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Por ti, mi amor... por Aomame

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Por ti, mi amor...

Viaje

Pierce sonrió y levantó la memoria frente a sus narices. Era como si tuviera oro puro en la punta de los dedos. Controló su propio entusiasmo y le dirigió una mirada aparentemente neutra al capitán, quien lo observaba del otro lado del escritorio con una seriedad mortal.

—Misión cumplida, capitán.

Steve asintió.

—Aunque no esperaba que llegara usted tan noche. ¿Va a algún lado?

—Vacaciones—dijo Steve, no había podido ocultar su mochila—. Supongo que no le importa.

—Para nada, es más…—“es mejor así” pensó y reprimió al mismo tiempo—. Gracias por su arduo trabajo. Y disfrute de su tiempo libre. ¿A dónde va?

—Canadá.

—Ah, entiendo, va a esquiar—Pierce señaló la mochila de Steve y éste cabeceó sin entusiasmo—. Pues nada, capitán, buen viaje.

 

 

 

En cuanto Steve abandonó la oficina, Pierce llamó a Rumlow. La instrucción que le dio fue seguir al capitán y asegurarse que, efectivamente, su destino era Canadá. Había algo extraño en su comportamiento, comenzando por esas “vacaciones”.  El capitán Rogers, jamás había tomado vacaciones.

Pero Steve no era estúpido. Sabía que no podía irse así nada más, y no tenía más excusa que esa, por más débil que se viera. No tenía familia, ni muchos amigos. Y tampoco tenía otra misión en las manos, ni podía tomar otra abiertamente. Sabía que lo seguirían, pero eso no era problema. Esa noche, tomó un avión comercial a Canadá.

 

 

 

—¡Tony! ¡Tony! ¡Despierta, de una buena vez!

Pepper estrelló una almohada en la cara de su jefe. Tony hizo un mohín, se quitó la almohada y le miró con resentimiento desde la cama.

—¿Qué demonios te pasa Pepper?

—¡Tony, recibí una alarma!

—¿Alarma de qué? Déjame dormir estoy exhausto.

Pepper bufó y lo sacudió de los hombros.

—¡Levántate, ya! ¡Tony, entraron al sistema!

—¿Qué sistema?

—El tuyo—Pepper sintió ganas de cachetearlo, a ver si así, despertaba de una buena vez.

—Es imposible—Tony se dio la vuelta en el colchón y se dispuso a seguir durmiendo.

—No lo es… Tony, robaron archivos. Esto es importante.

—Que no, Pepper, no pueden entrar al menos que tengan acceso.

—Pues o le diste a alguien el acceso o hay alguien más listo que tú.

—¿No estás bromeando?

—¡NO!

Tony se incorporó, y se sentó en el colchón. Se rascó la mejilla, aún no estaba pensado adecuadamente, pero sabía que aquello era una urgencia.

—¿Qué diablos hiciste anoche?—Pepper le pinchó un chupetón que tenía en el hombro.

—¡Auch! ¿Tú que crees?

—Olvídalo, no quiero saber. Quiero que te levantes, esto es importante. ¡Rápido!

Pepper le aventó el pantalón, que estaba en el piso, y se dispuso a salir.

—Pepper, espera, ¿qué archivos robaron?

—Armamento. Pero no sé qué exactamente. Para eso te necesito. ¡Arriba!—Pepper aplaudió para indicarle que se diera prisa—¡Jarvis, prepárale un café muy cargado a Tony!—gritó al tiempo que salía de la habitación.

Tony se quedó quieto en la cama, atontado. Steve se había ido mientras dormía. No le sorprendía, pero si le decepcionaba un poco.

 

 

 

 

Rumlow mandó un par de agentes para que siguieran a Steve. Y estos le reportaron que el capitán había arribado a Canadá sin contratiempos. Lo cual estaba bien. En su opinión no había nada de raro en el comportamiento de Steve, éste siempre había sido cauteloso en lo que hacía, y en sus amistades o contactos. Era muy difícil desenmarañar  lo que pensaba, y si tenía algún plan, este era inescrutable. Así que, para él, era trabajo inútil perseguirlo. Si el capitán quería escapar, podía jurar que lo haría, pero no creía que fuera el caso.

—¡Capitán! ¡Por aquí!

Clint le saludó agitando la mano para que lo viera entre la multitud. Steve sonrió y avanzó hasta él.

—Steve—Dijo Clint  al tiempo que estrechaban sus manos  y luego corrigió— Tanto tiempo, capitán. Me da gusto verlo de nuevo.

—Lo mismo digo—Steve había recibido la noticia de que un viejo amigo de combate le ayudaría a llegar a Siberia—. Olvida los formalismos… Ah, y nos observan; a tus seis y siete.

Clint asintió, sonrió y palmeó el hombro de Steve con fraternidad;  en cuanto dieran la vuelta, vería de frente a los susodichos espías, así que, sin perder tiempo echó a  caminar despreocupadamente junto a él.

—¿Cómo va el entrenamiento?

—Oh, muy bien. Son chicos dóciles—Clint estaba ahí en un ánimo de cooperación entre naciones, entrenando jóvenes soldados—. Excepto un pequeño delincuente, aunque aún es joven para entrar al ejército, va todos los días. Ya se lo… te lo presentaré.

—Me encantaría conocerlo…

—Pero estás aquí de “vacaciones”, ¿cierto?

Steve sonrió y cabeceó ligeramente. Clint subió la voz cuando pasaron a un lado de los agentes.

—Ya renté la cabaña, Steve. Nos iremos mañana, las montañas nos esperan. ¡Ah, ya me hacía falta divertirme un poco! Por cierto,  aquí hay una cerveza que tienes que probar, uuh…

El informe que Rumlow recibió y envió a Pierce, contenía esa pequeña conversación.

 

 

—Parece que ya no nos siguieron—Clint bajó la cortina de la ventana y se giró hacia Steve—. ¿Y bien?  ¿Qué traes? No pareces muy cómodo contigo mismo.

Steve negó. —Hice algo de lo que no estoy muy orgulloso.

—¿Tú?—Clint rió—Eso no me lo creo.

—Todos tenemos un lado oscuro—Steve se encogió de hombros—, pero gané tiempo. Así que espero estar de vuelta antes de que se den cuenta.

Clint asintió, conocía a Steve de años, habían servido juntos en un par de misiones. Y en una misión en particular, habían congeniado al punto de formar una sólida amistad. Clint confiaba en  Steve y éste en él.  Y Clint sabía que el capitán siempre tenía un plan B y hasta un plan B del plan B. Pero el plan A siempre era el más entretenido.

—¿Y ahora, a dónde vamos?

—¿Irás?

—Necesitas un piloto ¿o no? Además, soy excelente en tiros de larga distancia; y Fury subrayó que tienes que llegar a salvo.

Steve rió y asintió.

—Siberia, ¿crees no perderte?

—La pregunta ofende. ¿Cuál es la misión?

—No lo sé aún. Fury me espera ahí, para los detalles.

Clint sirvió té caliente para ambos y se sentó frente a él en la mesa.

—¿Confías en esta misión?

—En esta sí—le dio un sorbo a  su té, antes de continuar—. Llámalo sexto sentido. Además, tengo preguntas para Fury, y no creo que me las conteste, si no lo ayudo en esto.

—Yo te sigo, cap. —Clint también bebió y se acomodó en su silla con tranquilidad—. Pero tienes que contarme qué es aquello que tanto te molesta.

Steve asintió. Fury le había dicho que no confiara en nadie, pero Clint era de los pocos seres humanos en los que depositaba su confianza.

—Conocí a alguien…

Clint levantó una ceja interesado y se reacomodó en su asiento.

Notas finales:

Wola! Espero que les haya gustado. 

Ups... Steve... no importa, igual te amo XD

 

Gracias infinitas por sus reviews! 

Empece a subir la historia a wattpad (por si alguien quiere leerla por allá) pero capitulos nuevos, siempre primero serán por aquí...porque yolo (?) 

Ignorenme 

XD

 

Hasta la Próxima!

Continuará...

 


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