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Ni tan casados por jotaceh

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Día 118: Caminos separados 

 

 

Siempre todo tiene un final, y sentado frente a un abogado me di cuenta que había acabado una etapa de mi vida.

 

Leticia había encontrado a un hombre que la ama de verdad y estaba esperando un hijo de él. Nosotros todavía no habíamos oficializado nuestro divorcio, por lo que debíamos realizar el trámite. Habían transcurrido poco más de tres meses desde que ella regresó a mi vida para solicitarlo y ya estábamos en el paso final. Tras firmar el papel que estaba frente al escritorio todo acabaría.

 

-¿Estás listo? -

 

Ella estaba a mi lado. Recién había plasmado su nombre en el papel  y ahora me correspondía a mí. Suspiré profundo antes de tomar el bolígrafo y terminar con nuestro vínculo.

 

-Muchas gracias Nico, significa mucho para mí -

 

-No hay de qué, es lo mínimo que puedo hacer después de tantos años -

 

Ahora ambos estábamos solteros, toda la aventura que he llevado hasta ahora, la había hecho estando casado, aún cuando Leti estuviera alejada. Actualmente ambos tenemos otras parejas y un futuro que construir.

 

-Menos mal que nos casamos con separación de bienes, o sino me hubiera quedado con la mitad de tu prostíbulo - se reía la mujer.

 

-No vale mucho, así que no te hubiera ido tan bien de cazafortunas-

 

Y es verdad, al parecer la gente ya no es tan caliente como antes y prefiere sólo ver películas. ¿Dónde han quedado las viejas costumbres? Se cobra el sueldo y después a las putas, de toda la vida.

 

-¿Cuánto te queda para parir? -

 

Quise saber y es que su panza ya estaba a punto de reventar. Estábamos saliendo de la oficina del tribunal de familia, cerrando la puerta, cuando quise seguir conversando y consultar sobre su estado.

 

-Ahora mismo -

 

Mencionó, a lo que me reí y es que era verdad que estaba muy gorda ya.

 

-Claro, y voy a tener que recibirlo yo - no ha perdido su sentido del humor.

 

-Es verdad, acabo de romper fuente -

 

Asustado miré el líquido que escurría de su vestido. ¡Mierda! Que no era broma, la gorda iba a parir en ese preciso momento, o se había hecho pipí. 

 

-¡Auxilio! ¡Socorro! ¡Va a tener a su bebé! -

 

Grité desesperado sin saber qué hacer. Leticia se recostó en el suelo y es que al parecer le dolía mucho.

 

-¡Llamen a una ambulancia! - gritó ella. 

 

Me senté a su lado para consolarla y es que imaginar que una cabeza le estaba saliendo de la chichi, me llegó a doler hasta mí. Se me vino a la cabeza lo que me sucedió con el elefante humano, cuando también terminé en el hospital. 

 

-Todo va a estar bien, querida. Sólo respira - 

 

-El mundo es tan burlesco. Siempre imaginé que tendría un hijo tuyo, y que tú me acompañarías en el parto. Ahora resulta ser que así será - 

 

No sé por qué rayos pensaba en eso mientras salía el bebé, pero solo le sonreí agradable como si la entendiera. Tierna en realidad, aunque lo que me importaba en ese momento es que llegara luego la maldita ambulancia, que la almeja de mi amiga se estaba abriendo. 

 

-¡¿Y la ambulancia?! - grité desesperado, más que mi antigua esposa. 

 

-Ya la llamamos, señor, solo hay que esperar - dijo una de las mujeres que estaba rodeándonos. 

 

Como habíamos gritado mucho, se había formado un tumulto a nuestro alrededor. Todas las viejas metiches del tribunal estaban ahí viendo como se colocaba roja Leti. 

 

-¿Me va a doler? - la mujer estaba asustada. 

 

-Para qué te voy a mentir, yo creo que te va a doler mucho, pero vale la pena. Yo no sé qué haría de mi vida sin mi hijo - 

 

Mi Gabriel, debe estar jugando en su pieza con las muñecas que le compré el otro día, porque obvio #educacióninclusiva. 

 

Finalmente, los paramédicos arribaron al lugar y subieron a la preñada a una camilla. 

 

-¿Usted es el padre? - 

 

-No, pero igual la voy a acompañar - 

 

No me van a dejar fuera de esto, si a esa criatura se le ocurrió venir al mundo justo cuando estaba conmigo, era por alguna razón, así es que iba a acompañar a Leticia hasta el final. 

 

La ambulancia se fue muy rápido, mientras le apretaba la mano a mi amiga. 

 

-¿Puedes llamar a mi novio? - 

 

-Claro, ¿cómo lo tienes guardado de contacto? - 

 

-Amorcito-

 

Tomé su celular y busqué entre sus números aquel nombre tan pegajoso. 

 

-Hola, buenas tardes, ¿con... Amorcito? - 

 

¿Qué más iba a decir? Si ni siquiera sabía cómo se llamaba el sujeto, ni su rostro había visto. 

 

-¿Disculpa? Este es el celular de Leticia - 

 

-Sí, estoy con ella, soy su exesposo. Lo que sucede es que entró en trabajo de parto y ahora vamos camino a la Clínica - 

 

-Voy para allá de inmediato - 

 

Y luego colgó, debió estar muy preocupado por lo que estaba sucediendo. 

 

Llegamos al centro de salud y se la llevaron a pabellón. 

 

-Haz todo lo que te diga el doctor. ¡Puja bien fuerte! - alcancé a gritarle antes de dejar de verla. 

 

Me quedé en la sala de esperas, viendo a cada sujeto que ingresaba al lugar, esperando que se tratara del padre del bebé. 

 

De pronto, ingresó un hombre guapísimo a la sala, era muy alto, rubio y su piel parecía de porcelana. Dios mío, que suerte ha tenido mi amiga. 

 

-Disculpa, ¿tú eres el novio de Leticia? - 

 

El sujeto me miró fijamente. Supongo que había escuchado hablar de mí antes, más que mal fui alguien importante en la vida de su actual pareja. 

 

-Sí, lo soy. Mi nombre es Eric, un gusto - 

 

Se presentó bastante formal, y es que por su forma de vestir tan correcta, pude darme cuenta que se trataba de alguien ordenado. 

 

Nos sentamos a esperar que todo sucediera. Estuvimos en silencio un buen rato, algo bastante incómodo teniendo en cuenta que no nos conocíamos. 

 

-¿Y a qué te dedicas? - quise romper el hielo. 

 

-Soy contador - fue parco. 

 

-Qué interesante, yo tengo un prostíbulo - 

 

Suena raro, pero era la verdad, no le iba a mentir a alguien que es casi parte de mi familia. 

 

-Lo sé, Leti me ha contado todo sobre ti- 

 

Me sentí un tanto halagado, aunque su tono decía todo lo contrario. Iba a seguir con nuestra conversación, cuando apareció el doctor anunciando que ya había nacido el bebé. 

 

-Felicidades, ha sido una niña - 

 

Entramos hasta la habitación en la que estaba la mujer, y la encontramos sudada por completo, pero feliz al tener a su hija en brazos. 

 

-Mira Eric, es hermosa - le decía a su futuro esposo, mientras éste las miraba a ambas con un cariño tan grande que hasta me derritió el corazón. 

 

Me quedé ahí contemplando a la familia, esa que pertenecía a la persona que por muchos años me acompañó y con quién pensé formar una. Ahora ambos hemos tomado caminos distintos, pero estoy feliz que así haya sido. 

 

 


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