estaba en un supuesto retiro vacacional, aunque en realidad simplemente estaba siendo caprichoso y no quería ir a trabajar. Por otro lado a Yukichi no le molestaba que el azabache pasara más tiempo en casa, al contrario, se sentía mucho más tranquilo cuando podía mantener un ojo o los dos sobre Ranpo.

 

—Me niego a ir al trabajo, todo lo que escucho es Dazai esto, la Port Mafia aquello, Atsushi esto, Dazai lo otro —se quejó aquel chico de cabellos negros desordenados. Estaba echado sobre el suelo de madera clara, usando un yukata de verano de color azul con rayas verticales blancas. Sus orbes verdes se hallaban cerrados, aunque no parecía molestarle para dirigir su rostro hacia su interlocutor.

 

—No vayas, nadie te está obligando. Además, el que más sufre por el hecho de que no estés en la oficina es Dazai, que no puede obtener las respuestas que quiere acerca del tigre —aquel hombre de cabellos plateados y orbes azules pálidos mantenía una expresión completamente seria. Se encontraba sentado sobre un sillón justo al lado del detective.

 

— ¿Y tú? No has tenido trabajo en un tiempo ¿verdad? —preguntó el de cabellos azabaches con una sonrisa relajada. Pasar tiempo con el presidente de la agencia de investigadores, era lo que más disfrutaba ¿cómo no? Si ese hombre era su pareja—. Ya que no estoy ayudando a la policía, soy todo tuyo.

 

—Aunque estés ayudando a la policía, eres todo mío —comentó aquel hombre sin cambiar la expresión seria de su rostro. A pesar de que él podía parecer completamente indiferente, era sumamente posesivo con lo que quería—. Soy el presidente, sería muy extraño que pasara mi tiempo en el campo teniendo personal —él solamente era un intermediario entre las organizaciones que requirieran su servicio y tanto la Port mafia como la policía eran parte de sus clientes.

 

Ranpo abrió sus ojos por primera vez en todo ese rato, dejando brillar su iris verde. Inevitablemente la sorpresa se había reflejado en su rostro, para luego volver a su expresión sonriente—. Vaya… eso realmente no lo esperaba —soltó una suave risa y luego se incorporó para poder ocupar el regazo ajeno—. Quiero hacer sufrir un poco a Dazai, ahora con más razón cuando ha traído una excepción de otro lugar para que lo ayude. Ese tal Oda no se compara a mí.

 

Apenas el menor se sentó sobre sus piernas, cerró los ojos—. No deberías ser tan duro con tus amigos —ante la réplica del menor “Ese no es mi amigo” simplemente ladeó el rostro—. ¿Seguro? Te llevas muy bien con él —comentó, recibiendo un puchero por parte de Ranpo… Seguía siendo un niño.

 

—Claro que no, es más, no me ignores… ¿acaso piensas que ese Oda Sakunosuke es mejor que yo? —tenía el entrecejo levemente fruncido y en su expresión se notaba que estaba muy inconforme con las palabras del mayor.

 

—Ambos tienen cosas diferentes, Oda es una excepción que prevé el futuro, y, aunque posee una habilidad de deducción… no es nada comparada con la tuya —declaró el de orbes azulados, recibiendo un “por supuesto” por parte del detective y una sonrisa que lo hizo sentirse bien—. De todas formas no creo que Dazai sepa en realidad donde se está metiendo, por lo menos no creo que sepa ni la mitad de lo que nosotros ya conocemos.

 

Estaba regodeándose de halagos, cuando su dicha fue interrumpida por comentarios sobre un tema que estaba evitando tratar—. Yo tampoco creo que Dazai encuentre la verdad sin ayuda de nosotros. Aunque de igual manera no quiero ayudarlo, tengo el presentimiento de que nada bueno saldrá de que él tenga a Atsushi bajo su mano. Y, sin embargo, las probabilidades no mienten.

 

—Lo sé, es probable, que el hecho de que él obtenga tanto poder lo cegue. No obstante, es culpa suya por haber huido de su naturaleza al inicio. Si él hubiese escogido un bando desde el principio, tal vez esto no estuviese pasando. En estos momentos él parece estar en medio de su humanidad y de su forma de excepción… Las decisiones que tome en ese estado me preocupan.

 

—Sí, pero siempre ha sido así. Él mismo se ha convertido en un ser indigno de ser humano. Oh, pero dejemos de hablar de Dazai. Estoy cansado de escuchar su nombre en todos lados, deberían decir Ranpo esto, Ranpo aquello, pero no, están distraídos con ese suicida —se quejó volviendo a hacer un puchero.

 

Yukichi acarició suavemente el cabello ajeno, sonriendo muy levemente aún con el ceño levemente fruncido—. Es algo que es necesario comentar, estamos hablando del futuro de nuestra ciudad ¿no? —ante el asentimiento ajeno, volvió a su expresión neutra—. El problema en sí es que está buscando los orígenes de Atsushi nada más en vez de indagar más allá y preguntarse… ¿Cómo nacieron las sombras? ¿En qué momento aparecieron? Si él pudiese encontrar la respuesta a esas dos preguntas, el panorama se aclararía completamente.

 

—Pero son cosas que debería buscar por sí mismo, además, las cosas hubiesen sido muy diferentes si en aquel entonces él hubiese aceptado la oferta de Chuuya. Dazai en la Port Mafia ¿Lo imaginas? —Ranpo soltó una suave risa ante el pensamiento—. Mori Ougi tendría que cuidar sus espaldas durante todo el día.

 

—Tendría ventajas y desventajas, pero no es tarde para que algo así ocurra. Sin embargo, nosotros sólo tenemos que quedarnos tranquilos y ver cómo corren en círculos buscando la puerta oculta hacia el futuro —Yukichi abrazó suavemente al de cabellos azabaches y recargó el mentón sobre esa cabeza que ocultaba una enorme inteligencia.

 

—Definitivamente tengo que seguir de vacaciones —comentó y alzó la mirada suavemente, frotando suavemente su nariz con el mentón ajeno.

 

—No me molesta —comentó el de cabellos plateados. Ranpo era parecido a un gato, y por ello había que seguirle el ritmo sin imponerle nada que no quisiera. Él lo hacía, le daba su espacio, lo alimentaba y le proporcionaba algo con que jugar… De esa manera había capturado a ese detective hacía un par de años. Así que estaba bien.

 

 

La obra montada en este mundo es un buen escenario

Este escenario tiene muchos espectadores

Hay planes malos y planes buenos

Sin embargo, ninguno de ellos es verdadero.

 

El misterio sigue envuelto en la sombras

Solo el súper detective sabe la verdad.

Todos los hombres son iguales, dijo la razón

Este misterio no tiene comparación.

 

La lógica y el detective van de la mano

Sólo ellos saben lo que pasa en el escenario.

Aquel que no es digno de ser humano quiere conocer la verdad.

Pero el detective no se la revelará.

 

La razón habla con gatos

El detective lo sabe todo

Bajo la luz de la luna, el tigre se asoma

“Es hora” susurran las sombras y los engranajes del reloj empiezan a girar. 

Notas finales:

*El respectivo agradecimiento a mi querida Beta que me tiene una paciencia de oro~  y a esos lectores que siguen la historia~ 

 

*Muchas gracias por el apoyo, espero seguir leyendo sus reviews y que disfruten tanto de la trama como yo al escribirlo~ 


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