...
Lo podía ver con claridad. Aquella vez y esta. A pesar que en ambas ocasiones se encontraba en la oscuridad.
Él recordaba esa pequeña habitación, desde que recordaba, las cuatro paredes de tapiz exótico y rebuscado, los suaves cojines que le rodeaban, las telas de su cama, comida (si lo prefería aun viva) en la mesita, su cuarto de baño con una tina de mármol y agua caliente, otra habitación tenia el techo de cristal para dejarle ver el cielo azul. Sus aposentos eran bellos. No tenia queja. Pero...
Siempre, siempre cada día al sentir su soledad, comenzaba a tocar las paredes. Se deslizaba al lado de cada pared y la tocaba con la punta de sus dedos.
Era prisionero y su hogar una bella jaula adornada con lazos y perfumes.
¿Por qué se encontraba en ese lugar? No lo sabía. Él tenia muchas preguntas pero pocas respuestas. Sabía, que lo vigilaban, sabia que si quería algo primero debia ir a una habitación y luego esta se cerraría mientras "algo" iba a la del lado y entonces al abrirse de nuevo la puerta, el lugar tenía un aroma distinto. Ese algo dejaba de nuevo comida, limpiaba, cubría sus necesidades.
Su vida...no era para nada una vida.
Hasta que un día, un aroma nuevo apareció mezclado con los perfumees que adornaban sus aposentos. Ese día se sintió adormilado, ese día a pesar de desear mantenerse despierto no podía. El perfume lo hacía dormir, lo atontaba pero en un momento de resistencia lo escuchó.
-Es una belleza ¿No lo crees mi viejo amigo? Es tan perfecto que deseo que despierte en un lugar mucho mas digno de él. Este lugar sera lo triple de grande y por fin podrá acompañarme.
¿Quién era? ¿Qué decía? Había palabras, las entendía pero se escuchaban extrañas.
-¡Por la divinidad de...! ¿¡De nuevo esa cara!?
-Lo tratas como a una mascota.
Era una segunda voz. Una que parecía molesta.
-Eres mi amigo, pensé que te gustaría verlo. Pero siempre que vienes aquí pones ese semblante. Si sigues así nunca conseguirás esposas.
-Corta con eso. Solo dime ¿Qué quieres que haga con el chico serpiente?
Alguien suspiró.
-Hare una fiesta ¡Una enorme! ¡Quiero que sea su presentación!
Ahora un corto gruñido.
-Viajara a la cuidad, a una de mis casas, cuando este allá quiero que tu...
La voz se volvió débil, de nuevo el perfume lo noqueaba por completo. Despues de eso sus sentidos comenzaron a despertase, uno a uno regresando primero el oído. Y lo que escuchó lo asustó. Era un ruido molesto un rugido constante, casi rítmico como la de un animal, grande, muy grande. Entonces el aroma lo golpeó ¿Dónde estaba? No eran sus aposentos, no había luz, olía a madera y tierra y otros aromas mezclados que lo atacaban por primera vez. Era horrible.
Quiso moverse y algo pesado se lo impidió ¿Por qué? ¿Eran ataduras? ¿Qué sucedía? Sus dudas lo sacudieron. Su corazón comenzó a inquietarse y su respiración delataba lo asustado que estaba.
Esta oscuridad, estos aromas...¿Por qué? ¿Por qué le ocurría esto?
El estrés de no entender nada, comenzó a recorrerle todo el cuerpo desde la punta de la cola que enroscó alrededor de su cuerpo para sentirse un poco protegido hasta la punta de sus cabellos que se erizaban por cualquier nuevo sonido. Como aquellos pasos que podia escuchar, alguien se acercó a él, era alguien, que ya había estado ahí con el, en la misma habitación.
-Por fin despiertas fenómeno.-Decía y Arthur se agazapo a pesar de sus ataduras y su nula visión.-se que tienes miedo y no se si me entiendas pero...escucha.-Su voz, la conocía...era...¿Quién? .-El tren bajara la marcha y tu...debes irte y jamás volver ¿Oíste? Solo puedo darte esta oportunidad.
La serpiente resopló al sentir con su legua el calor de esa persona acercarse. Al hacerlo, se quedo quieto.
-No tengo tiempo para esto...
Dijo de nuevo con voz molesta y la serpiente lo recordó. En sus aposentos dos personas hablaban. Él era uno de esas personas.
-el momento se acerca pequeño fenómeno.
La serpiente olisqueó de nuevo su alrededor y el calo se acercó a él. Tenía miedo a lo estaba sucediendo y temía por lo que podía pasar. Pero se dio cuenta de que esa persona que se acercaba con cautela, compartía cierto nerviosismo porque su corazón tambien estaba acelerado.
Le temía y aun así se acercaba.
Un chirrido le aturdió y la pesadez se fue. La serpiente se sintió ligero y el frio recorrió su piel.
-Vete. Solo...lárgate y obtén una vida. Lucha por ello.
Entonces sucedió tan rápido que la serpiente se sintió aturdida.
La oscuridad le dejó ver pocas cosas. La noche dibujaba sombras en un lugar nuevo y frente a el un cristal le dejo ver campo abierto. La luna, algo en el cielo que relampagueaba. Una tormenta se acercaba. Y luego el movimiento de donde quiera que se encontraba, disminuyó dejándole ver arbustos que pasaban tras el cristal con lentitud. Era la primera vez que veía tantas cosas que su lengua salía una y otra vez ayudándole a reconocer su entorno y por eso descubrió que no había ningún cristal. Estaba frente a una puerta abierta. Al exterior.
-Vete, vamos...
La serpiente se giró pero antes de poder ver algo el calor de una mano, le empujó porque el tren comenzaba a moverse de nuevo. Se pondría en marcha y la oportunidad se esfumaría con el andar de esa maquina bestial.
-¡Largo!
Gritó con fuerza y la serpiente solo reaccionó por instinto.
Saliendo de ahí, siendo acosado y aporreado por tantas cosas y sensaciones nuevas, la serpiente tomó el primer bocado de libertad.
Y antes de salir disparado a lo desconocido, miró sobre su hombro. De aquel que lo había empujado a esto, solo pudo ver un mechón rojizo. O eso creyó, no podia quedarse y averiguarlo.
Y entonces, la serpiente se adentró a la oscuridad.
Arthur lo había recordado porque ahora había un nuevo calor frente al él, un corazón dudosos pero decidido. Habida una espesa negrura porque faltaban un par de horas antes de que el sol saliera a pesar de que avecillas madrugadores comenzaban ya a cantar y acicalarse para extender sus alas y volar.
-Esta bien Arthur.-Decía Alfred con una pequeña sonrisa mientras se acomodaba una mochila y acomodaba otra en Arthur.-Vamos a estar bien...
Alfred acomodó la capucha de Arthur y extendiéndole la mano esperó a que el ojiverde la tomara.
Arthur miró ante sus ojos el cielo azul, su libertad que cada día de cautiverio parecía tan lejana, y que ahora, le extendía su mano.
-Si...
Arthur tomó la mano de Alfred para escabullirse bajo el manto que él ya había utilizado antes para escapar. Pero esta vez sabía que no debía temer.
Saliendo en silencio, los dos prófugos dejaron su hogar.
...
Alfred trazaba mentalmente los caminos que debia evitar para no ser encontrados. Debían esconderse alejándose lo mas posible que pudieran de zonas habitadas. Pero ¿A dónde irían despues?
Al aun se sentía débil y no sabía muy bien si Arthur fuera capaz de resistir caminar largas distancias. Estaban limitados y solos. Alfred miró de reojo a Arthur y luego el sendero que conocía tupido de hierva alta. Apretó un poco más la mano de Arthur y siguió caminando.
-Por aca...cruzaremos el lago, despues, tendremos que llegar al bosque que esta pasando...
-Al...
Arthur lo interrumpió con mirada preocupada.
Alfred lo interpretó y enseguida se detuvo.
-Se que estas preocupado por mi. Te prometo que estoy bien. Puedo caminar todavía un rato mas. Solo, quiero llegar al lago y tomar "prestada" alguna de las barcas que dejan en la orilla antes de que llegue la luz del día ¿De acuerdo?
Arthur asintió.
-Muy bien. En marcha.-Dijo Alfred ocultando su palidez.
La clara cara de un cielo comenzaba a asomarse en el horizonte. El roció de la madrugada comenzó a empapar las ropas de los dos y el desliz de la cola de Arthur dejaba un rastro que preocupaba a Alfred, por eso deseaba cruzar el lago, si se adentraban en sus aguas , seria mas difícil para quien los seguía rastrearlos.
Por fin saliendo de la molesta hierva húmeda, Alfred vio a la lejanía un pequeño destello que seguía un camino a lo lejos sobre la superficie del lago. Era un tren, uno de muchos que Alfred había visto.
-Parece que camina sobre el agua...-Penso en voz alta y Arthur lo miró confundido.-Me refiero al tren.-Señaló.-Siempre me pareció que viajaba sobre el lago. Claro, sé que solo es un efecto visual pero me gusta como se ve. Es como mágico. Me hubiera gustado traerte aquí de noche, ver como se acerca el tren mientras las luciérnagas danzan, te hubiera gustado.-Decía intentado distraer a Arthur.-Creo que en el bosque tambien hay luciérnagas, podremos verlas juntos.
-Lushiernagas
-¡Ah! Esa nueva palabra hace que arrugues la nariz, te vez muy chistoso.
-Umhg, no essh cierto.
-Tienes razón. No son las palabras, tu eres el de la cara graciosa.
-Alfred raro ¡Yo no! -Decía Arthur con un mohín de disgusto.
Alfred rio divertido.
-¿En serio? Entonces di de nuevo "Luciérnagas" sin hacer gestos.
Arthur siseó nervioso.
-¿No puedes? ¿Verdad?
-Tonto Alfred.
Dijo con claridad Arthur.
-Bueno me equivoque, puedes hablar sin hacer gestos.-Soltó una risita y Arthur tambien sonrió.-Je, que bien, por fin logre hacerte sonreír un poco.
Dijo Alfred cuando los dos llegaron a las orillas del lago y los destellos de los primeros rayos del sol, adornaron la superficie del lago.
-Ahora busquemos una barca. Los ancianos a veces las dejan sin cuidado en las orillas y estas se pierden. Las corrientes las estancan aquí. Estoy seguro si caminamos un poco, encontraremos una que sirva y...¡Ah! ¡mira Arthur!-Gritó Al emocionado, señalando algo atrapado entre carrizos.-¡De eso te estoy hablando! ¡Tenemos suerte!
Era lo que cuacaba, por eso Alfred no pudo evitar sentirse feliz y un poco aliviado.
-Se que flotara y entonces ¡Adiós a este lugar! ¡Ven vamos a verla!
Alfred estiró a Arthur siguiéndole.
-Alfred ¿Flota?
Preguntó Arthur mirando como Al chapoteaba en el agua mientras liberaba la pequeña barca. La madera estaba oscura y Al la golpeaba en ciertos puntos. Lanzó su mochila y la sacó por completo para acercarla a la orilla.
-Es perfecta. Que bien, que bien ¡Que bien! -Contestó Al y Arthur se movió nervioso, el ojiazul salió del agua y mas animado que nunca trató de tranquilizar al ojiverde.-Esta bien Arthur, no tengas miedo, navegaremos como el tren sobre el lago y...
Al sintió un estirón es sus ropas cuando Arthur se aferró a su brazo, este iba a preguntar que sucedía pero lo escuchó. No tardo mucho para ver que alguien se acercaba.
-Maldición.-Masculló.-Deprisa Arthur, debe-...¿Arthur? -Algo no estaba bien. Arthur temblaba por completo y de la nada se desplomó al lado de Al.-¡Arthur! ¿Qué tienes?
-Ugh...sssh...el...arsho...ma...arom-...a....
-N-no te entiendo...¿Arthur?
Alfred vio von terror como Arthur abría y cerraba la boca como si tratara de respirar, sus ojos se volvieron pequeños y fieros. La mochila que cargaba resbaló de su espalda y su siseó comenzó a ser agresivo mientras su cola se enroscaba protegiéndole.
Al dio un paso atrás sin saber si era buena idea tocarle porque podía verlo. De nuevo Arthur tenía esa mirada peligrosa cuando los temblores pararon.
-Casi los perdemos de vista niño, pero era obvio que intentarías algo.
Alfred alzó la vista cuando varios hombres se acercaban, todos siguiendo a Ranjit.-Deje alguno de mis sirvientes vigilando la casa para bueno, ya sabes, eres un niño y la estupidez es normal en los niños.
-¡No permitiré que se lleven a Arthur! -Gritó enseguida Alfred con mirada furiosa.
-¿Eh? ¿Enserio? -Ranjit sonrió con burla y chasqueó los dedos.
Entonces uno de sus hombres mas cercanos balanceó algo que a Alfred le pareció una linterna dorada de metal, pero esta tenía agujeros por donde un humo salía.
-Deberías alejarte de esa cosa.-Le sugirió un hombre pelirrojo. Alfred lo recordó y le miró con odio.-Si no lo haces, te morderá.
-¡Arthur no lo haria!
Alfred gruñó y miró a Arthur. los temblores habían regresado y la mirada perdida y agresiva de la serpiente seguían en él.
<<¿Por qué? Cuando ellos llegaron Arthur...ellos>>
Alfred observó lo que le parecía una linterna y mirando como ese humo se esparcía lo comprendió.
-El humo...
-Ooh, eres un niño listo despues de todo.
-¿¡Porque le haces esto a Arthur?! ¿Porque lo tratas como si fuera un objeto?
Ranjit borró de pronto su sonrisa.
-¡Déjalo en paz! ¡El no es un trofeo! ¡No es una cosa!
-Basta. Mes estas comenzó a irritar chiquillo.-Suspiró Ranjit por fin perdiendo la paciencia.-Tus palabras son vacías. Solo eso. Palabras. Si conocieras el mundo en realidad, si conocieras sus maravillas seria seguro que te olvidarías de él.-Ranjit hizo una mueca.-...
- ¿Ranjit?-Allistor le miró.
-¡Alfred!
-¡Al!
El pelirrojo observó la llegada de ciertas mujeres que sabia causarían solo problemas.
-A-Alice.
Alfred miró a su tutora. Estaba echa un manojo de nervios, acalorada seguro por su rápida marcha. Al, había sido lento y ahora ya no podría irse, Alice y ese hombre lo habían atrapado.
-¡Alfred! ¡Aléjate de...! -Emily detuvo a Alice y esta mordió su labio. -Alfred, por favor ¿Por qué huiste? Debes regresar a casa, necesitas recuperarte...-Cuchicheó Alice.-¿Por qué te arriesgas tanto? E-él te hirió ¿no es así? Entonces Alfred...vuelve por favor. No hagas esto.
-¿Por qué no la escuchas? -Preguntó Ranjit.
-¿Al?
Alfred rechinó los dientes.
-Tomare a Arthur, nos iremos de aquí y ustedes no me lo impedirán. No importa si usan esa cosa para cambiarlo, aun así, yo me iré con él y lo hare feliz. Lo siento mucho Alice, pero no cambiare de opinión.
-Al-fred...
Alice ahogó un quejidito lamentoso, Emily estaba atenta a los hombres de Ranjit y el, por su lado volvía hacer una señal a sus sirvientes y en el acto el humo se alejo de Arthur.
-¿Ahora que planeas Ranjit? -Cuestionó el pelirrojo.
-Ya lo veras.
Alfred miró a los hombres confundido. Pero luego su atención volvió a Arthur que comenzaba a jadear.
-¡Arthur! Tra-tranquilo, ya paso.-Se acercó el ojiazul para tranquilizarle.-trata de respirar , solo trata de respirar...
-Alshh, yo no quiero...humo, aroma.-Trató de explicar con desesperación.
-Si lo sé, no es tu culpa. No lo es.
Ranjit hizo otro movimiento con su mano y sus hombres obedientes le dejaron. Solo Allistor se quedo acompañándole.
-¿Qué pasa? -Emily y los demás estaban completamente desconcertados.
-Quiero proponerte algo niño.-Ranjit comenzó a caminar hacia Al.
-No se acerque a Arthur.-ordenó el ojiazul colocándose de pie frente a Arthur para interponerse y protegerlo.
-Tranquilo pequeño. Solo quiero hacerte una propuesta. Deseo, que cambies de lugar. Tu por mi Joya.-Sonrió de oreja a oreja.
-¿Qué esta diciendo? -Pregunto enseguida Alice ahora acercándose a Alfred para interponerse entre el y Ranjit, mientras Emily seguía confundida y Allistor simplemente rodó los ojos.-¿Por qué quiere llevarse a Alfred? ¡No lo permitiré!
-Solo quiero abrir sus ojos. Él, es solo un chiquillo que se ah encaprichado con mi Joya, no quiero ser el malo del cuento, por eso, le doy esta oportunidad.
Alfred frunció el cejo.
-No lo entiendo.
-Déjame explicarte. Quiero que vengas conmigo, quiero mostrarte el mundo de afuera. Te mostrare de lo que te estas perdiendo y así, abriré tus ojos y mente. Ya no podrás aguantar estar simplemente a su lado, porque.-Trató de no mostrarse alegre.-Solo piénsalo. Una criatura como la Joya si es descubierta, si alguien la ve o es expuesta al mundo sera perseguido y temido. Sera un fenómeno de circo. ¿Te imaginas estar siempre en el mismo lugar? ¿Encerrado? ¿Jamás salir al exterior? Al mundo?
-¡Eres un hipócrita! -Contestó Alfred.-¡Estoy seguro que has tenido a Arthur como dices! ¡Encerrado! -Gritó con furia.
-La joya o como le dices tu, vivirá siendo admirado por todos. Él sería presentado a mi circulo en una gran fiesta cuando se escapó. Viviría con lujos y seria mimado. Su hogar seria mas grande que este pueblo.-Sonrió con ganas.-Yo le daré una vida y una libertad que tu no podrás. Por eso, acompáñame, dos años. Hare que te enamores del mundo y veras que no podrás vivir encadenado de...Arthur. Si en verdad "eso" que sientes por un ser que apenas conoces es sincero, si tus palabras son mas que simples palabras, entonces, no me volverás a ver.
-¡Esas son tonterías!-Alegó Alice y miró a Alfred y luego a Ranjit.
-Eso...
-Te daré mi palabra. Alfred. Solo un año conmigo y hare que olvides este pueblo. Y cuando eso pase, regresare por mi querida Joya y su lazo morirá cuando tu no regreses por él.
-Eso es una idiotez.-Masculló Emily.-Si Alfred no regresa puede ser que sea porque tu lo impediste, incluso porque te deshiciste de Alfred.
-Eso me duele señoritas. No soy de ese tipo, en verdad, además, les entregare a este pelirrojo de aquí.
-¿Ah? ¿Porque yo? -Gruñó Allistor.
-Si se toman un momento, podrás averiguar que este tipo, tiene una familia con lazos muy fuertes con mi familia. Si el desaparece yo estaré en problemas muy serios.-Soltó una carcajada.-Así que, despues de llevarme a la Joya Alfred aparecerá, si no aparece para que vean que esta bien, pueden matarlo.
-Ranjit pedazo de...
-¿Qué dices Alfred? ¿Qué es un año a comparación de una vida con el? Piénsalo bien, si no aceptas, solo complicaras mas esto.
-Yo...
-¡No Alfred!-Gritó Alice.-No puedes responder a eso. Eres solo un niño. No puedes hacerlo.-Alice sintió una presión en el pecho.-No puedes dejar nuestro hogar, no...
-Alice, basta. Deja de tratar a Alfred como a un niño.-Emily intervino.
-¿Cómo puedes decir eso Emily? ¡Es un niño!
-No lo soy.-Alfred estaba decidido desde hace tiempo.-regresare por Arthur. No caeré en tus juegos. Te demostrare que él no es solo un capricho. Te are ver que mis palabras no son solo palabras.
-Interesante.-Soltó cantarinamente Ranjit.
...