Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Desconocido por Mokona negra

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

No se, pero este cap me pareció raro... XD


Advertencias: mmmmmm nop, creo que no.


Nota: Los personajes y la imagen no me pertenecen, créditos a sus respectivos autores.

El aire del cuarto estaba saturado. Inciensos, perfumes, aromas que se mezclaban entre ellos con nubecillas que subian y flotaban hasta chocar unas con otras formando una masa blanquecina. El dueño de la pequeña posada prefirió mantenerse a ralla ante semejante espectáculo cuando su nuevo huésped se instaló. Se suponía que seria solo unos días, pero tanta gente ahí metida en la habitación mas grande que podia obtener de aquel pequeño pueblo y los muebles (telas, alfombras, y demás) daban la idea que aquel huésped planeaba vivir ahí por el resto de su vida.


El hombre alto y pelirrojo le había dicho que se hiciera de la vista gorda y antes de que emanara una silaba de reclamo, un saquito de monedas de oro (suficientes para comprar medio pueblo) se posó en su anciana mano. Era por esa simple razón que el hombre le daba igual que y quien podría ser esa persona. No le importaba que estuviera haciendo en ese pueblo olvidado por dios, o porque su piel era diferente ¡Ni siquiera le importaría que tuviera alas, cuernos o seis brazos! ¡Con ese oro no le importaba!


-A ti te importa un bledo lo que puede suceder si alguien se entera de quien eres en realidad ¿No es así?


El pelirrojo gruñó mostrando unos dientes peligrosos, su aura era de cuidado y su fiera mirada intimidaba a mas de uno. Era por eso que era perfecto para ayudar a su viejo amigo a encontrar lo que había perdido.


Allistor era un hombre que destacaba a donde fuera que estuviese, era de fiar y algo tan importante no podía estar en mejor manos que las suyas, aunque esas manos tenían ahora mismo el impulso de cerrarse en el cuello de aquel hombre que parecía inmune a su semblante fiero.


De cabellos oscuros y piel morena, Ranjit, le sonrió al pelirrojo mientras fumaba recostado tras cortinas de chillantes y coloridas telas finas en medio de cojines tan suaves y cómodas como las mismísimas nubes.


-Te preocupas demasiado.-Decía con su particular acento que delataba ser un extranjero.-Aquí nadie me conoce, solo tu y mis sirvientes.


-Tsk. Si sales al pueblo llamaras la atención de todo el mundo ¿Entonces que?


-Ya te lo dije, te preocupas demasiado, solo diremos que esperamos el tren que nos lleve a la cuidad, que solo somos simples viajeros que se han detenido un poco para descansar.


-¡No puedes hacer eso! ¡No planeas simplemente caminar por ahí! ¡Tu deseas ir en busca de....-Gruñó de nuevo.- ¡Se supone que es por eso que me confiaste esta tarea!


-Así es, eres mi amigo, eres la persona mas capaz que conozco para encontrar a mi preciada Joya esmeralda. A nadie mas le podría confiar algo tan importante.- Ranjit Sostuvo la larga pipa y sonriendo un poco mas continuó.-Y lo has hecho, tus hombres saben que aquí esta la joya, tu la has visto...pero...


-Solo necesito un poco mas de tiempo para saber con exactitud donde se encuentra. Por aquellas ropas que vestía, estoy seguro que alguien del pueblo lo oculta...


-No puedo esperar mas Allistor. -Dijo por fin exhalando un nube de humo.-Quiero a mi Joya enseguida, deseo regresar a casa con ella.


-Hablas como lo que eres Ranjit, un príncipe mimado.


Ranjit rio ante esa verdad.


...


Alfred soñaba.


Se veía a si mismo en un espejo. Su rostro era de pocos amigos. Maldecía cada vez que podia y todo por que estaba siendo el conejillo de indias de Alice. Su tutora, gustosa con una sonrisa radiante, iba y venia por la habitación, parloteando cosas que a Alfred le daban igual sobre colores y telas que probaba en él. Si, Alfred era el modelo de Alice en este sueño.


Arriba de un banquito, Alfred debia girar, levantar los brazos y esperara a que Alice terminara de marcas las bastillas de faldas, dobladillos y puntadas con paciencia.


Era muy vergonzoso ver como lo vestían de niña, era molesto y cansado. Pero Alfred no podía decir nada, tenía que esperar, paciente sin decir una palabra, pero, de pronto, Alfred sintió como la cinta de Alice comenzó a ceñirse a su cuerpo.


Alfred trató de decirle a Alice que estaba apretándole demasiado la cinta medidora, pero su voz fue sofocada, no podia hablar, no ,podia decirle que estaba no podia respirar. La cinta se alargó y le ató las piernas, subió poco a poco hasta sus caderas y se detuvo un momento mientras Alice decía lo bonito que era la tela rosada en él, y, luego, la cinta de nuevo avanzó, apretándole los pulmones, se ahogaba.


Abriendo los ojos de golpe, Alfred jaló aire a sus pulmones. Miró a su alrededor y comprendió de inmediato que solo era una pesadilla.


Un quejidito bajo a su lado llamó su atención. Sobre las sabanas delgadas, Arthur dormía a su lado. La serpiente estaba con la frente recargada en su costado, tratando de ocultarse de la luz que entraba por la ventana. Siguiendo su cuerpo desprovisto de la capa, Alfred vio que su cuerpo de serpiente le tomaba de una pierna y luego se curveaba sobre su otra pierna. La punta de la cola resbaló por su estomago y supuso que era por eso que había tenido tal pesadilla.


Alfred bostezó y se acomodó de nuevo al lado de Arthur. Sabía que tenía que levantarse y bajar al pueblo. Hoy debía entregar de nuevo algunos paquetes a los abuelos. Sin embargo, se permitía quedarse un rato mas con Arthur.


Contemplándolo, pensó en lo que habían pasado estos días. Pensar que todo iría igual de bien era algo muy tonto. Alfred estaba consiente que no siempre sería de esta manera aunque lo deseaba en verdad.


Los días pasaban y se agotaban. Alice regresaría a casa y...


Alfred acarició una mejilla regordeta de Arthur y luego peinó sus cabellos alborotados.


El ojiazul ya había pensado en uno que otro plan para mantener a Arthur a su lado pero siempre le encontraba algún defecto importante. El único plan viable que Alfred tenía para seguir al lado de Arthur, era encontrar un lugar en los campos o alrededor del pueblo donde Arthur pudiera ocultarse de las personas. A Alfred no le gustaba la idea de dejar a Arthur solo en el exterior ¿Y que tal si lo herían de nuevo?


Alfred suspiró.


Otra opción era ocultarlo en la casa, pero eso sería bastante difícil, algo casi imposible. Su tutora no era ninguna idiota, ella se daría cuenta mas temprano que tarde.


Alfred de nuevo suspiró.


-Entonces...¿Qué tal si huimos juntos Arthur?


Le preguntó a la serpiente dormida y Alfred esbozó una sonrisa. Esa era una bonita fantasía. Los dos se escabullirían lejos, muy lejos donde nadie pudiera molestarlos, tendrían una casita donde podrían vivir en paz.


<<Eso es tan...>> Alfred se sintió apenado. Esa ultima opción era algo vergonzoso por que es lo que harían los amantes.


El ojiazul dejo escapar un ultimó suspiró cansado de golpe, regresando a sus dos primeras opciones.


-Al...


-Arthur...¿Te desperté?


Arthur abrió unos ojos somnolientos brillantes y hermosos y despacio negó mirándole.


-Puedes seguir durmiendo. Yo tengo que ir con los abuelos de nuevo.


Alfred notó el mohín de disgusto de la serpiente en el acto.


-Quedarsssse...Al, quedarssse.


Arthur hundió la cabeza en el cuerpo de Alfred mientras lo pescaba del brazo con fuerza.


-Eres un mimado Arthur.-Decía Al cuando los anillos de la serpiente comenzaron a sujetarlo como la cinta métrica de su pesadilla.-E-es ¡Oye! No te enredes en mi de nuevo!


Chilló Alfred tratando de escapar de los abrazos "mortales" de Arthur.


Arthur era socarrón la mayoría del tiempo, eso hacia que Alfred se metiera en apuros. No era que al ojiazul le molestara las muestras de afecto de la serpiente...era solo que podrían llegar a sofocarlo, literalmente.


-Quiero que Al se quede...conmigo.


Alfred abrió los ojos sorprendido. La frase había sido muy clara. Y eso era raro en Arthur, aunque fuera rápido aprendiendo. Ya que casi siempre siseaba o mezclaba palabras y se trababa, teniendo que decir frases cortas.


-¿Qué?


Preguntó Alfred aunque le había escuchado perfectamente.


Arthur levantó la cabeza mirando con recelo a Alfred.


-¿Arthur? ¿Qué acabas de decir? -Inquirió Alfred con una ceja arriba.


Arthur desvió la mirada.


-Vamos Arthur, dilo de nuevo. Se que puedes, note hagas el tonto.


Le provocó encontrando ahora divertido, molestar al ojiverde.


-¡No tonto!


Siseó Arthur colocando sus brazos a los lados de Alfred, dejándole abajo.


Alfred estaba encantado con esa nueva cara de Arthur. Parecía avergonzado y molesto a al vez.


<<No creí que podría ver esa reacción en Arthur...>>


-Lindo.


Arthur arrugó el entrecejo con la palabra de Alfred.


-¿Lindo?


Repitió Arthur y Alfred sintió unas ligeras cosquillas en la garganta que bajaron a su estomago.


Si, era lindo. Arthur era lindo y por eso...


-Quiero protegerte.


Arthur parecía no entenderlo, ni siquiera Alfred lo entendía muy bien aunque hubiera sido él que el que lo dijo ¿Por qué lo decía?


-Al proteger ¿Yo cuidar?


Preguntó Arthur inclinando la cabeza de lado.


Alfred soltó una corta risa.


-Si, supongo que es lo mismo. Los dos nos cuidamos entre nosotros ¿No?


Arthur parpadeó confundido mientras Al seguía sonriéndole, entonces Arthur relajó sus anillos y Al al sentirlo, levantó su mano para acariciar de nuevo las sienes de Arthur.


-Debemos estar juntos. Eso quiero.- Confesó el chico aunque se estuviera muriendo de vergüenza.


-Juntossss.


Repitió Arthur y por fin le devolvió la sonrisa a Alfred.


Los dos se sonrieron y por un segundo que pareció que era hora de dejarlo asi, Alfred trató de levantarse, pero Arthur no lo permitió.


-Aaamhh...Arthur... ¿Podrías dejar que me levante?


No hubo respuesta, solo una minúsculo sonrisa por parte de Arthur que hizo se le erizara la piel a Alfred.


-Arthur y Alfred juntos.-Dijo Arthur sonriente.


-S-si, eso dije pero...tengo que...


-Juntos.-Repitió Arthur y mostró sus colmillos.


<<¡Me quiere comer!>>


Pensó Alfred cuando Arthur se inclinó.


-¡No Arthur! ¡No! ¡Qui-quieto!


...


-Auch...


Se quejó Alfred mientras se frotaba el hombro mientras caminaba por calles del pueblo. Era un día soleado y Al tenía que moverse rápido si no quería quedar rojo por la luz solar.


-Ese Arthur...ya me las pagara cuando lo vea.


Decía entre dientes. Cuando trató de no acordarse de lo que había sucedido antes de salir de casa. De nuevo, Arthur estaba siendo berrinchudo, había comenzado a "atacarlo" cuando había intentado salir de la cama con besos largos, pero Alfred aun así insistió en quitárselo de encima. Fue el colmo que al tratar de cesar los besos, Arthur trató de detenerlo con una mordida en el hombro (mismo que le dolía ahora a Alfred) no había sido agresivo, sin embargo, la primera reacción de Alfred había sido defenderse y...sin saber que hacer, hizo lo primero que se le ocurrió. Y eso era, morderlo de igual forma.


-Agh...no entiendo que demonios paso...


Se quejaba Alfred frotándose las cienes, un poco confundido y distraído. Fue entonces que estrelló su nariz.


-Auaua...¿Pero que?


-Ten cuidado mocoso.


Alfred levantó la vista para ver con quien demonios había tropezado sosteniéndose la nariz.


-Ugh, lo...siento.-Masculló Alfred a fuerzas viendo al alto pelirrojo que le miraba con enfado.


No era del pueblo , eso era seguro. Alfred dio unos pasos atrás para alejarse de ese hombre pero se quedo paralizado cuando vio un poco mas haya un sinfín de colores desfilar en las calles.


Hombres y mujeres con ropas extranjeras, extravagantes y vergonzosas (por parte de las mujeres que mostraban casi todo el vientre y un escote muy, muy impropio según las palabras de Alice) sonreían a la mayoría de los aldeanos que estaban reunidos en la calle. Había una fragancia a incienso y jazmín en la calle y ¿pétalos? ¿Quién demonios lanza pétalos rojos y naranjas al aire?...pero Alfred no se estaba haciendo la pregunta mas importante que era: ¿QUE DEMONIOS SUCEDIA?


Mirando con el rabillo del ojo al hombre pelirrojo que seguía maldiciendo por debajo, Alfred buscó a un rostro amigo, el primero quien fuese y entonces en una sombra, sentada y disfrutando del espectáculo que se llevaba a cabo la anciana Rose le saludo.


Con paso ágil, Alfred se acercó a ella.


-Hola Alfred, es todo un festejo ¿Verdad?


-Umh, si ya lo veo.- <<ugh, venía tan preocupado por Arthur que no vi este alboroto!>> pensó Alfred.-¿Qué esta sucediendo? ¿Quiénes son estas personas?


Preguntaba Alfred cuando mujeres de piel canela comenzaban a danzar al ritmo de una música que jamás había escuchado mientras algunas otras regalaban collares de flores.


-Es solo un extranjero extravagante que ah quedado varado unos días. Dice Mary, que su tren no ha salido de la estación y ahora solo pasan el tiempo aquí. Es un poco inusual que hombres como ellos se queden en el pueblo.


Alfred asintió. Claro, aquí en este pequeño pueblo lleno de gente anciana y nada que hacer, no era sitio para turistear.


-Pero es agradable. No parecen malas personas.


-malas personas...-repitió Alfred con un murmullo.


-No, no lo somos.


La anciana Rose y Alfred dirigieron su atención a un hombre de mirar ámbar que sonrió amablemente.


-¿Me permite? -Dijo con un bonito collar de flores rosadas. Rose le devolvió la sonrisa y le agradeció el obsequio.


La música seguía de fondo y palmadas se unieron a esta. Los pequeños (unos cinco niños) eran los que disfrutaban mas este inusual acontecimiento, riendo y gritando, corriendo de aquí haya. Alfred apartó la mirada del gentío y depositó su atención en el hombre. Tenía una marca en la frente pequeña y circular, de un tono rojizo.


-Espero que estén disfrutando de esta pequeña fiesta. Creímos que a las personas del pueblo les gustaría un poco de música y danza.


Alfred mordió su mejilla.


-¡Oh! ¡Que modales los míos! Permítanme presentarme, mi nombre es Ranjit, viajo con esta caravana tan colorida. Es un gusto.-Decía tomando la mano de Rose, besando su costado con un cuidado que extraño a Alfred.


<<Es raro...hay algo en el que...no cuadra>>


-¡Oh! Un gusto joven Ranjit, soy Rose Wood y este jovencito...


-Alfred.-Dijo secamente.-Digo esta bien que no diga mi apellido ¿No? Tu no lo has hecho.


La abuela Rose se llevó una mano al pecho como si le doliera de pronto, pero Alfred sabía que solo estaba alarmada por su comportamiento. Alice le había enseñado muchas cosas y una de ellas era, que no debías de confiar en una persona que decía mentiras o una verdad a medias.


Alfred no era tonto, podía ver que ese hombre ocultaba algo, era un presentimiento tal vez estúpido, pero Al confiaba en si mismo. Además, desde que ese hombre se había acercado a ellos, varios ojos de "su caravana" se habían posado en ellos tres ¿Por qué? Su gente parecía vigilarlo. Mirando sobre su hombro, tambien notó que el pelirrojo le clavaba la mirada.


<<ugh, es desagradable ¿Quién es este sujeto? >>


-¡Señorito Alfred! -Gritó Rose.


-L-lo siento señora Rose.-Dijo de inmediato Alfred. Siempre se disculpaba cuando alguien lo llamaba señorito.


Ranjit dejó escapar una carcajada.


-Madame Rose, no lo regañe, así son los niños.


<< No soy ningún niño >> pensó Al enfadándose.


-Alfred sabe que la señorita Alice estaría muy decepcionada de él si lo viera tratar así a una visita.-Señalo la abuela levantando la barbilla.


Alfred desvió la mirada. No podia hacerse el desentendido.


-Disculpe señor Ranjit. No fue mi intención faltarle al respeto.- ya eran dos veces las que había tenido que disculparse hoy sin ganas.


-Vamos, vamos, pequeño Alfred. No es para tanto ¿Por qué mejor no se acercan mas a la fiesta? Se que lo disfrutaran mucho.


-Yo...


--No te preocupes por las entregas de hoy Alfred.-Dijo Rose pensando en lo que estaba preocupando al ojiazul.-Te aseguro que nadie se enfadara contigo si entregas hasta mañana sus paquetes.


Alfred asintió. No quería quedarse, quería regresar con Arthur, pero si no lo hacia, podría ser sospechoso. Y es que ¿Quién no quería curiosear en el festejo?


-¡Fantástico! -Gritó Ranjit y una mujer de curvas que llamaron la tención de Al haciéndolo avergonzar con tan solo verla, se acercó a Ranjit con mas collares de flores.-¡Disfrutemos este momento!


Decía colocándole flores a Alfred.


<<Solo espera un poco Arthur, enseguida iré a casa>>


...


-¡Maldita sea Ranjit!


Vociferaba Allistor cuando los sirvientes del príncipe se alistaban para salir al centro del pequeño pueblo.


-¿¡Como se te ocurre salir y hacer ese...


-Calma Allistor.


Levantó una mano Ranjit tan despreocupado que Allistor tuvo que darse la vuelta para darle una patada a un pequeño banquillo que salió volando. El pobre mueble se había hecho pedazos.


-¿¡Que me calme?! ¡Pensé que confiabas en mi!


-Ya te dije, lo hago. Solo quiero apresurar las cosas.


-¿Con una fiesta?


Ranjit suspiró.


-No es solo una fiesta Allistor. Escucha, es la forma mas rápida para hacer salir a mi querida Joya.-Ranjit estiró su mano y en un segundo uno de sus sirvientes le entregó un puñado de pétalos, algunos saltaron de sus dedos y cayeron al suelo alfombrado con giros veloces.


-¿Qué pretendes Ranjit?


-Estas flores son hermosas ¿No te parece? -Sonrió y acercándolas a su nariz, respiró su perfume.-Cualquiera diría que si, pero su perfume...bueno, digamos que a mi querida Joya, no le agradara mucho.


-Ranjit...


-Allistor, haremos una bella fiesta, alegraremos sus vidas y el perfume de estas flores se impregnara en todos y esto me ayudara a encontrar a la Joya. Mi querido amigo, piénsalo. Alguien de aquí lo esta escondiendo, lo cuida, entonces no se nos sera revelado tan sencillo donde se encuentra, por eso, debemos darle un motivo...la Joya atacara a esa persona y...regresará mi.


Explicó y lanzó los pétalos al aire.


...


Había sido una locura. Alfred había intentado escapar mas de una vez de aquella gente que bailaba y cantaba y de los abuelos que le pedían al ojiazul ayuda para ir aquí, o sentarse haya para ver mejor. Estaba cansado.


-Estoy en casa.


Dijo por fin Al cuando el atardecer caían con lentitud a la lejanía cerrando la puerta tras el.


-Esto es un fastidio.-Decía arrojando los collares de flores al suelo.


Apestaba a su aroma, demasiado perfume para su gusto.


-¿Arthur?


Lo llamó cruzando la sala pero no obtuvo respuesta.


<< Ugh. Tal vez este enojado conmigo >> Penso mirando la escalera. << Tal vez sigue en el cuarto, enroscado debajo de la cama o en el armario. Enfurruñado como un gato porque...bueno...lo mordí...tengo que pensar que hacer para que se le pase >>


-Maldita sea...hoy no es mi día...


Alfred subió las escaleras, despacio para darse tiempo para saber que decir. Pero no se le ocurría nada.


Tal vez, hoy, Alfred tendría que disculparse por tercera vez.


-¿Arthur?


Alfred empujó la puerta de su habitación, la luz naranja del atardecer enmarcaba la silueta de Arthur que ya hacía en la ventana.


Alfred dio un paso adentro y Arthur se giró para verlo.


Despacio, la puerta se volvió a cerrar y un par de ojos fieros que solo un cazador posee, se posaron en Alfred.


...

Notas finales:

Bueno, por si no fui clara, aclaro que este nuevo personaje es chanchanchan....India. por lo que se, no tiene un nombre humano oficialmente, así que le di uno XD jejeje y bueno, a la siguiente les digo porque demonios Arthur mordió a Alfred, aunque tal vez ya se lo imaginen 7w7 kukukuku...bueno pues, disculpen por no actualizar, últimamente tengo mucho trabajo y pues la vida de un adulto con responsabilidades apesta XD (ya me desahogue) jajaja. Espero que les haya agradado y pues espero sus comentarios ^3^


Saluditos ???


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).