Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Problemas de clase por 1827kratSN

[Reviews - 100]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Holis sobrevivientes~

Hoy que es el fin del mundo les dejo su capítulo especial~

Por cierto, si son de México, espero que estén bien, yo sólo pido que se cuiden mucho y que las réplicas se detengan T-T me preocupan 

 

 

 

 

Una sola persona lo defendía a pesar de que todo estaba en su contra. Una sola persona se creía con derecho a matarlo. Una sola persona fue la causante de todo el alboroto que se estaba dando a las afueras de la madriguera.

I-pin suplicaba por la vida de su hermano colocándose como barrera mientras era defendida por el propio Skull, que, aunque no estaba de acuerdo en defender a ese mocoso, apoyaría a su pareja hasta que las cosas se calmaran. Los gritos se daban por doquier, unos a favor, otros en contra de Lambo. Un clase B ya golpeó al “lengua larga” para que se callara y no dictara su propia carta de muerte. Reborn sólo tenía por objetivo a Lambo, la furia lo estaba segando y sus gruñidos daban muestra de querer salirse de control. Eran ya tres personas los que lo detenían al jefe en una barrera firme que no le permitiría alcanzar a su presa. Todos tenían una razón firme que evitaría que una muerte temprana se diera

 

 

—Recuerda lo que le prometiste… te arrepentirás después — jadeaba Takeshi quien había retornado a su lado más amable y sensato

—A UN LADO — pero Reborn no cedía y peleaba contra todos los que estaban a su nivel

—¡Tú mismo nos diste esa maldita orden! ¡Ahora te aguantas! — protestaba Skull forcejeando con Reborn

—¡Que te quites! — de nuevo iba en contra de esos tres que le estaban colmando la paciencia

—¡Nagi! — Mukuro sostenía a Reborn por detrás, intentando que no saltase al cuello de alguien más — rápido… trae a Verde

 

 

Skull, Mukuro, Takeshi, Argus, Jasha, eran los que intentaban frenar a su líder en su intento de asesinato y también intentaban que el “acusado” se callara y alejara de la ira que el mismo estaba provocando. Una batalla entre dejar o no que corra la sangre de un muchacho hijo de dos clase A bastante especiales. Los pocos espectadores sin tarea alguna no ayudaban porque no creían que Lambo se mereciera perdón, se alejaban porque no querían participar de eso y también porque eran contados los que sabían de la existencia de cierta persona que hace años obligó a formar un pacto con el líder mediante una manipulación.

Una extraña que aun influía en la manada, y que ocasionó que Reborn ordenara jamás se volviera a repetir su nombre y por consecuente, de ninguno de los que habían perecido junto con ella. Sin embrago, el líder era un hombre de palabra y por lo mismo la promesa le pesaba todavía, lo retenía, aunque no deseara. Algo que facilitó la orden dada años atrás fue que los clase A preferían no pronunciar nombres que traían el dolor de sus almas, por eso los caídos eran recordados mediante fotografías en las habitaciones, pero rara vez se platicaba de eso con profundidad a menos que los niños preguntaran, porque esos infantes sin malas intenciones estaban exentos de la norma que regulaba los pesares colectivos

 

 

—Reborn, necesito que pares — Shion salió de la madriguera con la respiración agitada y detrás de él, Verde daba la cara con extrema calma

—No es buen momento — Takeshi luchaba por mantener a Reborn en el suelo. Ya perdió a Skull que fue pateado lejos y Mukuro aún no recobraba el aire para ayudarlo

—¡Reborn! — Shion se unió a Takeshi, quien mantenía al mencionado con el cuerpo rodando sobre la tierra de la entrada a la madriguera. Parecían bestias que intentaban morderse el cuello

—¡No te metas! — volvía a reprochar mientras con fuerza golpeaba el rostro de Takeshi y lo lanzaba lejos

—Tienes que tomar una decisión de vital importancia — Shion se levantó al mismo tiempo que su líder y le cortó el paso con un poco de duda, porque estaba seguro de que no estaba a la altura de esa fuerza — ¡Reborn!

—Después de que lo mate — apuntó con su dedo índice a Lambo, quien estaba siendo retenido por otros dos idiotas que se le oponían

—¡Debe ser ahora! — pero el médico no se iba a rendir

—¡Apártate!

—¡UNO DE TUS HIJOS ESTÁ MURIENDO! — gritó mientras empujaba con fuerza el pecho del mayor para hacerlo retroceder al menos dos pasos — necesito que tomes una decisión porque Tsuna no está en condiciones — soltó todo tan rápido como pudo antes de que Reborn le clavara las garras, las mismas que se detuvieron a centímetros de su rostro — ahora dime…

—Fueron gemelos — Verde se acercó con desinterés y tiró del hombro de Reborn para que lo mirara — el parto no fue sencillo, el embarazo tampoco… y sus posibilidades de vida son casi nulas

—Pensé que los dos estaban bien — el silencio se dio de pronto, mucho más porque Jasha cubría la boca de Lambo a la vez que Argus lo mantenía contra el suelo — ¡¿QUÉ PASÓ?! — Reborn enfocó su mirada furiosa en Verde. Odiaba cuando él le daba las malas noticias

—Morirá y eso tienes que saber — lo dijo con tanta frialdad que incluso I-pin tembló — ahora vamos adentro… Tsuna no está en condiciones de decidir… ni siquiera de enterarse

—Está vivo — fue el susurro de Lambo que estaba en el suelo, el mismo que empezaba a batallar para que lo soltaran. Tenía la intención de acabar con lo que empezó

—No tengo que recalcarles que esto debe morir aquí — Verde miró a los pocos que estaban presenciando las malas noticias — es un secreto

—Ni siquiera sé si Tsuna sobrevivirá — Shion jadeó mientras veía a Reborn recomponerse, pero esa mirada oscurecida por la ira sólo se volvió más amenazante — necesito que…

—¡Coel! — Nagi no pudo detener al pequeño que se escapó de sus brazos y al que persiguió hasta la superficie. No podía perdonarse el haberlo soltado — ¡Vuelve aquí! — lo peor es que sentía el aura pesada en las afueras de la madriguera y entró en pánico. Ni siquiera quería preguntar el motivo de tanta tensión

 

 

Una pequeña figura se abrió paso por un campo de batalla que la mayoría no quería pisar. Sus cabellos castaños revoloteaban con el aire mientras corría en dirección del grupo de mayores que se mantenían en pie. Sus ojitos grises estaban opacados por las lágrimas que se acumulaban y derramaban por sus mejillas cuando excedían el límite. Gimoteaba suavecito mientras jadeaba por haberse escapado de las manos de Nagi, quien lo alejó de quienes trasladaban a su mamma en una camilla hasta los pisos inferiores de la madriguera. Quisieron detenerlo, mas no pudieron porque la velocidad del pequeño se comparaba a la de cualquier cachorro asustado que huía con temor de cualquier toque. Coel buscaba refugio en donde él pensaba que lo tendría, por eso… se aferró al pantalón de la única persona que le daba esa sensación

 

 

Papà — murmuraba mientras se sostenía de la pierna del líder que en ese momento no veía a nadie más que al médico quien seguía suplicándole una autorización — papà — gimoteaba mientras sus lágrimas se desparramaban incluso por su quijada

—Coel, regresa aquí — Nagi no quería aproximarse a los adultos porque estaban en medio de una pelea. Llamaba al pequeño desde una distancia segura — vamos, Coel — pero al ver que el otro no la obedecía decidió ir por él, mas, su propio hermano, Mukuro, la detuvo

¡Papà! — lloraba con fuerza. Su llanto y grititos ya no podían parar, incluso su nariz escurría mientras seguía tirando de la ropa del mayor que no lo miraba

—No te metas, o te matará también — susurró Mukuro mientras se limpiaba la sangre que se derramaba de su nariz — Reborn está en una etapa de negación y furia… sabes que de eso… no se…

¡PAPÀ! — gritó con fuerza y al fin se ganó la mirada del mayor — ma… mamma — hipaba y no podía decir todo por completo. Respiraba dificultosamente y sorbía su nariz constantemente

—Reborn — Shion intentaba captar la atención del azabache de patillas rizadas. Takeshi, Naji, Argus, todos estaban tensos, con los músculos preparados para impedir algún ataque hacia sí mismos o hacia… Coel. No tenían idea de lo que la mente de su líder maquinaba, no estaban seguros si es que estaba pensando o no.… no sabían si era el animal o el inteligente — escúchame

—Coel — Nagi suplicó una vez más, estirando su mano y llamando al pequeño, pero éste negaba y se aferraba a Reborn sin miramiento

mamma… mamma non… si sveg… svegia — su llanto no menguaba mientras que, con su mano libre y su manguita, limpiaba sus lágrimas — mamma non mi guada — su voz quebrada incluso afectó a quienes no entendían el idioma natal de su líder o quienes no entendían el mal pronunciamiento del infante — papà… mi aiuti… pe favode

 

 

El primer movimiento de Reborn puso en guardia a todos pues no guardó las pulidas garras cuando abrió la mano y la dirigió encima del pequeño niño que seguía llorando. Nagi quiso protestar, I-pin intentó acercarse, pero sabían que nada podían hacer por el pequeño si es que Reborn decidía simplemente que no le importaba las suplicas llorosas e insoportables. Coel seguía en su llanto y protestas, pedidos de auxilio, suplicaba porque lo llevaran con su madre, que obligaran a Tsuna a despertar y hablarle, decía que no le gustaba el juego y que tenía miedo. Nada extraño viniendo de un niño que acababa de ver a su “madre” sin siquiera moverse y siendo alejada de su lado

Reborn no emitió sonido alguno mientras descendía su mano izquierda hacia el pequeño. No miraba a nadie, escondía sus ojos detrás de la sombra de su flequillo, ni siquiera observó al infante y agarrándolo por el suéter que llevaba, lo levantó. El tiempo se expandía mientras los demás se llenaban de pánico al ver que Reborn dejaba al pequeño en frente de su rostro. Coel seguía con sus palabras entrecortadas, limpiaba sus lágrimas con sus mangas, sin saber que los demás temían por su corta vida. El silencio fue eterno hasta que Reborn dejó que su mirada se mostrara… opaca, sin emoción alguna, oscura, pero…

 

 

La tua madre andrà bene… Tsuna no morirá… ¿entendido? — gruñó bajito y Coel asintió levemente mientras dejaba que el mayor lo cargara en brazos

Hanno pesho… mia mamma — reclamó mientras sorbía su nariz y se acomodaba en el pecho del mayor. Sujetándose con fuerza de la polera que Reborn llevaba y sollozando una vez más

—Vamos adentro — en uno de sus brazos sostuvo a Coel mientras empezaba a caminar en dirección de la entrada de la madriguera, y con su mano libre acariciaba la cabecita del pequeño que seguía hipando — nadie se llevará a tu madre lejos de ti — afirmó mientras ignoraba a todo aquel ajeno a ese chiquillo y al médico que de pronto corrió dentro de la madriguera. Shion estaba siguiendo la orden muda de Reborn para que lo llevase a donde necesitara ir

—Te tardas demasiado — Verde los seguía de cerca, sin risas, sin nada — apúrate o tu hija morirá sin siquiera haberte visto bien la cara

—Cállate — fue la única cosa que se escuchó de la voz grave de Reborn antes de que se perdiera en el pasillo, aun tratando de aminorar el llanto de Coel

—Tan testarudo como siempre — Verde se detuvo en la entrada y se giró para ver a los que se habían quedado tiesos debido a la tensión, miedo o simplemente agotamiento —. Si siguen desconfiando de su líder les irá muy mal

—No me puedes regañar después de haber visto su ira decenas de veces —. Suspiró Skull cuando logró moverse

—Como sea — Verde miró a lo lejos a Lambo y sonrió — no creo que le haga bien verlo por ahora

—¿Qué hacemos?

—No lo maten — volvió a insistir I-pin, pero esta vez Skull la tomó del brazo y la arrastró con el sin darle opción a seguir pidiendo por su hermano

—No más, I-pin… esto ya fue demasiado — le susurró en el oído antes de cargarla sobre su hombro y obligarla a entrar a la madriguera a pesar de que ella pataleara y gritara en protesta

—Ustedes — Verde miró a Mukuro y sonrió —. ¿Qué quieren hacer con el mocoso?

—Matarlo — Mukuro contestó enseguida y su hermana asintió al igual que Takeshi, quien velaba por la seguridad de Tsuna debido a la gratitud que le tenía, sin embargo, los demás dudaron un poco — pero sé que no es buena idea

—Dejarlo ir tampoco lo es — Argus suspiró mientras quitaba su mano de la boca del chiquillo —. Sabe mucho y no correremos el riesgo de soltarlo para que vaya a aliarse con el enemigo

—Encarcelarlo — Jasha miró despectivamente a quien aún mantenía con la mejilla en el suelo — hasta nueva orden

—Veo que están madurando — Verde sonrió antes de entrar a la madriguera — cállenlo y déjenlo en la celda especial en el nivel más profundo. Que tenga todo para que sobreviva por una semana, porque nadie lo irá a visitar en ese tiempo. Máxima seguridad y que alguien se ofrezca a ser mi aprendiz durante las mañanas posteriores porque sólo yo tendré acceso a él

—¿Qué me harás? — jadeó Lambo

—Torturarte un poco para que aprendas. No sé — dijo antes de encaminarse dentro de la tenue oscuridad de la madriguera —. Me pondré creativo

 

 

Tener que decidir por alguien más era algo que un líder hacía con la mente despejada y el corazón frío. Reborn jamás dudó en sus decisiones, incluso le parecía divertido estar entre la espada y la pared ocasionalmente. No experimentó lo que era sufrir por elegir inadecuadamente. No tenía miedo de sacrificar a ajenos a su manada para que los suyos tuvieran una vida próspera. No le afectaría cuidar de quienes sí tenían posibilidades de seguir adelante en base al sacrificio de alguien que no las tenía

En esa oportunidad tenía a Coel en sus brazos, aun hipando mientras él limpiaba la carita sucia que se negaba a despegarse de su pecho. Caminaba sin prisa escuchando la explicación de Shion y de Verde en términos “adultos” como para que Coel no se alterara al escucharlos. Se ubicó frente a la habitación del castaño y lo miró a través del cristal, puesto que Tsuna seguía siendo atendido por las enfermeras que no descuidaban su salud. Ellas debían mantener la presión estable y actuar en caso de que algo saliera mal en el tratamiento. Dejó a Coel con Nagi en esa habitación y se dirigió a la siguiente… era hora.

 

 

—¿Qué escoges? — Verde miraba a Reborn sentado frente a esas dos incubadoras, sin decir nada, sólo observando cómo las criaturas descansaban. Eran dos bebés que el azabache de patillas decidió aceptar como suyos, dependían completamente de él y eso era algo… pesado

—¿Qué posibilidad hay de que tu experimento funcione?

—Tres por ciento — Verde se encaminó a la primera incubadora y deslizó sus dedos por el cristal — menos, porque es prematura

—Bien — Reborn se levantó para mirar a esos dos pequeños también. Si estuviera en otro momento se reiría porque Tsuna hacía milagros ocasionalmente, esos dos niños eran la prueba de ello — le mostraste a Tsuna sólo a ese — apuntó al varoncito que reposaba boca abajo

—La niña no respiraba, es un milagro que Asu lograra revivirla, por así decirlo

—Hazlo… y en caso de que no sobreviva, ninguno de ustedes, nadie de los que saben que esta pequeña nació, hablarán… Tsuna no se enterará, ¿quedó claro?

—No te preocupes… pero recuerda que Tsuna está en peligro también

—No digas más estupideces y sigue — Reborn miró a la bebita que tenía la respiración conectada a unos tubos y suspiró. No estaba en sus planes tener que decidir algo así… es más… no estaba en los planes de nadie el no atender con prontitud un parto

—No fue tu culpa — Verde llamó con una señal a Shion para que empezaran pronto — y…

—No te interesa — Reborn no lo miró más mientras salía — lleven conmigo a Sora cuando esté listo

—Necesitará cuidados durante unos días — Shion miró al pequeño y sonrió — pero es un clase A sano como todos los demás

—¿No nombrarás a la niña? — Verde vio a Reborn detenerse en la entrada y elevó una ceja — aunque sería un desperdicio, después de todo, ella morirá

—¿No escuchaste a Tsuna? — Reborn apretó el puño antes de seguir caminando — ya le dio nombre… es Ai

—Pero Tsuna no la vio — susurró Shion cuando Reborn se alejó

—Tal vez Tsuna sí se dio cuenta de nuestro juego, tal vez no — Verde le restó importancia — además estaba en etapa de delirio, y sumándole a eso, casi muere… o morirá… no sé

—Me aterra tu frialdad — acotó Shion mientras empezaba a alistar los instrumentos que necesitaría

—Cuando has visto a tantos bebés morir como yo… ya nada te afecta… es como mi castigo

 

 

Dos…

  

 

La vida seguía corriendo sin descanso alguno, con diferencias, con cambios, pero nunca dejaría de avanzar y Hibari lo sabía.

La furia que sintió al haber sido derrotado por un clase A con tan poco, fue demasiada, motivo por el cual tuvo que entrenarse más, después de todo, dos de sus dedos de la mano derecha quedaron sin movimiento estable. Ni bien estuvo acostumbrado a sus nuevas habilidades como un soldado especial se presionó mental y físicamente para superar su nivel anterior como carcelero. Evolucionó de tal forma que logró ser completamente ambidiestro, pero las armas debían ser usadas con la mano izquierda, aún así era preciso como en tiempos de antaño.

Kyoya despedía rabia y resentimiento hasta cierto punto. Se unió netamente a los ancianos -al menos seguía llamándoles así a los dos sobrevivientes de la otra sede- quitándose la independencia que lo caracterizaba y siguiendo las órdenes que consideraba acordes a su nivel. Los que conformaban la nueva directiva de las armadas de resguardo aún seguían siendo esos malnacidos que querían clase A para experimentar, ¿por qué? simplemente porque esos monstruos no morían fácilmente a pesar de que les inyectaran cualquier cosa. Los enemigos seguían siendo usados como sujetos de prueba de nuevos medicamentos en beneficio de la armada y poco les importaba a los soldados. Pero aun con toda esa sumisión Kyoya no era totalmente aceptado en los altos mandos y se veía en la tediosa tarea de seguir tan obediente como hasta ese momento. Tuvo ventajas, pocas, pero al menos era algo. Se enteró que los altos mandos buscaban a los clase A “más puros” o al menos ese término lo vio en un documento y por eso… les seguía el juego

Kyoya estaba consciente que Tsuna era uno de los principales objetivos de la armada, al igual que Reborn y otros más que no le interesaban. Debía seguir allí si es que quería atrapar a su presa o al menos obtener la información necesaria para su cacería. Sin embargo, a veces formar parte de ese sistema le daba náuseas

Tenía a una mujer como clase A designada a ser su herramienta de trabajo. En esos momentos le daba igual lo que pasara, no dejaba de seguir las órdenes, se había vuelto el perro fiel de los ancianos y su motivo era conseguir la información que quería a como fuera de lugar para encontrar al maldito clase A que pisoteó su orgullo. Quería ganarse la confianza de sus superiores para que le cumplieran ciertos caprichos, por eso estaba siguiendo la orden impuesta. Desagradable, así lo describiría, pero no se quejó puesto que le serviría de desahogo también. Se le asignó la tarea de aprovecharse del celo de esa estúpida clase A de cabellera castaña y accedió.

Repulsiva tarea la que tenía.

Xanxus estaba en las mismas condiciones y tenía la misma estúpida orden con la clase A a su cargo, una mujer de cabellera negra. Ambas alimañas habían sido capturadas en una de las misiones en las que ambos “participaron”, pero no pensaron que las volverían a ver. Hace menos de un mes se les presentó a sus herramientas y se les informó de la nueva orden. Ambos azabaches tendrían que aguantar a esas brujas por un tiempo hasta que lograran lo deseado: someterlas en el celo, y fecundar un engendro combinado. Así de fácil.

Asco. Pero al menos las misiones se volvieron un poco más interesantes después de la asignación.

 

 

—Corre, escoria – gruñía mientras tiraba de la clase A que le servía de guía, la cual, hambrienta por tres días completos de ayuno, corría directamente hacia el rastro que seguían desde esa mañana

—Estamos cerca – decía Hibari al ver que su clase A también reaccionaba al estímulo olfativo. Era claro que había una presa adelante.

 

 

Pero no era solo un enemigo el que los esperaba, eran cinco, así lo vieron al llegar donde sus propias clase A los llevaron. Los recién descubiertos enemigos se agolparon sin escapatoria en una esquina de la habitación en la que estaban o eso pensaron Xanxus y Hibari, pero el tema era completamente diferente. Esos cinco miraban a los dos carceleros de frente como si les quisieran cortar el paso y después de un rato de gruñidos y posiciones de ataque que no se completaron, eso se certificó. Aquellos tipos algo tramaban y los dos carceleros no se iban a quedar esperando para ver qué sorpresita les tenían.

Xanxus jalaba los cabellos de la muchacha a su cargo, la misma gemía de dolor y gruñía con fuerza causando que los enemigos se alterasen y se lanzaran al ataque sin previo aviso. El primer animal que mostró garras y colmillos fue el escogido por Kyoya para enfrentar e iniciar con su diversión. Xanxus se despreocupó al ver a su compañero pelear usando las tonfas y a la propia clase A castaña que tenía atada con una cadena. El de ojos rojizos se dedicó a restregarle en la cara a su designada con alguna cosa extraña envuelta en una tela. Kyoya usó a la clase A para que mordiera a uno de sus congéneres y él se encargó del otro que de pronto saltó hacia él. Una bala en el pie del tercero fue lo suficiente para derribarlo y disminuir la velocidad de ataque del grupo completo. Dos se estaban enfrentaron a Xanxus, pero finalmente uno de ellos salió corriendo a cuatro patas mientras gruñía alguna cosa que resonaba en las escaleras de emergencia de ese edificio

Kyoya se quitó la consideración por esa basura de clase A, se le desvaneció la leve piedad que tenía o simplemente se le fueron las ganas de pelear, pero decidió usar a su clase A en todo lo que hacía en contra del enemigo. Luchaba un poco cuerpo a cuerpo y terminaba con todo en un solo disparo que sometía al clase A desconocido, a veces usaba varias municiones, pero esos sólo eran detalles. Los táser también se volvieron parte de su arsenal preferido, así que eran puestos en la máxima potencia de descarga e incrustada en los cuellos de aquellos que se le acercaban demasiado. Xanxus entonces salió corriendo detrás del clase A que se escapó de su furia, corrió como demente riéndose a carcajadas mientras su clase A lo arrastraba tras reconocer el rastro. Capturaron a los cinco clase A en un cerrar de ojos y estaba listo. Su misión acababa pronto y sin contratiempos

 

 

—Aún no está completo, escoria – sonrió el de cicatrices mientras seguía el camino trazado por Hana que era su mascota – está cerca — dos pisos más arriba de donde batalló con los clase A

—¿Qué haces, Xanxus? – Kyoya chasqueó su lengua con furia, quería irse a casa y comerse alguna cosa – no desperdicies el tiempo

—Alcancé a mi tiburón – sonrió mientras daba pasos apresurados por el pasillo de ese edificio departamental y llegaba la última puerta del pasillo. Aspiraba el aroma del lugar y sonreía con diversión

—¿De qué hablas, herbívoro?

—Calla el pico, basura. Esto es asunto mío – Xanxus se había dado cuenta del motivo de esa barricada formada por esos cinco clase A… estaban cuidando la espalda de alguien más

 

 

Xanxus ingresó con rapidez, soltando a la clase A que tenía a cargo, golpeándola con fuerza en la nuca sin aviso previo, dándole un golpe más para certificar que se quedase inconsciente y no le diera problemas. La piedad nunca formó parte de su personalidad. Atravesó con apuro ese lugar donde seguramente había una familia que no se logró salvar de la desgracia, tal vez más de una. Kyoya lo siguió con calma, sólo por curiosidad, mientras bostezaba pues no había dormido mucho en esos días. El mayor de ellos actuaba sumamente raro mientras revisaba que las cerraduras de las otras puertas en ese piso estuvieran aseguradas en un vano intento de esas familias por refugiarse ante la alarma que se dio cuando la cacería de los clase A se dio en esa ciudad.

La mayoría de esas puertas estaban cerradas y las que no, al ser abiertas, desprendían el aroma a sangre penetrante. Se evidenciaba muerte con descaro porque un cuerpo caía sin vida al pasillo cuando Xanxus revisaba el departamento respectivo. La costumbre de ver aquella escena los volvió inmunes a las náuseas y malestares dados por su olfato superior. Finalmente, Xanxus rió con ganas al hallarse frente a la última puerta, la que estaba abierta, la que tenía una cicatriz dada cuando la garra de uno de esos animales la había destrozado para poder entrar. El mayor de los carceleros hizo una seña para que el otro lo siguiera si es que deseaba, Kyoya se extrañó ya que su compañero no era muy apegado a la colaboración en una cacería, así que aceptó la oferta  

En la sala de ese departamento había un cuerpo, un hombre adulto, cabellos negros, mirada dirigida al techo y con el estómago abierto con un corte horizontal. Fétido aroma que incluso atraía a un par de moscas, la sangre derramaba manchaba la alfombra y formaba un rastro que trazaba un camino que se internaba a las habitaciones. La respuesta era obvia: había un clase A más que atrapar y Xanxus al parecer estaba contento con aquello. El olor a muerte se volvía más intenso mientras se internaban. Un cuerpo estaba en el corredor, una adolescente que no superaría los dieciséis años recostada boca abajo pero que era rodeada por un charco considerable de sustancia roja. Al final estaba una habitación en la que Xanxus ingresó con una sonrisa amplia y macabra hasta cierto punto.

 

 

Lo que ellos no vieron, las paredes lo atestiguaron en silencio. El secreto se quedaría ahí.

Aquel muchacho corría con desespero cuando sus compañeros se decidieron a ser los distractores para su escape. No dudó en huir, pero en el exterior del edificio estaban los soldados, listos para disparar a cualquier amenaza y no se iba a arriesgar. Corrió hacia las escaleras y ascendió con rapidez, desgraciadamente solamente había un espacio verde extenso, sin árboles, el cual no podía usar para escaparse o sería presa fácil. No tenía opción, tenía que ascender, improvisar y rogar para que todo saliera bien

 

 

—Pa — fue el susurro del pequeño ser envuelto en una cobijita de color blanco que le impedía moverse mucho — Pa… pa

—Shh — suplicó mientras seguía en su carrera — no hables — le reclamó mientras aspiraba el aroma en el aire e identificaba a sus víctimas — Susu… no hables, no gruñas, no digas absolutamente nada. ¿Entendido?

—Pa — decía con una sonrisa antes de aferrarse al pecho del mayor y quedarse ahí

—No dejaré que te toquen — susurró antes de besarle la frente y girar el pomo de la primera puerta

 

 

Escuchó el primer intento de grito, destajó la garganta del tipo para que no alarmara a nadie más. Ingresó con velocidad asesinando al otro miembro de esa familia y salió cerrando esa puerta. Hizo lo mismo con otra familia, aunque no se aseguró que uno de ellos muriera, sólo lo dejó desangrándose y escuchó un golpe detrás de la madera que cerró también. Finalmente corrió al último departamento y al ver a la persona que le apuntaba con un arma sonrió. Sus cabellos eran negros y era perfecto. La velocidad de Squalo era insuperable, no le costó quitarle el arma, abrirle el estómago, romperle el cuello y tomar uno de los órganos para formar un sendero rojo que diera guía a quien seguramente le estaba persiguiendo.

No estaba pensando mucho, sólo estaba guiándose por el pánico que le tenía a su antiguo captor. Sabía perfectamente que, si su hijo caía en esas manos, no viviría más de un mes

 

 

—Joder… ¡mamá, logró entrar! — la voz de esa muchacha no le importó a Squalo que arremetió sin piedad. Escuchó el grito de una mujer más y su matanza a velocidad alarmante continuó.

—¿Hay alguien más en tu familia? — miró a una niña que se asomó en una puerta, seguramente guiada por la curiosidad de saber qué pasó con su familia

—Mami — lloró en pánico y corrió dentro de la habitación — mami… papi… hermana — lloraba como cualquier otra mocosa de ocho años en pánico

—Si me ayudas… te juro que no te mataré — Squalo siguió a esa infante con apuro, no tenía tiempo, no tenía paciencia y su hijito era prioridad

—Aléjese… ¡no me mate! — Squalo la miró con rapidez, también tenía el cabello negro, así que le dio igual

—Cuida de este niño — Squalo tiró de la niña, la elevó en el aire al sostenerla de un solo brazo, pero la mocosa no le hacía caso — si dejas de llorar y sostienes a este niño… te dejaré vivir

—Ayuda — empezó a sollozar, intentando patalear y gritar

—Perdón por esto — Squalo no tenía de otra, lanzó a la niña contra una pared con la suficiente fuerza como para dejarla inconsciente. El pequeño cuerpo cayó como peso muerto, con una cortadura en la ceja que parecía grave — no puedo perder el tiempo

—Pa — su pequeñito se había mantenido callado hasta ese momento y se lo agradecía, porque si se movía o hacía algo seguramente sus asesinatos hubieran tardado más. Buscó alguna cobijita cercana y envolvió a Susu con ella para que adquiriera el aroma de esa familia, no dejaría evidencia alguna

—Escucha Susu — Squalo tomó a la niña y la arrastró hasta el armario cercano — papi tiene que ir de cacería, así que tú te quedarás con esta niña para que te cuide. ¿Entendido? — hablaba en su idioma animal, idioma que los bebés entendían por completo. Con sus diez meses, Susu estaba en condiciones de aplaudir para dar muestra de su obediencia, seguramente pensando que se quedaría en los cuneros de la manada — papá promete volver por ti — su voz se mantuvo serena pero sus lágrimas se le escaparon mientas colocaba a la niña sentada dentro de un compartimento del armario y, sin que Susu viera, le clavaba las garras en la garganta para causarle un desgarre que la obligaría a desangrarse, pero que si la atendían pronto no ocasionaría una muerte — papá jura que… no — suspiró mientras besaba la frentecita del pequeño que lo miraba con atención — papá te jura que… Takeshi te va a venir a ver

—Bibi — reía suavemente mientras intentaba sujetar los cortos cabellos blanquecinos de su papá — pa

—Ahora… quédate aquí — decía mientras lo colocaba en las piernas de aquella niña y la acomodaba para que lo abrazara — quédate en silencio… shhh — hacía un gesto y sonreía forzadamente

—Bibi — estiraba sus deditos, pero Squalo volvía acomodarlo

—Te amo, Susu — susurró antes de cubrirlo con la cobija totalmente y cerrar la puerta de ese mueble — no llores hasta que sea el momento… yo…

 

 

Se limpió las lágrimas y tomando la cobijita de su hijo corrió a traer el cadáver de la madre. Manchó de sangre aquella manta y la lanzó junto a la adolescente del pasillo. Se aseguró que los aromas se mezclaran y agudizó su oído. Su captor estaba llegando, su hijo balbuceaba alguna cosa, el silencio acunaba el lugar en cierto instante y él debía empezar a… disimular. Se tragó su dolor y arrancó parte de la carne de esa mujer madre de familia, se untó con ese pedazo para que su cuerpo se impregnara del hedor metálico y… nada más

Cada clase A tomaba diferentes opciones cuando se sentía acorralado. Squalo supo desde siempre que a un hijo suyo jamás podría asesinar… así que sólo le quedaba rogar porque todo saliera bien.

 

 

Kyoya logró alcanzar a Xanxus con apuro pues desde la sala escuchó algo que hizo saltar sus sentidos. Un llanto, uno fuerte y agudo, un llamado a una madre que en ese momento estaba muerta. Xanxus reía mientras ingresaba a esa habitación donde un gruñido lo recibía en defensa. Kyoya se quedó en la puerta, observando a una mujer con el brazo extendido hacia un armario, el mismo que escondía el llanto de… un infante. Era obvio que esa mujer murió intentando proteger a los miembros de su familia, pero a alguien no parecía importarle

 

 

—¿Esta es tu cena, maldita basura? — Xanxus pateó el cuerpo de la mujer lejos del alcance de un muchacho de cabellos cortos y casi blanquecinos. Un clase A que mostraba colmillos y garras — así que no estás pensando

—¿Esto buscabas? — Kyoya fue ignorado y no se sorprendió. Ese par se lanzó a pelear sin importarles el ruido que hacían, pero a él si le estaba molestando aquel lloriqueo que hacía cimbrar sus tímpanos — oye

—¡Así que te atreviste a huir, Squalo! — de una fuerte patada mandó al mencionado contra la puerta de armario y el llanto agudo se hizo más fuerte

 

 

Xanxus seguía en lo suyo, el clase A parecía sólo pensar en comer y pelear, así que ninguno se dio cuenta que entre sus forcejeos abrieron la puerta del mueble. El único que se fijó en eso fue Kyoya, quien elevó una ceja sorprendido. Diferenció un pequeño bulto que apenas estaba cubierto y oculto por las manos escuálidas de una niña –tal vez muerta- que sangraba de alguna parte de su cabeza o cuello. Kyoya reconoció una manito salir de entre la manta y sacó su arma dispuesto a disparar al clase A quien, al fijarse en las nuevas dos presas fáciles, estaba a punto de llegar al armario

 

 

—Espera – Xanxus se adelantó con paso firme captando la atención del clase A – este es mío — advirtió sin mirar a Kyoya

—El bebé – dijo Hibari, pues tan maldito no era, aun no alcanzaba ese nivel. Un bebé… era un bebé, el hijo de alguien y eso le daba escalofríos pues las palabras de Tsunayoshi resonaban en su cabeza… tal vez simplemente fue un leve trauma o un desvarío suyo, pero le afectaba en ese momento

—SQUALO – gritó Xanxus con toda su fuerza, logrando que el clase A saltara contra él – al fin te encuentro, maldito tiburón – rugía con furia mientras golpeaba al mencionado y lo lanzaba contra una pared cercana — ¿creíste que sólo por cortarte el cabello me engañarías?

—Así que es tu mascota – susurró Kyoya mientras ignoraba la batalla campal de esos dos que salieron al pasillo y se acercó al armario. Revisó rápidamente a la niña, pálida, fría, la ignoraría. Tomó en sus manos al bulto que lloraba sin parar, agitándose, abriendo sus brazos en protesta e intentaba no dejarlo caer – me voy, Xanxus

—Lárgate basura, porque de este tiburón, yo me encargo – sonreía mientras pateaba el rostro del mencionado y éste sacaba sus garras e intentaba arrancarle el brazo

—Callado mocoso — protestaba Kyoya mientras se alejaba de todo ese ruido, aunque el infante seguía llorando — o me olvidaré que te tuve piedad

 

 

La misión terminaba cuando Kyoya llegaba al campamento de la armada y decía la ubicación exacta de los desmayados clase A capturados, lo hizo sin importarle el ruido del niño que llevaba en brazos. Los demás tampoco pusieron mucha atención a eso y apenas tuvieron la información necesaria se desplegó el pelotón a cargo de poner en custodia a los nuevos conejillos de indias. Hibari miraba con cansancio al personal y cedía al bebito de cabellos negros a una de las soldados médicos que había cerca de él. Emitió una sola frase: «único sobreviviente» y dio su tarea de “humanidad” por terminada. Ese niño sería llevado a algún orfanato y a Kyoya poco les interesaba porque sólo esperaba volver a casa.

El carcelero dejaba a su clase A en el camión respectivo y él se acomodaba en su sitio para dormir hasta que Xanxus volviera con su preciado tesoro. Todos en la armada sabían que Xanxus estaba obsesionado con Squalo desde que había escapado, el moreno nunca se dio por vencido y jamás creyó en las evidencias que se daban para afirmar la muerte de su mascota especial. Kyoya no culpaba o reprobaba el comportamiento de su actual compañero puesto que él mismo estaba obsesionado con cierto castaño al que le había perdido pista desde hace casi un año.

 

Continuará…

 

 

 

 

 

Notas finales:

 

Iba a poner algo más, pero estaba largo, así que decidí cortarlo aquí XD

Disfruten de sus días felices… yo trataré de organizar mis ideas y tiempo como para seguir subiendo los capítulos semanalmente ^^

¿Creen que Tsuna murió?

Alv, sería espectacular y aún me sigo impresionando por lo que yo misma escribo, creo que depende del humor en que me encuentre XD

Agradezco mucho a los sobrevivientes en este fic. Sinceramente espero que estén apreciando la trama y no solamente hayan llegado hasta este punto por las parejas que detallé inicialmente… o me romperán el corazón </3

Nos veremos en el siguiente capítulo~

Besos~


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).