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Clases Privadas por Yuki Ice

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Notas del capitulo:

Holis AVISO!!! Este capitulo contiene lemon; no es indispensable para la historia por lo que si no te gusta el género puedes saltarte al próximo f8;.f8;
Otra cosita este es el primer lemon que escribo así que tengan consideración por fi porque de verdad me costo mucho escribirlo :$
Sin más los dejo con el cap:

 

 

 

 

 

Juntos

 

La tormenta seguía su curso, no había cesado en su intensidad mientras el reloj marcaba que la media noche quedo lejos hace tiempo ya.
En el onceavo templo del santuario de Athena dos cuerpos se hallaban recostados uno frente al otro solo observándose sin saber bien que hacer.

-Yo... Yo no tengo nada- admitió el dueño de la casa algo avergonzado

-No... No importa. Confió en ti Camus-su compañero y amigo le regalo una dulce sonrisa

Camus se acercó y lo beso con delicadeza; Un beso suave y pausado cargado de amor y al mismo tiempo de deseo.

Un suspiro fue emitido por Milo cuando sus labios se separaron por la falta de oxígeno

-Estas temblando-informó el acuariano-podemos parar si quieres

-¡No!... No es eso...solo que...-no pudo terminar la frase ya que su nerviosismo y vergüenza no se lo permitieron

Camus creyó entender lo que ocurría por lo que una idea surco su cabeza. Rápidamente se quito la musculosa azul que utilizaba para dormir y con las manos corto un pedazo de la parte baja de la prenda quedando una especie de cinta en sus manos.
Con delicadeza se acercó al rostro del escorpiano y cubrió sus ojos con la tela cerrándola con un suave nudo por encima de su nuca.
Luego bajo hasta sus oídos y susurro:

-imagina que soy él

Una corriente eléctrica recorrió el cuerpo de Milo, seguido de un sonoro suspiro que escapó de sus labios cuando Camus comenzó a bajar besado su cuello.
Recorrió toda la extensión de ese y luego volvió a sus labios proporcionando una caricia mucho más demandante.
Las manos del acuariano viajaron lentamente hasta las cadenas de su compañero contorneando su silueta. Una vez allí se colaron por debajo de la remera subiendo las caricias por la espalda mientras el recorrido de besos volvía a descender.

Quito la remera del escorpiano para luego besarlo nuevamente con intensidad en lo que Milo paseaba tímidamente sus manos por todo su torso y espalda fundiéndose en un abrazo

Camus ataco su cuello, quería marcarlo como suyo pero sabia que eso no era parte del trato. Lo acostó y bajo sus manos hasta el borde del pantalón y se lo quito mientras repartía suaves besos por toda la extensión de su cuerpo.

Admiro la  figura bajo él solo cubierta por aquellos bóxers negros y trago grueso. Lo beso salvajemente y con su mano acaricio su miembro sobre la tela.

Milo ahogó un gemido en el beso mientras le mordida el labio inferior

Aprovechando aquella distracción introdujo un dedo en la entrada del menor lo que provocó una mordida mas fuerte
Después, sin dejar de lado el trabajo de su mano, descendió para darle atención a sus pezones besándolos y mordisqueándolos hasta dejarlos rojos e hinchados.

Los gemidos del escorpiano cada vez eran más sonoros y continuos
¿Cómo había podido estar tanto tiempo sin sentir eso? Se preguntaba a si mismo mientras arqueaba la espalda

Los labios de Camus bajaron hasta llegar al elástico de la única prenda que aun cubría al peliazul; la quito con rapidez y antes de que su compañero pudiera decir algo tomo su miembro con una mano y se lo metió en la boca mientras que con la otra introducía dos dedos en la entrada.

Milo estaba enloqueciendo, el dolor que sentía era nada comparado con la agradable sensación que recorría su cuerpo y le impedía respirar con normalidad.

Camus siguió con su acción por varios minutos  adicionando un tercer dedo hasta darse cuesta que su compañero estaba al limite.
En ese momento lo liberó de su dulce tortura y se dirigió hacia su oído

- ¿Estas listo?-pronunció con una sensual voz que nadie le atribuiría para después  morder levemente el lóbulo de su oreja

-...si...-emitió en un gemido que denotaba la necesidad de su cuerpo

El acuariano volvió a besarlo de manera salvaje, quería que el escorpiano solo se concentrará en eso: en sus besos, sus caricias, su entrega; y así olvidar el dolor y darle paso al placer.

Levanto la pierna derecha de Milo depositándola en su hombro para luego quitar sus dedos y dirigirse a la entrada del menor.

Entro despacio para no hacerle daño y estando atento a cualquier gesto o sonido que Milo pudiera emitir.

- ¿Estas bien?-cuestionó preocupado al ver como el moreno apretaba los dientes

-...si...ah...sigue-indico moviendo las caderas para darle a entender que podía continuar

Camus asintió y nuevamente repartió besos por todos los lugares a los que alcanzaba mientras continuaba su avance lento.

Una vez completamente dentro, paro un momento pero no detuvo las caricias, para que Milo se acostumbra a la intromisión.

Se quedo observándolo un instante, no podía creer lo hermoso que se veía así recostado debajo de suyo, con algunos mechones pegados en su rostro a causa del sudor. Su pecho que subía y bajaba por la excitación. Quería tener esa imagen por siempre en su mente deseaba decirle cuanto lo amaba y que por la pronunciación de esas simples dos palabras el tiempo se congelara y solo existieran ellos dos.

-Muévete por favor- se oyó  un suspiro que lo saco de su ensoñación cuando Milo movió sus caderas.

Obedeció sin decir ni pensar nada más.
Los movimientos lentamente fueron aumentando su velocidad. Los gemidos, cada vez eran más audibles, llenaban la habitación y las manos del Milo recorrían el cuerpo del acuariano una y otra vez dejando ocasionalmente rasguños  en su espalda y pequeños besos y mordidas en su pecho.

El momento se acercaba, ninguno de los dos aguantaría mucho más, aun así ninguno quería que ese encuentro terminara.

-¡Ah!...¡Camus!-grito Milo quien había acabado en medio de ambos gracias al último movimiento del mayor.

Camus salió del cuerpo de Milo derramándose fuera de este, luego de es ultima estocada.

La sensación era tan exquisita que no reparo en lo dicho por su compañero. Simplemente se limito a estar unos minutos quieto hasta recuperar el aliento y ver que la respiración del moreno era la normal.

Se recostó a su lado, ya no tenía fuerzas para abandonar la habitación. Estiro la mano y con algo de miedo quito la venda de las  turquesa que tanto le gustaba observar. Su expresión cambio a una media sonrisa de lado al notar que Milo ya estaba dormido, eso fue bastante reconfortante para él. Se acomodo mejor y acomodo a Milo sobre su pecho. Por esa noche... Solo por esa noche Milo seria suyo... Suyo y de nadie más así que aprovecharía el mayor tiempo posible... Mañana...mañana volverían a ser solo amigos…

 

 


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