Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El Arreglo por Kikyo_Takarai

[Reviews - 20]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

¿Qué hora era? Su celular ya debería estar sonando para despertarlo, tendría que irse a trabajar en cosa de minutos por la forma en que el sol entraba por la ventana. Por suerte unas gruesas cortinas impedían su paso. Aunque él tenía persianas y no cortinas en su apartamento.

Levantó la cabeza, confundida y se incorporó, esa no era su casa. Probablemente alguien menos acostumbrado a no dormir en su cama se habría preocupado, Adam estaba más interesado en saber qué diablos habían hecho ya que la cama estaba tiesa por los fluidos, su cuerpo adolorido y lleno de moretones purpúreos en diferentes estados de curación.

Casi corrió al baño, gracias a Dios la puerta que abrió sí era un baño, revisando su cuello. Había un par de mordidas alrededor, pero su glándula continuaba intacta. El suspiro de alivio que dejó salir levantó un gran peso de sus hombros.

Recorrió la habitación en busca de su ropa, armando un  bultito, había varios vasos de agua en la mesa de noche, unas cuantas envolturas de barras energéticas, el cesto de basura estaba lleno de condones y de sus empaques dorados, rasgados. ¿Cuánto tiempo estuvo ahí?

Encontró su celular conectado en la mesita de noche. Llevaba 3 días ahí. Mierda. ¿Había entrado en celo? ¿Había pasado su celo con alguien que había levantado en un bar?

Los recuerdos lo invadieron suavemente, besos, caricias, un nudo que lo hacía sentir de maravilla incluso con un condón de por medio. Recordaba un par de comidas, agua, momentos de cálida intimidad entre rondas de sexo salvaje. Mierda, la había metido y hasta el fondo.

—¿Adam?

—¿Sí?

—El desayuno está listo. —Adam sonrió al ver a Jean, en lugar de su traje  apenas vestido con unos pantalones de dormir y una camiseta de algodón ajustada. Lo miró dejar la bandeja en la cama y limpiarse la sangre del ojo. ¿Qué le habría sucedido?

—Fue una infección, no tiene importancia.

—Lo siento, no pretendía ser grosero.

—En lo absoluto. Preparé hotcakes, use arándanos porque no estaba seguro si te gustaban las chispas de chocolate.

—Luce increíble. No pareces de los que cocina. —Admitió aceptando un plato y sentándose en la cama.

—Estoy lleno de sorpresas.

La comida fue agradable, amena. Estaba deliciosa. El juego estaba fresco y refrescante, casi nunca se quedaba tanto tiempo con alguien como para desayunar, mucho menos en la cama. Charlando como viejos amigos mientras Jean acariciaba suavemente los rizos que caían sobre su rostro.

—Esto ha sido increíble, pero tengo que ir a casa antes de que llamen a la policía para buscarme.

—Avisé en tu empleo que tu celo no te dejaría disponibilidad.

—Oh, gracias… No recuerdo detalles como ese.

—Lo entiendo, pero no debes preocuparte, yo me ocupé de todo.

—Gracias… te debo un par de sábanas.

—El dinero no es algo que me haga falta, no es necesario que repongas nada.

—Si tú lo dices. —Dijo alzándose de hombros, rebuscando entre su ropa y poniéndose la que estaba en mejores condiciones.

—El próximo viernes un conocido planea inaugurar una nueva galería, nada muy elegante, vino tal vez canapés y Arte pretencioso y sobrevalorado. Pero, si vas conmigo puedo mostrarte ese lugar de comida Tailandesa del que te hable.

— ¿Por qué querrías ir conmigo? —Bromeó Adam, dejando su vaso vacío en la bandeja.  Jean lo miró confuso.

— ¿Por qué no?

—Se supone que lleves una cita a esos eventos, no al sujeto que intentó follarte en un baño.

—Te aseguro que ese incidente puedo pasarlo por alto. Tu compañía sería muy gratificante para mí.

— ¿Me estás invitando a salir?

—Acabo de pasar tres maravillosos días a tu lado durante este celo. No quiero que eso termine. Creo que habría preferido hacerlo al revés, pero estoy dispuesto a ser flexible por nosotros.

— ¿Nosotros? —Adam estaba ahora alerta, buscando con la vista su cartera y sus llaves.  — ¿De qué nosotros hablas?

—De esto. —Señaló el hombre entre ellos, Adam lo miró atontado. Claro, le preparó de comer, sólo otro Alfa que provee para su pareja. Ni hablar. Adam podía proveerse solo.

—No hay nada aquí, eres muy amable en dejarme quedarme  y ni se diga del sexo. Ese ha sido el mejor celo de mi vida. —El rostro de satisfacción de Jean se borró lentamente mientras Adam continuaba hablando. — Y gracias por el desayuno y eso, pero no voy a salir contigo.

— ¿Te he ofendido de alguna forma?

—No, no me malentiendas. Yo no salgo con nadie, no me interesa.

— Somos extremadamente compatibles, Adam.

—Estoy seguro de que hay partes de ti con las que… soy muy compatible. —No, Adam, no te fijes en lo grande que es su miembro, sólo continua. — Pero no me interesa tener un Alfa.

—Nosotros…

—No, Jean no hay nosotros. —Añadió de inmediato, el rostro herido del Alfa le taladró el alma. — Y sabes que, gracias, pero joderme un celo no te da ningún derecho sobre mí, no iré en citas contigo, ni a conocer a tus amigos ni nada de eso. Yo no hago eso. Quería un buen polvo y vaya que lo encontré.

— ¿Eso es todo? Un polvo y te largas.

—Es una buena vida, y la aprovecharé mientras dure.

—Estoy seguro que podría enamorarte si me das la oportunidad.

—Shh. —Interrumpió Adam, estaba perfectamente vestido ahora, Jean miró con nostalgia las marcas de su “dominio” en la piel pálida. — No quiero dártela. Tengo que irme.

—Adam

—Adiós, Jean. —Dijo cortante. —Y gracias de verdad.

Jean lo miró salir con tristeza, que se transformó en ira a medida que el dolor del rechazo daba paso a la humillación. Bien, podía irse y no volver nunca en lo que a él le importaba. Algo seguro había aprendido, nunca más tener encuentros casuales como ese. O mejor dicho a no enamorarse como un estúpido de cualquiera que se mueva así por la vida.

---------------000000000000----------------

Tal vez era el calor del celo, pero los dedos que jugueteaban en su entrada se sentían mejor de lo que lo habían hecho jamás. Podía ver a Jean entre sus piernas, una mano en su muslo y la otra dentro de su cuerpo, gruñendo de satisfacción cuándo sus dedos salieron acompañados por su propia semilla de su última ronda.

El omega goteaba, tanta lubricación de dulce aroma que Jean podría beber hasta saciarse él. En realidad es lo que más deseaba hacer, la mano en su muslo subió para apresar su miembro y el suave gemido que eso provocó se transformó en un grito cuándo su lengua se adentró en su cuerpo, penetrándolo al ritmo de sus dedos sobre su miembro. Torturándole por minutos que parecieran horas, memorizando su sabor y su aroma.

—Jean… Oh, mierda…

—Vente para mí.

—No, no… quiero tu nudo, por favor…

—Adam, no…

—Por favor… por favor.

A pesar de las súplicas pudo razonar lo suficiente para ir hasta mesita de noche por los condones que había comprado cuándo sintió el aroma de Adam cambiar a la fiebre del celo unas horas antes. Rasgó el paquetito y se puso el preservativo con habilidad que Adam habría admirado de no necesitar tan desesperadamente ser montado.

Jean empujó suavemente, maravillado de que a pesar de la humedad y de que le había abierto con bastante entusiasmo, Adam continuaba deliciosamente estrecho. Sintió su calor apresarle como una llama hasta que llegó a la base, moviendo sus caderas suavemente mientras compartían un beso, que a falta de otro adjetivo, era adorable.

Sintió delgados brazos rodearle y uñas en su espalda mientras continuaba, lenta y casi tortuosamente, saliendo casi por completo sólo para volver a entrar con la misma lentitud, dejando en su cuerpo la misma “o” perfecta que el omega tenía en los labios.

Podía sentir a la perfección su entrada forzarse ligeramente por el tamaño, un Alfa en celo no es cosa de juego, y también el nudo comenzando a inflamarse, chocando suavemente contra su propio cuerpo, asaltado por el placer y un aletargamiento delicioso que se transformó en un orgasmo arrollador en cosa de minutos. Por la forma en que gruñía en su hombro, cosas en francés que podría pero no trató de entender,  Jean estaba cerca. Su entrada presionando de forma erótica e inesperada obligándolo a sellarlos juntos antes de venirse en un jadeo quedo que lo obligó a usar un inhalador (hasta ahora desconocido para Adam) un par de veces mientras aún estaban unidos.

El nudo evitaba la separación pero sólo hacía más intensa la sensación de Jean agitándose suavemente, presionando contra el mismo punto sensible sobre el que Adam inútilmente trataba de mantener control. Perdió la batalla, un segundo orgasmo amenazando con llevarlo de vuelta al cielo.

Y entonces despertó.

Adam no había cambiado su estilo de vida, no lo haría por Jean, ni por nadie. Apenas unos días después de su encuentro ya estaba en cama de alguien más, agitado por sus sueños que parecían estar en el lecho de otro.

Bostezó y se puso de pie, vistiéndose rápidamente, en completo silencio, antes de despertar al enorme Alfa que había encontrado la noche anterior en un bar. Un nuevo bar, no se atrevía  ir al bar de Jean. Aquello probablemente era producto de pura vergüenza, o de una infantil sensación de culpa, pero estaba presente y lo obligaba a alejarse.

El Alfa de anoche, no estaba nada mal, grande, intenso, lo había disfrutado. Tenía que irse antes de que decidiera hacer algo más. Adam no quería nada más, ningún desayuno incómodo nunca más. Ya bastante malo era tener que ir en sábado al obstetra a averiguar porqué mierda no había tenido su celo hace casi tres meses. Quería decir que tenía sexo seguro y con preservativo 100% de las veces… pero podía pensar en una excepción. Un desliz. Una tontería.

Le preocupaba una infección, si bien no sentía dolor, o una enfermedad mucho más peligrosa. Tenía que descartar cada posibilidad así fuera la menos posible. Además, mientras más pronto dejara de visitar ese horrible consultorio lleno de omegas preñados mejor.

—Adam, ya te habías tardado en venir a visitarme. —Dijo la Doctora con una sonrisa, Adam se la devolvió, Agatha era amiga suya desde la secundaria, no le confiaría su cuerpo a nadie más.

—He estado ocupado.

—Eso he leído, iré por tu expediente y nos pondremos a trabajar. Espera aquí.

Adam asintió y espero mirando aburrido a su alrededor. Casi todos los ignoraban, con excepción del único Alfa en la habitación que lo miraba con deseo mal disimulado a pesar de la maliciosa mirada que su pequeño Omega le lanzaba. La sonrisa de Adam se ensanchó al estirar suavemente el cuello, presentando su glándula sin marcar y el hombre se agitó al punto en que su Omega dejó de mirarlo y comenzó a fulminar a Adam.

No podía evitarlo, de un tiempo acá Adam lucía mejor que nunca, cabello radiante, piel sedosa y sonrosada, era cómo volver a la preparatoria. O eso trataba de recordar mientras ignoraba los puñales metafóricos enviados en su dirección.

Para entonces Agatha había regresado.

—Bien, bien. Aún es pronto para tu revisión de rutina pero podemos empezar a hacerla. ¿Por qué llamaste?

—Creo que estoy enfermo.

—Ya veo. ¿Cuándo fue tu último celo?

—El 15 de Marzo.

—Adam, eso fue hace más de 3 meses… —Dijo Agatha, súbitamente preocupada. — ¿Por qué no viniste antes?

—He estado ocupado, sólo quiero saber si me voy a morir o…

—Hay muchas cosas que pueden detener el celo. La principal es el embarazo.

—No estoy embarazado. —Respondió de inmediato, Agatha lo miro muy seria.

—No voy a juzgarte por tener un hijo sin tener un Alfa, a veces pasa, pero si estas esperando…

—No estoy esperando Agatha.

—Déjame hacerte un ultrasonido, sólo para confirmar.

—Bien, pero no pienso pagarte un centavo por él.

La mujer asintió  encendió una máquina que Adam no sabía que guardaba en un armario cercano, se quitó la camisa mirando su cuerpo fijamente. Estaba un poco más… gordo. Sólo un poco y no lo sorprendía. No había tenido esos síntomas que los Omega tienen, no tenía nauseas, no tenía antojos, no estaba mareado. Sin contar su ausencia de celo Adam estaba como si nada.

Además, el único Alfa con el que había tenido sexo cerca de su celo había sido Jean y había usado condón los tres días, Adam lo recordaba bien.

—Recuéstate, bien. Está un poco frío. —Adam asintió y miró a la pantalla cuándo ella lo hizo, sólo veía un mar de motas grises extrañas.  Pero luego la pantalla encendió bien y lo vio. Eso era un jodido bebé no podía ser otra cosa. Tenía cabeza y una línea rara que debía ser su pierna. Eso tenía que ser viejo, eso no podía estar dentro de Adam, debía ser de otro paciente. Escuchó un latido también, mientras Agatha media y anotaba, mirándolo de reojo con expresión crítica. El corazoncito acelerado lo estaba llevando al colapso.

—Adam, ahora deberíamos pensar en tus opciones.

—Sácalo.

—¿Adam?

—Dame pastillas, aborto químico. ¡Agatha!

—No puedo.

— ¿Cómo coño no vas a poder?

—No puedo Adam, sólo puedo realizar un aborto químico hasta las 9 semanas…

—Bueno… bueno agéndame y succióname está cosa. —Dijo con un nuevo nivel de pánico, su voz había subido una octava. No, no, no necesitaba al hijo de un desconocido, menos ahora.

—No puedo Adam, tienes 13 semanas de embarazo, más o menos. Nadie con licencia te hará un aborto luego de la semana 12. Es peligroso.

—Agatha no puedo tener esta cosa. Tienes que sacármelo.

—Si no querías hijos, debiste usar anticonceptivos. —Expresó seria. — Esto pasa con la vida que tie…

—No te atrevas a juzgar mi vida, Agatha. No me hagas recordarte tus propios errores. —Gruño y la mujer callo de inmediato. — ¿Está sano?

—Mide unos  6 centímetros y sus latidos son fuertes. Este bebé no va a ir a ningún lado.

—Mierda… No es posible, faltaban 3 días para mi celo y…

—Adam, muchas cosas pueden pasar. Los Alfa pura sangre pueden inducir un celo próximo si el omega realmente les gusta, he visto esto antes.

Entonces no era su culpa, era culpa de Jean.

—¿Qué tengo que hacer para deshacerme de él?

—Para empezar, ¿quién es el padre?

—Eso no importa. —Dijo cortante.

— ¡Adam!

Adam la miró exasperado.

—Sin permiso escrito del Alfa que engendró a este niño, no puedes darlo en adopción.

— ¿Por qué no?

—Es la ley, sólo los Omega pueden dar a luz crías Omega, por lo que potencialmente cualquier hijo tuyo puede presentarse como tal. Los Omega crecen mejor en ambientes familiares rodeados de sus símiles, además los Alfa son muy posesivos, pueden volverse violentos. Si tu Alfa misterioso no está en la cárcel o muerto, lo siento pero tendrás que quedarte con tu hijo.

Eso no iba a suceder. Matar a Jean siempre era una opción.

—Te enviaré unos suplementos, vitaminas… Lo siento Adam.

—¿Puedes darme una foto o algo?

—Lo imprimiré para ti. —Dijo sorprendida. Bueno, si Adam quería decirle a Jean iba a necesitar evidencia.

-----000-----

Sabía que Jean había considerado sus días juntos como un momento de revelación en que sus almas se habían unido y sus destinos estaban destinados a cruzarse. Pero cuándo se dio cuenta de que lo estaba evitando lo que se le vino a la mente fue que aquél conocimiento no era acertado.

Jean no estaba nunca en el bar, ni en su departamento, o eso pretendía, a veces veía su auto o a su guardaespaldas Basil, pero este desaparecía en cuando sus miradas se cruzaban o le decía que Jean estaba muy ocupado como para atenderlo. Adam no era de esos Omega que aceptan un “no” como respuesta.

Cuñando cumplió dos semanas buscándolo quedó oficialmente harto. Se acercó a Basil no le permitió huir. Plantándose frente a él firmemente.  Su embarazo ya era evidente, así que había comenzado a usar ropa más holgada y a ocultar su aroma con bufandas y lociones. Un Omega preñado sin marcar era algo extremadamente tentador para cualquier Alfa.

—No te atrevas a huir de nuevo. ¿Dónde está tu jefe?

—Ya le he dicho, Sr. Towers, el jefe está ocupado en…

—Negocios importantes, sí. Mira, dale un mensaje. Voy a ir a su departamento hoy a las 7 de la noche y va a dejarme recibirme.

— ¿Y por qué haría eso? —Cuestionó burlonamente.

—Porque si no me recibe a las 8 voy a publicar en Internet que tu jefe, uno de los más influyentes hombres del mundo de la banca privada, abusó sexualmente de mí y se negó a responsabilizarse cuando descubrí mi embarazo. —Adam había puesto una carita de mártir muy convincente hasta que terminó de hablar y lo miró con una ceja en alto.

—…No puede. —Adam sacó un sobre blanco, un análisis de sangre que confirmaba su embarazo y se lo arrojó al pecho.

—A las 7.

No se quedó a ver la mirada de pánico con la que Basil llamaba al celular directo de Jean para contarle las novedades. 

Notas finales:

Muchas gracias por leer :D


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).