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The Beauty and The Titan por Bluebeard-nyan

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Notas del capitulo:

Hola! 

Gracias por su apoyo a la historia <3

Aquí les dejo el primer capítulo!

~ ~ ° ~ ~

 

En un pueblo de Alemania, vivía un mercader muy rico que tenía cinco hijos, dos varones y tres mujeres. Erwin Smith era el nombre de este acaudalado comerciante, quien, además de poseer tantas riquezas, era dueño de un invaluable corazón. Petra, Historia, Isabel, Farlan y Levi eran todos hijos rescatados de un orfanato por este buen hombre.

Petra e Historia eran dos preciosas señoritas en plena flor de su juventud y no había cosa que desearan más que conseguirse buenos maridos; varones con altos rangos y bastas riquezas a las que estaban acostumbradas. Materialistas y egocéntricas eran dos palabras que podrían definirlas a la perfección. Sin embargo, su padre las amaba por igual.

Isabel, por su parte, era la hermana más pequeña de todos. Con unos tiernos 13 años, encantaba a todos los habitantes por esa adorable sonrisa y esa actitud tan jovial. Mas un único detalle había. Farlan, su autodenominado protector oficial, no dejaba de seguirle el rastro a la pequeña. No permitiría que nadie nunca le hiciera daño al pequeño tesoro de la familia Smith.

Sin duda los cinco hijos despertaban envidia en todo el pueblo; pero Levi, el mayor de todos, causaba tanta admiración por su insuperable belleza que incluso varones caían ante su encanto, para envidia de sus hermanas. Levi no solo llamaba la atención por su físico, sino también por su aguerrido carácter.

No era novedad que varones y mujeres frecuentaran la casa para visitarlo y dejarle costosos regalos con la intención de ganar terreno y aumentar las posibilidades de conseguir una cita con el precioso pelinegro. Grande era su pena cuando Levi rechazaba tajantemente sus ofrecimientos y se retiraba a su habitación sin escuchar peticiones.

 

- Tsch. Son todos una molestia. ¿Tan necesitado parezco? – se queja Levi, cerrando la puerta de la casa después de haber despedido al último pretendiente del día.

 

- No entiendo qué te ven, enano.  Con ese horrible carácter, no me arriesgaría ni a hablarte – comentó frustrada Petra. Historia solo asentía ante la afirmación de su hermana.

 

- Como digas, solterona. – Iba a seguir molestándolas, de no ser porque vio entrar a Erwin con un semblante muy triste y preocupado.

 

Pidió hablar con sus hijos de manera urgente para poder ponerles al tanto de aquel problema que lo acongojaba. Les contó, pues, que de un solo golpe perdió todos sus bienes y no le quedó más que la casa en la que estaban viviendo. Notablemente destrozado y con el corazón lleno de angustia, les hizo saber además que a partir de ese momento tendrían todos que ganarse la vida trabajando en el campo.

Petra e Historia respondieron a gritos que, de ninguna manera tocarían una sola herramienta o siquiera se ensuciarían las manos para trabajar. Hechas un mar de lágrimas, suplicaron a su padre que no les impusiera esa condena. Ofrecieron, en su lugar, cuidar de Isabel mientras Farlan se encontrara labrando la tierra. Levi permanecía en silencio con la mirada fija en su padre, hasta que la pequeña cuestionó por qué no se entristecía con aquella devastadora noticia.

 

- Nada obtendré por mucho que me lamente, mocosa. En estos momentos es preciso tratar de ser feliz en la pobreza y salir adelante.- contestó mientras se levantaba de la mesa para dirigirse hacia su padre.

 

- Yo cuidaré de las mujeres y me encargaré de la casa, Erwin. No confío en el buen criterio de este par.- explicó, señalando a Petra e Historia. Su padre aceptó y agradeció a sus hijos por su comprensión. Sin duda, se sentía orgulloso de ellos.

 

Aquel pelinegro se levantaba antes del amanecer y se ocupaba de limpiar la casa y preparar la comida de toda la familia. Al principio, aquello le resultaba agotador puesto que no tenía costumbre de usar la cocina; mas siempre se repetía que eso era mejor a que sus hermanas exploten la casa en un intento por preparar algo comestible. Con el pasar de los meses, se fue acostumbrando a su nueva rutina e incluso disfrutaba de sus horas de limpieza intensiva.

Cuando terminaba sus labores, leía algún buen libro que el bibliotecario le prestara a cambio de un poco de su exquisita comida. Sus dos hermanas, en cambio, se aburrían hasta la muerte; despertaban pasada las diez de la mañana, jugaban con Isabel y se enfrascaban en una intensa discusión sobre quién tenía el cutis más lindo.

Erwin admiraba la paciencia que había desarrollado Levi, ya que sabía que Petra e Historia no se contentaban con que él hiciera todo el trabajo doméstico, sino que además no dejaban de fastidiar a su hermano mayor.

~ ~ ° ~ ~ 

Un año pasó y cierto día Erwin recibió una carta donde le ofrecían una carga recién llegada de oriente repleta de mercancía para él. Al escuchar la noticia, todos se pusieron muy contentos y felicitaron a su padre por nunca perder las esperanzas.

El hombre estaba tan contento que ofreció a sus hijos cualquier presente que desearan. Petra e Historia pidieron que les trajeran vestidos, joyas, zapatos y coletas. Isabel pidió una muñeca y Farlan un par de pantalones, puesto que los que tenía se encontraban ya muy gastados por el trabajo.

 

- ¿Y tú no me vas a pedir nada, Levi?- preguntó Erwin al ver que su hijo mayor no había dicho palabra alguna.

 

- Ya que no tengo opción -  respondió con pesadez – Podrías traerme una rosa y un buen libro. No he visto ninguna por aquí y ya he leído toda la biblioteca.

 

Partió, entonces, el bien parecido mercader; mas grande fue su sorpresa cuando, al llegar a la ciudad, le comunicaron que hubo un robo en aquel barco que venía de oriente y que de su mercadería no había rastro alguno.

Con una gran pena, emprendió el camino de regreso a su casa. No era un trayecto largo el de regreso y Erwin ya se encontraba ansioso por estar nuevamente en casa y recibir el apoyo de sus amados hijos. Vagando en sus pensamientos, no se dio cuenta que tomó un camino equivocado y quedó perdido en el bosque, en medio de una feroz tormenta que comenzó a desatarse.

La nieve caía fuertemente y el viento soplaba tan impetuoso que logró tumbar su caballo. A Erwin no le quedó más remedio que buscar un refugio para pasar la noche. Por fortuna, divisó a lo lejos una luz y se aproximó hacia ella.

Al llegar, se encontró con un hermoso y enorme palacio que, curiosamente, parecía deshabitado.  Se llevó una gran sorpresa cuando vio que se encontraba absolutamente solo en el patio. Ató a su caballo y le dio de comer para que recuperara energías.

Con sigilo, se dirigió al interior del palacio, donde tampoco encontró a nadie. Buscó la cocina en busca de algo para comer y se abasteció de todo lo que pudo encontrar. Se cuestionó internamente el por qué de tanta comida si aparentemente no vivía nadie allí.

Secó sus ropas en la chimenea del gran salón y se permitió descansar un poco luego de tan complicado viaje. No se percató que habían unos grandes orbes esmeralda mirándolo a través de un pequeño espejo mágico en la habitación más alejada de todo el castillo.

 ~ ~ ° ~ ~

Los rayos del sol y el cantar de las aves lo despertaron y no fue pequeña su sorpresa cuando encontró ropa hecha a su medida en reemplazo de la que se mojó la noche anterior. Sin duda en este palacio hay una buena persona que se apiadó de mí, pensó el mercader. Se dirigía a buscar su caballo y halló sobre la mesa una taza de café caliente y unas tostadas.

 

- Muchas gracias, buena persona. - dijo en voz alta – Por darme asilo tan amablemente en la noche y ofrecerme un espléndido desayuno ahora.

 

Se disponía a desatar a su caballo, y al pasar por el jardín, divisó un sector lleno de hermosas rosas de todos los colores y esto le hizo recordar el pedido de su hijo. Dispuso entonces cortar una de ellas para llevársela a Levi. En ese preciso momento, se escuchó un gran estruendo y pudo divisar a una bestia de orejas puntiagudas y cuerpo colosal que se acercó a toda velocidad hacia donde se encontraba.

 

- ¡Ingrato hombre! – exclamó con furia la bestia – Te di un techo y comida en mi palacio para que no murieras ¿Y es así como me pagas?. ¡Has cortado una de mis preciosas rosas! ¡Te condeno a morir en mis manos a fin de que pagues pos tu osadía!. – sentenció mientras afilaba sus garras.

 

- Perdóneme por la ofensa, señor. No tenía idea de que fueran tan importantes para usted. Mi intención fue cortar solamente una para regalársela a uno de mis cinco hijos. – pidió entre balbuceos el pobre mercader.

 

- No soy un señor - exclamó la bestia ojiesmeralda - A pesar de mi horrenda apariencia sabrás que soy un príncipe. Y no esperes que sienta compasión por ti después de tremenda falta. Ahora bien, dices que tienes cinco hijos; te perdonaré la vida con la condición de que una de tus amadas crías venga a morir en tu lugar. No tienes derecho a replicar nada; y si se rehúsan a sacrificarse por ti, regresarás mañana temprano a cumplir tu condena.- Dicho esto, la bestia se retiró del lugar, dejando solo al hombre.

 

Erwin no pensaba sacrificar por nada del mundo a uno de sus adorados hijos. Al menos podré despedirme de ellos y darles un beso por última vez, se dijo. Decidió partir cuanto antes y al llegar a su caballo, se encontró con un cofre de oro, repleto de joyas y piedras preciosas junto a una pequeña nota escrita con pulcra letra que decía “Para que no te marches con las manos vacías”.

Al menos tendría el consuelo de no hacer pasar hambre a sus hijos. Cogió a su caballo y emprendió el camino de retorno. Al cabo de unas pocas horas, se encontraba ya tocando la puerta de su casa.

 ~ ~ ° ~ ~

Todos sus hijos se alegraron a ver a su padre sano y salvo. Se habían preocupado demasiado al notar su ausencia la noche anterior. Erwin tenía en la mano la rosa que cortó para Levi y se las entregó con una sonrisa forzada.

Supieron entonces que su padre no traía buenas noticias y preguntaron por lo sucedido. El hombre contó inmediatamente la triste vivencia, omitiendo solo el detalle del cofre con riquezas. Al oírlo, Historia y Petra llenaron de reclamos a su hermano mayor. Lo culpaban por la desgracia de su padre y le increpaban que no derramara una sola lágrima ante tan horrible noticia.

 

- Mi llanto sería inútil, idiotas. ¿Para qué voy a llorarle a Erwin si no hay necesidad de que muera?. Bien lo dijo la estúpida bestia, basta que uno de nosotros acepte sacrificarse por él para que sea libre de su condena. Iré yo en su lugar, entonces. Ustedes son las preciadas hijas de este hombre, Isabel no está ni siquiera en consideración y Farlan es de mucha más ayuda que yo en el trabajo. – expuso el pelinegro con el semblante serio de siempre. Petra e Historia se sintieron aliviadas ante lo dicho por su hermano. Mientras que Isabel no dejaba de llorar y Farlan la abrazaba fuertemente, a fin de calmarla.

 

- No lo permitiré, Levi – replicó su padre - Yo ya estoy mayor para muchas cosas, no perderé demasiados años. Lo único que me perderé será verlos formar familia.

 

- No te estoy pidiendo permiso, viejo cejón. No irás sin mí a ese estúpido palacio. – sentenció para luego dirigirse a su habitación. 

 

Al cabo de un rato, Erwin y Levi ya se encontraban listos para partir. Petra e Historia fingieron congoja al despedirse de su hermano. Isabel, por su parte, pretendía ser fuerte para que Levi no se preocupara por ella. Farlan solo le dio un fuerte abrazo y prometió cuidar bien de todos.

Padre e hijo subieron entonces al fornido caballo y emprendieron camino al palacio de la titánica bestia. Sin saber Levi que su vida daría un giro inesperado…

Notas finales:

Espero no haya quedado tan feo... Juro que en mi cabeza pintaba muchísimo mejor! >n<

Todas las opiniones son bienvenidas! 

Besitos -3-


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