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LO QUE SE PERDIO por Amaya Kurau

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XIV

MIEDO

 

Pese al escozor en los ojos, se obligó a contener las lágrimas que querían brotar debido a la mezcla de sentimientos al recordar.

Ya habían pasado varios meses y sin embargo la herida continuaba demasiado fresca. Aunque en este momento a una parte de él todavía le costara reconocerlo, simplemente tenía que aceptar que Kaname lo había usado; y aunque le doliera admitirlo, él tambien fue responsable de que todo eso sucediera y que las cosas terminarán como ahora. Si esa noche realmente se hubiese resistido, si no se hubiese dejado llevar por sus sentimientos, nada de eso hubiese llegado a pasar y no se sentiría tan miserable.

Durante todo este tiempo se había esforzado por olvidar y hacer de cuenta que nada pasó, tal y como Kaname se lo pidió; pero hoy, hoy había sido un duro golpe darse cuenta de que Luka lo sabía. Esa débil sonrisa, su mirada y sobre todo sus últimas palabras, seguían dando vueltas en su mente y no podía evitar sentirse demasiado avergonzado. No sabía si debido al hecho de que Luka supiera de sus sentimientos, o de que precisamente fuese él quien lo supiera.

Necesitaba hablar con él y explicarle.

—Tkss

Frunció el ceño y sus dedos se incrustaron con fuerza en el muro donde se apoyaba, agrietándolo.

Kaname realmente le estaba jodiendo la vida, no se cansaba de hacerlo a pesar del tiempo. Su mandíbula comenzó a doler, sus colmillos querían extenderse en respuesta al enojo que estaba surgiendo en su interior, enojo y frustración.

Una nueva ráfaga de viento helado golpeó con fuerza contra él, pero esta vez ante ella sus ojos se abrieron desmesuradamente; había algo repentino y diferente en el aire, estaba impregnado con el sutil aroma a sangre, una sangre conocida...

—No...

Su corazón le dio un vuelco y sin más saltó de la alta torre y comenzó a correr a toda velocidad por el techo de la catedral. Saltó luego a un edificio contiguo y continúo corriendo siguiendo el rastro de ese aroma que con cada ráfaga se volvía más intenso.

El fuerte murmullo del viento al chocar contra él bloqueaba su audición, en otras circunstancias como cazador jamás habría actuado así de imprudente, pues el viento delataría su posición, sin embargo, en este momento era su único indicativo de a donde tenía que dirigirse.

Cuando finalmente encontró el lugar, lo primero que vio fue a Luka arrodillado en el piso de un oscuro callejón, con una mano oprimiendo su abdomen y a varios vampiros encapuchados rodeándolo.

El aroma a sangre era tan intenso que tuvo un ligero mareo y la sensación de ansiedad y miedo se acrecentaron terriblemente en su interior; por lo que apretando con fuerza la mandíbula, sin dudar un segundo desenfundó la Bloody Rose y disparó varias veces hacia los encapuchados; sin embargo, estos reaccionaron a tiempo y esquivaron las balas alejándose de Luka, eso le dio oportunidad de poder llegar hasta él pasando a través de ellos.

—¡Luka...!

Se arrodilló junto al opast sin descuidar la posición de los atacantes y miró su abdomen, la sangre se había propagado por la tela creado una gran mancha y se filtraba entre sus dedos cayendo hacia el suelo en grandes gotas. La sensación de miedo se incrementó.

—Estás sangrando mucho...

El Opast al escucharlo intentó ponerse de pie, pero su mirada se encontraba casi velada y tenía varias heridas en el cuerpo.

—Zero... yo...

—No te muevas, te sacaré de aquí.

Apenas dijo eso, de la Bloody Rose surgió una vid plateada que a gran velocidad bloqueó un ataque. Zero sorprendido miró en esa dirección, la Bloody Rose había actuado por si sola protegiéndolo.

Al parecer esos sujetos no los dejarían marcharse. Observó nuevamente a Luka y entonces con una expresión fría en el rostro se puso de pie.

—Bloody Rose, despierta por completo.

Ante la orden más vides plateadas brotaron como lanzas vivientes del arma, rodeándolo a modo de defensa. Sus ojos se tornaron carmesí y se dispuso a atacar; sin embargo, para su sorpresa los atacantes sin más comenzaron a retirarse.

Frunció el ceño y dio unos pasos dispuesto a seguirlos, sin embargo, se detuvo; podría ir tras ellos, pero en este momento lo más importante era Luka.

Se giró rápidamente hacia el opast y se arrodilló a su lado nuevamente.

—Déjame ver.

Luka retiró la mano de su abdomen y la sangre brotó más copiosamente. Zero apretó con más los dientes intentando reprimir sus instintos, rasgó la camisa y posó su mano sobre la herida oprimiendo con fuerza, entonces un halo de energía blanca rodeó su mano. Recurrir a sus técnicas de cazador era lo único que podía hacer por el momento.

—Ze...ro

—Está bien, no digas nada. Te ayudaré.

Zero frunció más el ceño, el aroma a sangre era demasiado intenso.

Luka guardó silencio mientras lo observaba, su respiración era algo dificultosa y su vista se nublaba de a momentos mientras intentaba mantenerse consciente.

Pronto la hemorragia cedió un poco, entonces Zero se acercó más a él y pasó una mano por su espalda para ayudarlo.

—Vamos, es peligroso mantenernos aquí.

Luka asintió, pero apenas se incorporó su vista se nubló por completo y perdió el conocimiento. Zero reaccionó a tiempo para evitar que cayera al piso y lo atrajo contra su cuerpo. Esa acción lo hizo estremecerse, sentía el aroma de la sangre de Luka rodeándolo fuertemente como en un abrazo y su rostro estaba justo a la altura de su cuello. Sin poderlo evitar sus ojos se volvieron de un carmesí más intenso, enterró su rostro en el cuello del pelinegro e inhalando profundamente su aroma, sus colmillos se extendieron mientras su corazón comenzaba a latir fuertemente.

Hizo un gran esfuerzo para controlarse, su mandíbula dolía demasiado y su garganta ardía como si se estuviera incendiando; sin embargo, se obligó a mantener su cordura a raya y sujetando a Luka, se apresuró a alejarse con él antes de que el aroma a sangre atrajera a más vampiros, o en el peor de los casos, que esos encapuchados volvieran con refuerzos.



[...]



El sonido del timbre lo sacó de sus pensamientos. De inmediato se puso de pie con una sutil sonrisa en los labios.

No se molestó en preguntar quién era, pues lo sabía de antemano, así que se dirigió hacia la puerta y abrió.

Tal y como lo había predicho, Yuki se encontraba parado frente a él, se veía más pálido que hacía unos días y algo débil; pero lo miraba igual que solía hacerlo últimamente, con tristeza; aunque ahora en este instante, en esa mirada tambien había una mezclada de determinación.

—Kanata-san... —dijo el muchacho en apenas un susurro.

A Reiga le pareció por un segundo que se arrogaría a sus brazos, sin embargo, si esa era su intención, el muchacho se contuvo. Eso le trajo memorias de Wakamiya Kanata, un Yuki pequeño arrodillado al lado de su futón después de soñar una pesadilla.

Siempre hacia lo mismo cuando eso sucedía; se acercaba al futón sin decir nada y él tampoco preguntaba, simplemente le hacia un especio y Yuki, aliviado, se acostaba a su lado sonriendo.

—Yo... Quiero decir... Reiga.

No respondió de inmediato, sabía que al estar vestido como solía hacerlo aquel hombre, sin duda había provocado un fuerte impacto en Yuki. Aun así, el muchacho pareció comprender de inmediato y después de decir aquello bajó la mirada.

—Hola Yuki —dijo finalmente —Te esperaba, pasa.

El muchacho solo dudo un instante y al ingresar instintivamente miró a su alrededor.

El departamento lucía igual a cuando vivió en él y por supuesto, a la última vez que Yuki estuvo allí: las mismas cortinas, los mismos muebles, incluso los libros que tanto le guastaban a Wakamiya Kanata, estaban de nuevo en los estantes. Pero él ya no era Wakamiya Kanata, sino Giou Reiga.

—¿Te siguieron? — preguntó indiferente.

—Creo que no.

Yuki parecía haberse repuesto de la impresión y ahora su voz sonaba más segura. Él le dio la espalda y se dirigió hacia la ventana y observó por unos segundos el exterior; parecía ser verdad, no sentía que estuviesen cerca. Se volvió nuevamente hacia él y le señaló el sofá.

—Toma asiento por favor.

Yuki no lo hizo, en cambio, dio unos pasos hacia él.

—Dime por favor donde está Luka.

Reiga lo observó inexpresivamente, y como si no hubiese escuchado esa pregunta, se dirigió hacia el sofá frente al que había indicado.

—Te recomiendo que tomes asiento —dijo. —Tenemos muchas cosas más importantes de que hablar.

—¿Más importantes?... pero yo...

—No me tengas miedo, no voy a hacerte nada por el momento.

—No te tengo miedo.

Esa frase sonó bastante firme que Reiga no pudo evitar sorprenderse y ver a Yuki a los ojos, en esa mirada ahora había una completa determinación.

—¿En verdad crees que no deberías?

—No solo lo creo, lo sé. Porque todo este tiempo no me has lastimado, de hecho, yo sé que me has protegido incluso.

—¿Protegerte?, ¿Por qué habría de protegerte?, te recuerdo que tú eres un recurso valioso en esta guerra.

—Entonces, dime, ¿Por qué precisamente este lugar?

—¿De qué hablas?

—Cuando salí de la mansión, por un instante estuve tentado a ir a buscarte a ese lugar en medio del bosque, pero algo en mi me dijo que estarías aquí. Quiero decir que, si realmente no te importa mi seguridad, no habría importado que yo fuera hasta allá, al contrario, te hubiese facilitado todo.

—Bueno, deberías saberlo, si no te ataco es porque estás aquí para que negociemos. Si hubieses ido a ese lugar, tus guardianes se habrían dado cuenta de inmediato en donde estabas, los crucifijos que les hiciste tienen tu energía, al cruzar los límites de mi territorio y entrar a esa dimensión, los alertaría y te rastrearían y por el momento no me interesa ser yo quien inicie la guerra.

—Y por eso fue que dibujaste aquellas runas sobre el talismán que te di cuando te graduaste de la escuela media. —Reiga no dijo nada, simplemente sonrió.

—Siempre has sido muy observador.

—No... no lo he sido tanto. En un principio no me di cuenta, no hasta que lo observé con mayor detenimiento, y tambien descubrí que poseía un hechizo que enmascaraba mi presencia, lo pusiste allí para que pudiese salir de la mansión y no se dieran cuenta.

—Te lo repito, no me interesa iniciar la guerra por el momento.

—Y querías protegerme de que tus duras me atacaran.

—No digas tonterías.

—No son tonterías, no lo son porque... porque yo sé que una parte de ti sigue siendo el Kanata-san con quien crecí.

—Yuki...

—Y eres Reiga, el Reiga que me protegió al inicio de mi primera vida y al final de mi vida pasada.

Al escuchar esas palabras, Reiga sintió una sacudida en el pecho pese a que su rostro inmutable no lo reflejó.

—¿Así que lo recuerdas?

—Si, todo. Incluso aquello que olvidé en tantas vidas. Dijiste que cuando recordara sabría porque cree este talismán —sacó de su bolsa el talismán que le había hecho llegar con Luze y se lo mostró, él simplemente sonrió.

—No imaginé que recordarías incluso aquello.

—Si, lo recuerdo. ¿No estaba en tus planes?

—De hecho, no.

—Yo soy la reencarnación de Yuki, la hija de Takashiro y Yomi del clan Giou, que fue arrancada del vientre de su madre moribunda y a la que tu intentaste proteger con tu vida. Te hirieron y traicionaron, pero aun así peleaste hasta que ella te fue arrebata de los brazos. Así que dime ¿Por qué tendría que temerte ahora que lo sé todo?

—Eso ya no importa, sucedió hace dos mil años. Si te protegí fue porque así convenía a mis intereses.

—Mientes. No me importa que quieras creer o mostrar que eres malvado o un monstruo sólo porque que eres mitad duras y mitad humano, o que los demás no te hayan creído y te hayan condenado; o que incluso mi padre, tu mejor amigo, te haya dado la espalda y te haya odiado. Tu no eres malvado, eres bueno. Tu resentimiento con la humanidad lo comprendo, pero yo sé que, a pesar de todo, tu querías proteger a la humanidad de algo malo y que lo único que has hecho a través de estas vidas, es llenarte de más resentimiento; sin embargo, yo sé que ese ideal aún permanece en algún rincón de tu alma.

—No sé de donde sacaste todas esas tonterías, yo solo quiero terminar con Takashiro y los humanos y detener este ciclo de reencarnaciones.

—Mientes.

Yuki se arrojó hacia el y tomó su rostro con ambas manos. El intentó retroceder, pero al final al no lo hizo.

—Dime la verdad, si me dices todo, yo te juro que te ayudaré.

—¿Lo harías?, ¿incluso aunque eso implique sacrificar a tu padre y a tu amado?

[....]



Zero dejó a Luka sobre la cama y rápidamente salió de la habitación. Se recargó contra la pared, el sudor bañaba su rostro, pero no se debía al esfuerzo físico de traer a Luka hasta aquí, sino al esfuerzo que hizo por controlarse y no beber su sangre.

Su corazón latía con fuerza y su espalda y piernas hormigueaban. Agitó la cabeza bruscamente, necesitaba controlarse, todavía tenía que curar las heridas del opast.

Después de reunir lo necesario para curar al pelinegro, regresó a la habitación. Luka permanecía inconsciente, aunque su respiración ya era menos dificultosa.

Con cuidado Zero retiró su camisa y fue curando y vendando las heridas. La del abdomen era la mas aparatosa, pero gracias a lo que había hecho antes, la hemorragia había cedido. No parecía haber daños internos, así que lavó la herida, la suturó y vendó.

Una vez terminó, se deshizo de la ropa manchada de sangre y lavó rápidamente sus manos y mojó su rostro en el lavabo del baño. El aroma y la visión de la sangre habían sido una completa tortura. Si solo su sangre tuviera el poder de sanar se la hubiese dado a Luka sin dudarlo y evitado toda esta situación, pero desafortunadamente él no era un vampiro puro sino un ex humano y Luka tampoco era un vampiro, así que lo único que pudo hacer, fue curar cada una de sus heridas.

Miró su reflejo en el espejo, sus colmillos estaban extendidos y sus ojos brillaban intensamente en carmesí. Molesto consigo mismo, golpeó el espejo y éste se fracturó. Miró entonces sus nudillos, estaban heridos y sangrando. Se los llevó a los labios y lamió su propia sangre desesperadamente. El sabor metálico e insípido le provocó náuseas y vomitó.

Cuando las arcadas cesaron, respiró con dificultad y volvió a ver su rostro entre las fracturas del espejo, era una imagen desagradable de sí mismo. Necesitaba aplacar su sed. Volvió a la habitación, tomó su gabardina y extrajo el pastillero que llevaba consigo. Miró su contenido un instante y lo levantó para vaciar todas las tabletas en su boca; pero vio a Luka y se detuvo.

Instintivamente se dirigió hacia la cama, si bien el aroma a sangre había disminuido considerablemente, aun podía percibirlo con claridad. Se inclinó sobre el pelinegro colocando ambos brazos a cada lado de su cabeza y aspiró el aroma de su cuello, podía percibir las pulsaciones de la sangre a través de la piel llamándolo. Sus colmillos se extendieron por completo.

Estando por morderlo, Zero reaccionó nuevamente y se alejó bruscamente de Luka dándose cuenta de lo que estuvo a punto de hacer. Miró el pastillero nuevamente y sin dudar vació todo el contenido en su boca y tragó con dificultad, luego salió de la habitación rápidamente.

[....]

Ambos vampiros ingresaron a la estancia y se retiraron la capucha al tiempo que hacían una reverencia.

—¿Y bien?, espero que me hayan hecho venir por algo importante.

—Es sobre Crosszeria Luka. Fue más rápido de lo que suponíamos y resultó tal como usted lo deseaba.

—Hmmp... ¿En verdad?

—Si, con tantas heridas dudo que Kiryuu Zero haya podido contenerse.

—Ya veo, me alegró. Espero que beba tanta sangre de ese hombre que Kaname se vuelva loco de celos cuando vuelva a estar cerca de él y lo perciba. Estoy segura de que se olvidará de su reserva y actuará impulsivamente destruyendo por completo su ya casi inexistente relación. Eso sin duda lo volverá vulnerable y es cuando atacaremos.

—¿Realmente cree que será así?

—Estoy segura.

—Mi señora, no comprendo, ¿Qué tiene ese ex humano como para vulnerar tanto a Kuran Kaname?

Una ráfaga de viento helado golpeó contra el vampiro que había hablado, creando un corte en su mejilla. El vampiro hizo una rápida y profunda inclinación.

—Siento mi imprudencia, no fue mi intensión molestarla.

—¿Ya saben quiénes son sus guardianes?

—Si —respondió de inmediato el otro vampiro —Son Shiki y Aidou.

—Ya veo, se me hacía extraño que no rondaran la mansión Kuran últimamente. Kaname los puso a cuidar a su amante; y tiene a Seiren y a Ichijou ocupados investigando los ataques mientras el resto está cuidando de la frágil princesita. Con todo eso quizá pensó que estaba cubriendo sus puntos débiles. Sin duda se está volviendo descuidado al desprenderse de sus propios guardianes.

—Quizá crea que no los necesita.

—Y eso es lo que nosotros esperábamos. Ha estado tan concentrado en esos tontos ataques que no se ha dado cuenta de los movimientos que hemos hecho para destituirlo.

—Pero sin duda llegado el momento peleara, es un sangrepura.

—Por supuesto que lo hará, me sorprendería que no. Por eso es que hemos estado haciendo todo para alejar a quienes podrían protegerlo. Así, cuando el ataque a la mansión se realice como está planeado, él estará solo y vulnerable emocionalmente.

Ambos vampiros se miraron entre sí y sonrieron.

—Como sea, yo me encargaré de Kaname a partir de ahora, informen a los demás que esperen mis órdenes para que se encarguen del resto.


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