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Una noche para olvidar (CHERIK) por AlatheaMorwellan

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Erik llegó a su departamento donde se encontraban sus gemelos jugando con su niñera. Jean era una joven tranquila, vivía en el mismo edificio que ellos y cuidaba a sus hijos con mucho afecto. Erik confiaba mucho en ella, tras la muerte de Magda había sido de mucha ayuda. Pietro y Wanda eran dos pequeños terremotos, pero en ese momento estaban distraídos mirando una de sus películas favoritas. Jean se despidió de los niños y tras un -Adiós señor Lehnsherr- se retiró.
-Hola niños!- Sus gemelos corrieron hasta él, primero llegó Pietro abusando de sus poderes para ganarle a su hermana y lo abrazó, inmediatamente después lo alcanzó Wanda y Erik se agachó y rodeó a sus hijos entre sus brazos.
-¿Cómo les fue en la escuela hoy?- Ambos respondieron en simultáneo y Erik que ya había desarrollado una habilidad especial que le brindó ser padre de gemelos, logró entender lo que ambos le decían. 
Luego de bañarlos, y prepararles la cena, Erik se sentó y observó a sus hijos comer mientras discutían sobre quién tenía razón, si el Capitán América o Iron Man. Él sabía cada línea de memoria, los niños amaban esa película y Bucky y Steve le recordaba lo triste que era perder a un amigo. Charles. Otra vez volvía a su mente. Por qué había desaparecido así? En su mente había recapitulado una y otra vez los hechos. Estaban en el último año de universidad, Erik estaba deprimido porque Magda le gustaba y la había encontrado besándose con Sebastian Shaw. Charles, su gran amigo, en un intento por animarlo lo había convencido de ir a un bar para distraerse. Lo último que recordaba de esa noche era haber tomado demasiado y al día siguiente la peor resaca de su vida. Recordaba a Magda viniendo a explicarle la situación y a decirle que Sebastian había malinterpretado todo y que ella en realidad estaba interesada sólo en él. Por alguna razón ese recuerdo era un poco difuso, pero a grandes rasgos era todo lo que llegaba a recordar. Luego de eso Charles le había dicho que se alegraba por él, y tras algunos desencuentros en los que Erik llegaba y él se iba o viceversa, se fue sin más. Pero ahora que lo había encontrado se iba a encargar de averiguar que había pasado.
Salió de su mente cuando sus hijos lo llamaron.

- ¿Papá?- Wanda y Pietro lo miraron fijamente.

- Si, qué pasa?- Erik los miró dubitativamente.

- Te preguntabamos si el sábado nos puedes llevar al cine!- Los niños lo miraron esperanzados, y él simplemente no podía negarse a sus peticiones.

- Está bien pero sólo si se terminan sus verduras! - Los pequeños llenaron sus bocas y se devoraron todos sus platos.

Charles entró a la universidad a paso ligero, esta vez no estaba llegando con demora pero quería empezar a preparar su clase con tiempo. Caminaba por el pasillo hasta que una voz profunda lo llamó. Era Erik. Podría reconocer su voz en cualquier rincón del mundo.

- ¡Charles! - Éste volteó hasta quedar de frente a su viejo amigo. Lucía pulcro con una suéter de cuello alto, y un pantalón que se ajustaba perfectamente a sus piernas esbeltas. Charles pensó que Erik tendría una larga fila de pretendientas, y no pudo evitar sentir una punzada molesta. Decidió que se reprenderia más tarde por esas sensaciones.

-Erik, buen día. ¿Cómo va todo?- Intentó sonreír pero el rostro severo del hombre lo cohibio y sólo pudo hacer una mueca extraña.

- Bien, aunque podría estar mejor si mi viejo amigo desaparecido hace doce años me diese una explicación sobre porque se marchó.-
El semblante de Erik era duro y frío, y sabía que no podría escapar esta vez de contarle la verdad. O más bien parte de ella.
Charles carraspeó algo incómodo.

- Bueno, no creo que sea algo para hablar en un pasillo pero considerando lo terco que puedes ser a veces, te lo explicaré.
Erik sonrió maliciosamente, su amigo recordaba perfectamente como era.

- Me fui por motivos personales, demasiado estrés con los exámen...- Erik lo interrumpió.

- Estrés por examenes? Jamás tuviste problemas con eso, siempre fuiste un nerd. Además yo era tu amigo, Charles. No hay  motivos personales que no pudieras compartir conmigo.
Oh sí, claro que los había. Pensó amargamente Charles.

- No fue sólo eso. Recibí un llamado de mi madre diciendo que mi padre había tenido un accidente, y que me necesitaba a su lado. Todos estaban celebrando los últimos días de clase y tú estabas feliz con Magda. - Charles sintió una punzada de tristeza recordando su peor época.- Y bueno, no quise cargar a nadie con mis problemas así que decidí marcharme.-

Erik lo miró largamente, y Charles decidió clavar su vista en el suelo, no podía soportar ver el juicio en los ojos de su viejo amigo.

- Es decir que te fuiste por un buen motivo, lo entiendo. Verdad que si, pero... no pudiste acaso llamar después? Tan egoísta me considerabas que no pensaste en pedirme apoyo? Contención? - Erik sonaba dolido y Charles podía notarlo. Pero él no se imaginaba cuanto lo había necesitado a su lado.

- No es eso. Yo simplemente necesitaba estar solo, las cosas se volvieron muy complicadas, y necesitaba refugiarme en mi para poder solucionar todo.
Erik frunció el seño y alzó su tono de voz. - Tan típico de ti, Charles! Siempre ayudando a todos, pero jamás aceptas ayuda del resto. Yo hubiera estado ahí para ti, si tan sólo me lo hubieras pedido.

- Lo sé, no lo dudo. Pero bueno, las cosas salieron así, y no lo pude evitar.
Erik lo miró con decepción y Charles no pudo soportar esa mirada, si tan sólo supiera como habían sido las cosas. Pero jamás se lo diría. Todo era por su bien.

- Bueno, gracias por esclarecer las cosas.- El tono de Erik fue glaciar y Charles se sintió mal.

- Me voy a dar clases, hasta luego Charles.- Y se marchó sin titubear.
El castaño se quedó mirando al pasillo vacío, suspiró y pensó que  al menos lo peor ya había pasado. 
Cuán equivocado estaba...

 


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