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33. La tentación de Tae Yong (02) por dayanstyle

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Algo estaba mal. No. Algo estaba muy, muy, muy,  mal.  A Jaehyun le había parecido extraño cuando Dino llegó a través de las puertas corredizas de la cocina, diciéndole a Jaehyun que fuera con él. Pero Dino era su mejor amigo, así que salió como Dino le había pedido.

Ahora estaban caminando por la Avenida  a las dos de la mañana. —Sabes qué hora es, ¿verdad?

Dino sólo gruñó mientras caminaba junto a Jaehyun. —Tengo que mostrarte algo.

Muy bien. Eso había sido muy extraño, pero Jaehyun había conocido a Dino durante toda su vida. Confiaba en  él.  Incluso  si ellos caminaban a mitad de la noche hacia un lugar que Dino se negaba a revelar.

Jaehyun se frotó las manos arriba y abajo de los brazos cuando una extraña sensación entró en él. Tenía una profunda necesidad de correr. Su cuerpo se estaba preparando para mover su culo, y Jaehyun no podía entender por qué. Pero  el  reflejo  de lucha o huida lo estaba pateando  en  grande.  Sus  entrañas estaban tratando de decirle algo, pero Jaehyun no  iba  a  escuchar. Este era Dino por el amor de Dios. ¿Por qué tenerle miedo? Había conocido al hombre durante toda  su  vida.  Jaehyun  tropezó  cuando Dino lo empujó por  la espalda,  golpeándose  duro contra el   suelo.

—¿Qué mierda, Dino? ¿Has perdido la maldita cabeza? —gritó mientras trataba de volver a levantarse.

—Salta por encima de la valla,   Jaehyun.

 

La cabeza de Jaehyun giró bruscamente y  fue entonces cuando se dio cuenta del cementerio. ¡Oh, diablos, no! —De ninguna manera. Si se trata de algún tipo de enfermo —«¡Oomph!» El aire fue sacado de golpe de dentro de él cuando Dino le dio una patada en sus entrañas. Sus ojos se humedecieron por el dolor—. Dino, ¿por qué?

—Realmente no quiero hacerte daño, Jaehyun. Esa no era mi intención. Bueno, no ahora, así que consigue pasar tu flaco culo por encima de la valla. —El pequeño twink señaló por encima de su hombro. Guau. Su culo estaba siendo pateado por un chico de 1,67 de alto. Qué vergüenza.

Jaehyun se levantó del suelo, frotándose el estómago cuando se dio cuenta de que Dino no se  parecía a Dino. Algo  no estaba  bien. Un pútrido olor flotaba más allá de su nariz, casi  haciendo  a Jaehyun vomitar. Miró la puerta de hierro negro que tenía al menos unos tres metros de altura, y luego volvió a mirar a Dino antes de dar vuelta y levantar el campamento.

No había manera de que entrara a un cementerio. Jaehyun tenía la sensación de que si entraba, él no saldría vivo. Se convertiría en un permanente residente allí si hacía lo que Dino le había ordenado. Gritó cuando fue abordado por la espalda. Jaehyun movió los brazos, tratando todo lo posible para detener su  caída. El aire fue sacado de golpe de su pecho, cuando cayó al suelo por segunda vez esta noche.

—Por qué tenías que hacer las cosas más difíciles —Dino gruñó mientras levantaba a Jaehyun por su cabello. Dolor agudo e insoportable rasgó a través de él mientras Dino lo arrastraba  hacia la valla. Trató de girar hacia afuera, pero Dino fue más rápido, esquivando cualquier cosa que Jaehyun  le  lanzara  con  los  puños  y las  piernas.

Ahora sabía que algo andaba mal, porque Dino no era rápido. Nunca había sido rápido. Nunca. —¿Quién eres tú? —preguntó mientras sostenía las manos de Dino, haciendo todo lo posible para mantener su cabello intacto, porque el súper fuerte apretón amenazaba con arrancarle hasta la última hebra de  cabello.

La risa de Dino era escalofriante. Muy bien. Ahora sabía que algo  no  estaba  bien.  Dino  no  tenía  una  risa  escalofriante.  Era un pequeño twink, por el amor de Dios. No había nada profundo  en su voz, incluso cuando sobrevivió a la pubertad en la escuela secundaria. Este no era  Dino.

Lo que realmente desconcertó  a  Jaehyun  fue  el  hecho  de cuán fuerte y rápido era este falso Dino. Podía parecerse a su mejor amigo, pero este tipo era poderoso. Jaehyun  tembló  por  lo  que estaba  a  punto  de pasarle.

—¿Qué vas a hacer conmigo?

 

Dino parecía ofendido, a pesar de que estaba allí de pie con un mechón del rizado cabello de Jaehyun entre sus dedos. —Soy tu mejor amigo. No te haría daño. —Sonrió, y la sangre a Jaehyun se le heló. Esa sonrisa le prometía a Jaehyun algo que sabía iba a ser doloroso y tortuoso. Se preguntó dónde estaba Tae Yong. Necesitaba al hombre. A pesar de su inestable comienzo, Jaehyun quería a Tae Yong con tanta urgencia que le dolía el corazón. Esa sensación de vacío había regresado y tomó residencia en su corazón. Jaehyun estaba a punto de llorar por el hueco dejado en su pecho por la necesidad que se estaba apoderando de él.

Quería Tae Yong.

 

—¿Dónde está Dino? —preguntó Jaehyun con los  dientes apretados mientras pensaba en que nunca volvería a ver a su vampiro o lo que este hijo  de  puta  le  habría  hecho  al  verdadero Dino. Si este jodido le había hecho daño a su mejor amigo, Jaehyun le iba a... no sabía lo que le iba a hacerle, pero iba a hacerle algo doloroso a  este  hombre,  cosa,  o lo que sea.

El hombre se echó a reír mientras inclinaba la cabeza de Jaehyun hacia atrás por  su  cabello,  haciendo que  Jaehyun lo  mirara a los ojos. —Te diste cuenta,  ¿eh?

—Sí, el olor te ha delatado. Dino nunca podría dejar pasar ni un solo día sin ducharse, apestoso  bastardo.

El hombre soltó una carcajada, que ni siquiera  hizo  a Jaehyun sonreír, mientras empujaba a Jaehyun hacia el cementerio. Jaehyun gritó cuando Dino lo recogió y lo lanzó sobre la  valla  de hierro negro.

 

—Sí —gruñó Jaehyun rodando por el suelo, mientras el dolor se fragmentó a través de su tobillo por la forma tan brusca en que había aterrizado—. Dino nunca habría sido capaz de hacer  eso.

—¡Cállate! —gritó el hombre mientras jalaba a Jaehyun del suelo por su caballo una vez más. Esta rutina se estaba volviendo vieja rápidamente. Cuando Jaehyun se puso de pie, aulló y se dejó caer al suelo de nuevo, ignorando el dolor que le  causaba  los dedos del hombre en su cabello. Su tobillo se sentía como si hubiera sido traspasado por un atizador caliente.

—Creo que me lo torcí. —Jaehyun se inclinó y frotó su tobillo, viendo que era tres veces más grande de lo que normalmente debería  ser—.  Esto  es malo.

El hombre sonrió a alguien  detrás  de  Jaehyun.  Podía  sentir una presencia detrás de él, y eso lo hizo estremecerse de horror. Estaba demasiado aterrorizado como para dar vuelta y mirar. Su noche empeoraba a cada segundo, y  no  parecía  que  fuera  a mejorar pronto.

—¿Es él? —preguntó alguien detrás de  Jaehyun.

—Lo es —el falso Dino respondió.

 

Terror puro corrió a través de Jaehyun cuando una mano helada sujetó con fuerza su hombro. No  estaba  seguro  de  quién era, pero la mano tenía un agarre muy fuerte. Jaehyun tragó saliva cuando la mano lo dejó en libertad y el hombre circuló alrededor de él, parándose al frente y al centro. Jaehyun levantó la mirada lentamente  mientras ésta  recaía en el   hombre.

—¿Leroy?

 

 

 

Tae Yong rompió la puerta al abrirla, la madera se estrelló contra la pared cuando irrumpieron en la casa. Iba a matar  al  hijo  de puta. No tenía duda de ello. Dino iba a morir dolorosamente cuando lo agarrara. Nadie tomaba lo suyo. ¿Y a  su  pareja?  Infiernos,  no. Tae Yong estaba dispuesto a bañarse  en la sangre  de  Dino.

 

Tae Yong inclinó la cabeza hacia  atrás,   inhalando profundamente buscando la sangre de su pareja. Había bebido de Jaehyun. No había manera de que no fuera capaz de encontrarlo. La pregunta era si lo encontraría a tiempo. Los dientes de Tae Yong dolían ante el pensamiento de que algo le sucediera a su pareja. Él  y Jaehyun podrían tener problemas en este momento, pero no había nada que él no hiciera por su pareja. No había nada que Tae Yong  no hiciera  para protegerlo.

Jaehyun se había envuelto alrededor del corazón de Tae Yong, y su pecho realmente dolía al pensar que le hicieran daño a su pareja. Empujó a un lado la sensación de vacío y abrió su mente.  Su sangre empezó a llamar a  Jaehyun.

—¿Qué está pasando? —preguntó Tae Ho mientras D.K. y Hong Bin se unían a él. Ni siquiera había oído al auto llegar. ¿Qué demonios le estaba pasando esta noche? Demasiadas cosas le estaban pasando y eso no le sentaba bien a  Tae Yong.

—Ese  maldito  gul robó a  mi pareja.

—¿No lo has localizado aun? —preguntó Hong Bin—. Porque cuando lo hagas, me encantaría rasgarle el culo y sacárselo por su garganta.

—No antes que yo —gruñó Tae Yong cuando empezó a caminar. Podría haberse difuminado y luego reaparecer en donde su pareja se encontrara, pero todos los vampiros, a excepción del Príncipe y los Ancianos, se debilitaban cuando utilizaban este método para transportarse, y Tae Yong necesitaba de su fuerza.

Tae Yong se recriminó por no ser capaz de proteger a su pareja. Estaba en el pasillo por el jodido amor de Cristo. ¿Cómo no había oído las puertas corredizas de vidrio abrirse? Él nunca se perdonaría  si  algo  le  pasaba  a Jaehyun.

Los cuatro caminaron por las calles, la llamada de la sangre de Jaehyun era cada vez más fuerte a medida que se acercaban al Cementerio Santa Cruz. Una sensación de hundimiento entró en Tae Yong mientras miraba alrededor del lúgubre lugar. —Él está aquí.

—¡Joder! —susurró D.K., mientras saltaban la valla cayendo dentro del cementerio—. Lo encontraremos, Tae Yong.

 

Sí, pero ¿lo encontrarían vivo o muerto? Tae Yong estaba desesperado cuando siguió el llamado de la sangre de Jaehyun.  El lugar estaba extrañamente silencioso, por lo Tae Yong pensó lo peor. Su pareja debería estar gritando, peleando. Por el silencio que los rodeaba,  Tae Yong  temía  que  hubieran llegado  demasiado tarde.

—Allá —señaló Hong Bin hacia una cripta—. La puerta está abierta.

Tae Yong apresuró sus pasos mientras que los otros tres se mantuvieron detrás en él. Todo tipo de escenarios jugaban en su mente mientras Tae Yong llegaba hasta la puerta abierta. Se quedó allí de pie escuchando un momento antes de entrar en el frío y húmedo edificio. Este era un cementerio antiguo. Uno de los más antiguos de la ciudad. La cripta  no  era  una  de  las  más  recientes. Era el lugar perfecto para que indeseables llevaran  a  cabo  todo tipo de rituales. También era el lugar perfecto para utilizar como parque  infantil  para  los condenados.

Descendió lentamente por las escaleras, sus   manos rozando sobre la antigua piedra mientras escuchaba con atención. La sangre de Jaehyun estaba gritando por él. Podía sentirlo. Su pareja lo había llamado con toda su alma. Tae Yong sintió ganas  de llorar ante  la posibilidad de que  Jaehyun ya no estuviera    vivo.

Llevó ese sentimiento hasta el fondo, dejando surgir  la rabia para que jugara como emoción dominante. Usaría esa rabia para matar lentamente al gul, si Jaehyun estaba muerto. Su muerte no vendría de forma rápida e indolora. No, eso sería demasiado misericordioso. Tae Yong no se sentía misericordioso. La venganza cantaba a través de su sangre cuando entró en una pequeña cámara.

Hong Bin le tocó el hombro, apuntando a otra habitación a su izquierda. Tae Yong podía ver algún  tipo  de  parpadeo  de  luz  bailando en las paredes. Poco a poco se abrió paso a través de la cámara, dirigiéndose  directamente  hacia  la luz.

Los cuatro entraron en la habitación, y la escena casi hizo vomitar a Tae Yong. Su estómago rodó cuando su mirada recayó en la escena delante de él. Rugió con incontenible ira cuando saltó a través de  la habitación,  derribando a  Dino.

 

Tae Ho y D.K. derribaron a los otros guls con Dino. Tae Yong arrancó la carne del hombre, una neblina roja lo poseyó mientras Tae Yong trataba de rasgar la piel del hueso. Sus garras cortaban a través de la piel del gul como un cuchillo a través de  la mantequilla. Al diablo con algo lento y doloroso. Tae Yong no se sentía él mismo, mientras gritaba de rabia, su cuerpo enardecido al ser consciente de que estaba vengando a su pareja mientras diezmaba al gul.

—Está vivo, Tae Yong. Tu pareja está respirando —dijo Hong Bin mientras trataba de quitar a Tae Yong de la carnicería—. Él necesita ayuda ahora si quieres que sobreviva. Déjalo ir.  El  gul  está muerto.

La neblina roja empezó a levantarse ante las palabras de Hong Bin. Tae Yong salió disparado, corriendo hacia  su  pareja.  Las manos de Jaehyun tenían clavos martillados a través ellas, para mantenerlo fijo contra la pared. La sangre se derramaba de sus manos y piernas donde puntiagudos clavos fueron martillados en distintas partes de su cuerpo.

Tae Yong no sabía por dónde empezar. Sabía que tenía que bajar a Jaehyun de ahí, pero la idea de hacer que su pareja atravesara por más dolor lo hacía dudar. Su pareja era un caos sangriento.

¿Cómo era que aún seguía con vida?, Tae Yong no lo   sabía.

—Si es demasiado, yo puedo bajarlo —ofreció D.K..

—No —Tae Yong negó con la cabeza mientras miraba el espectáculo más horrible que jamás hubiera visto en su vida—. Es mi pareja. Debo ser yo quien lo salve.

D.K., asintió y dio un paso  atrás.  —Estoy  aquí  si necesitas ayuda.

Tae Yong, ausente, asintió con la cabeza mientras se acercaba a Jaehyun. Podía oír pequeños sollozos provenientes de su pareja. Le desgarró el corazón ver a Jaehyun como estaba. Nadie debería pasar por este tipo de  tortura.

Tae Yong secó sus ojos mientras subía a la pequeña plataforma. Vio una barra de hierro que los guls al parecer habían utilizado para  enterrar  los  clavos  en  su  pareja.  Se  agachó  y  envolvió los dedos alrededor del frío hierro, agarrándolo con fuerza y tomando una  profunda  respiración.

Podía hacer esto.  Jaehyun necesitaba que lo hiciera.

Necesitaba que Tae Yong fuera fuerte.

 

—Llamé a Jaehyo —dijo Hong Bin suavemente—. Dijo que lleves a tu pareja a él.

—Jaehyun. Su nombre es Jaehyun —dijo Tae Yong sintiéndose al borde de provocar una masacre—. El nombre de mi pareja es Jaehyun —dijo a través de los dientes apretados.

—Quiere que lleves a Jaehyun a él —dijo Hong Bin y luego retrocedió.

Tae Yong respiró hondo buscando valentía y luego levantó la pata de cabra, haciendo todo lo posible por extraer los clavos lo más suavemente posible. Cuando Jaehyun gritó, la mano de Tae Yong se aquietó.

—No puedes detenerte, Tae Yong. Tienes que bajarlo, ahora — Hong Bin dijo detrás de él—. Si no puedes hacerlo, apártate. Pero no podemos perder más tiempo. Incluso el Príncipe no puede hacer que alguien regrese de entre los muertos.

Tae Yong miró el rostro de Jaehyun. Estaba hinchado y apenas reconocible. Una combinación de sangre húmeda y  seca enturbiaba sus hermosos rasgos. Tae Yong tragó, se  enjugó  las lágrimas de los ojos, y luego levantó la pata  de  cabra,  una vez más. Lloró junto a su pareja mientras arrancaba  los  clavos  uno por uno.

Pronto Jaehyun dejó de llorar. No hizo ningún sonido en absoluto mientras Tae Ho y D.K. se ubicaron a cada lado de su pareja y lo sostuvieron mientras Tae Yong arrancaba el último de los clavos. Arrojó a un lado la pata de cabra y tomó a su pareja de los otros vampiros, sosteniendo al quebrado y maltratado hombre en sus  brazos  mientras  se  difuminaba, llevando a   Jaehyun directamente  ante  el Príncipe.

 

Su pareja apenas tenía pulso. No había tiempo  que perder. Tae Yong apresuró los pasos a través de la mansión donde el Aquelarre residía, desesperado por llevar a su pareja con el Príncipe a tiempo. Utilizó su pie para golpear la puerta de la habitación de Jaehyo.  Cuando  el príncipe  abrió,  Tae Yong  se  precipitó dentro.

—Por favor, Príncipe, salva a mi pareja —le rogó Tae Yong mientras acomodaba el inerte cuerpo de Jaehyun en las frías baldosas del suelo. Utilizó su camisa para limpiar las lágrimas que le cegaban mientras esperaba a que Jaehyo salvara a   Jaehyun.

Jaehyo se arrodilló al lado de Jaehyun, pasando su  mano por el cuerpo de Jaehyun. —No puedo.

—¿Por qué? —Tae Yong gritaba como si su cabeza fuera a explotar—. Él no está contaminado. Lo puedes convertir.

Los ojos de Jaehyo se suavizaron mientras miraba a  Tae Yong.

—Él está contaminado. Los guls le han mordido varias veces. Si trato de beber de él, tomaré su enfermedad.

—¿Qué puedo hacer? —preguntó Tae Yong mientras las lágrimas color sangre rodaban por sus mejillas. Esto no podía ser una despedida. Él no iba a quedarse de rodillas ahí y ver a su pareja respirar su último aliento. Tenía que haber algo que pudiera hacer para salvar a su  pareja.

—Puedo transferirte mi don a ti. Puedo darte el poder de convertirlo. Tú no tienes los mismos elementos en la sangre como los que poseo yo. Es seguro para ti convertirlo. Lo siento, joven, pero no puedo arriesgarme a tomar la sangre de tu pareja.

—Hazlo —gritó Tae Yong casi al borde de la locura. Si perdía a Jaehyun, Tae Yong seguramente moriría. Se negaba a vivir en un mundo sin su Jaehyun. Él se acurrucaría y moriría junto a su pareja.

Jaehyo agarró el brazo de Tae Yong, mordiéndolo en este. Tae Yong contuvo el grito en el último segundo. La mordedura  era insoportable e hizo sentir su sangre en llamas mientras lo que el Príncipe le estuviera transfiriendo corría por él como un tren  de carga fuera de control. Su cuerpo entero quemaba mientras Jaehyo bebía de él. Luego cortó una pequeña incisión sobre la muñeca  con  la  garra  de  uno de  sus dedos. —Bebe.

 

Tae Yong tomó el brazo ofrecido, bebiendo profundamente. Se sorprendió al ver algunos de los recuerdos de Jaehyo fluyendo a través de su sangre. Sentía como si estuviera invadiendo la mente del hombre.

—Tú eres.

 

Los ojos de Tae Yong se alzaron bruscamente mirando  al Príncipe a los ojos. Hizo todo cuanto le fue posible para transmitirle al Príncipe a través de sus ojos que sus secretos estaban a salvo con él. Jaehyo sonrió dulcemente y  le  asintió con la cabeza. —Lo  sé.

Tae Yong soltó el brazo de Jaehyo y gritó cuando la sangre del Príncipe comenzó a correr a través de él, fusionándose con su propio ADN. Sabía que Jaehyo le había dado algunos de sus poderes a través de su sangre. Eso no solía ocurrir cuando el Príncipe convertía a alguien. Él tenía que permitir a propósito que los poderes dejaran su cuerpo.

—No tienes todos ellos. —Jaehyo le guiñó un  ojo  y luego guio a Tae Yong hacia Jaehyun—. Conviértelo ahora o lo perderás para siempre.

Tae Yong mordió a Jaehyun, tomando la poca sangre que aún le quedaba, dejando sólo una pequeña cantidad. Luego cortó  su muñeca, sosteniendo cerca el cuerpo de su  pareja  mientras  hacía que Jaehyun bebiera. Al principio, su pareja se resistió, su boca era incapaz de chupar la sangre que pasaba por sus labios. Pero Tae Yong no iba a darse por vencido. Apretó la nariz de Jaehyun, obligándolo a beber.

Una vez que la sangre comenzó a fluir en su boca, Jaehyun bebió codiciosamente. Tae Yong miró a Jaehyo. —Detecté genes vampíricos en él cuando nos enlazamos. También recuperó la memoria después de haber sido borrada de su mente en un principio y luego la que borró Rome cuando salió del club. También sufre de lachtára aímatos tou.

Jaehyo le sonrió. —Suena como si él fuera un infierno de pareja. —El príncipe se arrodilló al lado de Tae Yong, examinando a Jaehyun mientras bebía—. Tiene un gen latente en él. Esa  es  la razón por la cual la limpieza mental se revirtió. Pero no sufre de lachtára tou aímatos, joven. Su cuerpo ansía la sangre, su subconsciente sabe que su cuerpo la necesita. No lo estás convirtiendo, Tae Yong. Solo estás desbloqueando ese  gen, permitiéndole convertirse en lo que nació para ser.

—¿Cómo? —preguntó Tae Yong con asombro.

 

Jaehyo pasó la mano por  el  cabello  de  Jaehyun.  —Es como un cambiforma que no podía cambiar. Sólo que Jaehyun no era consciente de que era un vampiro. Sus padres tuvieron que serlo. Tuvo que haber sentido un profundo anhelo en su interior,  un ansia  que  no  podía entender.

Tae Yong recordó cuando se había mordido el labio.  Cómo Jaehyun había bebido codiciosamente de él. Podría haber sentido su pareja ansia durante toda su vida y nunca entender lo que era.

—Puede que él no te lo agradezca, pero su cuerpo se regocijará porque al fin fue puesto en libertad. Llévalo lentamente a través de esto. Deja que se ajuste a su recién  descubierta libertad.

Tae Yong asintió con la cabeza a Jaehyo, luego a sus parejas, quienes se habían quedado allí mirándolo todo, salió de la habitación. —Te daré tiempo con él.

—Gracias, Príncipe.

 

Jaehyo asintió con la cabeza mientras cerraba la puerta detrás de él. Tae Yong estaba muriendo por llevar a Jaehyun a su dormitorio, pero temía moverlo en ese momento. Esperaría hasta que Jaehyun terminara de alimentarse antes de llevarlo. Su pareja era un recién nacido. El pensamiento lo sorprendió. Jaehyun se veía tan indefenso estando en sus brazos mientras bebía. Tae Yong le sonrió mientras rozaba con sus nudillos la mejilla de su  pareja.

—Toma lo que necesites, mi amor. —Tae Yong acariciaba la cara de Jaehyun cuando su pareja gimió—. Todo está bien. Nunca me alejaré de tu lado de nuevo.

Jaehyun tomó un último trago antes de cerrar los ojos y acomodar su cabeza contra el  pecho  de  Tae Yong.  Tae Yong  levantó  la muñeca y selló la herida.  Tomó  a Jaehyun  del frío piso y abandonaron la estancia de Jaehyo, caminando por el largo pasillo, y luego en su propio dormitorio. Acomodó a su pareja en la cama.  —Duerme, Jaehyun.

Su pareja se acurrucó a su lado y   suspiró.

 

continuara...


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