Llegué a la puerta de mi casa. Estaba tan absurdamente nervioso que creí que aún no había pasado nada, hasta que quise abrir la puerta... Sí, dejé el juego de llaves en el bolsillo interno del saco. Llevé mi palma a impactar contra mi frente, maldije doscientas veces y golpeé la puerta. El rostro sorprendido de mi padre.
- ¿Qué?
- Dejé las llaves en el departamento de Levi.- No quería ni mirarlo, desvié completamente los ojos.
- Ah...- Entró y lo seguí cerrando la puerta atrás mio. Ya había empezado mal. Todo empeoró cuando mi madre, sentada en la mesa, me miraba con preocupación.
- ¡Hola!- Saludé ignorando completamente ese ambiente que se podía cortar con un cuchillo, como suelen decir.
- Estoy preocupada...- Se le notaba, me senté frente a ella.
- ¿Por?- Natural, natural, actúa natural.
- ¿Qué vas a hacer cuando estés solo?- Me reí nerviosamente.
- ¿Qué voy a hacer de qué? Inscribirme para el examen de admisión del año que viene, duh.- Es verdad, debía hacer la inscripción para que me dieran los temas y preparar el dichoso examen.
- ¡No me refiero a eso!
- ¿Entonces a qué?- Creo que podía entender por dónde iba.
- Esto, eres tan inmaduro.- Me atraganté con la galletita que estaba comiendo, veloz me proporcioné un vaso de agua. -Eren, solo necesitamos saber que vas a estar bien y que te vas a poder cuidar.
- Te dije que lo consentimos demasiado.- Dijo papá.
- ¡No digas eso ahora!- Qué horror.
- Pero Carla, es la verdad.
- ¡¿Qué verdad?! Tú fuiste el único que lo malcrió.
- ¡¿Qué dices?!- Me volví a sentar en la mesa para que recordaran que seguía ahí y no se pusieran a gritar cada vez más fuerte.
- Papá, mamá.- Llamé su atención. Ellos tenian razón por ende decidí responderles con sinceridad y así también escucharme a mi mismo. -Es verdad que soy bastante inmaduro y quizás infantil... Pero estoy seguro de que me voy a poder cuidar sólo, lo prometo.- De esta forma creo que todos nos calmamos un poco.
- ¿Quieren comer?- Mamá se disponía a preparar algo.
- ¡Sí!- Asentimos papá y yo, y ella se levantó a maniobrar como tanto está acostubrada, con aquellos utensilios de cocina.
- Ah, por cierto Eren.- Ahí no había acabado, seguía mientras cortaba alguna verdura. -No dependas mucho de Levi, ten cuidado de no abusarte de su bondad.- Tenía que sacar el tema de Levi.
- Sí, sí... No lo haré.- Me había incomodado, solo esperaba que no se notara mucho en mi tono de voz, todavía sentía el sabor de su boca en la mía. Entonces me surgió la duda de cómo llegó Levi a mi vida. Me quedé pensando, pensé tanto que no me di cuenta que acabe preguntando en voz alta. -¿Cómo es que se hicieron amigos de Levi?- Era una tontería pero ahí estaba yo, firme con mis tonterías. Deberían darme un premio.
Pero mamá se rió -¿Que cómo? Desde que llegamos ya vivía aquí al lado y al principio no estábamos muy acostumbrados a la ciudad así que el nos ayudó muy amablemente. Así poco a poco lo concimos más y resulto alguien muy agradable, conocedor y muy inteligente. ¡Y pensar que tenía la edad que tienes ahora!- Ambos se rieron al unísono, eso fue tan irritante.
- Aunque insiste en llamarme "Mocoso".- Traté de mostrarme ofendido.
- No es para menos.- Miré a papá atónito. -¿No recuerdas? Tenías ocho años, y al poco tiempo de llegar aquí lo invitamos a cenar porque nos había ayudado con unos trámites, entonces estornudaste ¡Y sí que fue de mocoso!- Me tapé el rostro con deshonra.
- ¿Qué? ¿Eso pasó?- No lo podía creer, lo único que podía salvarme era pensar que quizás él lo olvidó, de la misma forma en la que yo lo olvidé o de la forma en la que quizás olvidaría este momento a los veintiocho, no lo sé. Mamá se seguía riendo.
- ¿Recuerdas cariño cuando Eren apenas tenía un par de años que se comía mi cabello cada vez que lo llevaba en brazos?.
- ¡Sí! En un momento me preocupé de que pudiera estarselos tragando, pero solo lo masticaba.- Ambos se reían hasta casi jocosamente.
- Era tan adorable...- Una nostálgica mirada de parte de mamá con una sonrisa llena de amor me llenó de determinación para seguir mejorando como persona.
- Disculpas si ya no soy tan adorable.- Impuse una expresión de ofendido.
- Ahora eres un hombre apuesto.- Se seguían riendo, las palabras de "Hombre apuesto", sí, me hicieron pensar en Levi. Quizás a él ya no le importaba que sea o deje de ser un mocoso.
- Ya está, disfruten.- Hábilmente mamá sirvió sobre la mesa tres platos con rebozados y ensalada.
- Se ve delicioso.- Papá ya estaba cortando esa croqueta. Así todos nos dispusimos a comer.
Ya había caído la noche, había ayudado a mi mamá a limpiar cosas, ordenar unas, descartar otras y así. Ya recostado en mi cuarto como solía hacer, leía comics de ciencia ficción que tanto me atrapaban. Aún así, por mucho que quisiera saber qué iba a pasar con los personajes en aquél planeta desconocido o descubrir quién estaba detrás del plan malicioso, solo podía pensar en Levi. Tomé mi celular que reposaba a un costado mío y con rapidez escribí. "Hola, ya hablé con mi padres y no era nada grave. Cómo estás" Me quedé unos instantes pensando y lo borré. Volví a escribir. "No pasó ni un día y ya te extraño" No, muy cursí, lo borré. "Holaaa qué tal?" Muy desprecupado. "Buenas tardes, ya almorzaste?" ¡Muy frío!. No sabía qué escribir, nada sonaba bien, hasta que me llegó un mensaje, era él. "¿Qué tanto pasa?" ¡Qué vergüenza! Había visto que escribía pero no mandaba nada. Ya no había nada que hacer.
"Hola! No pasaba nada, solo quería preguntarte cómo estabas." Te felicito Eren Jaegar, la respuesta más tonta de la historia de la humanidad.
"¿Cómo voy a estar? Lavé tus basuras, y me encontré con las llaves de tu casa y el reloj que te regalé." Ups.
"Sí, me acordé de las llaves cuando quise entrar a casa, qué tonto soy."
"¿Y te acordaste del reloj cuando quisiste saber la hora?" Me reí
"No podía esperar la hora de volver a verte" Borrar, borrar, ¿Cómo se borraban los mensajes?
"La verdad, qué tonto eres." Por suerte no podía ver mi sonrojada cara, ventajas de hablar por mensajería instantánea. "Mañana resulta que tengo bastante trabajo, es una lástima." ¿Estaba haciendo mofa de mi?
"No se preocupe señor-soy-una-persona-muy-ocupada, yo también tengo cosas que hacer." No quería decirle eso...
"Puedo decir que me haces reir bastante." ¿A qué venía eso? La voz de mamá había cambiado mi ánimo.
- Eren, ve a bañarte y luego ven con nosotros.- Escuche desde el otro lado de la puerta.
- ¡Voy!- Respondí y volví mi mirada al móvil.
"Me tengo que ir." Le escribí.
"Antes de eso, no era nada grave lo que tenía que decirte Carla ¿verdad?"
"Nope, está todo bien." O al menos eso quise decirle.
"Entendido, adiós."
"Adiós ♡" Qué cursi, seguro le molestó.
Luego de bloquear la pantalla de mi teléfono tomé un pijama limpio y me fui a bañarme, luego de eso fui con ellos como me había pedido y pasamos un típico rato de familia normal puedo decir. Entre tanto lo único que pasaba por mi cabeza era cómo lo iba a hacer, cómo lo iba a seguir, qué iba a hacer, esta vida en la que cada vez yo era mas responsable de mis actos y aún seguía dependiendo de otros.
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