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Cuando las flores hablen por él por AngiePM

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Sus sesiones de estudio no variaban mucho. Si venían de entrenar, se tomarían una ducha primero y se pondrían ropa cómoda —a veces propia, a veces prestada, dependiendo de la previsión—, luego empezarían lo que tuvieran que hacer. Como a Daichi siempre le daba hambre a mitad de camino, habría una pausa para merendar.

 

Esta vez, en casa de Suga, la merienda consistió en dos bolsas —una para cada uno— de papas rizadas. Ese descanso, también, era el tiempo en el que conversaban de cualquier tópico por fuera de la materia de estudio. El anfitrión aprovechó para preguntar algo que rondó por su cabeza desde la mañana.

 

—Hoy te he notado algo ronco. ¿Escupiste una flor sin que me diera cuenta?

 

—Fue poco después de despertar, en realidad. Una begonia por timidez, supongo que salió porque no tenía muchas ganas de contarle a mi papá el domingo. —Se encogió de hombros.

 

 —Hm, no me habías dicho eso. ¿Fue apenas regresamos del campamento? —Daichi solo asintió, pues recién se había llenado la boca de papas—. Ahora que tenemos entrenador oficial, te toca decírselo a él también, preferiblemente antes del Intercolegial. —Daichi rezongó y tragó.

 

—La semana que viene. Él se lo diría a Takeda-sensei y quién sabe si más personal de la escuela se entera de que tienen a un estudiante con hanahaki. Ya demasiada gente lo sabe, dame un respiro.

 

—¿Demasiada gente? Solo somos tus padres y yo. —Suga inclinó la cabeza a un lado.

 

—Y Asahi.

 

—¿Qué pasó con nuestro trato de que me contarías todo? —Cruzó los brazos con cierto puchero—. ¿Desde cuándo?

 

—Me descubrió el día de la gardenia, no fue porque haya querido que lo supiera. Solo le expliqué lo esencial porque él no sabía de la enfermedad, no tiene idea de que esto pueda matar y es mejor que se quede así por ahora.

 

—Hiciste bien. —Suga masticó unas cuantas papas. Iba a continuar, solo que contempló algunas cosas.

 

La noticia fresca de la semana era que el club de voleibol masculino de Karasuno por fin tenía entrenador: el nieto del anterior. Con un nuevo Ukai a cargo del equipo, Suga estaba seguro de que sus días como armador titular habían finalizado. Qué pocos fueron, qué pocos partidos lo tuvieron en la cancha desde el primer saque. Sabía que las habilidades de Kageyama estaban por encima de las suyas, a pesar de ir en primer año; era para el beneficio de todos, lo aceptaba, pero eso no significaba que no se sintiera mal por la reducción de su tiempo en el juego.

 

 —Suga, ¿qué estás pensando?

 

—¿Uh? —Se dio cuenta de que había dejado de mascar en algún momento. Tragó y contestó—: Creía que este año al fin pasaría el tiempo suficiente en la cancha, pero…

 

—Lo harás —Daichi interrumpió, firme—. Kageyama se tiene que cansar y en ese momento entras tú. También hemos visto que tiene esa personalidad en la que si se altera, hay que sacarlo por un rato para que se relaje.

 

—¿Y dará tiempo para que eso suceda?

 

—Ya lo he dicho, este año vamos a las Nacionales. ¡Claro que da mucho chance! Jugarás más que en cualquier otro año. —Sonrió bastante confiado.

 

—Los de primero de este año parecen ser prometedores, ¿eh? Siempre has tenido ese objetivo en mente, pero creo que esta es la primera vez que estás tan seguro. ¿Es porque estamos en tercero?

 

—Nada de eso —negó—. Llegaremos a las Nacionales, saldremos en televisión y serás el favorito de las cámaras.

 

—Pff. —Suga se tapó la boca con la mano, aunque eso no evitó que hablara entre risas—. ¿Por qué yo?

 

—Hay cosas que deben admitirse, y pienso que tú eres el que se ve mejor del equipo. —Se encogió de hombros y Suga ya no pudo aguantar una verdadera carcajada.

 

—No, no. —Sacudía una mano frente a su cara, tratando de recuperar la compostura—. Si es por eso, creo que preferirían a un rubio como Tsukishima.

 

—Tsukishima no tiene pinta de ser bueno frente a las cámaras, creo que se alejaría de ellas. —Daichi se unió a sus risas.

 

Suga estuvo de acuerdo con ese último punto y ese fue el fin de la conversación, mas no el de sus pensamientos. Hubo unas cosas que no alcanzó a decir porque las papas se les acabaron y retomaron los estudios, pero que sí rebuscó luego de que su amigo regresara a su casa.

 

Desde su llegada a Karasuno, Daichi aspiró llegar al Torneo Nacional. No importaba qué tan fuera de alcance estuviera esa victoria, nunca desaparecía la motivación. Hubo un momento en el que pensó si seguiría con esa ambición en tercer año —sobre todo al casi perder a la estrella y al líbero del equipo, nada más y nada menos—; sin embargo, entre el nuevo talento del club y su firmeza al declarar qué tan alto volarían, Suga se entusiasmó. Ya no era el titular, pero tal vez este sería su año.

 

Sobre lo de aparecer en la televisión, aún no controlaba la risilla que escapaba al recordar esa parte. De acuerdo, a muchos les hacía ilusión ser vistos por medio país y más si se estaban luciendo, ¡pero se trataba de una competencia deportiva! ¿Por qué habrían de estar enfocando a la banca? Ahí estaría la mayoría del tiempo, y realmente no le atraía la idea de ser reconocido como un jugador de reserva que a la audiencia le gustaría mirar un poco más.

 

Los más emocionados por acaparar las cámaras, sin duda alguna, serían Tanaka, Nishinoya y Hinata; los dos primeros intentarían sobresalir para ganar la atención de las chicas y el menor quizás sería el típico que saludaba a su mamá para después presumir. El interés de los reporteros estaría sobre el capitán, la estrella y algún otro jugador que resaltara, quizás Kageyama, dado su historial. Rio al imaginarse a Asahi quedando en blanco si le pusieran un micrófono en la cara luego de una pregunta que, por los nervios, ni escucharía bien; Daichi en el fondo lanzándole dagas por los ojos por su falta de genialidad.

 

Suga tenía la sensación de que su equipo sería considerado un tanto peculiar si los entrevistaran a todos.

 

Si él llegase a ser el foco de atención, sería por el simple hecho de ser el vicecapitán, aunque no le molestaba pensar que fuera por el motivo expuesto. Y con eso, Suga recordó la mayor sorpresa del día: ¿Daichi acababa de confesar que lo encontraba atractivo? Se sentía adulado; que otro chico admitiera algo así no era común, y que ese otro chico fuera el que le hizo confirmar que también le agradaba el cuerpo masculino le sumaba varios puntos. De haber podido decirlo todo, habría agregado que a las cámaras les gustaban los capitanes y los músculos, entonces Daichi sería aún más buscado por ellas que cualquier otro miembro del equipo; sin embargo, no estaba en él revelar eso, no todavía.

 

Porque sí, claro que había cosas que debían admitirse, y una de ellas era que consideraba a Daichi muy bien parecido. A veces se sorprendía por nunca haber sentido una verdadera atracción; probablemente se había convencido a sí mismo de que su amigo no era igual, por lo que bloqueó cualquier tipo de idea desviada.

 

Unas horas más tarde, un poco antes de dormir, recordó un último detalle: la flor que Daichi había soltado hoy. ¿Begonia se llamaba? Se preguntaba qué tan grande era como para dejarlo ligeramente ronco, así que buscó imágenes antes de apagar su celular. Frunció el ceño, esta era la primera vez que le aparecían tantos tipos distintos de una misma planta, ¡hasta había algunas sin flor! Sería imposible saber cuál de todo ese montón fue la que le creció —tratar de averiguarlo se vería muy extraño—, por lo que supuso que fue la más grande.

 

Se quedó despierto un rato de más por culpa de las begonias, pues eran bastante bonitas, en realidad. Incluso las que eran solo hojas eran interesantes por sus colores, y a partir de ese pensamiento fue que perdió minutos de sueño.

 

¿Por qué solo tosía flores? ¿A dónde se iban el tallo y las hojas y las raíces? No tenía sentido, no había otra manera de desecharlos si brotaban en sus pulmones. ¿Tendría todos esos desperdicios acumulados ahí adentro? ¿Se secaban o se desintegraban? ¿No sería peligroso? De repente, las interrogaciones cayeron en estampida a su cabeza y sabía que no pararían hasta obtener respuestas.

 

«¡¡Daichi!! ¡¿¿Sigues despierto??!».

 

Suga esperaba que sí. Por la hora, estaba arriesgándose a que le contestara malhumorado o a medias, pero necesitaba sacarse esa duda del organismo.

 

«¿Qué?».

 

Y ahí estaba, una respuesta seca frente a su híperexpresivo texto.

 

«¿Nunca te ha salido otra parte de la planta que no sea la flor?».

 

Otra diferencia por la hora era que Daichi solía contestar más rápido, todo porque quería acabar pronto para dormir. En ocasiones, Suga bromearía por tan evidente acto egoísta. Esa noche, en cambio, agradecía no tener que esperar tanto.

 

«A veces siento que te preocupas más que yo, se supone que yo soy el enfermo».

 

¡Pero eso no le daba permiso de añadir comentarios en lugar de la explicación que deseaba!

 

«¡¿Te han salido o no?!».

 

«No».

 

Suga entrecerró los ojos. ¿Evitaba entrar en debate por el sueño o de verdad no pensaba que eso era raro? Con la paciencia algo agotada —después de todo, él tenía las mismas ganas de dormir—, decidió que sería más rápido llamarlo.

 

—¿Es en serio, Suga? —Daichi atendió con una voz muy obviamente somnolienta—. Ya estaba a punto de quedarme dormido. No ignoré el teléfono porque sabía que eras tú, nadie más se atreve a escribirme tan tarde.

 

—Lo siento —se disculpó, aunque el arrepentimiento no era del todo real—. Tenía que preguntártelo antes de que se me olvidara.

 

—Y ya te respondí.

 

—¡¿No te parece malo que te quede el resto adentro?!

 

—¿No es lo suficientemente malo que me crezcan flores? Da igual, siempre tendré algo por dentro.

 

Daichi —protestó.

 

—Estás pensándolo de más, ¿qué te he dicho de eso?

 

—Que no lo haga —refunfuñó.

 

—Exacto. No lo hagas. He acumulado muchas preguntas por todo lo que piensas, supongo que iré al médico en estos días para aclarar dudas. Ahora déjame dormir —bostezó a mitad de camino.

 

—Está bien, está bien —soltó una breve risilla interrumpida por un bostezo contagiado.

 

Después de colgar, apagó su celular y se acostó a dormir. Esperaba no tener que pagar junto al resto del equipo el haber interrumpido el sueño de Daichi el día siguiente.


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