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Debajo de las Sábanas por Glace Rose

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Terminó por quedarse dormido sobre la espalda de Kardia, su confortable calidez le hacía sentirse extrañamente seguro, era el rapto más extraño de su vida.

 

_Dégel… - lo llamó una vez, pero no hubo respuesta, presionó sus manos en las nalgas del más joven recibiendo un quejumbroso suspiro seguido de una inconsciente patada al aire - joder ¿se quedó dormido?

 

Era la oportunidad perfecta, pretendía aprovecharse de su joven cautivo cuando sintió los dedos cerrarse en su cuello y hombros.

 

_Sólo dormitaba Kardia, es tarde y estoy cansado.

 

_Te iba a decir que llegamos - no lo había soltado, se había acostumbrado a tener sus manos en ese suave y blando lugar.

 

_¿Podrías ser tan amable de bajarme? - comenzaba a sentirse incómodo, no era manoseado de ese modo todos los días.

 

_Como el señorito ordene.

 

Estaban en un descampado que no logro reconocer, quizás muy lejos de los terrenos de su casa, habían salido hace poco del bosque ya que aún había algunos árboles, aunque podía ver el páramo iluminado por la tenue luz de la luna.

 

_Aún no sabes teletransportarte ¿verdad? - la voz de Kardia interrumpió el silencio nocturno.

 

_No, sólo se hacer uso de algunos portales - fue sincero - ¿Sabes usar magia?

 

_Soy de la familia Skorpious ¿lo dudas?

 

_No sé nada de tu familia, sólo lo que suele decir la gente de mi reino.

 

_¿Que somos unos genios en la estrategia bélica y uso de las armas? - la modestia no era una virtud en Kardia.

 

Dégel tuvo que retener una irónica risa, si supiera con exactitud las barbaridades que tanto su madre como su tío solían decir de ellos, sin contar la animadversión natural que la gente de sus tierras sentía hacia esa familia.

 

_Digamos que no sé mucho sobre ustedes - prefirió omitir algunas cosas, lo cual no pareció importarle a Kardia.

 

_Entonces tendré que hacer el hechizo grupal - parecía hablar para sí mismo - ven, ponte al lado de los caballos.

 

Lo siguiente que vio fue como Kardia trazaba con un polvillo oscuro una circunferencia de un metro de radio aproximadamente, el centro correspondía exactamente donde el peliverde y los caballos estaban, regresó a su lado abrazándolo por la cintura.

 

_No te separes de mi - ciñó su agarre manteniéndose unido al menor.

 

_Tampoco tengo más opciones - murmuró con seriedad.

 

_Shhh…

 

Esta vez pudo sentir una sensación por lo demás desagradable, como si estuvieran cayendo en un profundo abismo sin lograr tocar fondo, por necesidad se aferró a los brazos de Kardia esperando que aquella sensación de vértigo se esfumara, sin percatarse de que había cerrado los ojos y aguantado la respiración. Tan rápido como vino, pudo sentir como la presión iba cesando y lentamente retornando al tangible piso.

 

_Llegamos.

 

El aire regreso a sus pulmones, lentamente fue abriendo sus ojos encontrándose en un lugar completamente distinto, ya no pisaba el césped del bosque, sino que la arena de esas enormes dunas.

 

_¿Dónde estamos?

 

Seguía abrazado de Kardia que no se había quejado al respecto, aprovechaba la situación para tener cercanía con el bello chico.

 

_Ahora que lo dices… - comenzó a cerciorarse de los alrededores - ¡maldición! Solo se teletransportó un caballo.

 

_¿No sabes dónde estamos? - Dégel enarco una ceja.

 

_¡Claro que sí! - observó sus alrededores - de seguro estamos en Nord, el clima y las constelaciones.

 

Ahora que se percataba, el calor podía ser sofocante para alguien que vivía al sur del mundo, también el cielo mostraba otras constelaciones, pudo sentirse perdido en la vastedad nocturna, solo siendo traído a la realidad por el abrazo de Kardia.

 

_Kardia que quieres aho…

 

Sin aviso, el mayor tomó su mentón levantando su rostro, asaltando así sus labios, al comienzo suave pero lentamente aumentando la intensidad de los roces, el peliverde llego a sentirse invadido por la traviesa lengua que sin cansancio se frotaba con la suya.

 

Kardia no lo dudo, nunca lo hacía al tomar lo que quería, hacía tanto que deseaba beber de esos tiernos labios, saciarse de ellos hasta el hartazgo, pudo sentir como lentamente el jovencito dejaba la torpeza y comenzaba a asimilar su ritmo impuesto, ¡por todos los dioses! besaba de maravilla…

 

_¡Ahhh! - de cuajo se cortó la atmósfera del íntimo beso, al igual que el labio inferior del peliazul que al pasar su lengua pudo sentir el sabor ferroso de su sangre - ¡mierda! ¡¿acaso querías sacarme un pedazo?!

 

Dégel seguía agitado, sus mejillas sonrojadas podrían haberle dado un aire de ternura de no ser por el hilo carmín que tenía la comisura de sus labios, paso su pulgar por allí para deslizar su lengua.

 

_Te gustan los juegos violentos ¿no? - parecía molesto, frustrado - no vuelvas a creerte mi dueño - sonrió con cinismo - ¿Es cierto que la sangre de los Skorpious posee veneno?

 

En ese instante Kardia pudo saber que no era un chico cualquiera, si, de seguro era un chiquillo inexperto, pero eso no quitaba la sagacidad y férreo valor que poseía, las cosas comenzaban a tornarse interesantes, el peliazul sonrió con socarronería.

 

_¿Quieres comprobarlo niño? Ya robé tu primer beso.

 

_No puedes saber eso - parecía ofuscado.

 

_¿Ahh no? Pues lo sé - sonaba totalmente seguro - no eres más virgen e inocente porque no te levantas más temprano.

 

_¡Kardia! - ahora era cargado sobre los hombros del mayor tal cual costal, gritó y pataleo mas no consiguió alterar en nada al peliazul.

 

_Mira, si no te callas soy capaz de darte toda la noche hasta que se desgarre tu garganta.

 

_¿Darme una tunda? - Kardia rió.

 

_Algo mucho mejor cariño.

 

**

 

Tal como lo había planeado, terminó entre los brazos de ese hombre, el cual no dejaba de acariciar su cuerpo sobre la delgada túnica, las manos amplias comenzaban a reconocer a su presa.

 

_Milo…

 

Suspiraba sobre sus labios, no habían dejado de besarte en todo el trayecto hacia la alcoba personal del rubio, chocando contra los muebles y a tientas lograron dar con la puerta de la estancia, fue levantado con total facilidad y recostado en el lecho que cedió ante el peso de ambos cuerpos. Sintió al mayor sobre él, con su sola mirada le obligó a abrir sus piernas para comenzar a buscar su erección bajo la túnica.

 

_¿Qué tenemos aquí? ¿Ya estas duro?

 

No sonaba pervertido, inclusive pudo atisbar comprensión en sus palabras, Camus ahogó un suspiro al sentir la mano frotarse de manera circular sobre la ropa interior, una sutil caricia que por más superficial que fuera, lograba hacerle despertar su excitación, experimentaba sus primeros placeres sexuales.

 

Nunca se había sentido interesado en ello, quizás el hecho de nunca haberse sentido atraído a otro hombre había anulado todos sus deseos, algo que Milo pudo desatar con tan solo una caricia.

 

_No digas… esas cosas - apenas y lograba hablar, su agitada voz era interrumpida por sus jadeos.

 

_¿Por qué? Disfruto verte de este modo - su mano se deslizó por la prenda interior, pasando su pulgar por la punta de su sexo - húmedo, excitado sin saberlo.

 

_Es… es vergonzoso - no podía con su pena al punto de cerrar con fuerza sus párpados.

 

_¿Hablas de esto? - su palma cubrió toda la extensión de su falo, comenzando así una lenta masturbación - es la naturaleza de tu cuerpo.

 

El pelirrojo no lograba contener sus jadeos, era tan cálido y placentero que sufría ligeros espasmos, entreabrió sus ojos pudiendo ver la satisfacción en los rasgos de Milo, al descender su mirada pudo percatarse del abultamiento en la entrepierna del mayor ahogando un sonoro gemido, no quería evidenciar su temor ante lo desconocido por más que el rubio se encontrara disfrutando de su inexperiencia.

 

Milo fue paciente, acaricio el sexo del menor por una buena cantidad de tiempo, la necesaria para poder relajar su cuerpo, sin embargo y por más que comprensivo que fuera, su cuerpo, su entrepierna pedía a gritos ser atendido, haberse deleitado con las expresiones y jadeos del menor le habían hecho despertar rápidamente su sexo, sentía como su ropa interior apresaba de manera dolorosa su erección.

 

En un comienzo Camus fue renuente al ser desvestido, nunca nadie lo había visto desnudo a excepción de su madre cuando era un niño, su sentido del pudor y la culpa eran impresionantes; bastaron algunos besos y caricias en ciertas zonas para que accediera, la delgada prenda iba deslizándose sobre la blanca y nacarada piel, Milo no se contuvo a la hora de pasear sus labios por los contrarios, húmedos besos que fueron descendiendo por su mejilla, esternón y clavícula, era suave y frío como el mármol, totalmente adictivo para los labios de Skorpious.

 

La ropa del menor terminó en el piso, Camus no pudo evitar el deseo cubrir su frágil desnudez con sus manos, frunció el entrecejo al ver a Milo aún con su ropa y él totalmente expuesto, estiró su mano buscando de manera torpe quitar las prendas del más alto, al menos deseaba tener un momento de equidad dejando a la vista su tierna inmadurez. Milo aguanto las ganas de reírse dejándose a voluntad del jovencito, que fuera descubriendo lo que deseara, pudo ver entonces como los claros orbes del menor brillaban con deseo ante lo que veía.

 

_¿Te gusta lo que ves? - se atrevió a hablar al notarlo tan embobado, Camus asintió en silencio, con la respiración agitada - toca todo lo que quieras.

 

De ese modo el menor fue descubriendo cada parte de la curtida piel del rubio, se atrevió a acariciar, tan trémulo y esperando a que le reprendiera sin embargo eso nunca llegó. Al estar ambos sin ninguna prenda inhibidora los ojos del pelirrojo se expandieron alarmados al ver el tamaño de la erección de Milo ¿Alguien podía tenerla tan grande? como si adivinara sus pensamientos, fue recostado por aquel, siendo acariciando por todo su cuerpo, los dedos del mayor se cerraron en sus sonrosados pezones haciéndole gemir de modo sonoro, nunca creyó que ese sitio sería tan sensible.

 

_Estás muy tenso, debes relajarte.

 

Las caricias eran incesantes, los demandantes besos esperaban relajar al pobre chico que comenzaba a temblar debido a tantos estímulos, Milo le hizo abrir sus piernas hallando su estrecha intimidad, llevo sus dedos a los labios de Camus.

 

_¿Me vas a ayudar?

 

_Ahhh s...si - tartamudeo al sentir como la enorme erección de Milo se frotaba con la propia, era tan caliente e imponente que le excitaba de inmediato.

 

_Entonces succiona.

 

No lo pensó a la hora de obedecer, su necesidad carnal y la sugestiva voz se Milo le había caer en un estado de sumisión alarmante, su lengua se deslizó por las largas falanges, paso a succionar haciendo un húmedo sonido que estremeció al mayor, imaginando lo delicioso que sería recibir una felación de esos hermosos labios. Al tener sus dedos humedecidos los llevo al estrecho canal recibiendo un suspiro quejumbroso por parte del pelirrojo, lentamente masajeaba atacando con sus labios los pezones del menor, buscando que se relajara para la labor de relajación, de seguro sería sufriente, pero una parte recóndita de él no deseaba hacerle doler tanto. Lentamente fue hundiendo su primer dígito, exploraba en suaves movimientos la estrechez del menor buscando dilatarlo, ya pudiendo ingresar el segundo podía abrirlo lentamente, asemejando unas tijeras, era tan suave que perdía la calma, deseaba hacerlo suyo pronto. El cuerpo del pelirrojo se retorcía en el lecho, buscando el relajo de su cuerpo y a sabiendas que tendría que recibir descomunal miembro.

 

_No puedo más… ya no aguanto - se sentía estallar, su miembro llegaba a dar brincos.

 

Camus abrió sus piernas, llevando su cabeza a un lado debido a la vergüenza, estaba tan excitado que estaba dispuesto a recibirlo, el rubio tomo su erecto miembro posicionándolo en la intimidad del menor, lentamente fue ingresando la punta, sintiendo como lentamente los anillos iban cediendo, batallaban por ingresar, al menos una parte, pero estaba tan estrecho pese a la anterior dilatación.

 

El pelirrojo ahogo un doloroso grito, solo era la punta y ardía de manera aguda, su cuerpo se tensó removiéndose con locura sobre el lecho, mientras más gritaba más parecía disfrutarlo, lograba encontrar un malsano gozo en el dolor.

 

_Estoy...bien...sigue ¡ahhh! Por favor…

 

Gemía de manera descontrolada, con doloroso éxtasis recibió a su amante que al estar en una buena posición se dejó ir en una seca embestida.

 

_¡Ahhh! Duele…¡duele mucho!! - sus pupilas se llenaron de lágrimas.

 

_Ahh mierda… shh tranquilo… - besó sus labios ahogando los dolorosos gritos.

 

Camus nunca había sentido tanto dolor, tanto placer, colapsaría debido al cúmulo de sensaciones que azotaban su joven cuerpo, se aferró a la espalda del más alto refugiando su rostro en su cuello, besando aquella piel con desespero, pudo sentir como escurría algo entre sus piernas, de seguro había sido desgarrado por dentro por tan imponente miembro.

 

_¡Ahh! joder Camus… como aprietas cariño.

 

Milo se sentía en el séptimo paraíso, al estar totalmente en su interior se mantuvo allí para comenzar el movimiento de pelvis, por más que su mente le ordenara control, sus caderas comenzaron las duras embestidas, la pasión del momento nublaba su buen pensar, solo deseaba rasgar en su interior y reclamarlo desde sus entrañas, la exquisita presión lograba volverlo un demente.

 

_¡Ahhh! dios …más...

 

Los dolorosos sonidos pasaron a ser extasiados gemidos, el menor se había entregado a los placeres de su carne, sus caderas comenzaron a moverse buscando sincronía, el dolor era tan mínimo que había sido nublado por el placer, Camus llevo sus piernas envolviendo las caderas del rubio el cual tenía más facilidad para hundirse en su interior. Aquel chico era la gloria, su niveo cuerpo y rostro de ángel le hacían perder la cordura.

 

_Eres mío...mío ¡dilo! - le exigió entre embestidas.

 

_Yo…¡soy tuyo Milo!...solo tuyo…¡ahhh!

 

Se sintió tocar el cielo, el mayor había tocado su punto dulce, azotándolo con total frenesí, era tan placentero que no pudo evitar atraer el cuerpo contrario contra el suyo, exigiendo sus labios en pasionales besos, rozando sus lenguas extinguiendo el gemido de ambos amantes.

 

_No podre… Milo…¡ahh!

 

En una de las embestidas pudo sentirse en el total éxtasis, su duro sexo terminó por derramar su cimiente embarrando su vientre bajo y parte del de su amante. Milo no dejaba de embestir, sus dientes se marcaron en la blanca piel de su cuello y clavícula, tenía más aguante que su joven amante, el cual había caído exhausto sobre el lecho sin embargo seguía recibiéndolo, unos minutos más antes de sentir como el rubio se tensaba sobre su cuerpo, su miembro vibró dentro de sus entrañas antes de venirse de modo copioso y abundante, era viscoso, caliente a tal punto de sentirse hinchado.

 

_Mi...Milo…

 

_Ahhh joder...que delicia…

 

Recargó su frente con la contraria, ambos cuerpos cubiertos por el sudor y cimiente del acto, abrazo a su amante, aquel temblor y vulnerabilidad en el pelirrojo le fascinaban. Estuvo unos minutos dentro de él hasta sentir las leves quejas de más joven, lentamente salió de su interior viendo cómo se escurría.

 

_Lo… lo siento - musito bastante avergonzado, buscando taparse.

 

_No sabes lo delicioso que es verte así.

 

_¿Así de asqueroso?

 

_No, marcado por mi…

 

Lo abrazó contra su pecho pasando sus dedos por las marcas que había hecho sobre la piel de alabastro, notaba a Camus algo ausente, quizás arrepentido y asustado.

 

_Esto fue… increíble - recargó su rostro sobre el hombro del mayor, dibujado figuras inexistentes sobre su pecho.

 

_Y decías que no servías para esto - levantó su mentón dándole un suave beso en sus labios.

 

_Estoy aprendiendo, dame un respiro - buscó bromear con él - deja de hacer eso - ahogo un suspiro al sentir la amplia mano acariciar sus glúteos.

 

_Lo siento, pero sabes que no me conformaré con una sola vez.

Susurró medio en broma sin embargo no tardo en recostar al menor sobre sus caderas, a la espera de una nueva ronda, el pelirrojo se sorprendió sin embargo aquel calor entre sus piernas le hizo responder a la pasión de su amante.

 

_Eres insaciable…

 

Se inclinó besando sus labios, comenzando aquel vínculo sin retorno. 

Notas finales:

Hola gente linda, después de algunos percances puedo llegar con el cap 6 /*^*/

 

Como siempre debo agradecer a mi beta Skorpioknight por darse el trabajo de revisar todo y corregir la horrortografia <3

 

También a todas las personas que pasan dejando su review y apoyo en esta historia y ¿por qué no? A los fantasmones que también le dan una oportunidad de lectura, sería mejor si dejan review (?) No muerdo :’)

 

Nos vemos en la próxima actualización! :D


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