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ESPECTRO... DE DOLOR L2 por Lory Backon

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Notas del capitulo:

Hola a todos gracias mil a los que leen y a los que comentan, me encanta leerlos y ademas el fic se pone mas gordito debido a sus coments!

Lory B.

Proximo Capitulo:

Huida a España...El adios a Layla.

 

 

- Ouch! Dueleeee!

 Mi cabeza me dolía horrible, gire mi cuerpo con pesadez, donde demonios estaba? La vista estaba aún algo borrosa. De nuevo rodé mi cuerpo y hundí la cara en la colcha, ahora recordaba algo aunque con dolor y coraje, unos espectros me habían secuestrado, habíamos dejado a salvó al pequeño Louis en la puerta de su casa y luego todo se hacía borroso... Carajo! Parecía que tenía un letrero de secuéstrame por favor pegado a la espalda, pero bueno al menos el pequeño estaba a salvó de toda esta situación tan penosa.

 Me quedé unos momentos más recostado hasta que al fin mi vista se aclaró y vi que el panorama no era muy alentador. Esto se estaba volviendo peor cada vez, llevaba puesto un baby doll de encaje color rosa, del pecho parecía explícitamente hecho para mí; pues no tenía esas típicas marcas para los pechos femeninos sino más bien era para un pecho plano, aún así era tan poco discreto, que se podían visualizar perfectamente bien mis pezones, en la parte inferior llevaba puesta una tanga de mujer de encaje y con unos extremadamente femeninos holanes a los costados, también llevaba un liguero rosa con negro con listones en satín y las medias negras hasta arriba de los muslos, esto era demasiado, tacones? En serio tenía que usar tacones de mujer? Genial!

 Me incorpore y mire la habitación, lujo, lujo ... Por aquí y por allá, parecía un palacio, los enormes ventanales tras de esas pesadas cortinas con adornos dorados, y sus techos altos con arañas de cristal fino, que caían una tras otras en cascadas, alfombras persas, la cama de dosel alta bañada en oro y el colchón de plumas, repare poco en los detalles pues quería salir de ahí de inmediato, intenté abrir las cortinas pero me fue imposible eran excesivamente pesadas y además llevar tacones no era de mucha ayuda, intenté quitármelos pero apenas note que la cinta del tobillo de donde se ataba tenía una suerte de cerradura diminuta. Maldición! Me fui al suelo de un sentón, era muy difícil andar en tacones, me sobe el trasero e intenté pararme de nuevo. Al fin logré llegar de nuevo a la cama cuando entro una chica con un uniforme de maid.

 Me miró y comenzó a balbucear en francés, yo no entendía nada de nada así que solo me límite a taparme con la colcha.

 La mujer se me acercó con cuidado y me sonrió, parecía humana o eso a mi se me figuro, me acarició los cabellos y dijo .

 - Bonjour, oh c'est une belle dame!

- Por favor déjeme salir, dígame dónde estoy? Dónde está Layla?

-Oh la petite dame ne parle pas français. Madmoiselle calme, je vais vous aider.

- Ah?!- Me había dicho Madmoiselle? Yo no era una chica!- Oye no yo soy un chico no te confundas.

 La mujer solo sonrió y llamo a una campanilla de inmediato salieron tres hombres vestidos como pingüinos empujando carros de comida, los dejaron dispuestos muy cerca de mi y se retiraron en silencio.

 La maid me señaló la comida y yo moría de hambre así que acepte.

 El resto de la tarde me la pasé en su compañía, la mujer aquella no me dejo ni para ir al baño, ella tenía que estar presente en todo momento, era un tanto fastidiosa la situación así que decidí tirarme a dormir.

 Desperté al te de la tarde gracias a ella, que me indico que debía tomar el te.

 Te de menta con limón, sabía un poco dulce pero igual era bueno saber que los franceses igual honraban la costumbre de tomar el te.

 Al poco rato la mujer comenzó a abrir las cortinas, debía ser muy fuerte para hacer eso, ella me miró y  sonrió ante mi cara de admiración.

 -Madmoiselle oh je suis la fille d'agriculteurs et a grandi dans une ferme....le travail est dur sur les fermes.

 Yo no supe que decía ni que responder así que solo asentí y disimule. Seguía sin entender por que me decía señorita o madmoiselle, si incluso había visto en el baño que yo orinaba como hombre.

 Cuando terminó de abrir todas las cortinas y los ventanales me pare olvidándome de mi atuendo y me asome a ver si podía reconocer donde nos encontrábamos.

 Un jardín enorme se abrió a mi vista y supe que estábamos en Versalles.

- Versalles aquí?- Dije haciendo mímica para que me entendiera.

 - Oui madmoiselle.

 - Genial! Genial!

 Estaba en baby doll y liguero en Versalles, más perfecto no podía ser. Tenía bastante calor así que no me aparte de la ventana, por que hacía tanto calor en París?

 La chica se poso junto a la puerta y estuvimos en silencio por largo rato hasta que las puertas principales se abrieron de par en par y entro aquella mujer que me había encontrado en la juguetería pero oh sorpresa! Venía ataviado con un traje sastre de hombre ahora o más bien era un hombre?

 Dijo una palabra en francés y la maid salió.

- Como estás lindura?

- Que hago aquí en Versalles? Dónde está Layla?

- Calma, nene calma! Primero te vamos a poner muy hermoso para tu presentación.

 - Que?

 De inmediato entraron un grupo de Maids que no parecían muy amigables, me tomaron de los antebrazos y me rindieron boca abajo contra el colchón.

 - Que haces? Basta! Suéltenme!

 Una de ellas me levanto la cadera poniendo un par de almohadas para que quedará alta. Otra en tanto me jaló los cabellos para que pudiera prestar atención frente a mi, pues aquel espectro se había posicionado frente a mi y sonreía.

- No sientes calor? Dime no es extraño tanto calor?

- Suéltame, por favor!

- Mmmh No! Pero voy a hacer algo más bueno por ti Stephan Joggar, voy a calmar ese calor en ti, ese calor no propio de la bella cuidad de París, más bien ese calor que se da entre tus piernas.

 - Que?!

- Si, si, aquí no está haciendo el calor que tú percibes, más bien viene de tu sexo y tu enorme necesidad de ser poseído.

 - Pero...

- Aunque no lo creas aquí nos encantan los eunucos.

 Me quedé inmóvil ante sus palabras, yo no era un eunuco... Sentía que ese torrente de llanto explotaría pronto ante lo que había dicho.

 - Pero vamos no llores, en serio eso me pone y mucho, mira esa cara ....

 Este me tomo con rudeza por las mejillas y dijo con su aliento muy cerca al mío.

- Me excita tanto que llores! No hagas más esos pucheros...

 Luego se alejó de mi y fue  a un armario de donde saco una caja de madera con forma rectangular, en tanto yo sentía que el calor se acrecentaba, era cierto, ese calor venía de mi entrada y se corría a mi entrepierna.

- Vas a tener el privilegio de estrenar esta belleza - Dijo sacando de la caja una especie de pantaleta de cuero duro, en realidad cuando la mostró bien por detrás solo tenía un pequeño hilo  de metal pero justo en aquel sitio estratégico parecía tener unos pequeños fijadores.

 - Esto no es lo que parece lindura, lo vas a disfrutar mucho, mira,  por el contrario a ser un calzón de castidad es un calzón de placer.

- Que? No! No me pongas esa cosa- Rogué e intenté patalear pero aquellas mujeres me tenían bien sujeto.

- Portante como un buen chico o dejaré que el calor que te produjo aquel te se vuelva insoportable.

 - Que?!

- Acaso no notaste que el te de menta con limón tenía una sustancia afrodisíaca que en realidad más que placer te va a dar sufrimiento?

 - Que?!

 Él sonrió y dijo:

- Estos ingleses, jamás desconfiarían de un buen te eh?

 Yo comencé a sentir que mi entrada comenzaba a lubricar, mi sexo estaba ya muy firme y mis pezones duros, solté un  jadeo ante la sensación de calor interior.

- Ves? Pero descuida aquí tengo la solución.

 Este saco un juego de bolas anal que parecían de plata.

- Son de plata querido, solo lo mejor para nuestro invitado inglés.

 - No- Dije en un jadeo- Por favor! No!

- Descuida seré gentil.... No, no es cierto pero puedes pensar eso sí te hace sentir mejor dulzura.

 Este  paseo aquella cosa  por mi cara  y luego se  colocó detrás de mi, donde aquellas mujeres tenían presa mi cadera.

 - Abran sus piernas.

 Las mujeres me pellizcaron los muslos y a pesar de que me dolió bastante, sentí la excitación y mi sexo se endureció más.

- Ahora relájate y se un buen chico.

 - No! No!

 Sentí como este  bajaba la lencería que ya estaba empapada de mi lubricante natural  y me abría el trasero,  sus dedos toqueteándome.

- Pero mira nada más que belleza. Pareces hecho de terciopelo lindura.

 Este tomo un poco de mi lubricante natural y se lo llevó a la boca.

 - Simplemente delicioso, el maestro K si sabe lo que es la buena vida.

- Por favor- Dije llorando- Por favor déjame!

- Relájate, y disfruta.

 Sentí como introducía junto con su dedo  una pequeña cápsula que se iba deshaciendo poco a poco y luego la bola más pequeña, pasando a la siguiente y luego la siguiente y así, la verdad es que en mi mente estaba destrozado pero mi cuerpo estaba necesitando que me poseyeran por lo que su invasión no me dolió en absoluto, es más mi entrada estaba tan relajada al momento de la penetración que fue fácil incluso que entrará la más grande de las bolas, más aún así intentaba contener los gemidos pues eso solo le haría pensar a ese idiota que estaba disfrutando.

 - Puedes gemir dulzura, ahora voltéenlo.

 Yo sentía como esa cápsula iba liberando una sustancia caliente en mi interior que me atontaba los sentidos y volvía la sensación más intensa al punto de que cuando las mujeres me voltearon ya no pelee más solo me deje subir las piernas para que el me pusiera esa prenda de cuero duro y acero, el espectro acomodo mi sexo que a su contacto frio me causo una excitación tremenda, luego ordenó que me subieran más las piernas hasta que tuve mis tobillos en la frente, el acomodo  las bolas, unto un gel extraño que se sentía frío después  fijo  las bolas en aquellos fijadores pequeños  y dio un par de tirones al hilo de acero que se metía entre mis nalgas para terminar palmeando mi trasero un par de veces

 -  Pero mira qué bien te ves. Vamos a probar estás bellezas - Dijo fijando la cerradura en el perineo del calzón.

 Yo quería bajar las piernas, me parecía que me observaban todos los presentes pero mi cabeza no se coordinaba  con mi cuerpo, la excitación crecía conforme la píldora se derretía en mi interior y ese gel en mi entrada se calentaba haciendo que me mojara de una manera única .

 Tenía los tobillos en los ojos y el trasero al aire, este tironeo del hilo de acero para divertirse un par de veces, recorrió mis muslos con los dedos beso la parte donde me hacía falta algo, luego fue cuando sentí esa vibración, primero me incómodo y comencé a pelear por bajar las piernas pero entonces conforme se incrementaba y se movían en mi interior aquellas bolas comencé a mover la cadera en círculos, sentí que el espectro paseaba sus manos por mis muslos y mi sexo.

 - Verdad que esta delicioso? Bájenle las piernas.

 Ordeno el espectro  y las mujeres obedecieron.  Mi cabeza estaba jodida pues a pesar de que quería escapar o pedir ayuda el placer que estaba sintiendo me dejaba aturdido.

- Descuida ya viene la poupée française.

 Este dijo otra palabra inteligible y todas aquellas mujeres salieron de inmediato. Solo nos quedamos el y yo, yo estaba siendo fulminado de placer en el colchón y el tomo asiento en una silla que había en una de las esquinas  al noroeste  de la habitación .

- Ah! Ah- No podía controlar los gemidos, me aferre a la colcha y hundí el rostro.

- Eres adorable Stephan Joggar, quiero que te quedes aquí por siempre.

 No podía contestar por tanto jadeo, estaba empapado de mi lubricante natural y las cosas no parecían mejorar cuando ella entro.

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 Del libro de Layla.

Sin lujuria.

Había pasado todo el día en mis antiguos aposentos en Versalles, había tenido toda la mañana para recordar que en esa asamblea era yo solo un objeto, propiedad del Rey de la época, yo había huido del Lilim para poder ser libre de las ataduras de mi madre y había terminado en una asamblea en Francia la cual solo me ocupaba como premio para que los reyes se sintiera bien consigo mismo.

 Estaba preocupada por el rubio, pues para mi huir de Versalles no representaba ningún problema; quizás unas quemaduras graves pero bien valían la pena pero no podía dejar a Steph a su suerte y menos cuando fue un descuido mío lo que permitió que esos infelices se colaran en Mónaco. Cuando el sol se escondió una de las mucamas fue directo a indicarme donde debía dirigirme, ella sabía que yo no deseaba ser acompañada.

 Afuera de la puerta estaban Justine la pequeña hija de Mammon , ojalá Elliot la fulminara,  sería una basura menos, también estaba Gustave, ese maldito insensato que había perseguido a Milou y le había quitado la cordura, también estaba un miembro que yo no conocía, pero la pinta me decía que era un hijo de Belfegor.

 Yo pase por en medio sin decir nada y me adentre a la habitación.

 De inmediato vi a mi rubio tendido en la cama usando lencería de mujer, parecía que estaba sufriendo un ataque por que gemía de una manera lastimera. Frente a él estaba Yves sentado.

 Este me lanzo una mirada de que podía acercarme al rubio y no perdí el tiempo.

 Cuando estuve frente a Stephan me di cuenta de que sucedía.

 Estaba salivando de la excitación, lo habían drogado con un potente afrodisíaco que le adormecía los sentidos, tenía un calzón vibrador puesto el cual seguro adentro tenía uno de esos juguetes que tanto amaban Yves, la colcha, el calzón y las medias del liguero estaban tan  empapadas  entre su lubricante y su orina, pues seguramente en algún punto se había orinado del placer  que se había formado un manchón enorme alrededor del rubio.

 - Que le hiciste Yves?

- Solo lo puse en modo fiesta Laïla.

 -Lo drogaste? Con que?

 - Eso no es lo importante ahora  mira nada más como se puso, es un desastre no lo crees?

 Fruncí el seño y Steph levantó con torpeza su mano intentando buscar la mía.

 - Lay....La...- Dijo con la lengua trabada.

- Que pasa cariño? - Dije yo posicionándome a su lado.

 Le levanté por las axilas a manera de sentarlo pero eso fue un gran error pues este gimió más fuerte y sus piernas se retorcieron del placer.

- Tranquilo Steph cálmate.

 - No, por favor sentado no, ah! Ah!- Dijo entre gemidos.

 Lo volví a poner de lado y  acaricie su muslo izquierdo. Mire que tenía bien incrustada la varilla en las nalgas y el cerrojo de seguridad puesto.

 - Yves que quieres?

 - Nada, nada,  solo quiero lo mismo que tú,  sabes? Mira te explico, se me pasó un poco la dosis de afrodisíaco ups! Y bueno  mira nada más, por eso es importante usar el gotero, en fin nada se puede hacer, el caso es que si quieres ayudarlo pues... Tú sabes que tienes que hacer.

 

 Qué?! No! No podía ser verdad...

 

- Lo haría yo- Continuo Yves- Pues en serio es una cosita preciosa, pero eso sería meterse con la propiedad del gran maestro K y bueno tú sabes me eliminaría y no queremos eso verdad? Así que pensé que tú podrías ayudarlo.

 

 Este había sido un plan bastante ingenioso, había drogado a Steph para que yo me lo tirarse y el maestro K me eliminase cual insecto rastrero, era eso o dejar a Steph en su intoxicación sexual.

 

- Entonces mi adorada Laïla? Dime lo ayudarás?

 Steph me buscaba con la mano a ciegas, yo sabía que la intensidad de su orgasmo aún podía aumentar más y que quizás el no soportaría tanto, su corazón podía fallar pero ... No podía ayudarlo sin obligarme a mi misma a convertirme en un monstro.

 Yves sabía que más allá de que el maestro me eliminara por poseer su propiedad en el estado actual de Steph yo no podía más que despreciarlo, el había perdido la fuente de ese líquido vital, tan preciado por nosotras las hijas de Lilith, para mi Steph no existía más como hombre.

- Layla...- Dijo el rubio en un intento de ganarle a los intensos espasmos sexuales de excitación que sentía.

 - Steph no puedo, no puedo tomarte.

 Sus ojos negros chocaron con los míos y suplicaron ayuda.

- Steph resiste, por favor, en serio no querrás que te tome, recuerda a Sid.

 Lo peor que pude haber dicho, el recuerdo de Sid activo más su libido y este comenzó a lanzar gemidos más potentes y a aferrarse con todas sus fuerzas de la cama.

- Entonces la poupée française se niega a ayudarte lindura, pero que problema eh?

- No es eso Yves, sabes que no es así!

 Estaba comenzando a perder la paciencia, no podía hacer nada por Steph más que verlo retorcerse del " placer" que quizás podría terminar con su vida.

- Entonces mi querida Laïla?

 Mire a Steph que me miraba suplicante, yo sabía que era una situación extrema y que Sid más allá de unos golpes comprendería, sabía que Steph estaba sufriendo pues aquellos placeres ya no estaban siendo tan placenteros sino mas bien fulminantes.

- Perdón...- Baje la cabeza- Steph no puedo perdón .

 Me senté apartada de el en una silla, esta situación hubiera sido tan diferente si tan solo tuviera sus genitales intactos, seguramente me lo hubiera comido a besos y a pesar de todo lo malo que pudiera presentarse yo  hubiera disfrutado; pero mi naturaleza me impedía no convertirme en un monstruo y hacerle daño en este caso.

- Ves lindura, ella no te ayudará por que antes que nada esta pensando en ella, digna hija de Lilith eh?

- No!- Espete furiosa- No es así Yves lo sabes, es solo que yo...No puedo...

- Por que no puedes? - Elevo Yves su tono de voz- Será por que en verdad no lo aprecias tanto como dices?

 - Claro que no! Yo amo a Steph.

- Entonces? Qué tipo de amor es el que le profesas si no quieres ayudarlo eh? Cómo puedes verlo sufrir así y no hacer nada más que ver? Oh dulce Laïla no me pongas esa expresión, yo conozco a las hijas de Lilith y ellas solo sirven a un amo y es aquel que tienen entre las piernas...

- No es eso carajo! - La herencia de mi madre termino estallando en mi interior y al final lo escupí sin pensar- Es solo que Stephan no se me antoja ya pues no tiene eso que lo hacía hombre! No puedo verlo como hombre, ya no siento deseo sexual por el y es por eso que si lo poseo le haré daño, sería como poseer a un bebé! Sería horrible para mi, sería asqueroso, sería ....- Un aullido se ahogo entre la colcha y cerré los ojos, había caído directo en donde Yves me quería, me mordí el labio y sin nada de ganas abrí los ojos y me obligue a ver al rubio.

 Steph había escuchado todo aquello y estaba aun debatiéndose entre el llanto y los gemidos, apretaba con la mano izquierda la colcha y con la derecha se sujetaba aquella prenda que tenía su sexo cubierto por duro cuero.

 - Steph yo...

 Intenté acercarme a él y este lanzó una patada en mi dirección.

 - No! Ah... Ah.... Vete ! Ah! - Dijo entre gemidos.

- Pues bueno no hay otra solución mi hermosa muñeca francesa. Tú sabes que debes hacer, en tanto yo me retiro, tengo una asamblea que preceder gracias a que alguien nos quito a nuestro amado líder... Tú sabes Laïla, ojo por ojo, tu evidenciaste a Zephyr, yo te evidenció a ti- Dijo sonriendo- Portante bien lindura, te veré mañana.

 Yves salió de la habitación con una sonrisa de oreja a oreja, tras de sí cerro con llave, yo sabía que el quería que yo presenciara toda aquella escena.

 Me deje caer derrotada en la silla donde ese perverso demonio había estado antes, mire la cama y al rubio que ahí se retorcía.

 Mire sus tacones, mire su baby doll, mire su rubio cabello y su gesto descompuesto debido al nivel tan elevado de excitación, esa prenda que se incrustaba entre sus nalgas blancas y suaves y nada de lo que miraba me excitaba, no había ni una pizca mínima de deseo sexual en mi, era tan irritante. El silencio también era una verdadera tortura, solo podía escuchar sus gemidos combinados con su llanto, el no me miraba pero yo podía ver en sus ojos la pena, le estaba matando, el pensaba en esas cosas idiotas como que sería buena idea morir en este momento, su cabeza suplicaba volver a ver a Sid una vez más pero de inmediato desechaba la idea recordando mis malditas palabras... "No puedo verlo como hombre, ya no siento deseo sexual por el..."

 Cerré los ojos y pensé en mi madre, pensé en cada una de mis hermanas y en mi amado Samael...

 Me puse en pie y abrí por completo aquel ventanal dejando entrar los aromas de los jardines de Versalles, la tierra fresca de donde venía mi madre, hecha por la mano de Dios... Me desnudé a la luz de la luna y deje que ella me bañara el cuerpo, sus aullidos eran más y más agudos.

 Casi podía escuchar la música cuando el corazón de mi madre estaba triste, aquella música que de niña me había partido el corazón... Perdóname madre, perdóname Steph, perdóname Dios, intentaré detenerme a tiempo... No lo voy a herir, no lo voy a herir.... No lo voy a...

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 La vi venir completamente desnuda, había escuchado esas palabras, ella me había mentido, había dicho que yo era un hombre completo sin importar que, pero no era verdad, yo le causaba asco, repulsión, yo no era más que la imagen de un bebé ante ella. Esa era Layla pero no era ella, no quería que me tocará intenté apartarla pero me tomo de las piernas con rudeza y me jalo hacía ella, me abrió el compás con una brusquedad absoluta y yo sentí que se me habían desgarrado los ligamentos de las inglés, sus manos ya no eran las finas y delicadas manos de Layla, ahora eran horribles garras que destrozaron aquella prenda de cuero, y comenzaron a meterse en mi entrada, intenté apartarla una vez más pero entonces ella levantó el rostro, no era su dulce rostro, Layla era algo espantoso, grite y ella soltó un puñetazo a mi rostro mandándome al colchón y reventando mi labio, sus alas se desplegaron y su cuerpo se volvió el de una bestia sedienta de sangre, comencé a llorar y a gritar, pero fui golpeado de nueva cuenta en el rostro, mientras la bestia en mi interior invadía mis entrañas.

- Sid...- Llore- Sid... Ayúdame!

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Del libro de Layla.

De como apagar un corazón muerto.

 Los gritos de horror del rubio  se habían escuchado por todo el palacio de Versalles y jardines cercanos durante gran parte de la noche, me había controlado lo más posible, más aún así tenía el labio reventado, la mejilla inflamada, moretones y mordidas en el cuerpo, para cuando volví a mi forma humana este estaba temblando aún del miedo ante mi presencia.

 Me deje caer aún desnuda en una silla frente a su cama.

- Perdón Steph...- Solo alcance a susurrar.

 Él solo se cubrió con la colcha, el amanecer estaría cerca.


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