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Ojos Similares (Viktuuri) por Antonyanchan

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Notas del capitulo:

¡Hola!

Este es el capitulo uno y se podría decir el verdadero inicio. 

Primero que todo, quiero agradecer a Sakuku y a Malu por sus lindos comentarios, realmente las palabras bonitas tienen un poder impresionante para motivar a las personas. Así que si estan leyendo esto ¡Muchas gracias por su apoyo! 

Sin nada más que agregar, espero que disfruten el capitulo. 

Yuri miraba su celular angustiado. Faltaban diez minutos para tomar el tren hacía Moscú, y cinco horas para el avión que iría a Narita, Japón que le esperaba en el aeropuerto de Domodédovo.

—Ese desgraciado… ¿Por qué se demora tanto? —se preguntó en voz alta, mientras aguantaba las ganas de desquitarse con el celular. Fue ahí que lo vio llegar.

Viktor Nikiforov caminaba cabizbajo, lentamente por la estación. Yuri lo miró limitado de paciencia. Puede que sea el pentacampeón del Grand Prix pero ¡Eso no le da el derecho de dejar esperando al joven tigre ruso!

Tres meses antes, el joven patinador Yuri Plisetsky había sido invitado a un evento de patinaje artístico que se realizaría en la pequeña ciudad de Hasetsu, Japón. Su entrenador, Yakov Felstman aceptó la invitación de inmediato, ya que serviría como experiencia para el joven que muy pronto debutaría como senior. Sin embargo, hace una semana atrás, Yakov tuvo un accidente automovilístico. A pesar de no haber sido mortal, el hombre debía quedarse en el hospital durante bastante tiempo. Por eso, a Yakov no le quedó otra que pedirle a Viktor, otro de los patinadores que entrenaba, que acompañara a Yuri durante el viaje.

— ¡Te demoraste, maldito! —gritó el joven rubio al ver al peliplateado.

—Lo siento… —contestó Viktor deprimido. Esto llamó la atención del muchacho, era extraño verlo actuar tan abatido.

Ambos se quedaron sentados esperando el tren en silencio. De vez en cuando, Yuri dirigía sus ojos al rostro de su acompañante, donde podía contemplar que una tristeza que en palabras no era posible describirla. El rubio daba lo mejor de sí para descifrarla, pero no era capaz. — ¿Qué debería hacer? No soy psicólogo para poder ayudarlo, y no quiero que esté todo el tiempo con esa espantosa cara larga... Ahora que lo veo mejor ¡Tiene ojeras! Además que sus ojos están rojos ¿Estuvo llorando toda la noche acaso? ¿Qué mierda debo decir para que cambie esa maldita cara?

Yuri no era un joven muy empático que digamos, aún vivía en el egocentrismo típico de los jóvenes de quince años que no son capaces de abrir sus ojos y darse cuenta que el mundo gira sobre sí mismo y no alrededor de ellos. Sin embargo, el muchacho no era consiente que aquello era común de su edad, y se enfadaba a más no poder cuando alguien le informaba de su narcicismo juvenil. Por eso mismo, quería dejarle claro a Viktor —que a veces lo molestaba por ello –que podía simpatizar y ayudarlo en su dolor. Esa era su forma de mostrar generosidad desde el individualismo adolescente. Algo que nace supuestamente de su orgullo, pero inconscientemente venía de una preocupación hacia su compañero de pista.

— ¿Crees que estas bien que viajes con ese humor? Si quieres decir algo, escúpelo ahora, que estas siendo molesto —dijo el rubio con un tono enfadado. Cabe mencionar que el joven no tenía filtro para sus comentarios.

—Son problemas míos… no tienes por qué preocuparte... —dijo Viktor con una sonrisa claramente forzada.

—Tck. Si no te sientes bien, no te obligo a viajar conmigo.

—No puedo dejar que un chico de quince años se vaya solo a otro país. Ni siquiera conoces el idioma.

—Y ¿tú sí?

—“Konnichiwa” es “hola” y “Aragato” es “gracias”.

—No lo conoces…

Se volvieron a quedar en silencio. Yuri comenzó a pensar ya más en serio como debía ayudar a Viktor, quizás si le hacía preguntas… —Tienes un perro ¿no?

—Sí. —respondió Viktor, algo confundido por la pregunta tan repentina.

— ¿Dónde está?

—Siempre cuando viajo lo dejo en casa de una amiga. Ella tiene una casa grande con un patio enorme, además de dos perros más, por lo que Makkachin le gusta mucho ir a visitarla.

Margarita “Rita” Golubeva era amiga de Viktor desde su llegada a San Petersburgo. Al ver la vida tan solitaria del peliplateado, Rita no pudo evitar regalarle un cachorrito de su perrita ya difunta. Aquel cachorrito recibiría el nombre de Makkachin y se transformaría en el fiel amigo de Viktor.

—Entonces no le paso nada al perro… Mmm… quizás sea un problema con su pareja ¿no?

Cuando Yuri le preguntó por Artyom, dos lagrimas cayeron de los ojos de Viktor. Esa era la razón de su sufrir.

—Terminamos ayer… Así que ya no es mi pareja… —comentó Viktor sacando un pañuelo de su bolsillo.

—Oh, lo siento por preguntar… —Ahora que Viktor había comenzado a llorar ¿Qué debía hacer Yuri? No sabía consolar a personas con el corazón roto. Pensó que lo mejor era cambiar el tema —Ah, ¿me explicas como llegaremos a Hasetsu? Yakov me dijo que no tenían aeropuerto.

Viktor se limpió las lágrimas de sus ojos —Nos demoraremos bastante en llegar realmente. Primero que todo, hay que ir al aeropuerto de Narita. Nos quedaremos en un hotel de ahí, para luego ir en avión a Fukuoka, y en tren llegaremos a Hasetsu, probablemente a las seis de la tarde…

—Un viaje demasiado largo… ¿Cuál es la necesidad de hacer la gala en Hasetsu?

—Lo hacen en honor de un patinador oriundo de ahí. Es un patinador japonés bastante respetado, aunque ya se retiró.

En medio de la conversación, llegó el tren a Moscú. Subieron y el silencio volvió a atacar. Yuri se había quedado dormido rápidamente, probablemente se había despertado muy temprano para poder llegar a tiempo. Viktor lo miró con ternura —Puede que sea un mocoso demasiado arrogante, pero en algunas cosas puede notarse que es un poco humilde y se esfuerzan mucho, de ahí viene su orgullo. Este orgulloso de sí mismo por dar todo de sí. Si lo piensas de ese modo, ese niño tiene un lado muy tierno. Gracias por preocuparte por mí, Yuri.

El peliplateado se acomodó para dormir también. A veces el mundo de los sueños puede ser mejor que el real. Por eso quizás le haría bien cerrar los ojos para caer en los amables y relajantes brazos de Orfeo.  Sin embargo, sus pensamientos no querían dejarlo tranquilo y repetían sin parar las palabras de Artyom.—Fueron demasiado dulce para una ruptura, tonto…

 

— ¿P-patinar en la gala?

— ¿No quieres hacerlo Yuuri-kun? —preguntó el hombre mirando la pista de patinaje. Había un montón de niños intentando lucirse en el hielo.

—Yo ya no patino… —le contestó el joven que estaba a su lado. Aquel joven que respondía a nombre de Katsuki Yuuri.  

—Excepto para Miyuki-chan ¿no?

—Solo la necesito a ella como público. Además vendrán patinadores profesionales ¿no? Yo solo sería el hazme reír.

— ¡Para nada! Yuuri, tú fuiste uno de mis mejores estudiantes. Que patines tú me sería más especial que aquellos que nunca he visto en persona.

—Lo siento, Kogure-sensei. No puedo hacerlo…

—Pero Yuuri…

— ¡Miyuki! ¡Ya nos vamos! —gritó el joven a una niña que patinaba felizmente, dejándose llevar por el mismo hielo.

— ¿Eh? ¡No quiero irme aún! —reclamó la pequeña.

—Lo siento… pero recuerda que te dije que debíamos regresar temprano, tengo que ayudar a preparar las habitaciones.

—Entonces vuelve tú solo.

— ¡Miyuki!

Al oír que su padre elevaba la voz, la pequeña Miyuki decidió obedecer e irse con él. Quizás si su madre estuviera con ella, esta pudiera quedarse en el Ice-Castle patinando a su lado… —Pero ni siquiera sé cómo es mi mamá…

Notas finales:

Es raro para mí escribir capitulos largos... pero por alguna razón el prólogo y el capitulo 1 lo son. Espero poder seguir frecuentemente con esa misma cantidad de palabras.

Para las personas que decidieron seguir este fic ¡Muchas gracias en verdad! Prometo traer mínimo un capítulo al mes.

¡Gracias por leer el capitulo! 


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