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Robins: In Another Life por Lumiere Kirkland

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Notas del capitulo:

Tiempos de cambio se acercan a Gotham.

Los personajes no me pertenecen.

.

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Gotham, Enero 15.

 

La batcave estaba lejos de ser el lugar más cómodo en toda la residencia Wayne, eso quedaba claro. Por más intentos que Alfred hiciera para mantener el lugar en condiciones respetables, era difícil, sobre todo en invierno, que  la cueva se mantuviera cálida. El mayordomo se concentraba en que al menos las zonas de entrenamiento se mantuvieran agradable.

 

— ¿Alfie?

 

— ¿Si, señorito Richard? 

 

— Creo que estás exagerando un poco, Alfie —la sonrisa del menor se torció al intentar contener la risa mientras veía al hombre mayor trepar unas escaleras con algo parecido a un calefactor pequeño. Llevaba toda la mañana haciendo lo mismo en todas partes de la sala de entrenamientos del pequeño Robin.

 

Aquella sala, pintada de azul y con hermosos dibujos de aves volando, había sido acondicionada especialmente para Richard. El suelo acolchonado, trapecios resistentes y un sinfín de elementos que cualquier gimnasta apreciaría. Ni en sus más locos sueños el niño hubiera tenido un lugar como ese especialmente para él.

 

— Créame que no, señorito Richard —sin mucho esfuerzo, el hombre termina la instalación y regresa al suelo, encendiendo el aparato con un pequeño control remoto—, solo tomo precauciones. Es importante que usted no se enfríe mientras entrena, podría ser peligroso.

 

— Para eso son los calentamientos, Pennyworth —la mirada desaprobatoria de Damian no distrae al mayordomo de su continua inspección del lugar.

 

— ¡Dami, ¿vienes a entrenar conmigo?!

 

— No, Richard. Solo pasaba a ver que entrenaras. Debo irme a trabajar, padre me espera —los ojos celestes del niño se apagan un poco. Pareciera que cada vez es menos el tiempo que su hermano mayor tiene para él—. ¿Jason no prometió entrenar contigo hoy?

 

Una mueca de molestia se instala en el rostro de Dick.  

 

— Entonce supongo que tuvo otra emergencia con los Titanes... 

 

Alfred recoge el plato con las migajas que quedaron de las galletas que el niño comió minutos antes y abandona el lugar. Damian, quien había visto disimuladamente el plato, resopla con molestia.

 

— Yo no llamaría emergencia a un par de tetas, por más grandes que sean —suelta Robin y se dirige a las escaleras del trapecio, refunfuñando.

 

— Tt. Voy a darte la razón en eso, Richard —luego de echarle una última mirada al menor, el heredero Wayne le da la espalda para retirarse—, pero no quiero que te distraigas de tus entrenamientos. Almuerza y descansa, ¿oíste? Si no regreso muy tarde, entrenaré contigo antes de patrullar.

 

.

 

.

 

Tarea. Que palabra tan odiosa. Cuando Dick vivía en el circo con sus padres, su educación en matemáticas, química y biología era muy básica, ciertamente, pero no era un completo ignorante. Se le había educado para que conociera las tradiciones del pueblo gitano al que su padre perteneció en Rumania, mezclado con las costumbres estadounidenses de su madre. Sabía de idiomas, costumbres, tenía encanto y era un acróbata nato. No necesitaba preocuparse porque su educación era diferente a la de los niños que asistían a sus funciones.

 

Pero al parecer, era algo sumamente importante en esa casa. Para su nuevo padre y su hermano Damian, también para Alfred. Richard recibía todo tipo de clases particulares los fines de semana y de lunes a viernes asistía a la Academia de Gotham. 

 

— ¡Aaaalfiiie! —llamó el niño mientras cerraba con fuerza uno de sus pesados libros de historia gothamita—. ¡Necesito azúcar, Alfiiiie! ¡Al-!

 

El estruendoso sonido del ventanal junto a su cama al ser abierto de par en par distrajo a Dick. Con agilidad el niño se acercó hasta salir al balcón de su habitación con vista al patio. El sol moría en el horizonte, la poca nieve que quedaba se derretía sobre el césped. 

 

— Qué demonios fue eso —los pies descalzos se entumecen con el frío, busca calor al frotar sus pequeñas pero fuertes manos una con otra. Sin embargo, antes que pudiera volver al calor reconfortante de su habitación, una par de brazos le rodearon los hombros, haciendo mínima presión sobre su cuello en algo parecido a un abrazo.

 

La sangre de Richard se heló y casi podía escuchar el regaño de Damian por ser tan descuidado y bajar la guardia tan rápido. Error de novato.

 

— Aw. Los niños bonitos como tú no deberían decir malas palabras. Seguro Damibú te pegó esa mala costumbre —susurra una voz melodiosa, casi risueña, a centímetros de su oído. Dick podía sentir como una barbilla ajena descansaba sobre el hueco entre su hombro y su cuello—, ¿quieres una paleta, pajarito?

 

.

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— Pienso que Pennyworth está malcriando demasiado a Richard, padre. 

 

Sin siquiera apartar la mirada de su laptop, Bruce emite un sonido para hacerle saber a su hijo que le escucha.

 

— Además, Jason prácticamente ha dejado de ir a entrenar con él  —apretando el volante con fuerza, el muchacho resopla una mezcla de molestia y cansancio—. He pedido a Brown que envíe a Gordon a casa para que Batgirl y Robin puedan entrenar juntos pero no he tenido respuesta de su parte. 

 

 — Hm —es toda la respuesta que obtiene.

 

— Tampoco he podido contactar con Cain. Desapareció.

 

 —Hm.

 

Inagotable. Esa no sería la palabra adecuada para describir la paciencia de Damian. Más bien, sería todo lo contrario.

 

Luego de una larga tarde de reuniones y conferencias acompañando a su padre como el perfecto heredero que debe pretender ser, Damian siente el rostro tenso al igual que todos los músculos de su cuerpo. Esperó el tiempo necesario para comunicar a su padre de aquellos problemas pero éste parecía demasiado inmerso en otra cosa.

 

— Padre, ¿vas a decirme qué sucede o dejarás que siga hablando solo como un idiota? —las ruedas del auto rechinan cuando finalmente aparcan junto a los demás autos de alta gama que se encuentran en el garaje de la mansión—. Es evidente que no logro captar tu atención.  

 

— Damian —Bruce corta el monólogo de su hijo mayor, ambos se miran fijamente a los ojos—, voy a retirarme. Necesito que tomes mi lugar como Batman.

 

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Notas finales:

Gracias por los comentarios en el preludio. Realmente me animaron a empezar verdaderamente esta historia.

Ahora, ¿qué les pareció? ¿Demasiado corto, demasiado largo? ¿Errores, sugerencias? ¿Aburrido, interesante? ¿Y quién atrapó a Dick?

Espero que nos leamos pronto, pero aún no tengo fecha de actualización definida, puede ser en cualquier momento. Saludos y gracias por leer! 


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