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JUST FRIENDS por LunaMarcel

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Notas del capitulo:

Holiiiiiii.


¿Como están mis bellos y hermosos lectores? espero de todo corazón que muy bien. Pasaba por aquí  dejarles el nuevo capítulo. Udjdkdmxkdkd


Muchas gracias por continuar conmigo, ustedes son los mejores. Besos y brazos de oso especiales  para esas preciosas personitas que me dejaron su lindisimo comentario. Los amodoro a todos. 


Dos mil disculpas por los posibles horrores ortográficos. Disculpen por favor mi pendejez. 


Sin más que decir, los dejo leer.


 


 


 


 


 


PD: mis títulos de capítulos dan asco.

 

JUST FRIENDS

—Capítulo 21—

Todo

 

 


Las cosas habían cambiado luego de ese día, Eithan podía darse cuenta perfectamente de ello.

Liam no era el mismo, estaba más distante y parecía muy reacio a mantener algún tipo de contacto con él. ¿Por qué? Hacía una semana en la enfermería, le había pedido que lo abrazara fuertemente. El contacto que mantuvieron en ese momento había sido, de alguna forma, un tanto más intimo que las veces anteriores. Independientemente de que no le había dicho del porque de su comportamiento, el que lo tocara no pareció un problema en ese momento.

Entonces, ¿porque?

¿Había hecho algo malo?

Quizá y no debió dejar de insistir, quizá debió continuar presionándolo hasta que le dijera que le ocurría. Fue ese su error, ¿no? Dejarlo estar hasta que estuviera mejor y él mismo se lo hiciera saber. Que tontería, en el punto en el que estaba, las probabilidades de que Liam le dijera algo por cuenta propia estaba a 0%.

Eithan no podía con ello. El contacto con el de ojos verdes ya era una parte de él y que ahora este no existiera, y en los casos que lograba hacerlo su amigo se alejara, lo ponía demasiado ansioso. Las tardes viendo anime en alguna casa ya sea de uno u otro se esfumaron, y ni que decir de los tensos minutos que duraba el trayecto de regreso a sus casas luego de las clases. Si al menos supiera la razón del cambio de Liam, entendería porque estaba comportándose de esa forma.

¿Por qué no solo le decía y ya?

¿Realmente pensaba que era tan estúpido para no entender lo que le sucedía?

Admitía que en algunas ocasiones no solía captar las cosas, pero si Liam se lo explicaba estaba seguro que comprendería el porque de su actuar.

Liam. Liam. Liam. Liam. Liam… solo eso tenía metido en la cabeza esa última semana. Incluso había estado durmiendo muy poco por estar divagando y dando vueltas en su cama. Y a pesar de todo ese tiempo no había llegado aun a una conclusión. Al final parecía ser que todos los que le decían que era un estúpido tenían razón.

Se suponía que lo conocía muy bien, que eran mejores amigos. ¡Crecieron juntos, maldita sea! Entonces… ¿Por qué no tenía idea de le ocurría a Liam?

¡Ah!

¡Quería golpear algo!

¡Jonna! ¿Dónde estaba Jonna? Lo usaría de saco de boxeo para liberar un poco de tensión. Realmente lo necesitaba y si le explicaba al rubio, este seguro entendería. Y aun si no lo hacía, siempre podía darle un derechazo y noquearlo, luego amarrarlo de los pies a algún árbol y liberar toda esa tensión que estaba fastidiándolo. Lastimosamente no veía al rubio por ningún lado.

Aunque podía liberarla con el principal y único causante de esta, pero de ninguna forma iba a golpear la linda carita de Liam, a pesar de lo mucho que ya estaba colmándole la paciencia su actitud.

Estaba cortante, distante, y la mayoría del tiempo evitaba verlo a los ojos cuando estaban juntos. ¿Por qué Liam tenía que ser así? ¿Es que no se daba cuenta de lo mucho que le dolía su comportamiento para con él? Si cuando la estúpida de Alessa intento metérsele por los ojos ya se sentía demasiado frustrado, en ese momento estaba peor, puesto que antes tenía una razón, sabía del porque Liam no era el mismo, pero ahora no tenia idea. El cambio fue de un día para otro, completamente repentino e inesperado.

Incluso había hablado con Juli, pero este solo le dijo lo mismo que Liam: «No lo entenderías». ¿¡Porque, maldita sea, no le explicaban en vez de salirle con esa tontería!? ¡Jodidos primos tenían que ser!

¿¡Donde carajos estaba Jonna cuando más se requería su presencia!? De verdad quería, necesitaba golpear algo.

En ese momento estaban en el campo de atletismo recibiendo la clase de educación física, en conjunto con los alumnos de la segunda clase de tercero. Los ojos grises de Eithan seguían todos y cada uno de los movimientos de su amigo oji-verde, así como no perdía de vista ninguno de sus gestos mientras calentaban para realizar saltos largos. Cristal, de pie a un costado del peli-negro, ya estaba de los nervios pues su amigo no se estaba para nada quieto. Caminaba en círculos o bien de un lado hacia otro. En serio, parecía que iba a hacer un gran agujero en el suelo si continuaba así.

Ella, así como con Eith, y a decir verdad todos sus compañeros, se había percatado del cambio en Liam. Por ello, corrían algunos rumores respecto a esos dos.

Cosas como: «Están peleados», o «Al fin uno se harto del otro». Eran unas de las tantas suposiciones que tenían los jóvenes. Por supuesto, algunos simplemente agradecían que se dejaran de homosexualidades enfrente de ellos. Algunas chicas, por otro lado, pensaban que si ellos habían terminado, tenían alguna oportunidad con cualquiera de los dos.

Eith, desde luego, no prestaba ninguna atención a las cosas que se decían de ellos, tan sólo quería saber lo que sucedía con Liam. Y ya lo había decidido. Una semana era demasiado tiempo de espera. Si el oji-verde no quería decirle nada, bien, Eithan le sacaría las palabras sí o sí.

—Cris —llamo él a su amiga castaña. La chica pego un brinquito al no haberse esperado que el chico le hablara. Luego, ella le dio su atención—. Necesito tu ayuda. ¿Podrías dármela?

—Depende… —respondió, un tanto desconfiada. Si el oji-gris le pedía alguna tontería, iba a golpearle su guapísima cara.

—No sé si te has dado cuenta, pero Liam esta muy distante conmigo.

La expresión irónica que mostró la de ojos castaños fue sumamente graciosa. Aunque Eith no la vio pues sus ojos, en todo momento, habían continuado fijos en la distancia. Específicamente en la figura de Liam. 

—No me había dado cuenta —ella dijo, con un tono de más que obvio sarcasmo.

—No te culpo. Con todos actúa con normalidad pero… cuando se trata de mi es diferente. No entiendo que sucede y ya me harte de ello. Necesito hablar con él pero si voy y se lo digo seguro me inventa alguna excusa. Así que… —él al fin volteo la vista hacia su amiga, sus ojos grises, toda su expresión mostraba una gran seriedad—, quiero que lo engañes para poder quedarme a solas con él. ¿Podrías hacerlo?

La mueca de ironía se mostraba incluso más clara que antes en la expresión de la chica. Y sumada a ella estaba la incredulidad. ¿Cómo es que no había entendido su sarcasmo? ¿Es que acaso el hecho de tener esa preciosa cara significaba que sus neuronas no funcionaban bien? Porque si era eso, explicaría muchas cosas.

Cristal suspiro cansada, la verdad ni siquiera debería de sorprenderle. Su amigo podía ser muy guapo, y listo para algunas cosas había que agregar, pero se perdía completamente en otras.

—¿Qué tienes en mente exactamente? —acepto ella.

La sonrisa que mostró Eithan hizo que su corazón brincara en su pecho. ¡Maldita sea! ¿¡Porque tenia que ser tan jodidamente guapo!?

—bueno, estaba pensando en…

 


La campana del receso había sonado hacia unos diez minutos, por lo que Liam caminaba por los pasillos del instituto con completa normalidad, aunque un tanto extrañado. Pues antes de que la clase de educación física finalizara, Cristal se le había acercada con una expresión demasiado seria.

—Necesito hablar contigo, pero no aquí —había soltado ella sin perder esa seriedad—. Luego de salir de las duchas, ven a la azotea.

Y entonces se había dado la vuelta, y no volvió a hablar con ella.

Ciertamente tenía dudas de que podía decirle su amiga de castaños cabellos. Jamás la había visto con tanta seriedad y eso ya implantaba en él curiosidad. Así que, allí estaba, caminando por los pasillos con dirección hacia la azotea.

Se le habían ocurrido ciertos motivos o temas por los que la chica le había pedido hablar a solas con él. Pero algunos eran estúpidos o demasiado imposible. Así que decidió dejar de darle vueltas a ello y apresurarse a llegar, total, pronto sabría de que se trataba.

Su mente estaba en blanco, trataba sólo de centrarse en el camino y en nada más, pues si dejaba que su mente volara, iría a lugares de los cuales quería mantenerse alejado. Eithan, por ejemplo. Sabía que estaba siendo muy cruel con él, pero no podía solo permanecer a su lado como siempre lo había hecho. Todo había cambiado luego de darse cuenta de sus sentimientos y, un que lo intentara, no podía volver a como eran antes. No podía.

Entendía lo hijo de perra que estaba comportándose al no darle una explicación y en cambio solo decirle que no entendería aun si se lo explicaba. Pero es que, no solo se le rompería el corazón, si no también el alma, si llegaba a ver desprecio dirigido hacia él en la grisácea mirada de Eithan. De solo pensar que su preocupación cambiará a incredulidad, negación y luego desprecio para su persona, hacía que las lágrimas ardieran detrás de sus ojos y una horrible, espantosa y desagradable presión en su pecho le cortara la respiración.

No quería pensar en lo que le estaba haciendo, y sin embargo no podía evitarlo. Lo quería tanto, necesitaba ver esos preciosos ojos, anhelaba abrazarlo y que lo abrazara de vuelta. Eithan, Eithan, Eithan, Eithan... Le dolía el alma verlo tan preocupado, dolido y triste por su actitud. De verdad dolía horrores.

«Eithan, perdón».

Si tan sólo tuviera la certeza, la seguridad de que, si le decía sus sentimientos al peli-negro, este le correspondiera… podría irse el mundo al carajo porque lucharía con todas sus fuerzas por ese amor que sentían. Se enfrentaría a quien fuera por Eithan.

Pero ¿Cómo saberlo si no se lo decía? ¿Cómo saberlo si no se lo preguntaba directamente? Era un cobarde, sí joder, sí que lo era. Un maldito cobarde que tenía miedo de ser rechazado. Pero es que, si decía alguna palabra no solo sería despreciado, si no que perdería a su mejor amigo. Y sí, por sus acciones de igual forma lo estaba perdiendo… era solo que no sabía que hacer con sus sentimientos.

Si estaba cerca de Eithan al igual que antes de darse cuenta de lo que sentía por él, terminaría lanzándose a sus brazos y confesándose.

No quería que Eithan lo odiara. No con ese tipo de odio.

Esa ultima semana había sido una verdadera tortura. Lo extrañaba tanto. Era demasiado difícil el ser tan cortante y distanciarse de él, cuando lo que más quería era tenerlo cerca y no dejarlo ir nunca. Su pecho dolía, la sangre en sus venas quemaba. Era difícil respirar cuando su otra mitad estaba lejos suyo por su culpa. Por no sentirse capaz de controlarse en su presencia.

¿Por qué tenía que enamorarse de Eithan?

Sus ojos ardían, y lo ultimo que quería en ese momento era llorar. Pues seguro preocuparía a Cris por ello, y no quería que lo interrogara. Así qué, se tallo los ojos y luego sacudió la cabeza de un lado hacia otro para despabilarse. La puerta que daba hacia la azotea estaba justo frente a él.

Se tomo un par de minutos para respirar hondamente y terminar de tranquilizarse. Finalmente tomo el pomo, giro la perilla, empujo la puerta hacia fuera y salió al punto de encuentro.

Tuvo que cerrar un instante los ojos debido a la claridad, pero cuando su vista volvió, no vio a nadie. No era de preocuparse, seguro ella llegaría pronto. Aunque, que desconsiderado de su parte el hacerlo esperar. Suspiro una vez más y camino hacia el borde. La vista desde la azotea era hermosa y le vendría bien en ese momento para terminar de despejar su mente.

Sin embargo, solo llego a hacer la mitad del recorrido cuando el sonido de la puerta siendo cerrada con fuerza, le hizo dar un brinquito y casi detuvo su corazón del susto. Con una mano en su pecho, se giro dispuesto a soltarle toda clase de insultos a quien se había atrevido a joderlo de ese modo. Pero sus labios solo se abrieron y no pronunciaron ninguna palabra al ver de quien se trataba.

—Hola, William…

Eithan estaba completamente serio, de brazos cruzados y recostado contra la puerta cerrada, custodiando el único acceso, y escape, hacia el edificio. De ninguna forma iba a dejar salir, entrar, a Liam hasta que hubieran hablado de todo.

Y todo era todo.

El de ojos verde esmeralda se tomo un instante para pensar, para analizar la situación. Pronto se encontró con ambos brazos a sus costados y una mueca de molestia en sus labios.

—Debí suponerlo —susurro para si—. Escucha, Eithan…

—¡No! ¡Escúchame tu a mi! —el de hebras casi rubias, dio un nuevo brinquito en su lugar. Cuando Eith le gritaba siempre era un gran shock para él. El oji-gris se alejo unos pasos de la puerta, sus brazos antes cruzados ahora reposaban a cada lado de su cuerpo, y formaban puños sus manos—. Me vas a decir que carajos pasa contigo. De ser necesario, estaremos aquí el resto de la mañana y tarde, porque no te voy a dejar entrar hasta me digas de una buena vez, eso que se supone no entendería.

No, no, no, no, no, no…

Liam no lo podía creer. Eithan no podía estarle haciendo eso.

—Dijiste que no me obligarías —le recordo dolido, y se sintió como una apuñalada en el pecho del peli-negro.

—Sí, lo dije. Pero soy Humano, William… los humanos eso hacemos, mentimos —no joder, eso no era verdad. En el momento en el que lo dijo fue completamente sincero. ¿Porque había dicho esa estupidez? ¿Porque era tan imbécil?

Los verdes ojos del más bajito lo observaron entonces con gran seriedad, se podría decir que incluso con un poco de odio. Entonces sonrió de medio lado, pero su sonrisa no era divertida o algo por el estilo. Era como el filo de un chillo puesto sobre su garganta.

—Tú los has dicho, Ei-than —una nueva puñalada en el pecho del peli-negro. Jamás su nombre había sido pronunciado por esos labios con tanto… desprecio —. ¿Qué te hace pensar que, de decírtelo, será la verdad y no una mentira?

Un nuevo shock para Eithan. Una grieta más en su corazón.

Nunca Liam se había comportado de esa forma con él. Sí, tenía parte de la culpa en ello, no lo negaba. Él había estado siendo un completo idiota. Pero tampoco era el único culpable.

—Porque si no lo haces —dijo, y estaba seguro que se arrepentiría de lo que diría. Pero si Liam quería jugar a ello, él no se iba a quedar atrás—, entonces hasta aquí llegamos… aunque eso no parece ser algo que te importe. Después de todo, es lo que has estado tratando de hacer, ¿no? Que nuestra amistad termine.

Un jadeo de sorpresa escapo de los labios de Liam, y fue su turno para sentir que su corazón se agrietaba. No podía Eithan estar hablando en serio, ¿verdad? No podía realmente pensar si quiera en esa posibilidad, ¿cierto?

—No tiene sentido seguir siendo amigos, cuando ya no confías en mi y te alejas de esta forma. Como si mi solo presencia fuera un fastidio… como si el hecho de que te tocara fuera algo asqueroso.

—¿Cómo puedes pensar eso de mi? —una mano sobre su pecho, dolor en su mirada.

—¿Y que otra cosa quieres que piense? No me das muchas opciones, William.

—Eres… eres —se restregó con los ojos con ambas manos. Las ganas que sentía de llorar estaban ganándole a su autocontrol—. ¡No estas siendo justo conmigo!

—¡El único injusto aquí, eres tú!

Liam jamás lo había visitó tan molesto, tan dolido, tan frustrado. Y sobre todo, no lo había visto con esa expresión tan contenida, con esas ganas de querer llorar pero tratando de hacerse el fuerte.

—Actúas como si no te importara lo que yo sienta. O como si a mi no me doliera tu actitud —cerro los ojos con fuerza y sujeto sus cabellos con ambas manos durante unos instantes, como si con esa acción se aliviara un poco ese malestar en su pecho. No funcionó, así que abrió nuevamente los ojos y estos una vez más estaban sobre el chico frente a él—. Te tengo noticias, William, tengo sentimientos como cualquier otro… ¡y me duele un carajo que me hagas a aun lado como lo estas haciendo! Sí, soy un idiota. Quizá y tengas razón en que tal vez no entienda aun si me explicas. ¡Pero tu eres un jodido cobarde y el peor mejor amigo del mundo por no tener el valor para decírmelo y saber con exactitud y hechos, si tienes toda la maldita razón!... Merezco saber que te pasa, merezco una explicación de porque actúas así conmigo.

Mierda.

Carajo.

El cuerpo de Liam se contraía suavemente con pequeños espasmos. Sus ojos goteaban ácido, o al menos así lo sentía él. Porque ardía, ardía donde sus lágrimas tocaban su piel. El nudo en su garganta era tan fuerte que, aunque quería gritar, solo unos sollozos salían de sus labios. ¡Sí, maldita sea! Era un jodido cobarde. Lo sabia de sobra, él mismo se lo había dicho... pero escucharlo de los labios de Eith dolía mucho más. Eithan tenia toda la jodida razón. Aun así…

—¡El único peor mejor amigo del mundo aquí, eres tú! —Su voz al fin cedió—. ¡No quiero alejarme de ti, quiero que estemos siempre juntos! ¡Esta ultima semana no solo tú la has pasado mal, a mi también me duele esta distancia! ¡Eres mi maldito mejor amigo!... Pero incluso siendo mejores amigos, hay cosas que no puedo decirte. ¿P-Porque no p-puedes entender e-eso.

—¡Pero yo lo entiendo! ¡Entiendo eso! —Eithan acorto la escasa distancia que había entre ellos. Pues entre grito y grito, poco a poco fueron acercándose el uno al otro. El oji-gris poso las manos en el rostro del más bajito y unió su frente a la de él. ¡Maldición! Había querido tanto tocarlo incluso sólo un poco—. De verdad que entiendo eso. Incluso yo tengo algo que… no puedo decirte.

—¿Entonces p-porque haces e-esto? —susurro entre sollozos.

Eithan limpio las lágrimas que resbalaban de esos preciosos ojos. Se sentía como un maldito por ser el causante de ellas. No quería hacerle daño pero… no era justo. No era justo que Liam fuera así con él. Necesitaba saber la verdad.

—Porque yo no permití que ese algo se interpusiera entre nosotros. Pero tu sí lo hiciste… ¿Tan malo es? O es que, ¿acaso yo hice algo que no debía?

Liam dejo salir algunos sollozos y más lágrimas, las cuales fueron nuevamente límpidas con ternura por esas manos que sostenían gentilmente su rostro. No pudo soportar más tanta distancia, incluso si sus cuerpos sólo eran separados por milímetros. Se aferro a la fuerte espalda de Eithan y oculto su lloroso rostro en el cálido pecho de su mejor amigo. El peli-negro, por supuesto, correspondió el gesto abrazándolo por el cuello y hundiendo su rostro en la piel de este.

—No hiciste nada —dijo Liam, y su voz sonó amortiguada contra el cuerpo de Eith—. No es malo lo que no puedo decir. Es solo que… es mejor que no sepas.

—¿Por qué? —su aliento choco contra el cuello de Liam, provocando que un escalofrío recorriera su espina y por consecuencia, se aferrara con más fuerza a la espalda de su amigo—. Dices que no es nada malo. Entonces dímelo.

—Eithan… es más complicado de lo que crees…

—Al menos inténtalo. Por favor.

—Solo si me prometes una cosa.

—Lo que sea.

Bien, Liam no podía creer que realmente estuviera dispuesto a decírselo.

—Prométeme que sin importar de que se trate… no vas a odiarme.

—Nunca podría odiarte.

—Promételo, Eithan.

—Lo prometo.

El de cabellos casi rubios dio un profundo y muy largo suspiro. Sus ojos cerrados con fuerza mientras trataba de tranquilizarse y darse el jodido valor que necesitaba para confesársele a su maldito mejor amigo. No se sentía capas de hacerlo. Mierda, no. Solo habían transcurrido unos segundos de su decisión y ya estaba echándose para atrás. No quería hacerlo, joder… pero si continuaban de esa forma terminarían mal. Incluso peor de como serian las cosas si Eithan lo rechazaba.

No quería eso, así que tenía que hacerlo. Debía decírselo.

Suspiro nuevamente antes de liberar la espalda de Eithan y luego posar sus manos en el pecho de este, ejerciendo un poquito de fuerza para deshacer el contacto. Uno vez este ya no existía, Liam dio dos pasos hacia atrás, y sus verdes ojos se clavaron en los grisáceos irises de su mejor amigo.

—No puedo decirte el momento exacto en el que sucedió, porque para empezar, no lo sé —su voz eran suaves susurros. Eithan no le quitaba los ojos de encima—. Eithan yo… yo… De ti yo estoy…estoy…

Y entonces sucedió algo maravilloso. Eithan no supo como fue que esto fue revelado a su persona. Pudo ser el nerviosismo en todo el semblante de Liam, quizá lo fue el precioso sonrojo en sus mejillas, o tal vez el hermoso brillo que desprendían sus verdes y bellísimos ojos. O pudiera ser que siempre lo supo, pero nunca había pensado realmente en esa posibilidad.

Su mente hizo click una, dos, tres, cinco veces. Las que fueran necesarias para que él entendiera, por fin, que era lo que le sucedía a Liam.

—Eithan, yo te… —no podía, joder, no podía. No tenía el valor necesario para terminar esa oración—. No puedo —susurro derrotado. Agacho la cabeza y sus ojos buscaron el suelo.

Espero por la respuesta de Eithan. Si le volvía a gritar, estaba en todo su derecho. Observo el calzado de su amigo y allí fijo la vista. Espero y espero, pero ninguna palabra salió de sus labios. Nada, absolutamente nada. ¿Tan molesto estaba que no podía articular palabra alguna?

Cerro los párpados unos instantes antes de volver a abrirlos y alzar la mirada muy lentamente. Espero ver tristeza en su grisácea mirada, molestia, decepción… tal vez odio. Pero definitivamente no espero lo que sus ojos observaron.

Eithan lloraba. Sus ojos lagrimeaban sin ningún control y se mordía el labio inferior tratando de acallar su voz. Lloraba, pero en su mirada no había tristeza, si no otra cosa. ¿Incredulidad tal vez? ¿Alivio? ¿Felicidad? Liam no supo que pensar. Se encontraba demasiado confundido. Y más lo estuvo cuando la mano temblorosa de Eithan se poso una vez más en su mejilla, y la acaricio con una ternura que bien pudo hacer que se derritiera en ese momento, luego esa confusión desapareció.

Suspiro, cerro los ojos y se permitió disfrutar de tan hermosa caricia. Incluso alzo una mano y la poso sobre el dorso de la de Eithan. Su rostro se inclino, buscando aun más contacto.

—Eithan —susurro suavemente. Había extrañado tanto sus carias, la textura de sus manos. Esa extraña suavidad con la que tocaba su piel a pesar de tener las manos un tanto ásperas.

Lo que sucedió después fue como un sueño, algo mágico: Una respiración chocando con la suya. Una mano posándose sobre su cuello. Un susurro tierno sobre sus labios.

—Te amo, Liam…

Sus verdes ojos se abrieron por la impresión, y un jadeo escapó de sus labios al mismo tiempo.

—Te amo, Liam —repitió Eithan una vez más. En sus labios estaba dibujada la sonrisa más hermosa, preciosa y deslumbrante que Will nunca antes había visto. Había en ella tanta sinceridad, tanto amor y ternura cegadora.

La maldita tortura mental que había sufrido fue para nada. La estúpida semana que habían perdido por sus inseguridades jamás la recuperaría. Había hecho sufrir al amor de su vida por su estúpida cobardía, y eso nunca se lo perdonaría. Pero todo eso podía pasar, por el momento, a un sengundo jodido plano porque... Eithan, su Eithan, lo amaba.

Eithan lo amaba.

No solo supo leer entre lineas y llegar a una respuesta correcta, no sólo entendía la clase de amor de que sentía por él, si no que también le correspondía.

¡Maldita sea, Eithan lo amaba!

¡Lo amaba!

Las ganas de llorar se instalaron con fuerza horripilante detrás de sus ojos, y Liam no hizo nada por reprimir sus lágrimas. Dejo que estas corrieran con total libertad, acompañadas de fuertes sollozos saliendo de sus labios. Su cuerpo comenzó a contraerse en pequeños espasmos y pronto estuvo una vez más aferrándose al pecho de Eithan.

—¡Yo t-también te a-amo! —dijo, grito— ¡Yo también te amo, Eithan! ¡Te amo mucho! —y era tan fuerte que sentía que no podía respirar. Su cuerpo no dejaba de temblar y sus ojos de lagrimear.

Lo amaba, lo amaba tanto que dolía. Tanto que sentía que todo ese amor se desbordaba de su cuerpo.

Estuvieron no supieron cuanto tiempo en esa misma posición, aferrándose con fuerza el uno al otro. Liberando esa presión en sus pechos y susurrándose cuanto se amaban una y otra vez. Hasta que la necesidad de sentirse en una forma distinta fue más fuerte, y ellos se separaron unos centímetros solo para poder observarse a los ojos.

—Bésame —Liam susurro—. Por favor, Eithan, bésame —suplico mientras sus ojos una vez más dejaban que sus lágrimas corrieran. Lágrimas que Eithan limpio con suma ternura y cariño.

Y entonces lo beso.

 

Notas finales:

Yyyyyyyyyyyyyy eso fue todo.


¡Wahahahaahah! 3:)


¿Que les pareció?


¿Les gusto?


Yo espero que sí. Jdndkdkdlxndkx


Y la verdad es que no sé que jodidos decirles, solo que se me rompió el kokoro un par de veces y que los amo. Musho, musho.


Si el cap sí les gusto, pueden hacérmelo saber por medio de un sensualon review. Yo lo leeré y responder con mucho gusto porque saber sus opiniones, siempre es muy importante para mi. Ahora bien, si no les gusto, igual pueden hacérmelo saber. Sólo no me insulten musho que mi negra alma se estruja. 


Cuidense mis hermosos lectores, besos y abrazos de oso por todos.


¡Hasta la próxima!


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