Llegar a su casa esa noche habría sido un remanso al día caótico que había tenido de no ser porque se topó con un comedor espectacularmente decorado, ¿esa era su casa o un palacio? Estaba seguro que ninguna monarquía europea en su máximo apogeo vio tanto lujo junto. Sobre una mesita pequeña café oscuro con dos cojines como sillas, sobre esta la vajilla de plata pura, comidas afrodisiacas, y si su vista no le fallaba, su vino favorito de la cava de su suegro. “Okey”, dijo para sus adentros, teniendo en cuenta con quien estaba casado, todo esto solo se podía resumir en una sola palabra: Problemas.
Lentamente camino alrededor de la mesa sobre la que estaban los candelabros que iluminaban la habitación. Fue entonces consiente de la suave música que envolvía todo el lugar. Un elfo entro e hizo una venia ante él
- El amo James pide que se ponga a gusto, el bajara en un momento – con un clic desapareció dejándolo con un traje aunque elegante totalmente hogareño y cómodo. Se acercó a la mesa y noto que eran sus aperitivos favoritos
- ¿Qué te traes entre mano? – dijo Tom en un susurro
- Me ofendes – respondió James apareciéndose detrás suyo y provocándole un susto
- ¿Y… esto? – dijo Tom con desconfianza
- Solo recordé que no habíamos celebrado al nuevo bebe como es debido – dijo James sirviendo vino
- Creí que eso haríamos mañana en el restaurant como cada semana – dijo Tom dejándose guiar de la mano hasta el cojín que le correspondía
- Si… pero… ¡esta es una antesala! – dijo James con voz insegura – ¿te gusta? – concluyo ahora con voz sugestiva sentándose a su lado
- Mucho – susurro Tom mirando la piel tersa del muslo de James que quedó al descubierto cuando este se sentó
- ¿tienes hambre? – pregunto James sonriendo de forma coqueta
- No tienes idea cuanta – subiendo la vista hacia la entre pierna de este
- Entonces… – dijo James acariciándose los labios – empecemos con el aperitivo – le entrego una copa de vino tinto
- ¿Qué le hicieron a Severus, tú y Sirius? – dijo Tom entrecerrando los ojos
- No he visto al grasiento – protesto James – así que no arruines el momento
- ¿No te hace daño el vino? – dijo Tom con desconfianza
- Refresco de uva – guiño el ojo James
- ¿Por qué bridamos? – dijo Tom
- Por ti, por mí, por la familia que formamos – dijo James sonriendo mientras levantaba su copa
- Por el amor – dijo Tom
- Por el amor – repitió James llevándose la copa a los labios
- ¿Y cómo esta Evans? – dijo Tom mirándolo fijamente por lo que James se ahogo
- ¿De qué hablas? – dijo James ni bien recupero la voz
- Lily Evans – dijo tranquilamente mientras le entregaba una servilleta – tu nueva compañera en el departamento de aurores
- ¿Te conté que solicite que me trasladen a un escritorio? – dijo James en un intento de desviar el tema – no quiero ponerme en riesgo ni por un segundo
- Me alegro. Siempre lo he dicho, eres un buen padre – dijo Tom – ¿de verdad creíste que no me enteraría?
- Te lo iba decir hoy – dijo James de forma atropellada
- Claro, disculpa – dijo Tom sonriendo de manera indulgente – lo olvide, tú te acabas de enterar
- Claro, yo… ¿desde cuándo lo sabes? – increpo James
- Mmm, creo… – dijo pensativo – ah sí, desde hace una semana
- ¿Una semana? – grito James escandalizado – ¿Por qué no me lo dijiste?
- ¿Para qué? – dijo Tom con simpleza encogiendo los hombros – tú estabas concentrado disfrutando de Harry y la noticia del embarazo
- ¡Estabas celoso! – dijo James señalándolo sorprendido
- ¿Qué? ¡No! – dijo Tom nervioso
- Acéptalo – dijo James sonriendo – estabas celoso y por eso aguantaste sin protestas mis peleas con Severus
- Ustedes viven peleando como niños – replico Tom – ¿Por qué no me acostumbraría?
- Claro, casi veinte años regañándonos por vernos pelear – dijo James – y milagrosamente te acostumbras cuando Lily reaparece – Tom hace un gesto despectivo – ¡Qué curioso! ¿no?
- ¡Estas comiendo demasiadas uñas de dragón! – dijo Tom
- Acéptalo – dijo James caminando hacia él
- Los celos son para gente insegura – dijo Tom – y yo no lo soy
- Qué bueno – dijo James sonriendo con malicia – porque a pesar de tener trabajo de escritorio tendré que trabajar con Lily muy de cerca
- ¡Explícate! – exigió Tom
- Bueno, seré una especie de supervisor de Lily – dijo James – así que quizás tenga que venir aquí de vez en cuando
- ¡ESO SI QUE NO! – vocifero Tom – ¡ESA MUJER NO ENTRA AQUÍ, JAMES RIDDEL! ¿ME ESCUCHASTE? ¡NO ENTRA!
- ¿No que los celos son para gente insegura? – dijo James sonriendo
- Eso… – dijo Tom apretando los labios – es demasiado Slytherin, incluso hasta para mi
- Ya vez - contesto James sonriendo – estoy aprendiendo
- Pues no eres el único que aprende cosas por aquí – dijo Tom sonriendo maliciosamente
- ¿A qué te…? – estaba diciendo James cuando Tom se abalanzó sobre él sujetándolo por la cintura y apareciéndolo en la recamara – Tom quita el hechizo anti aparición
- No – dijo este sonriendo – el aperitivo termino. Exijo el plato fuerte
- Ay no – susurro James – esto me va… gustar
Las manos expertas de su marido dejo a James desnudo en un santiamén. Un vistazo rápido de Tom, lo hizo decidirse a atacar los muslos carnosos que tenía bajo él. Besos, caricias y pequeños mordiscos arrancaban gemidos de incontrolable placer al auror que no lograba recordar cómo debía abrir los ojos. Un dedo tanteo su parte más íntima, haciéndolo susurrar el nombre de su marido, que lentamente se internó en él. Al primero unos momentos después lo acompaño un segundo y un tercero que se movían en círculo. Un gruñido salió de lo profundo de su ser cuando sintió como los dedos abandonaban su cuerpo, pero ese vacío era remplazado por algo más grueso y grande que lo desconectaba a ambos hombres de todo a su alrededor excepto el otro cuerpo al que estaban fundido. Con un grito al unísono James se descargó entre su abdomen y el de Tom mientras este lo hacía en lo profundo de su pareja
- Manipulador – susurro Tom con voz entrecortada
- Niega que no te gusto la trampa – contesto James en el mismo tono
- Mejor…
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El regreso al colegio había sido tranquilo hasta que aparecieron las lechuzas que llevaban el periódico. Todos hablaban en voz bajá y mirando en su dirección. Miró hacia la de los leones y vio que Draco, quien conversaba amenamente con Neville, también era víctima de miradas. Algo pasaba.
- Theo – dijo Harry – por favor me prestas tu diario
- No hay nada interesante – dijo este doblando el periódico para guardarlo en su túnica
- Accio – dijo Harry señalándolo en su dirección y el diario voló a sus manos
- Harry no… – dijo Hermione
- Así que está bruja volvió a escribir de nosotros – susurro –. Es hora de hacer algo
- Piensa bien en… – dijo Theo, pero Harry ya no escucho y clavo su mirada en Draco quien volcó a mirarlo, unos segundos frunció el ceño y asintió
- Jamás debiste meterte en algo que no podrías controlar – susurro Harry
- ¿En qué te podemos ayudar? – dijo Pansy ganándose una mirada angustiosa de parte de Blaise
- “Resurrección de Draco Malfoy” – leyó Harry con voz tranquila – “el día de ayer nuestro lente fue testigo de un prodigio. El único heredero de la familia Malfoy Snape, de quien se rumoreaba había fallecido víctima de un ataque en Hogwarts, fue visto junto a su novio Harry Ryddle en la heladería callejón Diagon como si el atentado jamás hubiese ocurrido. Es más, hasta nos pareció que el chico Malfoy llevaba algo brillante en su dedo anular izquierdo. ¿Acaso se comprometieron en secreto? ¿Dónde quedo su relación con la chica Weasley? ¿o acaso hubo infidelidad y el anillo es una forma de pedir disculpa? Buscaremos las respuestas a este interrogante y los mantendremos informados”
Todos en la mesa se miraron esperando una explosión mágica de parte del moreno, sin embargo esta nunca llego. En cambio doblo el periódico tranquilamente y se dispuso a comer sin hacer más comentarios. Nadie quiso mencionar nada más sobre el tema siendo que bajo esa aparente calma había un volcán a punto de hacer erupción, preferían que esa ira cayese sobre alguien más a que fuera sobre su cabeza.
Veinte minutos después Harry les comunicó a sus amigos que los vería en la torre de astronomía en media hora y se fue sin decir nada más. Todos se miraron entre sí. Esto iba a ser palabras mayores, pero valía la pena a cambio de ver a Rita Skeeter mordiéndose su propia lengua, y con suerte, se envenenaba ella misma
Harry cruzo el salón y se acercó a la mesa de Gryffindor, saludo a los miembros, intercambio unas palabras con Neville que sonreía con Ron. Le susurro algo en el oído a Draco, quien sonrió poniéndose de pie para salir juntos tomados de la mano. Antes que crucen la puerta del gran comedor, una voz interrumpió las conversaciones
- ¿Hasta cuándo vas a eludir tu responsabilidad, Harry? – dijo Ginny – a quien llevo en el vientre es a tu hijo ¿Es que eso no te importa? ¿o vas a insistir en la estupidez de que estas enlazado a… Malfoy? – concluyó cuando un siseo se escapó de los labios del moreno
Con un movimiento tan rápido que nadie lo pudo anticipar ambos adolescentes lanzaron en diferentes direcciones un expecto patronum. Ciervo y hurón plateados corrieron a toda velocidad en dirección hacia el muro que tenían en frente, pero antes de impactaron giraron hacia la izquierda, el ciervo se encabrito y le lanzo a la caza del hurón que saltaba escapando de su perseguidor. El mutismo en el que se sumió el comedor era interrumpido por la risa cantarina de ambos jóvenes al ver jugar a los dos entes, de pronto el ciervo hizo un giro saliendo por delante del hurón que se impactó de frente, la luz que se produjo en el choque baño a ambos jóvenes que se miraban fijamente con una sonrisa enamorada bailando en sus labios
- ¡Eso es imposible! – susurro Hannah Abbott
- A menos que… – susurro Cho –, pero…
- ¿A menos que qué? – dijo Zacharias Smith intrigado
- Es imposible… nadie ha sobrevivido a algo así – dijo Cho
- ¿De qué hablas Cho? – pregunto Cedric quien llevaba tiempo enamorado de la chica, pero era totalmente ignorado, ya que esta solo tenía ojos para Ryddle
- Fusión de almas – dijo Hannah –, es una antigua leyenda que data de los tiempos de Merlín.
- Pero no hay pruebas de que en verdad se pueda realizar – dijo Cho – ¡Es solo una leyenda!
- Hablen claro – exigió Terece Higgs
- La leyenda cuenta que un par de enamorados recurrió a un Merlín muy, muy joven, para que los ayudase, ya que sus padres no aprobaban su relación – comenzó a relatar Cho –. Era una época difícil para la magia, aun así Merlín creo un hechizo para que sus almas se fusionaran, pero nunca imagino el alcance que tendría. Por cerca de dos días sus niveles de magia cayo hasta lo más mínimo, al punto que la pareja parecía muerta, – todos el comedor escuchaba expectante, incluso los profesores – sin embargo, al despertar ambos se comunicaban sin hablar, solo con la mirada. Como de esperar, la comunidad mágica sintió miedo de las consecuencias y los ataco, sin embargo los jóvenes de pronto eran mucho más fuerte que antes, y se defendieron. Una noche les tendieron una trampa y apresaron a uno, lo encerraron y lanzaron hechizos anti aparición, el otro mediante la mente le hablo y le enseño un hechizo que los ayudaría a defenderse si alguien impedía el rescate. Su necesidad de estar juntos era muy grande y no midieron consecuencia. Muchos murieron esa noche. No respetaron familia ni amigos. Solo querían estar juntos. – miro hacia Harry y Draco –. Y la madre Magia así lo determinó al encontrar su amor digno. Fue así que se convirtieron en uno solo a pesar de estar en dos cuerpos diferentes, y quien intentase quebrar un alma por la mitad debería rendirle cuentas a la Magia en persona
- Entonces… – dijo Parvati – ¿ellos están casados?
- Ante la magia – dijo Hermione –, si, y como tal, son uno solo. Si uno falta a su juramento, él otro lo sabrá al instante
- Entonces, ¿Malfoy le esta perdonando una infidelidad a Harry? – pregunto Pansy intrigada
- La pregunta no es si Harry le fue infiel a Malfoy – dijo Luna –, la pregunta es ¿Ginny está diciendo la verdad?
- Al estar unidos – dijo Ron –, si uno falta al juramento él otro podría morir de dolor, si eso pasa, el infiel también morirá
- ¿Por qué? – pregunto Cedric desde su mesa
- Sus almas son una o viven juntos o mueren juntos –dijo Ron mientras la pareja salía de la mano sin volcar a ver a nadie más – y pobre del que atente contra esa unión
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