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Por ti, mi amor... por Aomame

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Por ti, mi amor...

Clasificado

Sharon se aseguró de que no la seguían y cerró la puerta de la oficina tras ella. Fury le había dado autorización para ingresar, pero  no estaba exenta de levantar sospechas. Tecleó en  un pequeño y antiguo conmutador un número de cuatro dígitos y esperó con inquietud a recibir respuesta. Ésta llegó como una llamada telefónica a través de su teléfono móvil.

—Parece que habrá lluvia mañana—dijo

—¿Necesitaras sombrilla o impermeable?

—Sombrilla.

María Hill, quién era su interlocutora desde Siberia, Rusia, envió la llamada por una línea más segura a Fury, sin decir nada. Sharon escuchó una ligera interferencia, y después, la voz de su jefe.

—Infórmame—dijo éste.

—Van en busca del capitán. Y tienen en la mira a Stark.

—¿Por qué?

—Al parecer, no encontraron lo que buscaban, señor, sea lo que eso sea y de qué manera el capitán y Stark tenga que ver.

—Bien… no hagas nada por ahora. Mantén la comunicación y espera instrucciones.

—Sí, señor.

Sharon colgó, y tras recoger una carpeta, que le servía de coartada por si alguien la veía, salió de la oficina.

 

 

Fury entró a la sala dónde Steve alistaba todo para la misión. Tenían los planos de la base de Hydra, gracias a Natasha, así que había señalado sobre ellos los posibles lugares dónde su comando y Bucky podían estar.  Daba instrucciones a Clint y Natasha así como a un grupo de agentes de SHIELD de confianza de Fury cuando éste entró y le llamó con un gesto.

Steve terminó lo que hacía y tras enviarlos a  prepararse, se reunió con él.

—Capitán, hay algo más que debe saber sobre Hydra—Steve no dijo nada, aguardo con seriedad a que continuara—. Han infiltrado SHILED. Antes de venir aquí, intentaron matarme, no estoy seguro de quiénes sean, excepto por uno y, tal vez, el más importante.

—¿Quién?

—Pierce—Steve frunció el ceño—. Fue él quien ordenó a su comando venir aquí y quién lo entretuvo a usted con una misión.

—Antes, Fury, dijo que querían aislarme; eliminar a todos mis posibles aliados; ¿por qué?

—Capitán, necesitan debilitarlo. Es muy probable que usted sea un gran obstáculo para ellos. Sin su comando, sin sus amigos, en especial, sin Barnes, usted se debilitaría.

Steve suspiró. Aún no lo tenía claro.

—Yo ni siquiera sabía de Bucky, quiero decir…—su mirada se iluminó como quién por fin logra hacer encajar un par de piezas del rompecabezas—… ellos saben más de mí ¿no es verdad? Más de mi pasado.

Fury no dijo nada, pero no hizo falta.

—Necesito que protejan a Tony Stark—Steve dijo aquello con autoridad y tanta firmeza que Fury, inmediatamente, asintió—. Ellos deben saber quién es y lo importante que es para mi ¿cierto? Por ello me enviaron a una misión con él.

—Me temo capitán que es así. Pero ya que me ha dicho esto, hay algo más que creo debe saber y que debo preguntar.

—¿Qué cosa?

—Hay un informe de Hydra.  Natasha y James, Bucky, no sólo encontraron los planos de la base, sino también algo llamado Protocolo 03990. Pero está incompleto, el resto de la información, según dicho informe, lo tenía una persona: Howard Stark, el padre de Tony.  ¿Es lo que le pidieron en su misión Capitán?

—No directamente. Sólo me pidieron archivos de los desarrollos de armamento de Industrias Stark—Steve sonrió—. Pero seguramente no encontraron lo que buscaban.

Fury  le miró sorprendido, pero a la vez convencido de que no podía esperar menos del Capitán. Su agente le acababa de confirmar aquello.

—Resolvamos un misterio a la vez—dijo—. Capitán, lo esperan ya.

Steve dio media vuelta, y vio a sus compañeros de misión armados y listos.

—Bien. Fury, quiero que protejan a Tony, y que le digan que busque el protocolo 03990 entre los archivos de su padre.

—¿Le doy el mensaje de su parte, Capitán?

—Sí—dijo al tiempo que avanzaba hacia el grupo que lo aguardaba—. Todos al avión—ordenó.

 

 

 

Jarvis bajó al taller y encontró a Tony dormido sobre la mesa con una manta sobre los hombros. Había perdido la cuenta de los días que había estado ahí, lamentándose de no haber puesto en Steve un microchip localizador. Sólo había salido para asearse cuando la picazón de su propia suciedad le impidió estar a gusto, o cuando a Jarvis se le olvidaba llevarle de comer (lo hacía a propósito) y subía a la cocina para picar algo.

—Señor—le movió el hombro suavemente—, señor despierte.

Tony hizo un mohín de protesta y se negó a abrir los ojos.

—Señor, hay una señorita allá afuera que quiere hablar con usted.

—Dile que deje su mensaje.

—Señor—Jarvis titubeó en decir lo siguiente, pero lo hizo porque no creía que hubiera otra manera de mover a su amo—, dice que viene de parte del capitán Rogers.

Tony se incorporó como si tuviera un resorte.

—¿Steve?

—No recuerdo  a otra persona que se apellide Rogers, señor.

Sin decir nada, pero sonriendo ampliamente, Tony bajó del banco y corrió escaleras arriba. Jarvis lo siguió preocupado de que esa repentina inyección de energía se le acabara de pronto y cayera de bruces en algún lado.

En la sala, Tony se encontró con una chica rubia y bonita, que le esperaba quieta, mirando tras la ventana el cielo azul de afuera. Cuando lo escuchó llegar, se dio la vuelta hacia él con una sonrisa en el rostro.

—¿Señor Stark?—dijo y le tendió la mano, Tony se la estrechó—Soy la agente 13, Sharon Carter. Es un placer conocerle.

—El placer es mío.

—Le tengo un mensaje de Steve.

Tony asintió y tragó saliva. Reparó en algo, algo que no le gustó mucho, ella llamaba “Steve” a Steve. Es decir, tenía permitido llamarle así a un capitán, lo cual sólo podía significar que eran cercanos. Sin embargo, reprimió cualquier pensamiento de ese tipo y se concentró en el tan anhelado mensaje.

—Le informa que, debido a circunstancias clasificadas, usted se encuentra en peligro. Así que a partir de este momento seré su guardaespaldas.

—¿Qué? ¿Y él? ¿Por qué no viene él? ¡Quiero que me proteja él!

—Es clasificado.

—¡Clasificado mis…!

—Y le pide que busque el protocolo 03990 de los archivos de su padre, Howard Stark.

Tony frunció el ceño— ¿Para qué?—Sharon abrió la boca pero él la detuvo—Clasificado, supongo.

Sharon asintió y le sonrió tenuemente. Después, adquirió un tono profesional y se dirigió a Jarvis, quien ya había llegado y escuchado todo.

—Necesito que me muestre la casa; identificare puntos estratégicos y débiles.

—No hay nada débil en mi casa—dijo Tony receloso, su mente regresaba a su primera impresión sobre ella, y había algo que no le gustaba del todo—¿De verdad te envió Steve?

Sharon sonrió—Por supuesto, él confía en mí.

Jarvis se la llevó para mostrarle la casa, Tony la vio partir y sintió un escalofrío recorrerle la espalda. Esa mujer no le gustaba se repitió. 

Notas finales:

Wola! Espero que les haya gustado!

Celos everywhere, Tony?

jaja

Hasta la próxima!

Continuará...


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