Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Chico Problema por Ahiezer

[Reviews - 16]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Recordé la contraseña de nuevo, así que aquí andaré otra vez. Todo esta corregido y editado para mejor lectura, si se me pasó algun error culpo al sueño. 

 

Estoy en fanfiction como Ahiezer y en wattpad como A-ahiezer. 

 

Fue una de esas ocasiones en las que sientes una sensación de pérdida, aunque no tengas nada en primer lugar. Supongo que esa es la decepción: Una sensación de pérdida por algo que nunca has tenido.

Deb Caletti.

—x—x—x—

Eren se detuvo de pronto, sintiéndose repentinamente enfermo. Haciendo memoria, todo empezó a tener sentido; Desde que estaba más cerca de Levi, Eren comenzó a recibir un trato diferente. 

Se reprochó mentalmente por no haberlo notado antes y miró a Levi con desconfianza.

—Si no te das prisa, dudo que alcances algo lo suficientemente bueno para comer—dijo Levi, a unos pasos de distancia de Eren. Se detuvo al notar que Eren se quedó pensativamente fijo en su lugar. Sus rasgos duros se suavizaron al verlo—… si necesitas tiempo…

— ¡No! —cortó Eren, sin pensar. Incapaz de seguir mirando a quien había considerado alguien de confianza—…No, estoy bien—mintió, tomando unas cuantas respiraciones para contener su mal juicio.

Levi dijo algo, Eren podía escuchar sus murmullos, pero realmente no estaba escuchando. Las palabras de Pechstein no dejaban de rondar su cabeza.

Tuvo que dejar de pensar en ello cuando sintió una mano sobre sus hombros, Eren empujó duramente. Ese fue su punto de quiebre.

— ¡No me toque! —gritó, se atrevió a mirar al capitán que lucía verdaderamente preocupado.

—Está bien—dijo Levi, tranquilamente, levantando los brazos. Actuaba como esas veces cuando Eren despertaba de una fea pesadilla en biblioteca—. Respira, niño, está bien, no voy a hacerte daño—murmuró Levi, sonando tan genuino.

Eso en otras circunstancias calmaría a Eren, pero ahora con lo dicho por Pechstein, Eren ya no podía ver a Levi como antes; solo era un hombre más del montón que había utilizado un enfoque diferente del cual Eren había confiado sin dudar.

Había tanto que Eren quería hacer, quería gritar, quería golpear al maldito y pervertido de Levi y tenía tantas emociones que lo abrumaban, pero solo se quedó ahí, mirando firmemente el suelo e intentando tranquilizar la respiración errática que comenzaba.

—No te ves bien—escuchó murmurar a Levi—. Vamos a la enfermería, estarás mejor ahí—dijo, sin embargo, esta vez no intentó acercarse al castaño.

—No, no quiero ir, déjeme solo—Eren gruñó.

—Mocoso…

— ¡Lo que quiero es que me deje solo, maldito bastardo!

Eren miró a Levi, el hombre se veía sorprendido y confundido. Frunció el ceño —Bien, está bien, te dejaré…—dijo, mirando hacia los lados—… Abriré la puerta de los baños, puedes ducharte, lavarte la cara o lo que necesites. Pero debes reponerte pronto, si te ven así, no serán amables—comentó. 

Tal y como dijo, Levi bajó las escaleras y se dirigió directamente a abrir la puerta de las duchas inferiores.

Eren no volvería a caer con esos trucos que Levi intentaba hacer—. Deje de hacer todo eso, ya sé lo que quiere y sabe algo, váyase a la mierda. ¡No voy a hacer ninguna maldita cosa sucia por usted ni por nadie! —gritó Eren, enojado y traicionado.

Levi se detuvo, se escuchó el suave clic de la cerradura y la puerta se abrió. Se dio la vuelta y miró a Eren fijamente a los ojos. El capitán tenía el rostro inexpresivo, pero Eren sabía mejor.

—Deje de mentir, ya sé lo que quiere, pero no lo haré. No haré ninguna de esas malditas cosas.

Levi suspiró, volvió su rostro indescifrable y dijo: —Que bien, porque no lo quiero.

—Mentiroso—gruñó Eren—. Usted mismo lo dijo, nada es gratis. Así qué, ¿Qué es lo que quiere?, pero le advierto sea lo que sea no lo obtendrá. No le daré la jodida satisfacción pervertida que quiere.

Levi resopló divertido y se cruzó de brazos—. Vaya mocoso, después de todo, sí estas aprendiendo como son las cosas aquí. Pero no quiero nada, así que ve eliminando esa fantasía sucia de tu cabeza. 

—Entonces qué, ¿Por qué hace todo esto?, ¿por lástima?

—Sí—afirmó Levi de inmediato—, lástima. Me das lástima, mocoso, y por eso lo hago.

Eren contuvo la respiración por un segundo y sus ojos se volvieron ardientes, si no estuviera a tanta distancia se hubiera abalanzado a Levi para golpearlo. Para arruinar esa mueca petulante de su cara—… ¡Pues no necesito su maldita lástima!

—La necesitas, y no solo de mí, de cualquiera que te la quiera ofrecer. Va a ser lo mejor que puedas conseguir. Necesitarás toda la ayuda que puedas obtener si quieres vivir lo suficiente para salir de aquí.

Eren quería gritarle que no era cierto, que no necesitaba la lástima ni ayuda de nadie, y estaba listo para liberar sus pulmones de tales palabras, pero Levi continuó:

—Leí tu informe, y no hay nada que me pueda hacer creer que un mocoso de 17 años matara al bastardo de Gross.

Al escuchar tal nombre, Eren retrocedió, la furia ardiente se disipó, y ahora la culpa y la injusticia lo abrumó. No había pensado mucho en ese nombre, no había pensado profundamente en la causa de estar ahí en absoluto desde que entró. Simplemente estaba en prisión, inocente o no, y tenía que acostumbrarse a ello. Hannes le dijo que se encargaría, pero Eren sabía que no tenían el suficiente dinero para pagar a un buen abogado, el primero los había exprimido lo suficiente. También, por lo que sabía, ni siquiera había pruebas sólidas para reabrir el caso de todos modos, así que enfrentar de nuevo al juzgado se veía lejano.

—… ¿Y?, ¿A qué quiere llegar con eso? —. Eren preguntó intentando parecer duro e imperturbable, pero sabía que estaba fracasando miserablemente. Sus palabras se tambaleaban, sus piernas se estremecían y sus ojos tenían ese picor sin sentido.

—Sé que no lo hiciste. Gross era un bastardo escurridizo que siempre estaba acompañado. Tú simplemente estabas en el lugar y en el momento equivocado cuando decidieron deshacerse de él.

La revelación fue algo que lo tomó por sorpresa. Abrió su boca una y otra vez como pez fuera del agua, pero no llegaron palabras. Su aspecto debió de ser penoso, porque Levi lo estaba mirando de esa manera extraña. Lástima, supuso Eren, era pura lástima la que le estaban ofreciendo. Él no la quería.

—… ¿Y qué importa?, ¿Qué le importa?... —pronunció Eren, su voz sonando más frágil de lo que quería.

Levi guardó silencio, todavía con lo más parecido a la lástima en sus ojos. El pitido del reloj salvó a Levi de tener que responder—… Tengo que estar en otro lugar—. Miró el reloj—La comida no terminará hasta dentro de unos veinte minutos, aprovecha para hacer lo que tengas que hacer y cierra la puerta de los baños cuando termines—dijo. Sin decir más, dio la espalda y salió sin mirar atrás.

Cualquier reclamo que Eren quería decir no lo dijo y se quedó atrás con múltiples emociones conflictivas. Desilusionado, hambriento, cansado y adolorido de diferentes maneras. Suspiró tristemente, pero aprovechó el tiempo de soledad; Recogió el desastre que se ocasionó cuando Pechstein lo molestó y fue directo a las duchas agradecido de no recibir las usuales miradas o las amenazas que existían específicamente en ese lugar.

El agua era tan fría que eliminaba cada pensamiento tumultuoso, el agua también le ayudó a desahogarse, pero cuando acabó todo volvió.

Eren cerró los ojos intentando tranquilizar las respiraciones rápidas; Había tantas dudas en su cabeza, tantas preguntas, y ese terrible sentimiento de desconfianza.  Decidió recostarse para tranquilizar todos aquellos pensamientos que corrían a una milla por segundo, y minutos más tarde los demás comenzaron a llegar. Jean, Connie y Thomas entraron sin hacer preguntas por los arrebatos de Eren, o su nueva hinchazón de ojos o porqué Eren luchaba con las mangas para cubrirse uno de los brazos. Simplemente se quedaron ahí mirando mucho.

Había tantas preguntas que Eren quería hacerles sobre el nuevo descubrimiento del rumor entre él y Levi, pero por alguna razón sabía que ellos lo conocían, Eren no quería llevarse una nueva decepción ni malas noticias por lo que se quedó en silencio.

Fue cuestión de minutos para que Thomas, ignorando las malas vibras, se acercara a Eren con una sonrisa tímida sosteniendo un bulto envuelto de servilletas entre sus manos.

—Sé que no es mucho, pero te ayudará a aguantar hasta la siguiente comida.

—… ¿Si lo acepto te deberé algún favor extraño? —el comentario, aunque burlón, no sonó como uno por el malhumor de Eren.

Las palabras tomaron desprevenido a Thomas, pero después sonrió amablemente—. Sabes que no, pero sí lo quieres ver como uno, espero ya poder saldar mi cuenta por todo lo que me has ayudado. 

—Con nosotros no se manejan esas reglas, somos del club, así que siéntete libre de aceptar o pedir lo que quieras, Eren—añadió Connie, alegremente.

—Excepto conmigo, Jaeger, si me llegas a pedir algo te cobraré—mencionó Jean, mientras se apoyaba en la litera contraria y esperaba a que abrieran las puertas para salir al patio. 

Thomas rodó los ojos, pero siguió con la sonrisa amable y empujó suavemente el bulto entre sus manos.

Eren lo aceptó a regañadientes porque traficar comida no era un acto sencillo. Al desenvolver el montón de servilletas, se reveló un pequeño trozó de pan. Eren tenía que admitir que el hambre había desaparecido hace tiempo, pero no iba a rechazar el esfuerzo de Thomas.

—…Gracias—murmuró.

Eren no quiso ir a biblioteca, no quería enfrentar a Levi, así que fue a los patios.

No tenía a dónde ir, y aunque no quería ver ni ver a Bertolt o a Reiner fue con ellos. Al parecer Reiner tampoco quería enfrentarlo porque cambió de planes y se llevó a Connie consigo para ir por las deudas. Jean desapareció como de costumbre, Bertolt estaba incómodo y silencioso, y Thomas fue el que preguntó si Eren todavía seguiría adelante con el dinero.

El castaño entregó la tarjeta, no gastaba dinero de todos modos y ya había quedado en ayudar. Thomas agradeció y se marchó, dejándolo solo con Bertolt. Se sentaron en las bancas usuales con un ambiente tenso, que el chico de cabellos negros rompió.

—…Lo siento, Eren, no debí de haber dicho eso. Querías ayudar y yo actúe de mala manera. 

— ¿Reiner te dijo que dijeras eso? —preguntó Eren. Había cierta sinceridad en Bertolt y era la primera disculpa que había recibido desde que entró a prisión, pero quién sabe, tal vez solo estaban sintiendo lástima y eso traía una emoción agría en Eren.

—No, no realmente— no sonaba muy seguro—. Pero sí planeó que habláramos, ya no quiere enemistades—respondió Bertolt.

Eren tarareó desinteresadamente y se quedó simplemente mirando a los otros hacer sus rutinas.

—…No fuiste a trabajar hoy.

—No, no lo hice.

El aire tenso los envolvió de nuevo. Bertolt se veía incómodo, e intentando buscar conversación. Se encontraba nervioso como si fuera su primera vez en ser quien entablaba las conversaciones.

—Te ves apagado— dijo.

—…Estoy cansado—respondió Eren.

Bertolt asintió comprensiblemente—.  Sé lo que se siente, a todos nos pasa. A algunos es en sus primeros días a otros mucho después pero siempre llega.

Eren no dijo nada.

—… Sabes, sabes qué ayuda, hablar por teléfono con algún familiar.

Eren no quería hacer una fila interminable o esas cosas, pero sí que necesitaba escuchar las voces familiares—. Lo pensaré.

Bertolt asintió, y ambos miraron hacia el frente en busca de Reiner y Connie. Ninguno se vio al principio, y minutos después se lograron visibilizar. Los dos sonreían, y parecía que las cosas iban bien porque Reiner comenzó a guardar cosas en su pantalón. Cuando se dirigieron a un trío deudor, la expresión de Reiner cambió; Toda su postura era tensa e intimidante y su rostro era duro y amenazante. Había pasado de alegre a aterrador en cuestión de segundos. Los otros no parecían intimidados en absoluto, se veían burlones, pero toda risa desapareció cuando Reiner tomó al presunto líder de entre el uniforme. Bertolt se sobresaltó y parecía listo para salir a correr y entrometerse. Sin embargo, los hombres no parecían lo suficientemente duros para encargarse de Reiner por sí mismo, aunque aparentaban no temer.  No obstante, no pasó a mayores, Reiner soltó bruscamente al hombre y comenzaron a conversar más calmadamente.

— ¿Qué paso? —preguntó Eren.

—No lo sé, parece que están negociando—Bertolt sonaba preocupado y no despegaba su vista de Reiner.

— ¿Cómo hace eso?

—Son negocios, en ocasiones se manejan de esa manera— respondió Bertolt.

—…Me refiero a Reiner, a veces actúa como si fuera otra persona.

—Sí, a veces lo hace.

— ¿Porqué?

—No lo sé—la respuesta fue rápida, pero la mención muy triste.

— ¿Lo conoces de hace tiempo? —Eren se animó a preguntar.

—Sí—admitió Bertolt.

Eso sorprendió a Eren y entonces entendió lo apegados que eran. Quería preguntar por qué estaban ahí, pero Bertolt pareció ver sus intenciones primero.

—Sí me dices porqué estás aquí, te diré como terminamos aquí—dijo Bertolt.

Eren lo pensó poco tiempo, aunque pensar en ello le traía malhumor, un nuevo sentimiento de injusticia y un gran dolor de cabeza, sin embargo, respondió: —Me parece justo.

—Bien…— dijo Bertolt y miró expectante.

Eren suspiró—. Bien, bien…homicidio. Estoy aquí por homicidio.

—Eso, eso parece una sentencia larga— habló Bertolt sorprendido, con más preguntas en mente que no hizo.

—Lo es— pensar en la sentencia ahora lo hacía enfermar. Recordando lo sucedido le hacía comprender algunas cosas que en aquel entonces no entendía. El lugar vacío donde ocurrió el suceso era una calle de mala muerte donde siempre había una que otra pandilla, pero esa vez no había ninguna, en ese entonces Eren creyó haber tenido suerte cuando daba sus primeros pasos para volver a casa, pero ahora sabía, por lo que Levi dio a entender, que todo estaba planeado.

—Ahora supongo que es mi turno… La verdad no es muy diferente a lo que hacemos aquí—confesó Bertolt, sacando a Eren de sus pensamientos.

— ¿Traficaban?

Bertolt asintió— Entre otras cosas, hacíamos lo que teníamos que hacer.

Eso dejó con dudas a Eren, pero, al igual que Bertolt, respetó en no preguntar más detalles. No obstante, sí preguntó: —… ¿Y cuánto tiempo les queda estar aquí?

—Mmm… ocho años o quizás siete con suerte.

 Eso parecía mucho, y sería lo doble para Eren por desgracia, pensar en lo que se le arrebató lo hacía deprimir. No era justo. Al parecer el sentimiento fue contagioso porque Bertolt se volvió repentinamente serio y triste también.

Reiner venía de camino, con una leve sonrisa y Connie a su lado parloteando sin parar.

—Eren… sobre Reiner, no deberías estar enfadado con él. Él solo intentaba ayudar—soltó el moreno, antes de que Reiner y Connie se acercaran.

— ¿Cómo?, ¿Diciéndole a todos que soy de su propiedad?, sí eso me parece de gran ayuda. Aparte, él también está enojado conmigo, y no veo razón—alegó Eren, con una chispa furiosa que no pudo contener.

Bertolt no cayó en provocaciones y dijo calmadamente: — Sé que pudo haber sido mejor, pero aquí a veces tienes que hacerle creer a la gente lo que quiere creer. Es como se manejan las cosas, él creyó que hacia lo correcto. Y sobre su enojo, no está totalmente enojado contigo, es solo que el negocio cayó después de ya sabes… después de la verdad. Y ahora lo consideran un mentiroso, y nadie quiere hacer tratos con mentirosos.

Eso le hizo pensar en otra persona en especial que no quería recordar, y también le trajo culpa sobre la situación de Reiner. Así que yo soy la causa por la que está en problemas, pensó Eren, amargamente—… ¿Por qué intentaba ayudarme?

—Bueno, te sientas todos los días en nuestra mesa—dijo Bertolt y soltó una sonrisa solemne.

Eso no animó a Eren y puso nervioso a Bertolt. El moreno abrió la boca para intentar explicarse, pero Reiner y Connie llegaron.

—Honestamente, fue mejor de lo que esperaba—confesó Reiner y mostró un poco de dinero de su bolsillo que volvió a ocultar.

—Fue sorprendente, pensé que volvería con un ojo morado, Reyes es muy reacio a pagar—mencionó Connie.

Reiner tomó fraternalmente a Connie por los hombros mientras lo sacudía juguetonamente— No lo permitiría, pero estoy de acuerdo con lo de Reyes, es un hijo de puta—dijo Reiner, miró a su alrededor y le dio un rápido vistazo a Eren— ¿Dónde está Thomas?

—Eren le dio la tarjeta—respondió Bertolt.

Reiner dejó de jugar con Connie y volvió su rostro serio—. No nos debes nada, Eren, no debiste de haberlo hecho.

Eren pensó en lo que había dicho Bertolt y en lo que Connie había dicho de él, y que, verdaderamente, Eren sí le debía a Reiner—. Quería, yo quería hacerlo.

Reiner sonrió ligeramente, agradecido—. Te lo devolveré apenas el negocio prospere—afirmó.

Connie los miraba a ambos con cautela, Bertolt volvió toda su atención a Reiner y Reiner no perdía sus ojos de Eren como si intentará examinarlo, saber si discutirían por alguna otra cosa. No eran lo mejor, Eren no sabía completamente todo de ellos, ya no quería confiar en nadie más ni esperar nada, pero ellos eran lo único que tenía aquí. También, tenía que admitirse que no podría solo.

—No será necesario… somos del club, ¿cierto? —dijo, intentando traer cierto humor a sus palabras mientras intentaba sonreír.

Pareció funcionar porque Connie se iluminó—. Sí, somos del club—exclamó felizmente.

Reiner rió y fue de las primeras risas alegres que había escuchado Eren de él después de su desacuerdo—Así que ya te dijo eso, ¿eh? —. El rubio jugueteó de nuevo con Connie, quien no pudo parar sus risas. Bertolt se permitió sonreír también. El rubio alzó su mano para revolver el cabello de Eren como anteriormente haría, pero se detuvo inseguro. Eren rodó los ojos y se inclinó un poco en una autorización silenciosa, Reiner sonrió más ampliamente y le revolvió el cabello divertidamente.

Fue disgustante, pero extrañaba este afecto, así que Eren soltó una risita que necesitaba mientras fingía estar molesto con su nuevo y alborotado peinado.

Por un minuto, se olvidó de su triste realidad.

—x—x—x—

Si Pechstein no fuera hijo de un hombre rico, Levi estaba seguro de que el bastardo estaría desempleado o muerto. Cuantas ganas tuvo de romperle el brazo, era lo menos que se merecía, pero el mocoso tuvo que intervenir. Sinceramente, si el chico no hubiera dicho nada de verdad le hubiera roto el brazo sin pensar. Como lamentaba no haberlo hecho.

Pensando en el mocoso, se había visto tan derrotado y miserable que hizo sentir mal a Levi también. Levi no estaba acostumbrado a verlo tan… perdido y triste. Era una imagen que no podía sacar de su cabeza, a pesar de que lo intentaba. Tampoco se pudo quitar esa sensación incómoda de sus entrañas. Levi lo asoció con la lástima y había sido sincero con sus palabras.

Cuando llegó el turno de biblioteca, Levi entró más tarde de lo usual para darle un respiro al niño. Sin embargo, esta se encontraba completamente silenciosa; Sin las absurdas preguntas, tarareos de canciones molestas, los ruidos de limpieza y el acomodado de los libros o el movimiento de los bancos. Cuando los demás llegaron la biblioteca cobró vida, pero nada comparado como cuando estaba el recluso de ojos esmeraldas; La ausencia del banco cercano a Levi era notable.

La hora pasó lentamente, y después en el turno de limpieza volvió a ver al castaño junto a los otros chicos. Eren se veía un poco mejor, pero estaba evitando mirar a Levi a toda costa. Levi no le dirigió palabras más que para las órdenes básicas y después de eso, todo quedó en completo silencio. 

Los minutos pasaban y los chicos trabajaban. Levi tenía que admitir que resentía no escuchar alguna tontería, pero se encontró incapaz de decir nada. Kirschtein fue el que murmuró fuertemente con la intención de ser oído.

— ¿Quién te mordió la lengua, Jaeger? ¿No has dicho nada? Que no…

—Ahora no Jean—murmuró el castaño mientras fregaba duramente los azulejos.

Kirschtein frunció el ceño duramente en la confusión, parecía esperar más, como un gritó o un puñetazo, pero al no ver acción ni interés en el mocoso, Kirschtein resopló y volvió al trabajo.

Ya nadie habló más.

Levi no debería tener esta sensación, no era él quien iba a morir en cualquier momento por su propia estupidez. En realidad, debería estar enojado que el chico lo consideraba un pervertido. Levi era una mala persona, pero no era de ese tipo de mala persona. Sin embargo, el insulto no era lo suficiente como para mantenerlo enojado. En realidad, entendía en parte al mocoso y por ello le dio su distancia.

Tres días después cuando Levi llegó a su turno de biblioteca sin esperar nada, Eren estaba ahí acomodando algunos libros en silencio.

Levi entró sin decir nada, era claro que el chico no quería su presencia así que Levi no se lo haría difícil. Se sentó en su lugar usual, tomó un libro que aún no terminaba y se sentó cómodamente como haría cualquier día en su turno.  Podía sentir las miradas del mocoso, pero lo estaba ignorando lo mejor que podía.

El castaño resopló enojado, mirando al frente y preguntó duramente: — ¿Por qué cree que no lo maté?... he matado antes—murmuró lo último, perdiendo el calor en sus palabras. 

Levi no perdió la vista en su lectura —. Defensa propia la primera vez, lo leí, estoy sorprendido por eso, pero no te juzgo. Sin embargo, el caso con Gross es diferente.

Eren dio una risa sin humor—Así que leíste todo sobre mí, ¿eh?, para que fuera más fácil…

—No soy un pervertido, así que deja caer eso.

Eren acomodó el último libro y miró a Levi frunciendo el ceño como si esa acción lo hiciera intimidar. El chico aparentaba ser rudo, pero daba todo el efecto contrario—, ¿No?, entonces porque tienes a Dimo detrás de mí, quieres ser…

Levi perdió la paciencia, soltó el libro sobre la mesa y miró al castaño— Para ser joven piensas mucho en eso, quizás el pervertido sea otro, pero como sea. Sí, lo hice, porque creo que es una lástima que un chico como tú termine aquí y más que tenga la desgracia de ser la nueva fijación del cerdo de Xavi. Sí mataste a Gross o no, ya no es relevante, estas aquí y eso es todo, tienes que vivir con ello.  Aunque si de verdad eres inocente y estás aquí porque para alguien fue muy fácil culpar a un mocoso de diecisiete años, entonces sería una pena y lo siento por ti.

Para Levi fue liberador decir eso de alguna manera, aunque todavía quedaba una sensación sin nombre por ahí. No obstante, el chico no estaba mejor, su ceño fruncido se había apaciguado un poco, sus ojos estaban brillosos con lágrimas acumuladas que no parecían querer derramarse, su rostro pálido y una mueca como si quisiera discutir, pero no tenía voz para ello.

La mirada del chico era pesada y desgarradora, y Levi lo evitó volviéndose a acomodar y retomando su lectura. Aunque fue difícil prestarle atención al libro cuando ya no tenía cabeza para ello.

—Creo que has terminado, puedes retirarte si quieres—dijo, intentando que el ambiente tenso se fuera y lo hizo. Escuchó un suspiro tembloroso, y pasos apresurados hacía la salida.

Sabía que no vería al chico en el corto plazo.

Para su suerte, tampoco tenía el turno de limpieza y fue un alivio porque no quería lidiar con el mocoso emocional. 

Fue sorprendente que el chico volviera al día siguiente a biblioteca, o incluso en los días siguientes. Aunque no parecía en nada al mocoso que Levi conocía, ahora era silencioso y jamás se atrevía a mirarlo ni mencionar palabra frente a Levi. El castaño solo hacía su trabajo y al terminar desaparecía para volver con su grupo. Parecía que el chico estaba de nuevo en buenos términos con ellos porque siempre estaban juntos.

—Espero que no me cambies por Reiner, Levi—había dicho Dimo cuando Levi fue a su cumplir su paga habitual—, Reiner no tiene las mismas conexiones. Y otra cosa, los demás comienzan a sospechar que tú y el chico no tienen nada que ver, pero mientras tenga esto— y mostró algunas sopas instantáneas y cigarrillos—, no hay de qué preocuparse. No faltaré a mi trato.

Dimo cumpliría, Levi lo sabía, pero también sabía por experiencia propia que lo bueno no duraba para siempre.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).