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37. A la Manera de Dino (03) por dayanstyle

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D.K., empujaba a un lado a la multitud de humanos cuando atravesaba el club, caminando detrás de su pareja mientras el pequeño hombre se dirigía a la barra. No le gustaba el hecho de que Dino estuviera entre el público, pero no podía mantenerlo preso.

Bueno, podía, pero...

 

—Aleja eso de mí. —Dino hizo una mueca a la copa con sangre empujándolo a la mano de D.K.—. No voy a beber.

D.K. tomó la copa un momento antes de que se cayera de la mano. Estaba empezando a cansarse de que Dino empujara la copa a su mano cada vez que trataba de darle una.

También estaba empezando a preocuparse. Con su pareja negándose a alimentarse, su piel estaba demacrada y hundida. Tenía una apariencia pálida que debería de ser hermosa, pero su falta de sangre se la robaba. Se veía más gris que blanca.

Y eso se agravaba con el hecho de que su pareja tenía múltiples heridas de mordedura y marcas de latigazos en todo el cuerpo que no curaban desde su ataque, porque Dino no se alimentaba. D.K. estaba llegando al fin. —Si no bebes, vas a morir, Dino.

—¡Eso es mejor que vivir como un monstruo! —Dino soltó, sus palabras cargadas de veneno mientras le fruncía el ceño a D.K.—. En primer lugar, no pedí esto, deberías dejarme morir. Soy un vampiro. ¿Qué clase de mierda es eso?

D.K. dejó con cuidado la copa en la barra mientras contaba hasta diez. Parecía que no importaba lo que le dijera a Dino, el hombre no quería escuchar razones. Era como si tuviera una erección por la muerte o algo así. Los ghouls habían quebrado varias partes de su cuerpo  y  habían  casi  mordido  cada  centímetro  de  su  carne,  y después había sido flagelado como un perro fuera de control, en una caverna en donde su pareja había logrado sobrevivir. Dino se tenía que enfocar en eso.

Estaba jodidamente vivo.

 

—Si no bebes esto, voy a amarrar tu trasero y te conectaré una maldita intravenosa. —«Al infierno con los deseos de Dino». D.K. no iba a perder a su pareja. Estar solo apestaba, y se negó a estar solo porque su pareja rechazaba su nueva vida.

—Dame un maldito whiskey —gritó Dino mientras palmeaba la barra. Jae Kyung, el barman, arqueó una ceja hacia D.K.. Muy bien, ya que su pareja quería aprender de la manera difícil… D.K. asintió hacia Jae Kyung.

—No le pidas su aprobación. Soy mi propio hombre. Dame la maldita bebida —Dino bufó hacia Jae Kyung después de que sus ojos color avellana miraron fijo a D.K..

D.K. contó hasta veinte, respirando lentamente cuando Jae Kyung se molestó ante el indignante tono de Dino. Si él no conseguía que su pareja dejara de bufar y gruñirle a todos los que se acercaban a él, el Aquelarre entero iba a colgarlo de las pelotas al sol para darle una lección.

En realidad no, pero seguro que estarían enojados. Él no quería que la nueva vida de su pareja empezara con D.K. salvando a Dino de una multitud de vampiros enojados. Él era grande y duro, pero ni siquiera D.K. podría detener a un Aquelarre entero.

Dino se bebió el whisky y luego lo arrojó al otro lado de la barra, Jae Kyung se libró pero roció a Sang Gon.

—Jodido huma… —Sang Gon cortó sus palabras viendo fijamente a Dino. El vampiro sabía que si pisaba un pie fuera de la línea de Jaehyo, sería aniquilado. El vampiro había causado tantos problemas con Tae Yong y Jaehyun y pensando que los humanos eran solo una manada de donantes de sangre. Esta era la última oportunidad que Jaehyo le daba antes de matarlo. Sang Gon se limpió la parte delantera de su camisa con un trapo de la barra mientras  murmuraba en voz   baja para sí mismo. D.K. se sentía mal por lo que su pareja había hecho, pero ignoró a Sang Gon viendo a su pareja, entrecerrando los ojos.

—¿Qué infiernos estás haciendo, Dino? —Jaehyun le preguntó mientras caminaba detrás de la barra—. Ya no puedes beber esa porquería.

Eso no era del todo cierto. Un vampiro puede adquirir el gusto por beber otras cosas además de sangre, solo que tomaba años y Dino era un vampiro nuevo recién convertido.

Así que el whisky estaba fuera de toda cuestión.

 

Dino dejó de un golpe el vaso en la maltratada madera de la barra viendo a cada uno de los hombres por separado y fijando la mirada en D.K.. —¿Qué jodidos puedo hacer?

Oh, eso era la más jodida pregunta capciosa que D.K. hubiera oído. Había un montón de cosas flotando en su cabeza, pero se abstuvo de marcar la lista. Algunas eran eróticas como el infierno, mientras que otras no eran malditamente corteses.

—Si has dejado de luchar contra tu nueva vida y bebes un poco de carmesí, te sentirías un infierno mejor —dijo Jaehyun mientras deslizaba una copa de sangre hacia Dino. D.K. no estaba muy seguro de que su pareja bebiera la fórmula que Jaehyun preparaba. El tipo era recién convertido, y a pesar de que solía ser un barman, mezclar el carmesí era complicado.

Hasta el momento la mitad del Aquelarre se alejaba de Jaehyun cada vez que preparaba un vaso. Era muy malo. Sin embargo, tenía que darle crédito a Jaehyun de seguir intentándolo.

D.K. solo deseaba que Dino intentara un poco más duro aclimatarse a su nueva vida.

—Te dije que no voy a beber esa mierda —bufó Dino golpeando el vaso y derramando el rojo líquido que se extendió por la barra y luego empezó a gotear al suelo—. ¡Jodidos vampiros, jodidos ghouls, y jodido el mundo entero!

 

D.K. gruñó bajo, contando hasta treinta, se inclinó y tomó a Dino de la cintura lanzando al hombre sobre su hombro y dirigiéndose hacia la oficina de Jaehyo.

Tenía que sacar a su pareja de ahí antes de que alguien pulverizara a Dino, y luego D.K. tendría que matar a quien pulverizó a su pareja. Era difícil tratar con Dino.

—¡Bájame, gran bruto!

 

D.K. le dio una nalgada a Dino cuando entraron a la oficina de Jaehyo. —Lamento golpearte, pero no me has dejado otra opción — señaló D.K. dejando a su pareja de pie y cerrando la puerta de la oficina—. Ahora, ¿voy a tener que palmear de nuevo tu trasero, o vas a actuar como si tuvieras algo de sentido común?

Dino le lanzó una mirada desafiante con las manos en un puño a sus costados. —¡Yo te doblaré perro si te atreves a siquiera pensar en golpearme de nuevo!

D.K., se pasó las manos por el cabello, listo para arrancárselos todos mientras se preguntaba qué hacer con su voluntarioso compañero. Era como tratar de sacar los dientes de un maldito león.

¿Cómo podía hacer que Dino viera las cosas de una manera diferente? El hombre veía el mundo a su manera y se negaba a siquiera considerar cualquier otra opción.

Dino seguía pensando como un humano. Si no abrazaba su nueva vida pronto, Dino iba a desaparecer. D.K. se sentía impotente por el momento, algo a lo que no estaba acostumbrado.

Contó hasta cuarenta y luego tomó una respiración limpia y profunda. —Está bien, no bebas carmesí, no veas cómo tratas a los demás, y no te molestes en llamarme cuando estés demasiado débil para sostener tu propio maldito pene para orinar —gritó D.K., saliendo como tromba de la oficina de Jaehyo, cerrando la puerta detrás de él con tanta fuerza que sacudió las paredes.

D.K. se giró y golpeó su puño contra la pared, y luego apoyó la cabeza contra ella, deseando que su pareja no estuviera actuando como un... un hombre que había pasado por algo terrible.

 

Suspiró, dándose cuenta de que sólo estaba empeorando la situación de Dino con su temperamento. Toda esta situación era una jodida y D.K. no era ni por mucho la pareja más fácil. No importaba cuánto luchara Dino, él sabía que su pareja luchaba a causa del miedo, tenía que tener un poco más de paciencia con el chico.

Abriendo la puerta, D.K. asomó la cabeza y vio a Dino hecho una bola en el sofá, con la cara hundida entre las manos. Ahora, ¿no lo hacía eso sentir como un gran bastardo? D.K. abrió la puerta y entró en la oficina, apoyándose contra la puerta cuando la cerró suavemente.

Vio a Dino durante mucho tiempo, pero su pareja no levantaba la vista demostrando que era consciente de que D.K. estaba ahí de pie. Vio hacia el suelo, confundido, preguntándose qué debía de hacer.

Dino había sido más que un problema desde que se le dijo que ahora era un vampiro y tenía que beber sangre. Su pareja de mala gana bebió de él cuando Jaehyo le dijo por primera vez que era un vampiro. Eso sólo hacía dos veces que Dino había bebido de él, y D.K. no estaba seguro de cómo hacer que se alimentara con regularidad.

D.K. cruzó la habitación, tomando asiento en el sofá junto a la forma acurrucada de Dino. Quería acercarse, pero no estaba seguro de que su pareja lo recibiera.

—No es como si estuviera tratando de ser un imbécil —susurró Dino, se oía herido y perdido. D.K. no estaba seguro de qué decir a eso. De alguna manera ‘has sido un total imbécil’ no se oía bien ni en su propia cabeza. Se había olvidado de tomar en cuenta todo lo que Dino había pasado.

Las emociones de D.K. se elevaban cada vez que Dino se enojaba. Sus defensas caían y D.K. estaba listo para pelear. Sin embargo, luchar contra su pareja no le haría ganar nada, excepto una cama y un corazón solitarios.

Acercándose, D.K. tomó a Dino y lo sentó en su regazo mientras envolvía sus brazos alrededor de su pareja. Exhaló fuerte mientras acomodaba la cabeza de Dino bajo su mentón. —No tengo ni idea de lo que has pasado —comenzó—. Todo lo que veo son las cicatrices que quedaron. Estoy aquí para ayudarte en todo lo que pueda, pero luchar contra mí por esto no va a resolver nada.

Dino asintió. —Tengo miedo. No sé nada acerca de ser un vampiro, acerca de esta vida.

Esa era la primera vez que su pareja había bajado las defensas, lo que permitió a D.K. ver una pequeña parte de su dolor. — Entonces deja que te enseñe. ¿Puedes hacer eso?

Dino tomó una profunda respiración y luego soltó el aire, casi como si estuviera contemplando su respuesta. Se encogió de hombros mientras jugueteaba con las manos en su regazo. —¿Puedo tomar de ti? No me gusta beber la sangre de desconocidos en una copa.

«¡Joder sí!»

 

D.K. se aclaró la garganta, tratando de no sonar demasiado excitado. Solo le había pedido que fuera su donante, no la roca en el mundo de Dino. Por otra parte, su pareja estaba vulnerable en este momento, y D.K. no iba a aprovecharse de eso.

—Si eso es lo que quieres —dijo, haciendo todo lo posible por minimizar su anticipación ante el hecho de que Dino bebiera de él.

Dios, su pene estaba duro pensando en Dino chupando la sangre de su vena. Recordó de nuevo que Dino no estaba preparado para algo más, pero no podía evitar la reacción de su cuerpo. Dino se movió un poco, haciendo que D.K. olvidara lo que había estado pensando.

¿Podrían tener sexo mientras que Dino bebiera de él? Estaba en la punta de la lengua preguntarle, pero D.K. no quería empujar a su pareja demasiado lejos.

Ellos estaban haciendo progresos.

 

No había necesidad de asustarlo más.

 

Tenía todo el tiempo del mundo para explorar el pequeño y compacto cuerpo de Dino, una vez que su pareja aceptara su nueva vida. Ahora mismo estaba a punto de conseguir que las heridas de su pareja curaran apropiadamente.

 

Cuando Dino no se movió más cerca de su cuello, D.K. tomó el asunto en sus propias manos, jalando a su pareja hasta su pecho y al mismo tiempo inclinando la cabeza. Colocó la mano en la parte de atrás de la cabeza de Dino, persuadiéndolo a moverse más cerca.

D.K. se estremeció cuando los suaves labios de Dino rozaron su piel, deslizándose sobre su cuello, provocándolo lentamente. Sabía que Dino no lo estaba haciendo a propósito, pero su pene no sabía la diferencia. Se moría de ganas de desgarrar la ropa y enterrar su pene profundamente en el culo de Dino, pero D.K. se detuvo, esperando ver lo que Dino iba a hacer después.

Si su pareja le daba luz verde, D.K. no iba a dudar en desgarrar la ropa y joderlo hasta la inconsciencia.

—No puedo —dijo Dino mientras comenzaba a alejarse.

 

—Sólo muerde, no pienses —instruyó D.K. a su pareja, presionando la cabeza de Dino cerca de su cuello. Estaba a punto de explotar sólo de la anticipación. Su pene palpitaba dolorosamente, esperando, deseando y rezando.

Se estremeció cuando los colmillos de Dino rasparon su cuello, pero no se hundió en D.K. y éste estaba a punto de volverse loco. — Muérdeme —dijo tragando saliva—. Sólo muérdeme.

Dino hizo todo lo posible para apagar el cerebro.

«Sólo muerde, no pienses».

 

Eso era más fácil decir que hacer. Respiró hondo, tomando el olor masculino, y luego apretó los colmillos en el cuello de D.K., sintiendo el calor de la sangre del vampiro salpicando su boca.

El hambre que lo había estado carcomiendo rugió a la vida mientras bebía golosamente.

Dino no parecía tener suficiente.

 

Temía que el sabor metálico regresara, pero la sangre que brotaba de cuello de D.K. era dulce y adictiva, con sabor a vino dulce. Dino comenzó a atragantarse cuando la sangre era demasiada. Estaba bebiendo demasiado rápido, pero Dino no podía detenerse. Se estaba muriendo de hambre, y la sangre de D.K. era lo que su cuerpo había estado anhelando. Cuanto más bebía, menos le dolía el estómago.

—Más despacio. No me voy a ninguna parte —dijo entrecortadamente D.K. mientras su mano presionaba con más fuerza la parte posterior de la cabeza de Dino—. Tómate tu tiempo.

Dino respiraba por la nariz mientras tragaba lo que tenía en su boca y luego comenzó a beber más despacio, tragos más pequeños. El perfecto y dulce almizcle de la piel de D.K. era embriagador. Dino ya no pensaba en el aspecto de beber, enfocándose en su furiosa erección.

Daría cualquier cosa por tener a D.K. mordiéndolo hasta dejarlo sin sentido ahora. Pero no podía pensar de esa manera. Esos eran los pensamientos oscuros que necesitaba mantener en el armario. Él usualmente se escondía para saciar sus deseos, pero Jaehyun estaba en el club. No quería que su mejor amigo supiera lo depravado que realmente era.

Dino sabía que Jaehyun era gay, pero eso no contaba. Jaehyun había sido su mejor amigo desde siempre y no veía al hombre de manera diferente.

Él, en cambio, tenía un padre que había dejado bien claro que los gays eran pervertidos y demonios. Dino no podía dejar de sentir de esa manera mientras se sentaba en el regazo de D.K..

Dino no era ciego. Podía ver a otras parejas de hombres alrededor, pero estaba tan acostumbrado a ocultar sus necesidades que era difícil dejarlo ir.

Jaló su ingle un poco, no quería que D.K. sintiera cómo le estaba afectando la alimentación. Colocó las palmas de sus manos sobre el pecho de D.K., manteniendo sus cuerpos centímetros separados mientras tragaba la sangre con sabor dulce.

 

Dino quería gemir cuando D.K. colocó su mano libre en su trasero, pero gemir sería un error. Cuando Dino sintió uno de los suaves dedos de D.K. sobre su piel justo por encima de la pretina, sacó los colmillos y respiró fuerte y rápido.

—Mierda, lame la herida cerrándola antes de que me desangre hasta la muerte —gritó D.K. llevando la mano hasta el cuello, la sangre brotaba de entre sus dedos.

Los ojos de Dino estaban bien abiertos como platos cuando se inclinó hacia delante mientras D.K. apartaba su mano y recorrió con su lengua la herida lamiéndola varias veces hasta que vio que la sangre solo era un lento goteo y luego se detuvo por completo. Se quedó ahí sentado, aturdido por lo que acababa de hacer.

—No te puedes apartar de esa manera, Dino. Podrías haberme arrancado la maldita yugular.

Dino se apartó de D.K., sentado en un lado del sofá, acercando sus piernas hacia su cuerpo por la vergüenza y para ocultar su erección. —Lo siento.

D.K. lo confundía. El hombre se veía poderoso, con pecho ancho y musculoso. Era enorme y una presencia confiada que hacía que los deseos más profundos de Dino brotaran.

Lo que confundía más que nada a Dino de este lugar, era que en donde quiera que mirase, a nadie —humanos o vampiros— parecía importarle en absoluto que D.K. estuviera con él. Al parecer en este lugar se atendía el lado oscuro y depravado de las personas. Era como si la gente que venía alentara esa conducta.

Dino nunca había visto antes tantos hombres semidesnudos sudando unos encima del otro, y eso era sólo en la pista de baile. Sólo podía imaginar lo que estaba sucediendo en alguno de los cuartos traseros o el callejón.

—Yo, uh, gracias —balbuceó mientras miraba alrededor de la lujosa oficina. Había cedido a su lado perverso en algunas ocasiones, siendo siempre de una sola noche.

Conexiones.

 

Jodidas en callejones traseros.

 

Su padre era bien conocido en la comunidad, y Dino siempre había temido que lo vieran y le contaran a su padre. Dino odiaba los prejuicios de su padre sobre los gays, pero su padre siempre había sido bueno con él, tratando a Dino y a su madre con amabilidad. Sentía como si estuviera desilusionando a su padre cada vez que buscaba a un extraño.

¿Realmente eso importaba ahora? Ahora era un vampiro, una criatura de la noche. Pero de alguna manera eso lo molestaba. Quizás después de todos esos años de esconderse alrededor, ahora estaba dentro de él el esconder lo que realmente era.

—Debes de beber más, Dino. Te ayudará a fortalecerte y sanarán tus heridas más rápido.

Dino asintió, mirando los zapatos que estaban en el sofá. —Voy a tratar —dijo mientras pensaba en casa. Tenía que llegar a su departamento y recoger algunas cosas.

¿Ahora estaba sin casa? ¿Dónde iba a dormir? Su estómago se redujo al pensar en todas las peliculas que había visto en el pasado acerca de los vampiros. ¿Iba a tener que dormir en un ataúd?

La idea lo hizo temblar. No había manera de que Dino se metiera en un maldito ataúd. Él podría ser un vampiro ahora, pero había ciertas cosas que no haría, y acostarse en un ataúd de pino era una de ellas. No importaba qué tan elegante pareciera.

—Estoy un poco hambriento —dijo D.K., poniéndose de pie y pasando sus dedos sobre su plano abdomen. Dino se puso tenso, preguntándose si D.K. lo drenaría, tan grande como el tipo era. Su mano fue automáticamente a su cuello, preguntándose lo doloroso que esto iba a ser.

Él exactamente no podría decir ‘no’ después de que D.K. se había ofrecido como cena. Él podría estar confundido y actuar como un imbécil porque estaba asustado, pero no era un imbécil.

 

Si D.K. necesitaba alimentarse, Dino encontraría el valor de donde pudiera para permitirlo. Solo rezaba para que D.K. le dejara un gramo de sangre después.

La risa de D.K. llenó la oficina mientras extendía la mano hacia él. —No tomaré de ti. Estaba pensando más en la línea de un sándwich de pescado.

Dino ahora  estaba irremediablemente confundido. ¿Pescado? ¿Desde cuándo los vampiros comían pescado?

—No te confundas —dijo D.K., tomando la mano de Dino, que estaba en un puño sobre su rodilla—. Soy mitad humano por eso puedo comer. Pero no voy por ahí anunciándolo. Podría causarme problemas con personas agresivas.

Dino asintió mientras se ponía de pie, sin entender ni una maldita cosa de lo que D.K. acababa de decir.

Siguió a D.K. fuera de la oficina, hacia el club en el que una multitud de cuerpos giraban uno contra el otro, hombre-mujer, hombre-hombre, mujer-mujer, y algunos en un gran grupo.

Dino estaba hipnotizado por la vista. En realidad, nunca había visto a la gente mostrando abiertamente sus deseos y necesidades para que el público lo presenciara. Se quedó ahí por un momento viendo cómo dos hombres se toqueteaban, malditamente cerca de joder en la pista de baile.

D.K. se detuvo y luego regresó, tomando la mano de Dino mientras se abría paso entre la multitud, empujando a algunas personas a un lado, mientras murmuraba algo acerca de sacar a su pareja.

Terminaron del otro lado del club y en otro pasillo. Este club tenía un montón de pasillos. Sólo que éste no parecía del tipo empresarial, no en el sentido de collares blancos. Hablando de collares, Dino vio a unas cuántas personas con ellos alrededor de sus cuellos, dirigiéndose hacia la entrada trasera.

 

Nunca en su vida había visto cosas tan extrañas en un mismo lugar, y le fascinaba.

—No quiero que vengas a este pasillo a menos que esté contigo —dijo D.K. por encima del hombro mientras se colocaba junto a Dino.

Dino alcanzó a ver una de las habitaciones, cuando de repente una puerta se abrió de golpe. Sus ojos se agrandaron cuando vio a un hombre que colgaba en el centro de la habitación, desnudo con fuertes marcas rojas manchando su cuerpo.

Rápidamente miró hacia otro lado, preguntándose ¿en qué clase de agujero de conejo había caído?

¿Y Jaehyun era una parte de esto?

«Increíble».

 

Él nunca había estado con un tipo adicto al dolor. A Dino le preocupaba que D.K. lo fuera a llevar a una de las habitaciones y lo amarrara suspendiéndolo en el aire.

Eso era algo que él no quería experimentar.

 

—Oye, Junhyun —dijo D.K., inclinando la cabeza a un hombre sentado en una silla alta viendo el pasillo como una especie de monitor.

 

El chico inclinó la cabeza, viendo a Dino, que caminaba hacia allá.

 

Sus manos comenzaron a sudar hasta que llegaron al fondo del pasillo y el vampiro grande empujó una puerta abriéndola.

Salieron a la noche, Dino respiró una bocanada de aire fresco. Nunca antes se había sentido tan feliz de estar de pie afuera. La luna estaba llena y las nubes eran pocas, inclinó la cabeza hacia atrás y suspiró.

 

—Vamos —dijo D.K., señalando con la cabeza el frente del callejón—. Vamos a conseguir un poco de pescado.

—¿Puedo comer eso? —Dino preguntó caminando más aprisa, haciendo todo lo posible por seguir el ritmo del enorme vampiro.

—Lo siento, Dino. Tú estás a dieta de sangre. Voy a comer rápidamente para que no lo extrañes demasiado.

—No te preocupes. No me gusta la comida del mar, cuando yo era... —Dino miró a su alrededor al barrio por el que iban caminando mientras pensaba en la palabra para terminar la frase. Finalmente lo golpeó la realidad.

Ya no era un humano. Ahora era un vampiro.

—¿Puedo preguntarte algo?

 

—Cualquier cosa que quieras saber, pregunta —respondió D.K., mientras se abrían camino hacia... ¿dónde había pescado a la una de la mañana?

—Vi a un hombre entrar con un bebé en sus brazos. Él estaba con otros dos hombres. ¿No secuestraron al bebé, verdad? —La idea hacía que Dino se sintiera enfermo del estómago al pensar en los vampiros entrando en la casa de alguien y robando niños inocentes de sus camas.

Si eso era lo que eran, Dino iba a correr rápido y duro lejos de ese extraño lugar. Había líneas que se negaba a cruzar, y quitarle el bebé a una mamá era uno de ellas.

—¡Claro que no! Ese era mi amigo, Min Hyuk. Él dio a luz a Hong Seok.

 

Los pasos de Dino vacilaron cuando su cerebro captó las palabras de D.K.. —¿Él hizo qué?

D.K. se detuvo, mientras esperaba que Dino lograra sacar la cabeza de su culo y empezara a caminar. No podía evitarlo. El concepto era alucinante. No había manera de que D.K. estuviera diciendo la verdad.

 

—Dado que somos pareja, te lo puedo decir. Jaehyo es el vampiro original. Cualquier descendiente de él o sus parejas pueden quedar embarazados, sean hombres o mujeres. Dado que sus parejas son hombres, Min Hyuk fue el afortunado.

«¿Afortunado?»

 

¿Cómo diablos era afortunado un hombre al estar embarazado? ¿Por dónde empujaba al bebé...ew…? Dino quería mantener sus piernas muy juntas y rezar para que no fuera así como Min Hyuk había dado a luz.

—¿No eres un descendiente, verdad? —«Por favor, que diga que no».

 

D.K., se carcajeó y sacudió la cabeza. —No. Jaehyo es solo mi Príncipe, nada más.

«Jodidas gracias por los pequeños favores».

 

Dino no podía ni siquiera empezar a imaginar quedar embarazado. Para empezar, nunca quiso tener hijos, pero ¿llevarlo en sí mismo? Se estremeció ante la posibilidad. Dino tenía un nuevo respeto por Min Hyuk.

«Mejor él que yo».

 

Espera, D.K. sería el que quedaría embarazado si se tratara de un descendiente. No, a Dino aun así la idea le hacía estremecerse.

—Aquí estamos —anunció D.K. cuando llegaron a una esquina. Había un gran cartel que decía ‘Papa Dock´sfrente a ellos. Era un pequeño restaurante, con solo algunas mesas en el interior y unas mesas en el exterior y ahí era donde Dino quería sentarse—. Mi padre es el dueño de este lugar, de hecho de toda una cadena de ellos.

—¿Así que tu papá es humano? —Dino conjeturó. La única otra respuesta es que lo era la madre de D.K..

—Sí, y el mejor papá del mundo. Él me crio y a Tae Ho, y no fue una tarea fácil.

 

—¿Tienes un hermano? —Dino le preguntó. ¿Como hubiera sido crecer con un hermano? Dino era hijo único. Él tenía un montón de tíos y tías y primos, pero sus padres solo lo habían tenido a él.

En realidad no le molestaba ser hijo único dado que conocía a Jaehyun desde que eran pequeños. Los dos se habían convertido en inseparables de niños, lo que hizo que el anhelo de tener un hermano no existiera.

—Sí, lo conociste, pero no se han presentado formalmente. Él era el gran hombre que me dijo que te llevara a la oficina cuando trataste de escapar del club. Su nombre es Tae Ho.

Dino recordó al hombre. Tae Ho era tan grande como D.K.. Lo que lo desconcertaba era la manera casual en que D.K. se refería a su intento de fuga, como si no fuera gran problema. D.K. parecía manejar las cosas con bastante facilidad. No parecía importarle el mundo. Incluso era abiertamente gay. Dino deseaba poder tener esa confianza. Haría su vida mucho más fácil.

Dino envidiaba a D.K. por eso.

 

—Es un cool vigilante. Si alguna vez tienes algún problema y no estoy alrededor, busca a Tae Ho, él haría cualquier cosa por ti.

—¿Por qué?

—Duh, eres mi pareja —dijo D.K., mientras se acercaba a la ventanilla a pedir su orden.

—Hey, D.K. —un hombre mayor saludó al vampiro—.    ¿Lo usual?

—Sí —respondió D.K., mientras se frotaba el estómago. Los ojos de Dino siguieron el movimiento, preguntándose qué se sentiría pasar su mano sobre ese plano abdomen. Levantó la vista cuando D.K. tomó la bandeja y se acercó a una mesa.

—¿Qué es una pareja? —Dino le preguntó mientras observaba a D.K. tomar el supergrande sándwich y darle una mordida. Los ojos de Dino se abrieron como platos cuando vio la mitad del maldito sándwich   desaparecer.   No   había   dejado   de   notar   los grandes colmillos en la boca de D.K., cuando estaba bien abierta.

Su mano instintivamente fue a su cuello, preguntándose si su cuello sería arrancado si D.K. se alimentaba de él. ¡Sus colmillos eran enormes!

—¿Bebes sangre y puedes comer? —Dino preguntó mientras señalaba a la bandeja de D.K. repleta de alimentos y un refresco. Dino necesitaría un año entero para comer todo eso.

—Por supuesto. Yo no necesito sangre como tú la necesitaras, pero soy un vampiro. —D.K. hizo sonidos de sorber como si estuviera bebiendo sangre. Eso hizo que Dino sonriera.

Su mundo podría ser un loco lioso ahora, pero Dino tenía que admitir que D.K. estaba resultando ser cool y divertido. No dolía que el vampiro también fuera guapísimo.

—Entonces, ¿qué es esa cosa de pareja? —Dino le preguntó mientras tomaba una papa y la olía. Le dio una pequeña mordida y luego escupió la papa. Tenía un sabor como a arena seca. D.K. se rio mientras masticaba su comida. Después de que tragó, tomó otra papa y la agitó delante de la cara de Dino.

—¿Quieres intentarlo de nuevo?

 

Dino arrugó su rostro mientras golpeaba la mano de D.K.. —No, gracias. — Nunca le gustó la comida rápida antes de la conversión, por lo que ver la bandeja de D.K. no le molestaba.

D.K. empujó la papa dentro de su boca y luego tomó un sorbo de su refresco antes de hablar. —Una pareja, un esposo, un compañero, todo es la misma cosa.

Dino se aferró a la pequeña mesa mientras su cuerpo se balanceaba. —Esposo —gritó y luego apretó los labios con fuerza, mirando a su alrededor para ver si alguien lo había oído. Gracias a Dios que era tan tarde. No había nadie alrededor.

 

—Sí —dijo mientras bajaba su sándwich. La expresión de La cara de D.K. le recordó a Dino un cachorro pateado. Parecía herido como el infierno—. ¿No quieres ser mi pareja?

Dino se quedó estúpidamente inmóvil. Su cerebro se rebelaba contra la idea, pero su corazón se rompía por la tristeza en los ojos y la voz de D.K.. Se sentía conectado con el hombre de alguna manera, y él no quería ver a D.K. con el corazón roto. Le molestaba. —No te conozco.

Una sonrisa remplazó el ceño fruncido de D.K. mientras levantaba su sándwich. —Entonces tenemos que llegar a conocernos —dijo D.K., extendiendo la mano frente a él—. Hola, mi nombre es Lee Seok Min, pero me dicen D.K.

 

 

Continuara....

 


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