Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Recuperado. por PinketDiana

[Reviews - 9]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Dos años más tarde, Sasuke ha conseguido graduarse –incluso pasar con tan buena nota aquella asignatura que tanto detestaba y que tan difícil se le hacía-, y ambos se han mudado a un pequeño piso. Naruto está encantado, porque él siempre ha querido tener un 'estudio', y ahora por fin lo tiene. Aunque, técnicamente, es mitad estudio (para Sasuke) y mitad sala de juegos (para Naruto). Así que Naruto está seguro de que este, su último año de Universidad, va a ser bastante genial.

Y además, después de más de dos años de relación, ya no tiene que preguntarse si las salidas con Sasuke son citas o simples 'salidas de amigos', ya no tiene que apartar la mirada, totalmente avergonzado, cuando Sasuke lo atrapa mirándolo con cara de iluso enamorado, ya no tiene que sentirse tan nervioso cuando sus manos se rozan mientras van caminando, deseando que pudiesen entrelazar sus dedos mientras caminaban. No, ya no hay nada de eso. Ahora son mimos a primera hora de la mañana, tardes en el sofá repletas de besos, caricias y bromas tontas, compartir duchas -primero porque ambos suelen llegar tarde por la tardanza de Naruto, y segundo porque es tan, tan divertido- manos entrelazadas mientras caminan por la ciudad para encontrarse con amigos, para ir a comprar o cualquier situación en la que sea necesaria salir de su pequeña burbuja, y lo que Naruto más adora, es sus piernas entrelazadas bajo el edredón, con su cabeza apoyada en el pecho de Sasuke mientras duermen. Porque todo es cálido, mágico, sorprendente y Naruto es feliz. Nunca ha sido tan feliz, hasta que conoció al pelinegro.

Pero algo pasa, porque siempre tiene que pasar algo. Es un comentario simple, y pequeño, pero está ahí, trayendo todos los demonios que nunca se han ido de vuelta a su cabeza.

—Oh, mira.—Sakura señala, caminando frente al escaparate de una tienda. Salta dos veces de puro entusiasmo y después, literalmente, obliga al rubio a girar su cabeza hacia el bonito pantalón vaquero con rodillas rasgadas que tiene un maniquí.—¡Vamos a probártelo, que seguro que a Sasuke le encanta!— El rubio niega con la cabeza por la resignación ante la situación, y camina detrás de la chica pelirosa, con sus mejillas de color carmín, porque es verdad; Sasuke amaría esos vaqueros.

No pasan. Salta, empuja, aguanta la respiración, contrae las piernas. No pasa. Hace de todo y simplemente, los malditos pantalones no entran. Se quedan atascados en sus malditas piernas y no pasan de allí.

Y todo empieza de nuevo, una mueca de desagrado frente a esos cuatro espejos que lo rodean de forma circular. Allí, con sus piernas gordas, sus dedos rechonchos, su barriga expuesta. Todo se viene encima de nuevo, aunque no es como si nunca se hubiese ido. Pero sí que ha disminuido en estos últimos años de la Universidad, con Sasuke a su lado, y ha ganado algo -demasiado, a su parecer- peso. Así que mientras sale del probador, con los vaqueros sujetos en la mano como si quemaran, con una sonrisa en su cara mientras le dice a Sakura que no puede permitírselos, se promete que volverá a ello. Remontará su dieta de mil calorías al día. No comida chatarra ni dulces, no carnes rojas, y a partir de ahora, nada de bebidas con gas ni parecidos, simplemente agua y café. Y dirá adiós al Ramen para siempre.

La primera mañana después de su decisión, se acerca a la cafetera y se sirve café negro y seco, y aunque Sasuke le da 'esa' mirada que esconde un '¿todo bien?', ya que el pelinegro es el único que toma café, Naruto era más de una manzana o cereales, tampoco dice nada. No tendría porqué.

Horas más tarde, mientras Sasuke está preparando la comida, Naruto se acerca lentamente a él, dándole un suave beso en la mejilla y susurrando un agradecimiento por la comida, pero que él no comerá, ya que le duele algo el estómago. Sasuke mira hacía él, con una mueca de preocupación, pero Naruto niega repetidas veces y dice que mejorará, que es solo un pequeño dolor sin importancia.

Camina hacia su habitación, con su estómago vacío y rugiendo por el hambre, pero sin embargo, es la sensación de orgullo al no haber comido la que gana la batalla.

(…)

Cuando todos se han ido y han terminado los entrenamientos, él aún se queda allí, una hora o dos más, trabajando, corriendo, saltando, ejercitándose. Porque lo necesita. Necesita bajar de peso con toda la urgencia del mundo.

Así que ahora solo come la mitad de una porción y todo comida sana, por supuesto. Y aunque Sasuke pregunta casi todos los días al principio, deja de hacerlo con el tiempo pues siempre obtiene la misma respuesta: "Estoy probando cosas nuevas".

Y claro que no dice en qué consiste esas cosas nuevas. Pero algo atrapa su garganta cuando ve que Sasuke asiente, besa su frente y susurra un:

—Espero que no estés haciendo dieta, porque me gusta tal y como eres. — Y ojalá Naruto pudiese creer en esas palabras, porque su cabeza todo lo que grita es que no es suficiente, y que nunca lo será por mucho que se esfuerce.

(…)

Muy pronto, 1000 calorías pasan a ser 800, y no mucho después se convierten en 600 y cuando se quiere dar cuenta, está comiendo en un intervalo de 450 calorías a 560, contando los días en los que se anima a cenar una porción de una manzana.

Le da miedo a veces lo fácil que es no comer. Pero él no piensa en ello. Él piensa en el resultado final, en como esa seguridad no estará más con él, en cómo será suficiente, en cómo podrá dejarse abrazar por Sasuke sin sentirse como que no lo merece, en cómo podrá ser feliz.

Los entrenamientos fuera de casa no parecen ser suficientes, así que él empieza a ejercitarse por su cuenta. Mientras se salta la hora de comer al mediodía, hace abdominales en su habitación con el pretexto de la siesta, y si el mayor se ha dado cuenta o lo ve extraño, él no dice nada. Porque en verdad, no es como si tuviesen horas de la comida establecidas, es más como que cuando ambos tienen hambre, comen juntos sin importar el tiempo.

Por supuesto, para no levantar sospechas por parte del Uchiha, Naruto sigue comiendo, pero si sus porciones se hacen más y más pequeñas con el paso de los días, nadie tiene porqué decir nada.

Y Naruto se repite hasta la saciedad, cuando las noches se hacen tan sumamente largas y él está aterrado, temblando en su habitación, que eso está bien.

(…)

Opta por ignorar como cada vez se siente más cansado, como se marea repetidas veces al ponerse en pie o cuando termina los ejercicios el mundo se está pintando de negro por unos segundos, o si su corazón late demasiado rápido de la nada, o preocupantemente lento. Simplemente lo ignora, porque lo importante es que está adelgazando. Y eso es lo que realmente está bien, ¿verdad?

Pero a veces, se pregunta si alguna vez será suficiente. Si alguna vez verá el número de la báscula y estará contento con lo que ve.

Un día, mientras Sasuke está fuera por un tema del proyecto en el que está trabajando, por curiosidad, calcula su índice de masa corporal y se sorprende al ver que se encuentra por debajo de lo normal. Pero se asegura que es porque es más alta que la media, y por eso su peso también es más alto de lo que debería ser. Pero, algo dentro de sí mismo nunca se había sentido tan pequeño, ni en los brazos de Sasuke.

Decide que bajará diez kilos más, solo para estar seguro y que luego parará.

Dos semanas después, decide que es mejor perder quince kilos y estar completamente seguros.

Y una semana más tarde, frente al espejo, con sus ojos puestos en sus manos y en sus piernas, decide que serán veinte. Definitivamente necesita perder veinte kilos más.

(…)

Sasuke empieza a darle miradas de preocupación, a estar más atento a cuándo come y qué come. Y Naruto se está sintiendo más y más pequeño, pero una pequeña voz en su cabeza le dice que todavía no es suficiente, que necesita perder más peso. Ha perdido cinco kilos más en este periodo de tiempo, y aún le queda un largo camino de quince kilos por delante.

Y entonces, él quizás pueda estar realmente satisfecho y pueda parar. Volver a la normalidad y ser feliz.

Empuja ese escalofrío que recorre su cuerpo ante el pensamiento de que siempre va a querer perder más y más todo lo lejos que puede, porque eso no va a ser verdad.

Él, después de haber conseguido su objetivo, va a poder volver a hacer su vida con Sasuke.

En algún punto del último año, a pesar de estar al lado de Sasuke durante todo el día, se siente como que están más lejos que nunca, como que apenas lo ve realmente. Y es su culpa, lo sabe. El tiempo libre que tiene lo gasta en ejercitarse o en buscar métodos para adelgazar con rapidez por internet y apuntarlos en aquel cuaderno que aún mantiene. Cuando hubo perdido otros cinco kilos, estaba tan asustado de que Sasuke lo notara, que se dejó de duchar con él. Cuando perdió los primeros diez kilos, empezaron a dormir en lados opuestos de la cama, porque el temor a que Sasuke lo tocara y notara la grasa se lo estaba comiendo vivo en mitad de la noche, sin dejarle dormir. Y después de todo este tiempo, puede contar con los dedos de las manos las conversaciones reales que han tenido.

Y, como siempre se ha dicho, él tiene la culpa. Porque por más que Sasuke preguntaba si él estaba bien, si todo iba bien, si necesitaba algo, siempre negó, mintió y se alejó. Porque todo era más fácil que el entrar en estado de pánico por miedo a que descubriera algo y lo dejara para siempre. Así que lo puso a un lado, y con el tiempo, Sasuke se resignó.

Naruto debería estar preocupado, preocupado por perderlo porque es la única persona a la que ama, y porque llevan juntos años y porque todo es divertido y mágico al lado de Sasuke. Pero una parte de él, la más retorcida, la que siente que nunca es suficiente, piensa que si Sasuke lo dejara, él no tendría que fingir cenar para luego vomitarlo nunca más.

(…)

Antes de que se quiera dar cuenta, él se está quedando en la habitación de invitados. Porque de esta manera es más difícil que Sasuke mire su ordenador por accidente y se encuentre la lista de dietas y trucos para bajar de peso. E intenta repudiar esa voz en su cabeza que le pregunta en qué momento el miedo a no ser suficiente, lo llevara a dejar de estar en la misma sala que su pareja.

Abre el documento donde tiene los primeros trucos, aquellos que escribió hace tantos, tantos años, y casi quiere reír porque ha llegado un punto en el que ya se los sabe de memoria.

Abre otro documento de Word, y allí están los productos prohibidos, lo que no debe comer. Y se sorprende al ver que con el paso de los años, la lista se ha ido ampliando cada vez más hasta que llena páginas y páginas completas.

Tiene otro documento con "formas de distraerse para no pensar en comida/hambre", "Razones para perder peso", "cómo no pararse hasta conseguir los objetivos" y decenas de listas similares.

Y en ningún momento levanta la vista del ordenador para preguntarse que a lo mejor eso no está bien.

Que quizás él no está bien.

(…)

Y todo se cae un día.

Lee en internet un artículo y él decide probarse que el artículo está completamente equivocado y que él aún lo tiene todo bajo control

Pasó esta mañana, cuando Sasuke salió por la puerta, y el corrió al ordenador. Abrió internet para que ante él se mostrara un artículo donde se hablaba de problemas alimenticios y de cómo aquello que poco a poco va pareciendo sencillo y constante, te acaba controlando, acaba quitándote tu vida.

Así que él se levanta del sofá, confundido, con su cabeza latiendo dolorosamente, y enfadado, y decide a mostrarle al artículo –aunque realmente necesita demostrárselo a sí mismo- que no es verdad. Que él lo tiene todo bajo control.

Pero ahí está, con media tostada de mantequilla frente a él, sentado en una silla, por más de media hora.

Consiguió perder los veinte kilos, y tiene frío y está cansado. Pero consiguió, después de esos veinte kilos, volver a 'su dieta normal' que consistía en café negro, agua a todas horas, y algo de cena si Sasuke insistía demasiado.

Y mientras llora, tiembla y está totalmente aterrado, no puede hacerlo. No puede fingir que lo tiene todo bajo control, que está bien, que lo que está haciendo es lo correcto, porque a medida que pasa el tiempo, tiene la necesidad de perder más peso, más rápido, comer menos, ejercitarse más, alejar a las personas que le importan… y Dios, él esta tan, tan mal.

Se levanta de la mesa y tira la tostada.

"Todo mejorará"- Se susurra. Incluso cuando él sabe que no lo hará. Lo ha controlado. Naruto ya no es Naruto. Naruto está enfermo.

(…)

Sasuke apenas lo mira, le habla o le presta atención. Naruto lleva durmiendo en la habitación de invitados más de un mes y medio, temblando bajo las mantas a causa del frío, llorando porque extraña a Sasuke, y tratando de fingir que el frío es porque Sasuke no lo está abrazando como siempre hacía tiempo atrás, y no porque está demasiado delgado para su propio bien. Y ellos no hablan, no realmente, no a menos que tengan que hacerlo. Es como si fuesen compañeros, extraños que ocupan el mismo espacio, el mismo piso, la misma habitación muy pocas veces, porque se benefician económicamente al tener que pagar solo la mitad de los gastos. Aunque sí, cuando Sasuke insiste e insiste, cenan juntos, pero ni en ese momento hablan demasiado. Y el rubio extraña demasiado los momentos en los que no podían dejar de hablar y reír.

Ahora no sabe dónde está, quién es ni cómo salir de allí.

Una parte de él grita en esas noches solitarias que ya no le gusta a Sasuke, porque a pesar de que está delgado, es una delgadez desagradable. Y sus piernas siguen siendo demasiado grandes al igual que sus dedos. Pero de nuevo, esa parte que nunca es suficiente, cree que si pierde otros cinco kilos, Sasuke volverá a quererlo. Lo amará de nuevo. Porque echa de menos a Sasuke, sus toques suaves y sus palabras de cariño, el sentirse querido por el mayor.

Así que, en uno de esos extraños días de ánimo alto, se levanta de la cama, camina a la otra habitación y besa a Sasuke en la mejilla. Este abre los ojos y sonríe, con sorpresa en su rostro y sus ojos brillando. Le dice a Sasuke que se vista, y que él preparará el desayuno. Panqueques y tostadas con tomate para Sasuke y un tazón pequeño de cereales para él mismo, porque aunque sea un día de buen estado de ánimo, no puede comer demasiado.

-¿Ves? Lo tengo bajo control.- Se asegura, mientras ve como los cereales giran y giran en el microondas. No está nervioso, no va a entrar en pánico y no va a levantarse de la mesa sintiéndose culpable.

Así que se sienta en la mesa, listo para comer, con el tazón de cereales frente a él y… nada. Pasa lo mismo que con la tostada, nada de nada. Tiene hambre, lo nota, pero no se puede mover. Y no sabe porqué no puede hacerlo, todo lo que sabe es que él jodidamente no puede hacerlo. No se puede animar a coger esa cuchara y a sumergirla en los cereales. No puede, no puede comer, no puede tirarlos a la basura, no puede correr a su habitación, no puede llorar, no puede entrar en pánico. No puede hacer nada, salvo sentarse durante minutos y ver como los cereales se van ablandando lentamente.

Cuando Sasuke sale de la habitación, con su pantalón de pijama oscuro, se sienta frente a él. Y aún entonces, Naruto no se mueve. Ahora tiene lágrimas por sus mejillas y está temblando muchísimo. Todos los pensamientos que ha ido apartando, vuelven a él golpeándolos con fuerza.

Él no está bien. Él no tiene el control.

Y Sasuke se acerca, lo abraza y le susurra que por favor, hable con él.

Pero, ¿qué puede decir Naruto? Porque ni él mismo sabe que está mal. Sabe que todo empezó porque en un entrenamiento él se dijo que debía perder peso. Y eso siguió hasta convertirse en… esto. Él sabe que siempre ha tenido la sensación de que no ha podido encajar y de que nunca es lo suficientemente bueno para alguien. Él sabe… Sabe que necesita ayuda.

Naruto levanta la vista, y hay tanta desesperación y terror en su mirada que Sasuke siente toda la culpa, toda la inseguridad, todo el miedo y todos los errores de todos esos años. Todo se derrumba a la vez.

Y finalmente, Naruto lo deja ir. Mientras se esconde en los brazos de Sasuke, sollozando y muerto de miedo, lo pronuncia con una voz rota.

—Necesito ayuda…—

Notas finales:

Finalmente... se ha animado a pedir ayuda. A admitir la verdad. A darse cuenta de que no lo controla más, si no que lo controla a él.

En la próxima parte veremos el punto de vista de Sasuke frente a esto.

¡Espero que os haya gustado!

 

 

Quiero decir también, que esto es un tema serio y que si se encuentran en una situación difícil, deberían pedir ayuda. No hay que cambiar para gustarle a nadie, y tú tienes que ser la persona que más te quieras a ti mismo.

Por favor, valorate, quierete y cuidate. 

Lo mereces.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).