…
-¡No!
Gritó Alfred alejándose como pudo de la serpiente, de sus labios un borrón rojizo hizo que le diera un escalofrió.
-¿¡Que estas haciendo?!
Peleaba Alfred para zafarse de los anillos de la serpiente, en segundos, la serpiente disminuyó la fuerza y por fin Alfred podía respirar tranquilo ¡Como si pudiera! Aunque por fin estaba libre, seguía sintiendo algo que comprimía su pecho.
Dando de tropezones, Al, tomó distancia de la serpiente que le seguía con su penetrante mirada.
-¡No dejare que me comas tan fácil!
Le aseguró cuando la serpiente siseó.
-¿umh?
Pero no era un siseó agresivo. Al, puso atención a sus labios manchados y trató de escucharlo mejor. Sus palabras eran alargadas, un susurró extraño, era como una imitación de las corrientes de viento que ahora salían por sus labios. Lo repetía una y otra vez y Alfred sorprendido comenzó a entender.
<< Esta…esta ¡intentando hablar! >>
Un golpe de emoción y adrenalina había sustituido el miedo de Alfred.
-¿Puedes hablar? -Preguntó el ojiazul volviendo a acercarse sin cuidado.-Vamos ¡Puedes hacerlo!
Le animó, pero la serpiente volvió a sisear y su lengua bífida comenzó a olisquear el aire a su alrededor.
-Umh.
Al hizo un puchero. Tal vez se había emocionado de mas.
-¿Por qué intentaste comerme? -Le preguntó con recelo pero la serpiente pareció desinteresada y comenzó a escalar el sofá.-No te entiendo. Ey…¿Qué haces?
Alfred la siguió observando, pensando que debía hacer a continuación. Le había curado y estaba despierta, curioseando sus alrededores como un cachorro que llega a su nuevo hogar y comienza a familiarizarse con el. Pero, este no era un cachorro indefenso, Alfred lo sabía, le había mordido. O eso creía Alfred, porque…eso, no podia haber sido un beso ¿O si? Se preguntó con un ligero sonrosado en sus mejillas. Le mordió, debia ser eso, una mordida porque Alfred lo había tocado cuando estaba dormido, tal vez le asusto.
<< ¿Porque estoy tratando de comprenderlo? Es un mons…>>
Alfred sacudió la idea, no quería ni pensar de la serpiente como algo horrible.
-Oye…ven acá.
Alfred fue tras la serpiente que se había deslizado hasta las escaleras. Tomándole de las axilas lo cargó y lo puso en el sofá de nuevo. Si en verdad fuera agresivo, no le permitiría a Alfred cargarlo.
-Mmm…¿Por qué me mordiste?-Preguntó señalándose la boca. La serpiente le mostró la lengua y le ignoró.-¿Lo harás de nuevo? ¿Trataras de comerme? Oye…¡Ey! -Gritaba Alfred al ser ignorado.-Ugh, no puedo estar todo el tiempo diciéndote “oye” necesitas un nombre. Mmm…-Alfred pensó en varios, pero ninguno le gustaba, entonces recordó las historias de Alice y le gustó uno en particular de una leyenda que hace tiempo le había leído.-Arthur.-La serpiente se giró a verlo.-¿Te gusta?-Preguntó con un brillo en los ojos.-¿Arthur?-La serpiente siseó.-Tomare eso como un sí.
Sonrió Alfred.
La tormenta comenzaba a empeorar. Las ventanas eran azotadas por ráfagas de viento y el “plop” de la lluvia en cristal no tenía descanso.
-Ahora recuerdo, no te eh dicho mi nombre.-Alfred se acomodó en el sofá llamando la atención de Arthur.-Soy Alfred.-Decía con una sonrisita emocionada, ya que se había imaginado a la serpiente decir su nombre.-Al-Fred. Al-Fred.-Vocalizó despacio señalándose.
-Shhhshh.
Arthhr inclinó la cabeza hacia adelante y sus manos se recargaron sobre el pecho de Al quien se quedó muy quieto. Sus ojos esmeraldas eran tan bonitos que llegaban a hipnotizarlo.
-Mmn.-Alfred apretó los labios comenzando a sentirse nervioso por su mirada tan fija.-Es tan raro que me mires tanto. -Confesó y Arthur se acercó un poco mas al rostro de Alfred.-¿Me morderás de nuevo? -Preguntó Alfred interponiendo sus manos entre ellos.
Otro corto siseo.
-Jajaja, espero que eso haya sido un “no”.
Arthur siseó de nuevo y recargando su cabeza en el pecho de Alfred se quedo recostado. Alfred notó de nuevo que estaba sobre él cuando un cosquilleo recorrió su pierna. La cola de Arthur se enroscaba en ella.
-Ugh.- Su cola era mas fria que su torso desnudo. -Bien, si no vas a morder de nuevo, supongo que…- Alfred se dio cuenta que Arthur dormía.-De nuevo me atrapaste.-se rascó la nariz y suspiró. Lo único que sabía en ese instante era que no entendía a la serpiente, era tan dócil pero había peligro en ella. Alcanzando una manta se cubrió junto a Arthur.
Con la manta cubriéndoles y Arthur dormido, parecía un chico común y corriente. Alfred no resistió y tocó sus cabellos, bostezando.
-¿Me morderás de nuevo si hago esto?
Como no hubo respuesta, Alfred miró el fuego, sintiendo el peso de Arthur sobre él.
-Arthur.
Quietos por fin, Alfred comenzó a relajarse. Su boca seguía con un ligero sabor a hierro y eso le recordó que no debía sentirse tan tranquilo al lado de Arthur.
<<En cualquier momento podría hacer lo mismo >> Se dijo y mirándolo de reojo, esa posibilidad le pareció lejana. El cielo se iluminó por segundos, gruñendo. << Si. No debo confiarme, debo alejarme de Arthur o me podría lastimar. No se nada de él, de su naturaleza >> Bostezó. <<Lo dejare en mi armario o la alacena, si…esa es buena idea>> Se planteaba y sintiendo la tibieza de las mantas, el fuego arrullador y la respiración tranquila de Arthur, se quedó dormido sin darse cuenta.
No era raro que Alice lo dejara solo en noches como esta, que Alfred tuviera problemas para dormir al sentir la ausencia en esa casa que crujía con la luna.
La noche pasó con una tormenta que le había quitado el sueño a muchos en el pueblo. Curiosamente no a Alfred. Tal vez era porque se había esforzado mucho en unas horas, por que estaba agotado física y mentalmente despues de haber encontrado a Arthur, tal vez era eso y por ese motivo la tormenta no espantó su sueño. O, tal vez, era, porque sentía como sus brazos rodeaban algo tibio y agradable, algo que le reconfortaba.
-Arthur.
Dijo entre sueños acurrucándose.
…