Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

ESPECTRO... DE DOLOR L2 por Lory Backon

[Reviews - 44]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola a todos !

Primero que nada gracias por leer y bueno subire algunas imagenes al face de Lory Backon!

Un abrazo.

Lory B.


- Sally... Pero que haces aquí? Es muy noche y hace frío.
- Steph niña, ahí!
Señaló el moreno con una sonrisa.
- Niña?
- Ahi! Ahí! Sally, niña, juegan!
Este estaba muy agitado, había salido corriendo hacia la escalera de madera que llevaba a la escultura de albatros. Desde que habíamos llegado a Cabo de Hornos en la Patagonia, Layla de inmediato fue a buscar a su hermana, estaba muy ansiosa de quitarme a mi Sally, Kanon estaba muy contento de que la chica de nombre Lizeth le mandará un correo diciéndole que estaba ya trabajando en su pedido y que en cuanto estuviera listo ella misma lo iría a dejar a Londres, en tanto Elliot había hecho el berrinche esperado cuando se había enterado de la cita que tuvo con la dama Iris, yo francamente estaba muy preocupado hasta que Layla y Kuri me explicaron que una unión no era una boda o algo por el estilo, era solo una formalidad para entrelazar dos asambleas, pero a mi me pareció que había habido mas entre esos dos y aun así me calle para no enfadar mas a Elliot.
Me tranquilice cuando Kanon regreso casi a la madrugada, parecía estar muy en paz consigo mismo, pero todo acabo cuando Elliot se tiró al suelo a gritar y patalear como el niño que simulaba ser, ya nadie le creía.
En cuanto a Benedetto y Kuri, las cosas parecían marchar lentamente, el ponía flores frescas a la foto que Kuri veneraba y este quizás hacia menos hostil su trato hacia el.
Habíamos pasado a Mar de Plata por mi Sally y Benedetto, se notaba la destreza del Italiano con los niños pequeños ya que Sally parecía no haberlo pasado tan mal en su compañía, Elliot por supuesto fue a presentar sus respetos a la asamblea de Argentina y se llevó a Kanon con el por aquello de que hubiera otra cita clandestina.
No sucedió mucho, un hermoso país, lindas mujeres las de Latinoamérica, y mucha cultura y a pesar de que habíamos tenido nuestros percances no la pasábamos tan mal. Llegó el día de la partida rumbo al último punto, la Patagonia. Ahora en cabo de Hornos teníamos que esperar a Layla y a su hermana. Ella se encargaría de Sally... Yo había juntado sus cosas en una pequeña pañalera con un dinosaurio bordado, en otra había puesto sus muñecos de felpa y lo que le había comprado... Sally, tome un monito de calcetín que mi mamá había hecho para el, con enormes ojos de botón y aunque aún no se lo habían llevado, sentí una nostalgia enorme.
Desde que habíamos llegado a la Patagonia hacia un par de días, Sally insistía en ir a nadar al mar, ya había hecho mas de tres berrinches y había muchos lloriqueos por su parte.
- Música Steph! Ahí, música!
Decía, yo en tanto sabía que no era buena idea nadar en mar abierto y menos un mar que yo no conocía pero que a leguas se miraba helado y muy embravecido.
Tome a Sally de la mano y lo conduje de regreso a la cabaña, que habíamos alquilado, pues Elliot quería estar más cerca de la escultura de albatros por razones que yo no pude comprender así que rentó una cabaña y nos sentamos a esperar a Layla o a el espectro de nombre Ayayema, pero Sally insistía en lo mismo una y otra vez, música, música! Seguro le gustaba el sonido de las olas del mar y a quien no? Si era como la respiración de Sid, pero sabía que por mucho que me gustará el sonido del mar, no podía lanzarme así sin más.
La tercera tarde un viento terrible azotaba la cabaña cuando un extraño tocó a la puerta.
Un chico de cabello blanco, que portaba una máscara de madera de fondo negro con una cruz blanca pintada en ella se posó frente a nosotros. Vestía un traje antiguo, hecho de retazos de pieles y una capa del mismo material.
- Maestro Ayayema, por favor.
Dijo Elliot reverenciando a aquel que atravesó el umbral, Sally salió disparado a la puerta pero yo a tiempo le atrape entre mis brazos y note que este se dejaba caer al piso, las piernas le temblaban.
- Sally...
- Steph- Dijo y se soltó a llorar.
Aquel invitado le había causado miedo a Sally.
- Steph llévate a Sally, que importuna al maestro!- Exigió Elliot.
Yo obedecí y me lleve a Sally a la habitación, Benedetto fue tras de mi.
- Ese es el espectro que esperamos?
- Si- Dije tocando el trasero de Sally para averiguar si se había mojado.
Sally seguía asustado y se metió en mis brazos, giraba con desesperación su cabeza en mi pecho.
- Ya Sally, sabes que nunca permitiría que nada te ocurriera cierto?
Este estaba aún lloroso y yo le trepe a la cama y le dije.
- Vamos toma tu leche quieres?
El asintió y se recostó, Benedetto tomo un lugar a los pies de la cama y lo confortamos con mimos hasta que Sally se quedó bien dormido.
Luego de eso le cambié con ayuda del castaño.
- En verdad da miedo ese espectro.- Dije.
- Bueno quizás sin la máscara tenga una cara linda no lo crees?
- Espero.
- Oye Steph, pero el es el que te va a guiar a quien buscas no?
- Eh?!
Maldición no lo había pensado, no era que me molestara ir en compañía de un espectro a buscar a Sid, pero si me daba miedo esa máscara y quizás lo que había debajo de ella. Al fin terminamos de cambiar a Sally, le arrope y le di un beso.
- Duerme bien amor.
Justo en ese momento entro Kuri y dijo.
- Steph ven.
- Yo?- Dije obviando la orden.
- A menos que el- Dijo señalando a Benedetto- Se llame Steph y este buscando a Sid...
- Voy. Voy Kuri, no tienes que ser grosero.
Esté rodo los ojos y yo mire a Benedetto con preocupación. Él asintió y salí en compañía de Kuri hacía la estancia.
Ahí estaban Kanon, Elliot y Ayayema.
- Steph, el es el maestro Ayayema, el que te dirá como llegar a Sid.
- Bu... Buenas tardes! Muchas... Muchas gracias por venir.
Yo me quedé pasmado, ese espectro no se movió ni un centímetro, parecía de piedra.
" Mañana por la noche, a las cuatro de la mañana, en el faro del fin del mundo, trae las llaves contigo"
Yo asentí a lo estúpido, su voz era hipnótica, no era como que viniera de el, no! Parecía venir de todas partes y de ninguna, era áspera pero clara.
"Él ya encontró lo que buscaba"
- Ah?!
Quise preguntar si hablaba de Sid pero Kanon puso su mano en mi hombro en señal de que me refrenara.
Fue muy difícil dormir esa noche así que aunque estaba despierto cuando Sally corrió por la noche a la escultura de albatros me costó poder alcanzarlo pues estaba muy cansado. El mar estaba embravecido, yo sentí miedo, había visto antes al mar enojado, pero eso se parecía más a la furia de Sid cuando su hermano Nereo me había secuestrado. Tome a Sally de la mano, estaba empapado.
- Vamos Sally, hay que regresar a cambiarte la ropa.
La negrura del cielo y el mar fusionados daban ese sello de horror al paisaje.
- Steph, niña!
- No Sally, vámonos ya.
- No! Steph!- Comenzó a llorar Sally haciendo un berrinche.
Intenté quitar sus manos aferradas a aquel barandal cuando escuché aquella caja de música, era una suave y linda melodía más aún así las cajas de música me aterraban, la razón radicaba en Roma.
-"Soy el albatros que te espera en el final del mundo,
Soy el alma olvidada de los marinos muertos,
Que cruzaron el Cabo de Hornos,
Desde todos los mares de la tierra.
Pero ellos no murieron en las furiosas olas,
Hoy vuelan en mis alas,
Hacia la eternidad,
En la última grieta de los vientos antárticos” .
Di media vuelta esperando ver al maestro K. ahí parado con su caja de música, pero en su lugar estaba una bella mujer, suspire al saber que no era el maestro K. sino solo una mujer de cabello color chocolate bien corto de manera recta hasta la mandíbula, bien dotada, alta, vestía de color negro, traía unos lentes muy finos puestos; sentí como la brisa de las olas me salpicaba el rostro.
- Un bello poema el de Sara Vial no es así?
- Niña!- Dijo Sally- Niña! Niña juega, Sally juega!
Ella sonrió y se quitó los lentes, no era una mujer era un espectro, sus ojos refulgentes me lo dijeron. Sentí un escalofríos recorrerme la espina y ella sonrió.
- Hola Stephan Joggar -Dijo ella sonriendo.
- Oa!- Saludo Sally
Yo me quedé helado, no podía moverme, esa música, esas palabras y el recuerdo que venía a mi.
No había notado el peligro, sino hasta que escuché a Sally gritar.
-Steeeph...
Una ola enorme se alzaba tras de nosotros, en menos de un segundo se lo tragó.
- Saaaaaally! Nooooo.
- Tu también vienes- Dijo la mujer y acto seguido otra ola enorme se formó y se fue contra mi, tome mucho aire pero por impacto tan duro con el que me golpeo perdí el conocimiento, lo último que escuché fue esa caja de música, está aunque sonaba triste era otro tipo de tristeza. Sid... Ayúdame! Lo prometiste!... Ayuda a Sally.

Tenía frío, tenía mucho frío, no quería abrir los ojos pues pensé que estaban tiesos por el frío y quizás se me romperían los párpados si los abría, pero aún así lo hice.
Luz? No, solo era un reflejo del resplandor del hielo, el silencio ahora reinaba, no más música, no más nada.
Intenté acostumbrarme al paisaje; hielo que resplandecía y cielo oscuro.
- Bienvenido Stephan Joggar.
Intenté ubicar de donde venía aquella voz, no podía recordar que había pasado pero estaba preocupado por Sally, donde estaba? Por que sentía está opresión en el corazón?
- Quien... Quien es? Do... Dónde estoy? Sally, dónde está Sally?
Una hermosa mujer de buenas proporciones se paró delante de mi, yo ya la había visto antes... Mi cabeza me dolía más aún así lo intenté y de golpe se me vinieron todos los recuerdos, entonces me sentí enfermo y vomite.
- Tranquilo, es normal que te sientas mal.
- Quien.. Quien es usted? Dónde está Sally?- Ella se inclinó y me dio unas palmaditas en la espalda para calmarme.
- Tu ya me conoces Stepan Joggar, soy Nun, sirviente del Leviatán del ártico, el maestro Ran.
Ran había dicho? Una segunda descarga de vómito me atacó y saque todo lo que traía, ella intento calmarme pero eso fue peor, estaba horrorizado ante su toque diabólico.
- Tranquilo Stephan Joggar, mi maestro Ran solo desea conocerte.
- Ma... Maestro Ran?
Mi cuerpo comenzó a temblar sin control, estaba perdido, estaba muerto! Sid ... Ayúdame! Lo prometiste.
- Ven- Dijo la hermosa chica y me extendió la mano.
Yo no respondí a su llamado pero ella no se rindió y me cogió de la mano, sin esfuerzo alguno me hizo ponerme en pie.
Parecía un lugar vacío, no era un palacio como en los cuentos, no era una casa o una construcción, era un lugar con montones de hielo apilados, témpanos por aquí y por allá, estalactitas y formaciones de miles de años. Yo atravesé aquel sitio con pasos cortos, era algo muy frío y mi piel se ponía azulada.
Al fin en una gruta con un techo alto y abovedado se escuchó.
-Ay Nun, este tío es un animal, no sé por qué el Leviatán lo quiere, mira nada más, estaba hecho un desastre, es un...
Una niña, apenas era una niña de doce o trece a lo mucho, su cabello negro y rizado, ojos lilas y ese cuerpo exageradamente delgado, estaba muriendo?
- Y este?- Dijo con tono despectivo.
- Steph!- Grito Sally que estaba solo con su camiseta, calcetas y sus tenis, en el cuello llevaba un lazo atado que ella sostenía con la mano izquierda.
- Sally!
- Ah?
- Maestro ya le dije que ese no era Stephan Joggar.
- Si lo es! Es idiota, cara de niña y ojos negros, tal como lo describen.
- Este también tiene ojos negros maestro y cara de niña.
- Si pero ese no es tan idiota. Tiene que ser un completo estúpido no?
- Si bueno, pero hay que darle una oportunidad a este maestro.
- Ay Nun, yo se lo que te digo!
Los ojos lilas de la mujer se posaron en mi, esas lilas. Recuerdos incesantes, pero aunque eran los mismos ojos lilas eran muy diferentes. La mirada de esa niña denotaba hastío.
- Quien eres tú niño?
Dijo en tono serio, un tono completamente diferente al que había usado con la otra mujer.
- Yo... Yo... Yo... Me llamo Stephan Joggar.
- Tu dices que eres Stephan Joggar el amor del Leviatán de la Antártida y contratista de Kirye?
Estaba temblando de frio, no podía soportar el miedo y además mi cuerpo estaba cansado.
- Ss... Sssi.
- No me lo creo.
Por alguna razón estaba jadeando, el frío extremo hacia que me costara más trabajo poder respirar y aquel mareo no lo hacía más fácil, mire a Sally el parecía no tener frío, su camiseta era de manga corta le daba hasta el vientre, la desnudez de sus partes no parecía afectarle en nada, sus piernas eran lindas, pocas veces había reparado yo en ellas a pesar de que lo había visto muchas veces desnudo, pocas veces reparaba en que Sally tenía ya un cuerpo de hombre, pues todo eso se veía opacado debido a que a sus 33 años Sally aún bebía en botella, se chupaba el dedo y usaba pañales. Mientras yo le analizaba, este hacía burbujas de baba que se reventaban de inmediato.
- Di la verdad niño, por que será la última vez que pregunto. Quien eres tu?
Esta hablo y me saco de mis pensamientos, de inmediato la mire y comprendí.
- Yo soy Stephan Joggar.
- Insistes en mentir?
- No es una mentira!
Ella miro a Sally y me miro a mi, hizo esto un par de veces y luego miro a la otra mujer. El silencio reino unos minutos hasta que Sally comenzó a orinarse encima.
La niña lo miro sin comprender y la mujer que se encontraba a mi lado sonrió con ternura, cuando había acabado de hacerse encima el dijo:
- Pipí, Steph. Pipí!
Yo asentí y le dije en voz muy queda acompañada de un ademán ligero.
- Si Sally, tranquilo.
- Bien, está bien, ahora dime quien es este retrasado.
Dijo la niña líder.
- El es Sally por... Por favor no le haga daño, está enfermo.
- Enfermo?
Repitió la niña mientras le dirigía una mirada de asco.
- Que es enfermo?
- Son humanos que están débiles o endebles maestro.
- Yo lo veo sano.
Dijo la niña.
- Maestro este humano tiene algún tipo de retraso mental severo, me temo que es algo que nadie podría curar, es imposible ayudarlo.
- No para mi. Soy uno de los espectros más poderosos.
- Pero él no puede firmarle un contrato por su estado maestro, además recuerde que no podemos firmar ningún tipo de acuerdo con buenas almas.
- Ya se Nun, ya se! Qué molesta eres!
- Maestro Ran que es lo que desea hacer con el humano?
- No lo sé, jamás pensé que haría al tenerlo aquí.
- Do...Donde estamos? - Dije temblando de frío.
- Donde crees?- Dijo la niña que tomo asiento en una pila de hielo.
- No... No sé .
- Nun dile dónde estamos?
- Estamos en el ártico, en el punto más alejado de la civilización.
- Que?! Pero si ...
- Seguro no tienes idea de donde es. Hace dos noches que están aquí, yo los traje a ambos, supongo el mareo es un efecto secundario de la velocidad del sonido.
- Dos... Dos noches?
- Dos noches-Reafirmó ella.
- No! Debo regresar! Tengo regresar a la Patagonia! Por favor déjenme ir! Necesito volver!
- Por? A?- Dijo Ran.
- Por favor!- Me deje caer de rodillas- Necesito volver.
- A que? No me digas que vas a intentar encontrarte con el Leviatán de la Antártida?
- Yo... Yo bueno...
La chiquilla sonrió de lado y dijo.
- Acaso ya encontraste la puerta a su hogar, la Antártida? Acaso alguien tan idiota como tú supo cómo tratar con el guardián para poder saber usar las llaves? Dime niño, crees que eso te hará encontrarlo?
La Antártida? Sid estaba en la Antártida? Mis ojos se abrieron como platos.
- No lo sabías verdad? Es lógico, eres un humano más allá de lo estúpido y patético.
Recordé entonces aquellas veces que Sid me había hablado de su hogar, pero, hasta donde yo sabía por Elliot el no había ido a la Antártida.
- Claro que no de principio, el necesitaba asegurarse que ninguno de nosotros estuviera tras de ti, por que al parecer te empeñas en ponérsela difícil, fue al territorio donde gobernaba Nereo, el océano Indico, se aseguró que no hubiera descendiente que pudiera perseguirte, luego fue a mi territorio y luego al pacífico, en estos últimos el no logro nada, yo no soy tan débil como Nereo niño, ni tan idiota como tú, pelea entre dos Leviatanes es una pérdida de tiempo, aunado a que seguro Kirye tiene una sorpresa reservada para ti, así que como verás yo no estoy interesada en ti, y menos ahora que me doy cuenta del gusto vulgar del Leviatán.
La mire con ira, pero ella prosiguió.
- Sabes? Lo vi en Paraguay y charlamos un poco, creí que serías más interesante, los rumores y su forma de hablar denotaban eso, pero no lo eres. Solo eres un humano más, tan vulgar y corriente como la ropa que traes puesta. Aunque no niego que estéticamente eres muy lindo, lindo pero estúpido.
Esta hizo un mohín y puso cara de hastío, el único sonido que se hizo presente por un largo rato fue el chasquido de mis dientes . Yo mire durante ese tiempo a la chiquilla de ojos lilas y está sonrió con suficiencia.
- He visto suficiente, Nun, haz lo propio.
La mujer de nombre Nun hizo una reverencia a su amo y se disponía a hacer quien sabe que cuando Sally camino hacia donde estaba la niña acortando la distancia de la correa y se sentó en sus piernas. Al hacer esto la chiquilla lo miro sorprendida y la mujer de nombre Nun lo miro sorprendida y aterrada.
- Niña bonito.
- Ah? Pero...
Sally se acurrucó con dificultad por ser un cuerpo tan pequeño en el hueco de su clavícula y se llevó el dedo pulgar a su boca para comenzar a chuparlo con avidez.
- Nun! Esta criatura insolente!
Esta de un empujón mando a Sally al piso el cual cayó con una gran intensidad golpeándose la cabeza.
- Sally !!! No!!!
Corrí a su lado y este comenzó a llorar de manera estridente.
- Buaaaaa! Duele! Steph! Mamá!
- Sally estás bien?
Le tome entre mis brazos y note que tenía un poco de sangre en su cabeza.
- Dios mío Sally estás bien? Estas sangrando! Qué eres un monstro idiota?! Como pudiste? Es un bebe!
Le grite a la niña. Esta no cambio el gesto frio que tenía, en realidad era como una estatua.
- Le has hecho daño!- Dije metiendo a Sally entre mis brazos- Ya amor! Ya!
Sally se retorció y berreaba, intenté sujetarle para revisar su herida, fue difícil pero pude ver que no era grave, no se había abierto ni nada, solo había sido un raspón de su cabecita contra el suelo, aún así me sentí enojado.
- No vuelvas a tocarlo!
Ella no respondió.
- El es un bebé! Por Dios!
Sally temblaba entre mis brazos y lloriqueaba bajito, le frote la espalda y le di de besos para intentar darle aliento.
- Ya amor, tranquilo, te duele mucho?
Él asintió haciendo pucheros y yo seguí en mi tarea de consolarlo cuando ella dijo.
- Nun, llévate al humano estúpido de aquí. Ponlo cómodo...
- Si maestro.
- Ah?
La mujer de nombre Nun me tomo por el brazo y en un movimiento brusco y rápido se hecho mi peso sobre ella.
- Steph!- Grito Sally, pero la chiquilla le sujeto por el lazo con firmeza y este comenzó a pelear contra el sin éxito, Sally gritaba, berreaba e incluso se orino de la frustración de ser apartado de mi lado y a mi toda la escena me partía el corazón.
- Sally, tranquilo! Sally, te prometo que estaremos bien!-Grite.
Pero dentro de mi corazón no sabía si podría cumplir la promesa hecha a mi pelinegro.
" Sid... Lo prometiste!

 

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).