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Desconocido por Mokona negra

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Notas del capitulo:


Demasiado calor como para advertir ~~~~ (se derrite (¿) espero que lo disfruten XD

 


Nota: Los personajes no me pertenecen al igual que la imagen. Créditos a sus autores.
Advertencia:……no, creo que no…



El sol brillaba, animado, haciendo resaltar su presencia con días calurosos desde las primeras horas de la mañana. Esto abochornaba a Alfred con sus tareas de entrega, además, las ansias de regresar a casa y asegurarse de que Arthur no se sintiera solo apremiaban sus prisas en ocasiones. Los abuelos atribuían su inquietud a la juventud, al deseo de tener aventuras y no solo trabajo, tampoco les extraño que Alfred les preguntara sobre las serpientes; ¿Qué comen? ¿Dónde duermen? ¿Que hacer si encontraba alguna? La respuesta que mas escuchó fueron de advertencia: Son peligrosas, debes de tener cuidado, aléjate de ellas, no es bueno tenerlas cerca.
-¡Ahhh! Dejemos esto por un rato ¿Si? -Decía Alfred estirando sus brazos y piernas.
Arthur siguió con la vista en un libro delgado de hojas finas. Alfred lo miró con el rabillo del ojo.
Despues de que Arthur hubiera pronunciado su nombre, el ojiazul había dedicado tiempo a enseñarle palabras sencillas, repetía lecciones que Alice le había dado cuando era mas joven. Orgulloso y con burbujas de satisfacción que se rompían en su pecho cada vez que escuchaba una nueva palabra brotar de la boca de Arthur, pasaron juntos mucho tiempo. Arthur era rápido aprendiendo.
<<Él no es para nada como dicen los abuelos>>
Pensó viendo lo inofensivo que se veía viendo las ilustraciones delicadas color pastel de mariposas e insectos que hojeaba despacio. Era un niño fascinado con dibujos.
-…uno con cola viperina y colmillos.-Sonrió. Vamos Arthur si seguimos encerrados en mi habitación se nos derretirá el cerebro al final del día.-Decía mas para sí.
Arthur dejó el libró y tomó otro muy parecido al que ya veía, pero este era un cuento que Alfred le había leído mas de una vez.
-Umh.
La Arthur abrió con cuidado el libro de portada guinda y buscó una pagina en especial. Un paraje.
-Lo sé. Se que deseas salir.
Arthur agachó un poco la cabeza y sus ojos parecieron apagarse.
Alfred miró su alrededor. Sobre el suelo había libros aquí y allá, y mas allá muebles, y un poco mas lejano, una prisión. Gateando, Al se acercó a Arthur.
-Has aguantado bien Arthur. Si yo fuera tu, ya hubiera escapado.
Alfred posó su mano sobre la cabeza de la serpiente y esa comenzó a sacar la lengua.
Mas de una vez Alfred se preocupó de regresar a casa y encontrarse con esta vacía. Pero Arthur estaba ahí, esperándole, escondido en un rincón, frio y oscuro como su armario y bajo su cama.
Alfred sintió un escalofrió de golpe cuando la cola de Arthur lo tomó desprevenido por la retaguardia, la punta se abría paso por debajo de su ropa y tocaba su cadera.
-Nunca me acostumbrare a que tu cola escale.-Suspiró.
Arthur dejó el libro con cuidado a un lado, dando sus atención ahora a Alfred. Sus movimientos se habían vuelto mas fluidos y silenciosos, cosa que Alfred no creía posible porque a pesar de la herida de Arthur, este ya se movía con agilidad.
-Ashii, afuera.-Arthur siseo las palabras
Alfred alzó una ceja dejando que Arthur se enredara en su cuerpo, las escamas de su cola eran frescas a pesar del calor.
-Lo sé, lo sé. Ya se que quieres salir. Pero…
<<¿Qué puedo hacer? >>
-Nadie debe verte.
Alfred sostuvo uno de los anillos de la cola de Arthur mientras que otra parte de esta seguía su camino por su cintura para rodearlo.
-Tu cola es larga…si pudiéramos esconderla…mmm
Alfred cruzó las piernas y sostuvó su cabeza con ceño fruncido. Pensaba en una solución, porque deseaba complacer a Arthur, llevarlo al exterior. Hacer que se sintiera libre. Mientras tanto Arthur seguía con su misión de enrollarse en él. Si uno no supiera que Arthur no iba dañar a Alfred, cualquiera diría que estaba a punto de estrangularlo.
-Uuughh…contigo encima ni puedo pensar…-Se quejó Alfred.-¿Por qué haces eso?
-Dentro.
Contestó Arthur pegando su cuerpo contra la espalda de Alfred dejando que su cuerpo hiciera que se encorvará. Arthur le abrazaba por detrás y Alfred gruñía porque no lograba concentrase ya que la punta de la cola de Arthur se movía cerca de su ingle haciéndole cosquillas.
-¿Solo dirás eso?-carraspeó Al.-Deja de jugar. Se que puedes decir mas que eso, recuerda que yo te enseñe.
-Al.
Arthur parecía mantener la calma mientras que su anillo inferior, deseaba enroscarse en la pierna del ojiazul, si Alfred no lo detenía ahora, su cola quedaría escondida bajo sus pantalones y eso sería…
-¡Perfecto!
Gritó Alfred cuando una idea se le vino a la cabeza de golpe haciendo chillar a Arthur por la sorpresa al soltarlo.
-Emh, lo siento Arthur.-Se disculpó ayudándolo a levantarse.-¡Pero me perdonaras cuando te cuenta mi plan!.-Soltó sonriendo con entusiasmo.
Iba a ser muy sencillo ¿Por qué a Alfred no se le había ocurrido antes?
Esperando a que el brillo del día se atenuara en los rosados atardeceres, Alfred tomó prestado una de las largas faldas de Alice. La usaría para cubrir parcialmente la cola de Arthur. Su idea consistía en eso. Esperar a la ultima hora del día para salir. Cuando el fresco de la noche descendiera, Alfred aprovecharía y llevaría a Arthur hasta un punto donde los ancianos no se atrevieran a ir a tientas con las sombras que se comenzarán a formar. Era tan sencillo, aunque, Al sabía que sería pesado.
-Bien. Te queda.
Alfred contuvo una risita burlona. Era curiosos ver a Arthur con la capa y encima esa falda larga acentuada donde comenzaban las escamas a pintar su piel del enigmático verde.
-cofcof.-Alfred se aclaró la garganta para ahogar su risita y preguntó con seriedad a Arthur quien parecía molesto por usar la estorbosa tela.-Si alguien de casualidad nos ve y se acerca que harás? -Arthur hizo un puchero.-Vamos Arthur, es solo para mantener nuestro secreto.
-Arthur.-Comenzó a decir con desgana.-No hablar.
-Bien…¿y la cola?
-Sshsss….
-Arthur…- Arthur seseó enfadado.-por favor.
-Colash…esssconder…
-Bien. Gracias Arthur. Eres buen chico.-Alfred peinó sus cabellos hacia atrás y tomando desprevenido al ojiverde. Le plantó un pequeño beso cariñoso en la frente.-¡Vamos pues!
Alfred tomó unas cosas y las coloco en su mochila, se la pasó a Arthur para que el la llevara, guardo su navaja y la guardo en su bolsillo, despues de eso cargó a Arthur en la espalda y dejando que el vuelo de la falda oscura colgara como una nueva cola de tela, permitió que la verdadera cola quedara oculta en un bulto.
-Consiente eres menos pesado.-Confesó Alfred y Arthur siseó en su oído.-Bien, ahora, trata de distribuir ¡Agh! ¡Fria!
Se quejo Alfred cuando Arthur le ganó a sus palabras y “colgó” parte de la cola bajo las ropas de Alfred. El estomago de Alfred parecía haberse hinchado de golpe.
-¿Bajar?
Preguntó Arthur y mirando sobre su hombro Al negó.
-No. Estoy seguro que esto funcionara. No quiero que estés encerrado aquí siempre.
Hubo un crujido de la madera cuando Alfred guardo silencio unos segundos.
-¿Al?
-N-no es nada. Vamos, en marcha.
Una sinfonía de viento, roces de hojas y pasto alto daba pasó al pequeño paseo de Alfred y Arthur. El sendero que había tomado Al era uno que el mismo había descubierto cuando se iba a explorar. Poco a poco se alejó del pueblo y el rosado dio paso a un lila arrullador en el cielo.
-Bien, ahora te bajare. Enroscaré un poco la tela de la falda y podrás…eerh, ¿deslizarte? O como se diga.-Se sonrojó al no encontrar la palabra adecuada.
-Sshí…
Con cuidado Alfred acomodó la falda para que esta apenas tocara el suelo.
-Ten cuidado con las ramas secas. Puedes atorarte ¿De acuerdo? -Arthur asintió.
Alfred le extendió la mano y mirándole un segundo Arthur la tomó.
La caminata se aceleró cuando los dos comenzaron a bajar por las colinas tupidas de vegetación. Las aves volaban a sus nidos o se perdían entre ramas de abedules. Cuando, en el suelo flores de tonos rosados, blancos y lilas se balanceaban a un compas que dictaba el viento, Alfred supó que estaban en su destino. El aroma de humedad y fango vagaba bajo sus narices, Arthur olisqueó el fresco y entre las flores adelantándose.
Al alzar la vista, Alfred vio una sonrisa que hizo que su pecho se inflara, tras la sonrisa de Arthur, es orillas del lago quietas fueron interrumpidas por una rana sorprendida por los visitantes que no esperaba. Los últimos destellos adornaban el reflejo del agua, estos últimos destellos adornaron la felicidad de Arthur, que una vez mas salía al campo.
-Sabía que te gustaría.
Alfred dejó ser a la serpiente que tocaba las flores y olisqueaba el aire. Por su parte el ojiazul se dirigió a árbol inclinado cercano al lago y lo trepó, eligiendo una de sus ramas mas gruesas para sentarse.
Pronto el lila del cielo cambiaria a un tono mas oscuro. Pronto el día acabaría y vendría uno nuevo.
<<Un día menos >> Pensó mirando como Arthur andaba por hierba mas alta. Solo su torso se veía. Lo que había estado molestando a Alfred desde que salieron de su casa era algo que no había pensado hasta ahora <<Yo…¿Qué debo hacer?>>
Se cuestionó al bajar de su pequeña nube de fantasía. Solo le quedaban siete días con esta libertad. Despues de eso Alice regresaría y luego ¿Qué? ¿Escondería a Arthur en su habitación para siempre? Ahora sabía que eso no era posible. <<Él es paciente, pero no puedo hacerle eso. Eso, es terrible>> ¿Y si se lo contaba a Alice? Alfred palideció con la idea. <<Morirá de un susto>> Alfred pensaba eso. Cualquiera moriría del susto si conocía a Arthur. Suspiró angustiado <<podría ser peor, Arthur…él >>
Alfred sintió como una mano invisible oprimía su corazón cuando la idea apareció. ¿Qué podría hacer el miedo?
<<Si las personas lo descubren, podrían matarlo >>
Alfred alzó la vista cuando el sol oculto daba pasó a la primera estrella en el firmamento. Arthur no estaba.
-¿Arthur? – Alfred estiró lo que pudo el cuello y buscó a Arthur pero no lo veía por ningún lado.-¡Arthur! -Gritó con fuerza.
No hubo respuesta. Despues de un rato, el miedo comenzó a aflorar en su piel, saltó de la rama y comenzó a buscarlo entre la hierba.
-¡Arthur! ¿¡Donde estas!? ¡Arthur!
Alfred se abrió paso entre la maleza pero no tuvo suficiente cuidado.
-Uf…
Resbalando con el lodoso suelo, se quedó tumbado pensando que hacer.
-Arthur.-Siguió llamándole mientras trataba de ponerse de pie.
<<Que idiota, lo deje solo ¿Cómo pude dejarlo solo? >>
-Art…
Su voz cesó cuando aquella figura apareció frente a Al. Sus ojos se abrieron tanto como pudieron y su respiración se detuvo. De nueva cuenta un escalofrió recorría su piel, pero esta vez era por lo que veía.
Su silueta delineada por una luz azulada, su figura alta y esbelta, los colmillos que hincaba en su presa al tragarla lentamente, sus ojos vacíos y afilados como los de un depredador. Era el lado salvaje de la serpiente, esa mitad que Al no había visto lo que había provocado su escalofrió.
Arthur comía sin darse cuenta que era observado en silencio.
<< ¿Ese es? >>
-¿Arthur?
Sus colmillos se escondieron y su boca dejo de moverse. Arthur giró su cabeza al terminar de comer hacia Alfred y sus orbes esmeraldas brillaron en compañía de una lengua viperina.
<< Tu, tambien le temes >>
Dijo una vocecilla molesta en su cabeza.
-Eso no es…
-¿Al?
Arthur escuchó la voz de Alfred y se acercó a Alfred que seguía tumbado en el lodo.
-¿Al?
Repitió Arthur y Alfred apoyó sus manos para levantarse.
-Jeje ¿Te asuste Arthur? Cre-creo que es muy resbaloso por aquí y caí.
Arthur extendió sus manos para ayudarle a levantarse. Pero no aceptó su ayuda cuando vio de nuevo aquella sombra de Arthur siendo un cazador.
-Estoy bien.- Dijo con tono bajo y al ponerse de pie, sintió como la ropa se le pegaba al cuerpo. Estaba cubierto por un asqueroso lodo café.-Ugh, soy un desastre, voy a limpiarlo.
Alfred señaló el agua del lago y se dirigió a el. Arthur lo siguió.
<< ¿Qué me pasa? ¿Cómo puedo temerle a Arthur? ¡Eso es una tontería! >>
-Al ¿Bien? -preguntó Arthur con apuro.
El agua se volvió turbia cuando Alfred comenzó a limpiar sus ropas con ella.
-¿Al? ¿Duele?
Algunas gotitas saltaron de las manos de Alfred cuando este negó. El reflejo de Arthur en el agua era distorsionada como la suya.
-No estoy herido Arthur.-Contestó por fin mirándole a la cara.
Y con un “oh” que se perdió en sus labios, Alfred abrió la boca sorprendido por nuevas gotitas de agua que cayeron al lago perturbando su superficie.
-¿Arthur? ¿Porque estas llorando?
-Sshhe, duele Al…duele Al…
-¿Qué? ¡Ya te dije que estoy bien! ¡Solo me caí! ¡Estoy bien! ¡No llores Arthur! ¡Dios! -Manoteó Alfred en el aire avergonzado por hacer que Arthur se preocupara.
<< claro que no le temo ¿Cómo podrí asustarme esta patética serpiente llorona? >> sonrió para Arthur limpiando sus mejillas.
-¿No duele?
-No. Ya te lo dije. Se necesita mas que eso para que yo…sigh. Perdón Arthur. Dios. Haces que me sienta como un patán.
-Al al al…
-Ya, ya. Ven salgamos del agua. Creo que sera mejor regresar por ahora ¿ De acuerdo? Si pasó la noche mojado enfermase. Perdón por arruinar el paseo Arthur.
Arthur se acercó a Alfred y reposó su cabeza en el pecho de Alfred, Al vio como la falda mojada se pegaba a la cola de Arthur ciñéndola.
-Aaah, baya salida ¿No? Bueno la próxima vez traeré una muda por si vuelve a suceder.-Arthur asintió.-Vamos a casa Arthur.

“Splash”
Alfred se metió a la bañera con agua caliente dejando que el agua le relajara al llegar a casa. Pero había un problema. Sus ojos fijos en el.
-Arthuuuur…-Alargó la palabra.-¿Puedes dejar de mirarme mientras estoy en el agua?
Arthur se había acercado a la orilla de la tina y sosteniéndose de ella, no despegó la mirada de Alfred.
-Sshhh…shh.-Soltó bajito.
-Si me sigues mirando así, pensare que quieres comerme.
-No comer Al.
-¿No?
Arthur negó moviendo apenas la cabeza.
-Cuido Al.
-¿Me estas cuidando? ¿Es por eso que me miras tanto?
Arthur asintió.
Alfred renegó.
-No necesito que me cuides.
-Duele.
-¡No! No me duele ¡Ya te lo dije!
Gritó Alfred perdiendo la paciencia. Se puso de pie y miró a Arthur.
-¡Mira! Estoy bien ¿Puedes ver? No tengo nada en el cuerpo, ni un rasguño.-Explicaba Al dando una vuelta para que Arthur lo viera de pies a cabeza.-¡Nada!
Arthur se inclinó impulsado por su brazos. Recordándole a Alfred que el tampoco estaba usando nada de ropa cuando vio su vientre expuesto.
-¿Nada? -repitió Arthur mirando el cuerpo de Al mojado.
-S-si nada.-fingió Alfred aclarar su garganta volviendo a sentarse en el agua, desviando la mirada.-Nada…
Arthur inclinó la cabeza y sumergiéndose con Alfred en la tina, se encontró con el cuerpo de Alfred.
-¿Qué-que-que haces?
Arthur no contestó, solo se recostó sobre Alfred como siempre hacia dejando media cola afuera del agua.
<<Raro raro raro>>
Se repetía Alfred cuando algunas partes de su cuerpo tocaron las escamas suaves de Arthur.
-Alsh…
Arthur alzó la vista para mirara a Alfred a los ojos mientras se colgaba de su cuello. Se escuchó un “plop” y la cola de Arthur se sumergió al agua que comenzaba a desbordar.
-Ugh, Arthur, no…no es el momento para que me abraces…déjame…déjame salir.
Dijo y pasó saliva cuando Arthur comenzó a enredarse en él, como en la mañana.
-¡Esto es muy extraño Arthur!
Vociferó Alfred sintiendo como su cuerpo y su rostro comenzaban a sentirse calientes a pesar de que el agua (gracias a Arthur) comenzaba a perder calor.
-¿Gusta?
-¡No Arthur! ¡ No me gusta! -Contestó Alfred tomando a Arthur de los hombros para despegarlo de el.
Gran error. Arthur sintió como Al trató de alejarse y su reacción fue sujetarlo con mas fuerza. Su cola paseaba peligrosamente por sus muslos.
-¡Oh dios no! ¡Arthur!
-No.
-¿No que?!
-No ir.
-¡No me voy a ir! Solo quiero salir del agua.
-¿No ir Alfred?
-¡No! Lo juro ¡Solo déjame!
“plop” “plop” “plop”
Las gotas de agua se escucharon unos segundos cuando Arthur por fin dejo de aprisionar a Alfred, aunque los dos seguían en el agua de la tina.
-No ir…-Repitió Arthur y siseó con tristeza.
Alfred entrecerró los ojos abochornado.
-No lo hare ¿Por qué piensas eso?
-Ssshshssss…
Otro siseó incomprensible para Alfred.
-Bien, tu ganas. No pongas esa cara. Solo ten cuidado cuando me envuelves con tu cola ¿Si?-Decía vencido el ojiazul recargándose en la orilla.
Arthur le mostró su lengua tras una sonrisa y se lanzó otra vez a Alfred.
-¡No! ¡Arthur otra vez no!
Chapoteó Alfred cuando sintió el cuerpo de Arthur encima de él.
<< ¡Definitivamente debo temerle! >> Pensó Alfred sintiendo como era presa de Arthur y su extraño cariño.

Frotaba sus cienes, molesto. Su cabeza dolía por la ineptitud de aquellos que le rodeaban. Cerró su libreta con varios nombres de estaciones y pueblos tachados y gruñó.
Un fulgor se reflejó en el cristal de la ventana que lo separaba de la fresca noche y las siluetas fantasmagóricas que pasaban a toda velocidad al encender un choncho puro con la cerilla. Le dio una calada larga y dejo que el humo calmara sus nervios.
Algo que no sería posible porque la puerta corrediza del su vagón se deslizó.
-Señor, el tren están por detenerse en la siguiente estación. Arribaremos en una hora. Además, creo que le interesara leer este telegrama. Es sobre un avistamiento…-El hombre uniformado de negro pareció nervioso.-Señor…el mismo telegrama a sido enviado al príncipe.
...

Notas finales:

¿Y que les pareció? Por un momento fui tentada por el lemmon pero recordé que esto debe ser lindo, muajajaja. 
Bueno, espero que les haya gustado y esperen el siguiente cap, dejen sus comentarios y sus teorías XD 
¡Nos leemos!


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