¡Había dicho su nombre! No fue muy claro pero por algo se comenzaba, Alfred estaba feliz. Si Arthur practicaba estaba seguro que podría a decir mas que su nombre.
-¿Umh?
Sin dejar de abrazar a Arthur Alfred por fin se dio cuenta que golpeaban la puerta. Del otro lado se escuchaba una voz llamándole.
-Ugh…shhh…-Chitó Al a Arthur tocando su boca.-Si no hacemos ruido…
Alfred guardo silencio, con la esperanza de que el silencio hiciera creer a quien estuviera afuera que no había nadie. Pero fue un error.
-¡Ugh!
Alfred vio con horror como la cerradura se giraba ¡Estaban tratando de entrar! La sangre se le bajo a los pies de golpe, si veían a Arthur sería un desastre ¡Un verdadero lio!
Tropezándose al soltar a Arthur, Alfred corrió a la puerta pisando algo blando, un siseo de dolor y enfado le advirtió al ojiazul que lo que había pisado por las carreras había sido la cola de la serpiente. Pero no había tiempo para detenerse y disculparse, debía llegar a la puerta antes de que abrieran.
Agitado y con las mejillas encendidas Alfred alcanzó la manija y abriendo la puerta y cerrándola tras de él tan rápido como pudo, salió afuera siendo victima de los rayos del sol. Sus ojos ardieron unos segundos antes de que se acostumbraran a la iluminación y por fin impidiendo a esa persona ver a Arthur, sonrió.
-Bue-buenos días Señora Steiner.-Saludó Alfred sintiendo la tierra tibia bajo sus pies desnudos y la mirada intrigada de una mujer de cabellos castaños y faldas largas. << ¿Por qué ella? ¿Por qué la mujer mas metiche del pueblo ha venido justo en este momento a la casa? >>
-¿Señorito Jones? ¿Qué es esa pinta? -Preguntó mirando a Alfred de arriba a bajo. Sus cabellos castaños estaban perfectamente peinados bajo un sombrero que hacia sombra a sus regordetas mejillas. A diferencia de ella, Alfred tenía el cabello hecho un nido de pájaro y su ropa estaba arrugada. Era un desastre con sueño atrasado.
-Oh bueno, yo…-Alfred rascó su cuello sosteniendo su sonrisa.-La verdad es que acabó de levantarme de la cama.
-¿Dormías?
-S-si…anoche hacia mucho ruido por la tormenta y me fue imposible dormir bien.- <<Bien Alfred, sigue así y aleja a esa mujer chismosa de aquí>> se decía.-lamento hacerla esperar en la puerta, no fue mi intención.-Comenzó a hablar, recordando las lecciones de etiqueta que Alice le había enseñado.
-Umh.-La señora Steiner arrugó el entrecejo.-Creí escuchar alguien adentro.
-¿Uh? No. Creo, creo que solo era yo, haciendo mi escandalo al bajar las escaleras. Como sabe, Alice esta en un viaje. No vendrá dentro de unos días así que…
-Ah, es por eso mismo que vine.-Dijo de pronto la sra. Steiner cruzando las manos sobre su almidonada falda.-Tu tutora me prometió un ungüento para mi madre, dijo que tu podrías dármelo; pensé que podría sacarle provecho a este viaje para recoger el ungüento y saber de ti. Fue una tormenta horrible, solo quería asegurarme de que estuviera todo en orden.
-Oh, ya, ya veo, gracias Sra. Steiner, le agradezco su interés.- <<mentira solo viene aquí porque no tiene nada mejor que hacer y quiere saber si me eh metido en algún lio para luego decírselo a Alice ¡No soy tonto!>>
-¿Y bien?
-¿Eh?
-¿Vas a darme ese ungüento? -Apuró a Alfred.
-¡Ahh! Claro, es solo que…-Alfred miró sobre su hombro.-Si gusta puedo llevarlo a su casa mas tarde, necesito buscarlo en el despacho de Alice y…
-No hay problema señorito Jones, puedo esperar en la sala mientras lo busca.
-¡No!-Soltó sin querer Alfred.
-¿No?
<< uhh…idiota! >>
-¿Esta todo bien señorito Jones?
Preguntó la mujer inclinándose un poco a Alfred, acusándole con la mirada. Ella sabía que Alfred ocultaba algo.
-eh, bueno…-<< ¡Piensa! ¡Piensa!>> -Y-yo, lo que sucede es que, bueno, adentro es un desastre. Hay ropa aquí y haya como sobras de comida y bueno, no quiero que vea ese desorden.
-¿Desorden?
-¡Si! Se-seria una tremenda vergüenza para mi que…
Alfred alzó su mirada inocente a aquella mujer molesta, pero de nada le sirvió porque, su instinto chismoso le advertía que Alfred le ocultaba algo mas, por eso, sin decir nada mas, la Sra. Steiner, sonrió gentilmente y apartó a Alfred del camino sin que este pudiera reaccionar a tiempo.
La puerta rechinó al abrirse de par en par con un grito ahogado de espanto por parte de Alfred, su respiración se detuvo y ahora no solo la sangre se le había ido a los pies, si no que toda el alma.
-Dios mío…
Hoyó murmurar a la sra. Steiner.
<<¡ Es el fin! Ahora todo el pueblo se enterara a menos que…a menos que me deshaga de la sra. Steiner… ¡Como si pudiera hacerle algo a esta mujer regordeta! ¡No queda de otra! ¡Tendré que huir del pueblo con Arthur! No dejare que lo last…->>
-¡Señorito Jones! Su tutora Alice seguramente estaría muy decepcionada al ver este desastre.-Señalaba con dedo acusador el interior.-No puede permitir que la casa este en estas condiciones solo por que la señorita no este ¿Entendido?
-Aah…Si…lo entiendo.-Contestó Alfred mirando que efectivamente, solo estaba sus desastre, pero nada parecido a un chico mitad serpiente por la sala.
-Dios. Espero que tenga esto en orden o tendré que informarle a su tutora de esto ¿Me entendió?
-Si.
-Bien, lo dejare para que limpie y estaré esperando el ungüento para mañana.
-Si sra. Steiner, no se preocupe.
Alfred fingió estar apenado hasta que la sra. Steiner dio medio vuelta y se marchó, tan pronto como se fue, Alfred entró echándole seguro a la puerta. Esta vez nadie entraría si él no lo deseaba.
-¿Arthur? -Llamó a la serpiente y comenzó a buscarla por las habitaciones.-¿Dónde estas Arthur?
Alfred buscó en la cocina, en el despacho de Alice y la alacena, pero Arthur no aparecía, luego sin saber que pensar, Alfred subió al segundo piso, dirigiéndose a su habitación ya que era el único lugar con la puerta abierta.
-¿Estas aquí Arthur?
Alfred miró la cama y pensó enseguida ver debajo de ella. Al agacharse, el brillo esmeralda del iris de Arthur delató que ahí se había escondido.
-¿Por qué te has metido ahí abajo?
Arthur siseó molesto.
-vamos Arthur, no te enfades conmigo, no quise asustarte.- <<Esa vieja chismosa tiene la culpa de que Arthur este enojado conmigo…aunque, es una suerte que se haya escondido aquí abajo. Si Arthur se hubiera quedado en la sala…agh, no quiero ni pensarlo>>
-Sshhhshhh
-Por favor Arthur sal de ahí.-Pidió Alfred recostándose en el suelo.-Si sales de ahí, te prometo que te daré mas huevos.
Arthur solo lo miró fijo.
-Arthur por favor…buscare ratones para ti ¿Qué te parece?
Alfred suspiró. Era obvio que Arthur no saldría tan fácil.
-¿Ahora que hago?
Pensándolo un par de minutos, Alfred decidió que si Arthur no salía, entonces el entraría debajo de la cama.
-Muy bien, si así lo quieres.
Alfred se arrastro por el suelo hasta que medio cuerpo quedo dentro de debajo de la cama y medio cuerpo afuera. Olía a polvo y era fresco bajo el colchón.
-cre-creo que me atore…oye Arthur ¿Por qué estas tan enojado? ¿Que no es suficiente que me arrastre por ti para que estés contento?
Arthur se agazapó un poco mas en el fondo.
-ya te dije que lo siento. Solo, no quería que nadie te viera. No quiero que se asusten y por eso te lastimen. Es por eso que reaccione así. Perdón.-Explicó Alfred.-¿Podrías perdonarme y salir?
Arthur movió la punta de su cola vacilante y luego, mirando a Alfred relajó su semblante enfadado.
<<parece que me entendió>>
-Bien, si me has perdonado, salgamos de aquí.
Alfred tardo un poco en volver a salir pero pudo hacerlo, aunque lleno de pelusa y un fino polvo gris.
-¡Aaachuu!- Estornudó cuando por fin los dos salieron debajo de la cama. -maldición, estoy lleno de suciedad y tu…
Alfred miró a la serpiente. Su capa estaba igual de sucia que su ropa.
-Y pensar que acabo de dártela.-Alfred se acercó a Arthur con intención de sacudir la tela, pero la serpiente le miró con enfado.-¿Qué? Solo quiero sacudirla.-Oh…-fue entonces cuando Alfred recordó algo mas que había sucedido cuando habían llamado a la puerta.-¿Estas enojado porque te pise?
Arthur chasqueó los dientes.
-Hahaha, perdón. Fue sin querer ¡De verdad!-Se disculpó Alfred recorriendo con la mirada la larga cola de Arthur. Entonces notó una pequeña mancha. Era un leve moretón en las escamas verdes de la serpiente.-No quise lastimarte, de verdad.
Alfred se acercó un poco mas y tomando la cola de Arthur la besó con cuidado.
-Un pequeño beso como disculpa.-Dijo recordando que Alice solía consolarle de esa forma.-Jejeje, es tan raro sentir tus escamas.-Al miró de reojo a Arthur que pareció inusualmente quieto. Tal vez le sorprendía lo que había hecho Alfred.-¿Puedo?
Preguntó el ojiazul y acarició de nuevo la cola de Arthur.
- Es tan suavecita a pesar de ser escamas y es fria. Es muy agradable en realidad.-Decía Alfred mientras tocaba lo largo de esta.
-Alssh…
Arthur enredó a Alfred con su cola atrayéndole.
-¿Esto quiere decir que te gusta? -preguntó Alfred a la serpiente que se frotó contra su pecho.
-Alsh.
-Oh, esta vez fue mas claro.
Alfred se sintió mas relajado, acarició los cabellos de Arthur que seguía abrazándole.
-Alsh.
-Al.-Aclaró Alfred.-Dilo un poquito mas claro Arthur, di, AAAAL.
-Als.
-Jejeje, casi.
Alfred buscó el rostro pálido de la serpiente y tomándole de el, hizo que Arthur le mirara.
-Intenta decir mi nombre de nuevo ¿Si?
-Als.-Repitió la serpiente.-Aaals.
Alargó la palabra y Alfred rio.
-No Arthur, di, ¡Alfred!
-Als…gushhh…ta…
El rostro de Alfred se iluminó eso había sonado como “un me gustas”
-Hahaha, a mi tambien me gustas Arthur. Eeeerrrr…
Alfred se había dado cuenta de como había sonado eso y se sonrojo apenado.
-Al Arrthsss…ssshhh…-Insistió Arthur.
Entonces, tal como hacían las serpientes, Arthur atrapó a Alfred con su brazos rodeando su cuello y su cola su cuerpo, brillantes, sus ojos esmeraldas se agrandaron al estar tan cerca del rostro de Alfred, era tan poca distancia que Alfred había tenido que cerrar los ojos para evitar hacer viscos, entonces, sintiendo el tibio aliento de Arthur sobre sus labios, la serpiente deposito un beso.
<< ¿Qué estoy haciendo? >> Pensó al sentir mariposas en el estomago cuando Arthur se retiró. Lento, Alfred volvió a abrir los ojos. <<Agh, es muy lindo pero… ¿Es por eso que mi estomago se siente tan raro? ¿Por qué?>>
-¿Tanto te gustó el beso? -preguntó Alfred tratando de no parecer intimidado por Arthur que insistía en verlo directo a los ojos, pero Alfred por la vergüenza lo evitaba.-Eres mas rarito de lo que creí Arthur…y me confundes tanto…-Murmuró.
-Al.
Esta vez fue claro, sin ningún siseó. Arthur lo dijo a la perfección y por eso Alfred levantó una vez mas la mirada.
Tomando su respiración, su corazón se agitó con sus pensamientos. Era como recibir una carga de energía, era agradable y sin poder soportarlo más Alfred detuvo a Arthur cuando de nuevo lo besaba con ternura.
-Ba-basta con los besos.-Dijo Alfred sintiendo que todo su rostro se volvía rojo.-Moriré de vergüenza, si te la pasas haciendo eso.
-Al…
Alfred simplemente le sonrió a Arthur, acariciando su cabeza.
-luego de limpiar, debo darte mas lecciones para expandir tu vocabulario ¿Verdad?
Le dijo a Arthur, este, aún enganchado de Alfred, hizo algo que le tomó desprevenido. Arthur le sonreia.
Era algo hermoso; verlo sonreír llenó el pecho de Alfred de una inmensa alegría. Una que le hizo reír mientras los rayos de luz de un bello día despejado iluminaban su pequeña habitación.
Era increíble como un beso y una sonrisa lo hacían ser el chico mas feliz del pueblo.
-Ven Arthur, bajemos a hacer un poco de limpieza.
…
…
El movimiento del tren y los parajes color limón, abiertos y tranquilos eran una ventana que invitaban a dormir y relajarse, pero él no podía. Habían parado ya en varios pueblos y revisado todos los alrededores posibles, pero la Joya esmeralda no aparecía.
Él no estaba para relajarse, no hasta encontrarlo.
…