Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

37. A la Manera de Dino (03) por dayanstyle

[Reviews - 28]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

D.K. observaba a su pareja caminar por el bar. Dino atravesaba la multitud mientras las luces de láser rebotaban alrededor de la multitud. Su pareja se veía tan malditamente perdido. D.K. quería ir con él y consolar a su pareja, pero Dino había atravesado por mucho últimamente

—He oído que Jaehyo va a elegir a otro Anciano para ocupar el lugar de Jung Mo —dijo Tae Ho sentándose en la silla vacía al lado de D.K.. El nombre del Anciano psicótico inmediatamente encendió la sangre de D.K., por lo que la presión se le disparó hasta la azotea mientras se mordía un gruñido.

No quería hablar de política o de Jung Mo. Él no quería hablar de nada en este momento y punto. D.K. estaba demasiado ocupado manteniendo su ojo en Dino, que estaba de pie al final de la barra inquieto. Parecía como si quisiera unirse a la multitud, pero tenía demasiado miedo de dar ese primer paso.

—Cálmate, hermano. Lo encontraremos, y cuando lo hagamos, vamos a enseñarle acerca de lastimar a tu pareja.

D.K. asintió. Amaba un infierno a Tae Ho y apreciaba tenerlo respaldándolo, pero su mente no estaba en la conversación. Él se apartó de la silla alta y caminó por el bar hacia Dino. Tomó la mano de su pareja, jalándolo a la pista de baile.

—Yo no bailo. —Dino dio una protesta a medias.

 

—Entonces, sólo quédate quieto —dijo D.K. tomando las caderas de Dino y empezando a balancearse de un lado a otro, luego bajó la cabeza para mordisquear la embriagadora piel de su pareja. Su cabeza daba vueltas mientras inhalaba el olor de su pareja. Era masculino mezclado con un toque de colonia. El olor era la combinación perfecta para lograr que el pene de D.K.   comenzara a alargarse bajo sus pantalones. Sus dedos se clavaron en el costado de su compañero y Dino se puso rígido, viendo alrededor.

—A nadie le importa, Dino. —D.K. jaló a Dino más cerca, dejando que sus cuerpos se moldearan juntos con la música que inundaba el club, haciendo que el cuerpo de D.K. girara en hipnóticas formas.

Su pene creció aún más bajo sus pantalones, la cabeza de Dino cayó hacia atrás al pecho de D.K., entregando su cuerpo y balanceándose de un lado a otro sin cuidado. D.K. acerco más a Dino dejando que su pene se acomodara en el trasero de Dino. Escuchó un gemido sobre el ruido del club y sabía que venía de su pareja.

Se moría por tener a su pareja en algún lugar privado y enterrar su pene en el culo de Dino.

—¿Te gusta eso? —Bajó la cabeza y le susurró al oído a Dino—. ¿Te gusta cuando mi cuerpo se frota contra el tuyo? ¿Cuando mi pene acaricia tu culo? —D.K. terminó la oración dándole una pequeña mordida en el cuello a Dino mientras empujaba su duro pene contra Dino y se empujaba duro contra el trasero del hombre.

Se estremeció mientras frotaba su pene arriba y abajo del cuerpo de su pareja, amaba el contacto mientras su pene palpitaba ante la erótica acción. Sus caderas se balanceaban de un lado al lado, mientras las manos de D.K. recorrían el costado de su pareja. Se inclinó un poco hacia atrás y vio el trasero como roca de Dino moverse de un lado a otro.

En todo lo que D.K. podía pensar era en joder al hombre hasta que ambos estuvieran sudando y jadeando. Se dio cuenta del color de la piel de su pareja cuando una de las luces láser iluminó a Dino.

Había pasado una semana desde la última vez que su pareja se había alimentado. Aun seguía nervioso como el infierno a la hora de alimentarse, por lo que D.K. no lo presionaba. Sabía que Dino se ajustaría a su nueva vida, pero aun así estaba preocupado de que su pareja no estuviera llevando suficiente sangre a su sistema.

Las caderas de Dino comenzaron a balanceándose por su cuenta, su trasero presionándose voluntariamente contra el eje   de D.K.. Los brazos de D.K. rodearon a Dino y tomó el duro pene de Dino. Estaba tan condenadamente caliente que estaba medio tentado a inclinar a Dino aquí en la pista de baile y tomarlo.

A nadie le importaría —a nadie excepto a Dino, por supuesto.

 

Su pareja se comportaba como si ser gay fuera una cosa mala. Cada vez que D.K. se acercaba, Dino se alejaba. Estaba sorprendido de que ahora Dino estuviera bailando eróticamente con él. Lo que fuera que hubiera relajado a Dino, D.K. iba a disfrutar de cada pedacito de esto.

D.K. giró a Dino, su pierna entre las de su pareja. Sorprendentemente, Dino se montó en D.K. jalándolo más cerca, tomó sus caderas mientras ayudaba a su pareja a montar su placer. Estaba fascinado ante la mirada de pura felicidad en el rostro de Dino. Su cabeza se balanceaba hacia adelante. D.K., estaba decidido a hacer que su pareja se corriera justo ahí sobre su pierna.

D.K. empujó la pierna hacia adelante mientras Dino subía su eje, sus dedos se curvaron en la camisa de D.K.. D.K. pasó la mano por la parte de atrás de la pretina de los pantalones de Dino, su mano deslizándose dentro, sus dedos sobre la grieta de Dino. Dino gimió cuando sus dedos se tensaron.

Dino estaba cerca. D.K. podía verlo en sus ojos. Estaban vidriosos y ardientes.

—Eres sexy cuando bailas. ¿Quieres que te joda? Me tienes duro como el infierno —le dijo al oído a su pareja. Deslizó una mano sobre el cuello de Dino, dejando que sus dedos acariciaran su suave piel—. Quiero beber de ti mientras te jodo.

Tal vez no debería haber dicho la última parte porque Dino se alejó, dirigiéndose directamente a la barra.

D.K. estaba en la pista de baile aturdido. Estaba caliente y enojado a partes iguales. A pesar de que Dino había dicho que quería conocer a D.K., el hombre se agachaba y se alejaba en cada oportunidad, dormía en el sofá de la oficina de Jaehyo y se negaba a ir a casa con D.K. y el resto del Aquelarre.

 

Sang Gon era el único que dormía en el club durante el día, y eso no le sentaba bien a D.K.. No le había dicho a Dino, pero estaba usando una de las habitaciones de arriba sólo para estar cerca. El hombre le estaba dando señales mixtas más que un semáforo descompuesto que parpadeaba rojo, ámbar y verde, al mismo tiempo.

Y si se masturbaba una vez más, D.K. estaba seguro de que con un jalón de su pene se correría de inmediato.

Tenía que encontrar una manera de bajar las defensas de Dino y enlazarlo a él. A D.K. no le gustaba la indiferencia y la distancia entre ellos. Quería estar muy cerca de su pareja, compartiendo un vínculo que nadie pudiera penetrar.

Vio cómo Kikwang se acercó a Dino y comenzó a hablar con él. D.K. no se sentía amenazado por el pequeño vampiro. Conocía a Kikwang, acababan de comenzar a ser amigos. La mayor parte del Aquelarre le sonreía a Kikwang, pero ninguno pasaba su tiempo con él.

El vampiro gritaba falto de atención y también lo mostraba. Min Hyuk había sido el único en hacer amistad con el pequeño vampiro, pero ahora estaba ocupado con su hijo y parejas, dejando muy poco tiempo para Kikwang.

D.K., se marchó de la pista de baile, dirigiéndose directamente a la barra. No estaba seguro de lo que iba a hacer con su pareja, pero él estaba cansado de este efecto yo-yo tirando de él hacia atrás y adelante, arriba y abajo, dando vueltas y vueltas.

Un minuto Dino aceptaba su nueva vida, y al siguiente actuaba como si se tratara de una miserable maldición. D.K. tenía dolor de cabeza de tratar de entender a su pareja.

Girándose en el último segundo, D.K. se dirigió al segundo piso subiendo los escalones de dos a la vez. Jaehyo no estaba en su mesa, tampoco sus parejas. D.K. tomó asiento, echándose hacia atrás y tomando una profunda respiración. Se pasó las manos por la cara y luego se inclinó hacia adelante, viendo a Dino desde el balcón. Aun estaba más caliente que el infierno después de lo que había sucedido en la pista de baile  y no  había absolutamente nada    que pudiera hacer al respecto, a menos que se masturbara, y esa idea no tenía en absoluto ningún atractivo para él.

D.K. se enderezó cuando vio a Park Jung Min  entrar en el club. ¿Qué estaba haciendo aquí el líder del Aquelarre del norte? Sus ojos fijos en Dino, asegurándose de que aún seguía en la barra en donde Jaehyun y Jae Kyung estaban sirviendo. Vio a su pareja que seguía hablando con Kikwang.

Tae Ho levantó la vista hacia D.K. y luego se levantó de su asiento, acercándose a Dino.

Dios, amaba a su hermano.

 

Después de lo que el Anciano le había hecho a Dino y lo que había permitido que los ghouls le hicieran, los hermanos Lee no estaban corriendo ningún riesgo con Dino.

D.K. amaba el hecho de que Tae Ho fuera tan protector con su pareja. Le decía mucho acerca del carácter de su hermano. Tae Ho era el mayor y siempre había cuidado de D.K.. Se alegraba de que Tae Ho hubiera extendido el cuidado a su pareja.

—¿Qué está haciendo aquí? —Hongbin preguntó al lado de D.K.. Se contuvo antes de sobresaltarse. Infiernos, ni siquiera había visto a Hongbin acercarse.

—Me sorprendiste —dijo D.K., levantándose y comenzando a buscar a Min Hyuk hasta que recordó que él estaba con sus parejas.

D.K. se sentía un poco perdido por aquí ya que Min Hyuk estaba bajo llave y candado con sus parejas, por lo que no estaba seguro de cuáles eran sus funciones ahora que su trabajo de guardaespaldas por el momento no era necesario.

Quizás podría ayudar a Rome como guardia.

 

Él era malditamente bueno empujando a la gente. Su tamaño intimidaba a todos, especialmente a los humanos. Sería el trabajo perfecto para él. D.K. necesitaba ver a Jaehyo sobre un cambio de carrera.

 

—Mantén un ojo en él. Voy a ver a Jaehyo —dijo Hongbin, difuminándose. D.K. de verdad deseaba poder desaparecer en el aire sin la ayuda de un vampiro de sangre pura. Solo eso era extraño y frío como una jodida. Quería el poder, pero al ser un mestizo, carecía de ese muy útil pequeño truco.

D.K. se inclinó más por el balcón, viendo detenidamente a Jung Min, pero sus ojos continuamente saltaban hacia Dino. Quería estar ahí, pero... infiernos, ni siquiera sabía por qué aún seguía en el balcón.

D.K. se dirigió a las escaleras, caminó hacia su pareja, sus ojos fijos en el líder del Aquelarre del norte. A excepción de Jaehyo, D.K. no se fiaba en nadie con poder, y tenía una buena razón para eso después de lo que Jung Mo le había hecho a Dino.

Juraría que vio una mirada de alivio en el rostro de Dino mientras se acercaba, pero su pareja desvió la mirada demasiado rápido para que D.K. pudiera estar seguro. No importaba, el trabajo de D.K. era proteger a su pareja. Se detuvo frente a Dino, colocando su cuerpo entre Jung Min y Dino, e incluso Kikwang.

Alguien tenía que cuidar al pequeño chico.

 

Jung Min le dio un rápido vistazo a D.K. y luego desvió la mirada, como si estuviera desinteresado. Bueno, tenía que mantenerse de esa manera. D.K. se relajó un poco cuando vio a Jaehyo salir del pasillo que conducía a su oficina.

Se giró hacia Dino. —Ve a buscar algo que hacer, Kikwang —dijo D.K. al pequeño vampiro mientras dirigía a Dino hacia las escaleras que conducían al piso superior. No estaba seguro de por qué Jung Min estaba aquí, pero si las cosas enloquecían, D.K. quería que su pareja estuviera lo más lejos posible del drama.

—¿A dónde vamos? —Dino le preguntó mientras trataba de seguir el ritmo de D.K.. D.K. estaba empezando a ver que su pareja no era una persona muy rápida. Dino sólo tenía una manera de hacer las cosas, con calma.

Tal como Dino estaba haciendo al aceptar su nueva vida: lentamente. El hombre no se daba prisa para nada.

 

—Lejos de ese grupo —respondió cuando llegó a la cima de las escaleras y señaló una mesa—. Toma asiento hasta que el líder del Aquelarre del norte se vaya.

Dino jadeó mientras se dejaba caer sobre la banca frente a la mesa. —¿Hay más por ahí?

—¿Qué, vampiros? Duh... Están por todas partes. Nosotros somos parte del Aquelarre del Príncipe. ¿Afortunados, verdad?

—Si lo dices —murmuró Dino sentándose frunciendo el ceño como si realmente no quisiera estar aquí.

D.K. se apoyó en el barandal, viendo hacia los dos líderes que conversaban. Sus pensamientos se fueron hacia su pareja y se preguntó si Dino alguna vez iba a aceptar lo que ahora era. Sabía que tenía que ser extraño entrar a una nueva vida, una nueva especie en verdad, y que así era ahora y no había vuelta atrás. D.K. no podía ni siquiera empezar a imaginar lo que era eso.

D.K. parpadeó hacia su pareja, sintiendo una necesidad tan profunda que casi se agarró para evitar tocar a Dino. Aun ni siquiera había recibido un beso de su pareja. Tenía abrumadores sentimientos brotando dentro de él, y la única persona que podía tenerlos no los quería.

—¿Sería posible recuperar mis cosas de mi departamento antes de que el dueño las lance al jardín?

D.K. se giró bruscamente, viendo por un momento a Dino, dejando que las palabras de su pareja penetraran en su errante cerebro. —Sí, podemos ir mañana por la noche —dijo D.K., mientras veía a los dos líderes. Se había formado una pequeña multitud alrededor de ellos mientras Jaehyo y Jung Min hablaban. D.K. tenía curiosidad de por qué el vampiro estaba aquí, pero mantener a su pareja segura tenía prioridad sobre su curiosidad.

—¿Voy a guardar mis cosas en la oficina del Jaehyo?

 

D.K., suspiró. ¿Dino iría a aceptarlo alguna vez? —Hay habitaciones aquí —dijo mientras señalaba con la mano la parte   de atrás del segundo piso—. Eres bienvenido a quedarte en una de ellas.

—«Como en la mía».

 

—Gracias. —Dino rodó los ojos y soltó un bufido—. Me gustaría hacerlo. Me han hablado de ellas. Ese sofá no es el lugar más cómodo para dormir.

Podría haberle engañado.

 

D.K. juraría que a Dino le gustaba el sofá. Tal vez debería haberle preguntado, pero su pareja estaba sanando y tenía miedo y no quería que se mudara a un lugar desconocido en el segundo piso.

Él había estado dispuesto a mudar a Dino a su habitación en la mansión, pero sabía que no se acostaría con su pareja hasta que él estuviera de acuerdo. D.K. odiaba el hecho de que Dino quisiera dormir solo. También dolía como el infierno. —Déjame mostrártelas.

Dino se deslizó fuera de la mesa, colocándose detrás de D.K. que le mostraba a su pareja en dónde estaban las habitaciones adicionales. D.K. le dijo que el Aquelarre utilizaba esas habitaciones para los vampiros de visita, Jaehyo no los quería en la mansión. Nunca hubiera imaginado que su pareja ocuparía una de ellas.

Dino se quedó esperando en silencio. D.K. vio los bonitos ojos verdes de Dino fijos en los negros de D.K.. —¿Voy a estar solo en el club durante el día? —su pareja preguntó mientras veía alrededor de la zona de la terraza.

Juntando sus oscuras cejas y frunciendo el ceño, sacudió la cabeza. —Prefiero nunca dejarte solo, Dino. Mi habitación está justo al lado de la tuya.

—Oh. —Dino se sonrojó y luego  desvió  la  mirada  hacia abajo. D.K. no estaba seguro de lo que significaba ese rubor, pero la coloración hizo maravillas para el tono cenizo de la piel de su pareja. Se veía bien en él. D.K. quería ver a Dino sonrojarse más a menudo.

Sabiendo que estaba soñando lo imposible, D.K. llevó a su pareja a las habitaciones de la parte trasera del club, abriendo la puerta al lado de su dormitorio. —¿Qué tal esta habitación?

 

Dino entró, su mirada recorría la habitación mientras caminaba hacia la cómoda. El lugar estaba sencillamente decorado solamente con una cama, mesita de noche y cómoda. Había una alfombra en el centro de la habitación, pero nada más. Estas habitaciones no estaban destinadas para tener las comodidades del hogar. No eran más que un lugar para pasar la noche si era necesario. Las ventanas tenían unas cortinas de metal negro que las cubrían en las horas del día, asegurándose de que los ocupantes de la habitación no sufrieran quemaduras por el sol.

—Sí, gracias.

 

D.K. sabía que estar a sólo una recámara de distancia iba a causar estragos en su cuerpo y mente. Tampoco le gustaba el hecho de que no iba a estar entrelazado alrededor del cuerpo de Dino.   Pero ¿qué podía hacer?

 

Dino seguía viéndose pecaminosamente delicioso mientras D.K. se sentía perdido. Fue un momento muy incómodo, ninguno de los dos dijo una palabra mientras Dino apoyaba su trasero en la cómoda, viéndose las manos. D.K. estaba en la puerta recorriendo su mente buscando qué decirle a su pareja. Estaba en blanco. Por lo general no era una persona a la que se le trabara la lengua, pero infiernos si se le ocurría algo que decir.

—Hey, D.K. —le hablo Jun, el tercero al mando de Jaehyo, desde el pasillo. D.K. salió a la puerta, viendo en el pasillo al vampiro.

—¿Qué sucede?

—Jaehyo quiere verte.

 

D.K. giró para ver a su pareja. Dino había cruzado la habitación y estaba de pie junto a él, como si él no quisiera que D.K. se fuera. — ¿Estás en problemas?

 

D.K. no podía pensar en nada que hubiera causado que estuviera en problemas. Le gustó que su pareja pareciera preocupado. Eso le hacía sentir como si Dino finalmente estaba aceptándolo. —No lo creo, ¿quieres acompañarme?

—Hoy —dijo Jun antes de desaparecer por las escaleras.

 

D.K. sabía que tenía que empezar a moverse. Nadie dejaba al Príncipe esperando cuando él los llamaba.

Cuando entró en el pasillo, seguido de Dino, se alegró de no tener que dejar a su pareja aquí, solo. No conocía muy bien a Sang Gon, pero le cortaría las bolas y las empujaría por su garganta si decía una cosa mala a Dino.

Todos sabían que Sang Gon odiaba a los humanos con pasión. Pensaba que eran ganado, y tenía poca consideración por ellos. D.K. los encontraba fascinantes. Los humanos eran una raza perdida que necesitaba orientación. Él no podía entender que Sang Gon los detestara, pero no tenía que hacerlo. Como siempre, si mantenía su afilada lengua y sus manos en sí mismo, entonces todo estaría bien.

D.K. fue como una aplanadora moviéndose entre la gente. Muchos se habían reunido en la parte inferior de los escalones, lo que dificulta su paso hacia el Príncipe. No quería que nadie tocara a su pareja, y no tenía miedo de que se enteraran de eso. Vio a Tae Ho de pie detrás de Yu Kwon mientras Jaehyo hablaba con Jung Min. Min Hyuk estaba detrás de Jaehyo con su hijo en sus brazos, pero la mayoría del Aquelarre estaba detrás de Min Hyuk.

¿Qué infiernos estaba sucediendo aquí?

 

El Príncipe no paraba de hablar con Jung Min. Acababa  de señalar a Min Hyuk. D.K. de inmediato tomó una posición detrás del joven príncipe, jalando a Dino detrás de él. Gracias a Dios que su pareja no preguntó mientras D.K. se quedó ahí, protegiendo a los dos hombres.

—Simplemente no entiendo cómo esto puede estar ocurriendo —decía Jung Min—. Jong Wan está muerto y sin embargo los miembros de mi Aquelarre están siendo encontrados muertos.

D.K. escuchaba más de cerca.

—¿Y crees que es alguien de mi Aquelarre? —preguntó Jaehyo.

—Confía en mí cuando te digo que venir contigo es muy difícil para mí. Es un signo de debilidad por mi parte, pero he intentado todo lo que puedo pensar para encontrar al culpable y poner fin a esto, pero el número de muertos sigue en aumento. Tengo a los jóvenes temiendo salir a alimentarse, temiendo por sus vidas. No se les puede culpar, pero no puedo encontrar quién está haciendo esto.

D.K. prestó mucha atención. Si alguien por ahí estaba matando miembros del Aquelarre, necesitaba saberlo. Su pareja ahora era miembro de un Aquelarre. Podía ser que el Aquelarre del norte fuera el que estuviera experimentando el problema, pero eso podría cambiar rápidamente.

Después de todo, fue el Aquelarre de Jaehyo quien había derrotado a Jong Wan y terminó su reinado de la locura. Sin contar que tenía un interés personal. Se sorprendió de que nadie hubiera intentado vengarse del Príncipe por lo que le había hecho a Jong Wan. El hombre estaba loco, pero parecía tener muchos seguidores.

—Hay algo más —dijo Jung Min, su mandíbula visiblemente tensa—. Los rebeldes se están uniendo. Ellos están trabajando juntos ahora.

Jadeos resonaban entre el Aquelarre mientras D.K. maldecía. Eso no era bueno. Los rebeldes se quedaban solos, bebían sangre y mataban a sus victimas. Si cazaban ahora en grupo… D.K. se estremeció ante las ramificaciones detrás de ese pensamiento.

Esto era malo.

 

Sería masacrar a la humanidad, así de simple.

 

—Vi a un grupo de ellos en mi camino aquí. Estaban atacando salvajemente a una joven pareja de humanos. No fuimos capaces de salvar a la pareja, pero mis hombres y yo nos las arreglamos para matar a los cuatro rebeldes.

D.K., podía sentir los dedos de Dino agarrar su muñeca. Vio a su pareja viendo a Jung Min con horror. Incluso su pareja recién convertida sintió las consecuencias de lo que Jung Min estaba diciendo.

—Sé que conoces a los shifter. Puede que quieras advertirles. No estoy seguro de hasta dónde se extiende esta unión —finalizó Jung Min.

 

D.K., sabía que alguien había colocado un precio por la cabeza de Jaehyo y los otros líderes por la destrucción del laboratorio de la Liquid Wrath en la villa Kim.

¿Ahora, esto?

 

Las cosas se estaban saliendo de control, y a D.K. no le gustaba ni un poco. Tendría que hacer un viaje a casa de sus padres muy pronto para revisarlos. Aunque su madre era un vampiro y muy capaz de cuidar de sí misma, los rebeldes eran astutos bastardos y no se podía confiar una mierda. Sabía que su padre iba a morir defendiendo a su madre, y eso era algo que D.K. no iba a dejar que sucediera.

—Gracias por avisarme. Voy a encargarme del problema que tiene tu Aquelarre inmediatamente.

Jung Min inclinó la cabeza y salió del club con los vampiros que lo acompañaban, su perfil agudo y confiado. Jung Min podría haber venido a pedirle ayuda a Jaehyo, pero D.K. podría decir que el líder no era de los que perdían el tiempo.

Era alto, delgado, y tenía un aire en él que gritaba letal. Jaehyo había elegido a la persona correcta para  dirigir el Aquelarre del norte.

 

Jaehyo giró, convocando a Tae Ho y D.K. a una conferencia privada. —Voy a ir al Aquelarre del norte a hacer frente a este asunto. Cuiden de mis parejas y mi hijo.

—Con nuestras vidas —respondió Tae Ho automáticamente.

—Sí, Príncipe.

—Tu pareja puede unirse, D.K.. Así la mantendrás a salvo — Jaehyo dijo antes de difuminarse ante sus ojos. Yu Kwon lanzó mierdas cuando Jaehyo desapareció, pero Tae Ho logró meterlo en la oficina de Jaehyo. Min Hyuk se apresuró sin quejarse.

 

—¿Que está sucediendo? —Dino murmuró a D.K. una vez que entraron en la oficina.

D.K. cerró la puerta, bloqueándola antes de acercarse a su pareja.

—¿Recuerdas cuando te dije que Jaehyo era el vampiro original?

Dino asintió.

—Bueno, él va a ir a un Aquelarre a buscar quien está haciendo una matanza y hacerlos desear nunca haber jodido el Aquelarre de Jung Min.

Las cejas de Dino subieron hasta su cabello mientras sus labios se redondeaban en una ‘O’.

—Él va a patearles el trasero —dijo Min Hyuk sentándose en el sofá. D.K. jaló a su pareja hacia atrás cuando Yu Kwon cruzó la habitación y se sentó junto a Min Hyuk, prácticamente envolvía al hombre más pequeño y al bebé.

Nadie sabía si el padre del bebé era Jaehyo o Yu Kwon, y honestamente no importaba. El trío era una familia apegada, D.K. envidiaba la cercanía. Le hubiera gustado tener un gramo de eso con su pareja.

D.K. empujó a su pareja más lejos de la pareja. Dino era un recién nacido inconsciente de la ferocidad de Yu Kwon cuando se trataba de Min Hyuk, Jaehyo, y el bebé. El tipo gruñía, quebraba y gritaba a quien se acercara demasiado a sus parejas.

D.K. se sentó detrás del escritorio y jaló a Dino a su regazo. Su pareja parecía nervioso, pero D.K. se había acostumbrado a amar abiertamente a un hombre. Él no iba a ocultar lo que sentía por Dino y sería un maldito si iba a dejar que Dino ocultara sus sentimientos.

Él no iba a permitir que eso sucediera.

 

D.K. sabía que su pareja lo quería. Podía verlo en sus deslumbrantes ojos de color avellana. Cada vez que lo miraba, Dino lo estaba viendo, D.K. podía ver el deseo inundar los ojos de Dino. Había un hambre al que Dino se moría de ganas de dar rienda suelta. D.K. podía sentirla como una corriente eléctrica entre los dos. Iba a aprovechar esa electricidad tarde o temprano, pero él estaba rezando para que fuera pronto antes de que sus bolas se pusieran azules y se cayeran.

—¿Tienes sed? —le preguntó a Dino.

 

Los ojos de su pareja recorrieron a cada una de las personas en la habitación y negó con la cabeza, pero D.K. podría ver la verdad por la forma en la que Dino tragaba rápidamente y frotó su estómago y luego su garganta.

Su pareja tenía un hambre como el infierno.

 

Tan pronto como volviera Jaehyo, D.K. iba a llevar a Dino a su dormitorio y hacer que su pareja bebiera. Era una completa tontería que Dino se estuviera muriendo de hambre. A D.K. no le gustaba ni un poco. Su pareja necesitaba fuerza, pero maldición si D.K. no se ponía duro como el granito cuando alimentaba a Dino.

Quizás podría conseguir algo de ese culo apretado que seguía retorciéndose en su regazo y jugar con él.

Uno podía tener esperanza.

 

continuara-....


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).