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Por ti, mi amor... por Aomame

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Por ti, mi amor...

¿Secuestro?

Fury dejó caer un folder sobre la mesa, antes de sentarse. Estaba junto a Steve en la cocina de la casa de Clint, en medio de un bosque. Los hijos de éste jugaban en la habitación contigua con Bucky y Natasha, sus risas y gritos llegaban a ellos a través de las paredes. Se habían movilizado ahí, después de dejar al comando en la base de Fury; necesitaban un lugar seguro y de tránsito hacia los Estados Unidos.

—Cap, no es mucho, pero mis contactos lograron sacar algunos archivos de acceso restringido de SHIELD—abrió el folder y buscó con su dedo la parte que quería mostrarle—. Aparentemente, Cap, usted fue sometido a un experimento. Hay un reporte médico que indica que usted estaba a punto de morir y, sin dicho procedimiento, eso habría pasado.

Steve estiró la mano para sujetar y revisar los papeles por sí mismo. Palabras más, palabras menos, ahí decía que lo habían usado de conejillo de indias. Y había sido un conejillo de indias afortunado.

—Lo demás, Cap, es una especulación mía. Pero, sin ánimo de petulancia y, también,  sin temor a equivocarme, creo que entiendo porque lo apartaron de su círculo de amistades.

Steve levantó la vista interrogante. Esa había sido la pregunta que lo había estado acosando desde que conoció a Tony de nuevo, y que, aunque había hecho a un lado por los eventos más recientes, seguía latente.

—Usted es un arma. En pocas palabras, es el modelo de super soldado que habrían querido replicar. El por qué no lo hicieron es otra cuestión… el punto es que, como agente especial, único en su clase,  probablemente, se canjearía muchos enemigos; y por ello no debía tener puntos débiles.

—Entiendo—Steve cerró el folder.

Fury asintió. Le agradaba hablar con Steve, era fácil.

—¿Fury, cree que  este experimento tenga que ver con el protocolo que le pedimos a Tony buscar?

—Puede ser—Fury se encogió de hombros y entrelazó los dedos sobre la mesa—. Howard Stark era un científico notable, y hasta dónde sé, había muchos tipos de ingeniería dónde le gustaba meter las narices.

Steve meditó un par de segundos, antes de hablar.

—Entonces, no es ese el protocolo que Hydra quiere y que me enviaron a robar de los archivos de Tony.

Fury ladeó el rostro y entrecerró los ojos.

—¿Cómo lo sabe?

—Si ese protocolo era sobre mí, hay muestras de sangre mías en SHIELD,  estoy vivo y ellos tienen una parte del informe.  No necesitan más para intentar replicar el procedimiento y crear un ejército. A menos que ya lo hayan hecho... Pero pienso que estaban buscando otra cosa en los archivos de Tony, algo más, un arma que él diseñó y no su padre.

Ahora, fue turno de Fury para meditar. Estuvo de acuerdo. Pero entonces, estaban como al principio, sin saber que quería Hydra y por lo tanto, tampoco una idea de para qué.

—Antes de que llegara, Capitán, Natasha logró interceptar parte de un informe, o más bien, de un mensaje.

 Se puso de pie, y salió de la cocina para buscar a la espía. Segundos después, ella estaba ahí narrando un poco de lo que pasó en el bunker de Siberia, antes de que perdiera contacto con Bucky. Había llegado a una oficina de algún oficial de rango, había pensado que había dado vuelta en el lugar equivocado, y cuando estaba a punto de salir, un mensaje apareció en una de las pantallas.

—Estaba en ruso—explicó—lo leí por inercia. Decía que sobre el proyecto armamentístico era indispensable encontrar a Mark

—¿Mark?

—Eso era todo, Steve. Si es una persona, un nombre clave o un arma, eso no lo sé.

—Tal vez, Stark pueda aclarar algunas cosas—dijo Fury suspirando.

—Tengo que hablar con él—dijo Steve—,y sacarlo de ahí antes de que ellos intenten obtener información de él por la fuerza.

—Steve—Bucky asomó la cabeza por la puerta—, están hablando de Tony en la televisión.

 

“El próximo viernes a las 16:00 hrs, el señor Anthony Stark, personalidad y empresario, así como CEO de Industrias Stark, comparecerá ante la Suprema Corte, para aclarar la supuesta fuga de información de su empresa. Se ha inferido que dicha información contiene…”

—Se acabaron las vacaciones—dijo Bucky volteando a ver a su amigo—¿Verdad?

—Tenemos que volver; después de que declare en la corte, será vulnerable.

—Más aún, Capitán—Fury se había quedado en la cocina para contestar una llamada—, me acaban de informar que han cambiado a su guardaespaldas.

—¿Qué? ¿Por quién?

—Rumlow.

Steve respiró profundamente. Tenían que volver cuanto antes.

 

 

 

 

 

—Tiene sólo cinco minutos, Stark—Rumlow abrió la puerta del baño.

—Me tardaré lo que tenga qué—replicó Tony—, me encantaría hacerle caso, pero ese shawarma me cayó pesado.

Rumlow frunció la nariz con desagrado, pero Tony echó a reír. Después, cerró la puerta. Ese nuevo guardaespaldas era peor que la bruja rubia ex novia de Steve. Hablando de ella, esa noticia lo había puesto furioso, es más, tenía ganas de pelear con Steve por ello. En cuanto lo viera, le reclamaría por ponerle a una ex las 24 hrs a su lado. ¿Cómo es que se le ocurrió tal tontería? Lo machacaría a golpes en cuanto lo viera. Estaba tan molesto, que solicitó el cambio de guardia. Pero, ahora, ya no estaba tan contento.

Se miró en el espejo del baño, odiaba esas comparecencias en la suprema corte. Le quitaban valioso tiempo y eran inútiles. Él no había hecho nada. Steve sí, pero tampoco, porque no entregó nada en realidad. Sólo quería que creyeran que sí lo había hecho. Abrió el grifo y  se mojó las manos. Había pedido ir al baño sólo para estar a solas.

Arriba de él, sin que se diera cuenta, se gestaba una operación planeada con cierto desorden, pero no por ello, menos efectiva. En los ductos del aire acondicionado, tres figuras avanzaban a gatas una tras la otra. La que iba a la cabeza se detuvo y se asomó por una rendija que tenía enfrente pero debajo. Sonrió de medio lado, puesto que, al parecer, estaban de suerte. Con cuidado, retiró la rejilla.

Tony escuchó un chirrido, levantó la vista y miró a su alrededor, no había nadie, así qué se dirigió a secarse las manos silbando. Mientras él hacia eso, detrás de él, descendió una cuerda, y después, por ella una mujer.

—Hey, Tony—dijo ésta cuando sus pies tocaron el suelo y se liberó del arnés.

Tony se dio la vuelta lentamente, no era la primera vez que una admiradora lo interceptaba en la baño de hombres. Antes, habría sido divertido hacerlo con ella ahí, pero ahora, no tenía esos deseos. Vamos, tenía a Steve, no necesitaba más. Pero pronto se dio cuenta, que no se trataba de algo que tuviera que ver con su poder de seducción.

—¿Natasha?—ella le sonrió, detrás de ella, una persona más se deslizaba por el cable, no tardó en verle el rostro— ¿Barnes?

—El mismo—Bucky también se quitó el arnés—No tenemos tiempo para reencuentros, Tony, tenemos que irnos.

—¿Irnos?

En ese momento descendió la tercera persona, cerrando así, el grupo. Tony vio el rostro de Steve e involuntariamente, sonrió. Olvidó que estaba enojado con él, y antes de que, los otros pudieran hacer algo, había cruzado la habitación para abrazarlo. Steve lo envolvió fuerte y cálidamente, por un momento, él también olvidó el motivo por el que estaba ahí. Es más, ninguno tuvo palabras, al abrazo le siguió un largo beso, que ni Bucky ni Natasha se atrevieron a interrumpir.

—Supongo—murmuró Natasha a su marido—, que siempre hay tiempo para un reencuentro.

Bucky, simplemente, sonrió.

 

 

 

Rumlow terminó su décima vuelta por enfrente de la puerta del baño. Se dijo que debió entrar con el millonario y esperarlo recargado en los lavabos. Sin embargo, no tenía motivos para creer que Tony escapara.

Su orden era muy sencilla; tenía que soportarlo sólo hasta después de la entrevista en la suprema corte.  Saliendo de ahí, se desharía de la asistente molesta y lo secuestraría para sacarle la información del arma que sus jefes buscaban, a punta de picahielos si era necesario. No se preocupaba por nada más. Todo estaba cubierto, la operación era sencilla y la culpa, tanto de la desaparición de Tony como de la muerte de Pepper Potts, se la colgarían al “traidor” del Capitán América.

Esa última idea le causaba placer. Escuchó que se activaba el secado de manos automático, y se dijo que sólo tenía que esperar un poco más; así que reanudó sus vueltas por enfrente de la puerta.

 

 

 

 

Tony sonrió al despegar sus labios de los de Steve, y al levantar la vista se perdió en sus pupilas celestes, y al parecer Steve hizo lo mismo en sus ojos. La sensación era como la estar entre algodones. Quería decirle cuanto lo había extrañado, pero no tenía palabras.  Permanecieron así, por lo que pareció una eternidad, hasta que Bucky carraspeó.

—Tenemos que irnos—dijo cuando ambos voltearon a verlo.

—Es cierto—dijo Steve, soltando el abrazo.

—¿A dónde? ¿Por qué?—Tony miró a sus amigos y a Steve—No, no, lo que tenemos que hacer, ya que estás aquí, Steve, es aclarar tu posición ante la corte. Vamos los dos.

—No, Tony, no es tan sencillo.

—Claro que sí, en cuanto tu nombre quede limpio, ya no tendrás que esconderte y podremos estar juntos.

—Sí, pero no es el momento.

—¡¿Y cuándo será?!—Tony lo miró con los ojos vidriosos, ya quería que todo terminara. Estaba harto del misterio, de los secretos, de las ausencias, harto. Quería la vida que siempre soñó, y le parecía sencillo aclarar las cosas.

—No, Tony, ellos pueden estar coludidos también en la corte, no sabemos…

—No me importa, vamos, Steve…

—Chicos no es momento para tener una discusión—Dijo Nat mirando hacia la puerta del baño, esperando que sus voces no hubieran subido tanto como para alertar a alguien afuera.

Tony asintió, pero no se daría por vencido, tomó la muñeca de Steve y tiró de él.

—Vamos, terminaremos con esto de una vez.

—No, Tony…

Y justo entonces, a la mitad del camino hacia la puerta, ésta se abrió. Todos se congelaron por un momento, incluso Rumlow, quién no esperaba ver al Capitán ahí, era como estar en una pesadilla, dónde si algo en su misión podía salir mal, saldría mal.

—Lo siento, Tony—dijo Steve; y antes de que Tony pudiera si quiera asimilar las palabras, le presionó un punto cercano del cuello. Tony se desplomó como un fardo que, por suerte, Steve atrapó antes de que cayera al suelo.

Ese fue el movimiento que despertó a todos, Rumlow comunicó un código por su diadema y  sacó su arma, pero ni siquiera llegó a apuntarla, Bucky se la quitó de una patada y Natasha lo paralizó con descargas eléctricas.

—Odio esto—dijo la pelirroja y activo su intercomunicador—. Vamos hacia la azotea—dijo al tiempo que echaba a correr fuera del baño.

Steve cargó a Tony en su hombro y la siguió. Bucky, cerró la comitiva y se encargó de la retaguardia, lanzando un par de bombas de humo, o lacrimógenas que impidieron que los siguieran. Natasha abría paso, y  Steve, quién también derribó a unos cuantos guardias, se encargó de llevar a Tony ileso todo el camino.

 

 

 

Pepper aguardaba en uno de los pasillos junto con Jarvis y Bruce a que llegara Tony, fue una sorpresa para ellos cuando lo vieron pasar inconsciente colgando del hombro de quién, después de la sorpresa inicial, reconocieron como Steve, el fantasma, que al parecer era más real que nada.  No iban solos, y lo que era peor, eran perseguidos. El escándalo, gritos y balazos, junto con humo, les hicieron, como todos, caer al piso cubriéndose la cabeza. Fue hasta que pasaron, que Bruce, aun en el piso, se giró hacia Jarvis y preguntó:

—¿No eran Steve, Natasha y Bucky?

 

 

 

Clint sobrevolaba el edificio, por si el plan principal fallaba. Esperaba que no, pero la llamada de Natasha le confirmó que, al menos, algo había salido mal. Se suponía que debían ser más discretos en su entrada y salida de la corte. Pero a juzgar por el humo que salía de algunas ventanas, la discreción se había ido al garete. Sin embargo, sonrió cuando vio que sus compañeros venían con Tony, si, inconsciente pero ahí estaba.

 Bajó y sus compañeros subieron corriendo. Ni siquiera cerró bien la plataforma cuando se levantó en vuelo de nuevo. Algunos agentes que los perseguían, les dispararon desde la azotea. Pero era tarde para detenerlos.

Steve dejó suavemente a Tony en uno de los asientos. Mientras sus amigos intentaban calmar sus respiraciones agitadas.

—¿Etapa dos?—preguntó Bucky palmeando el hombro de su amigo.

Steve apartó de la frente de Tony un mechón rebelde, y asintió al tiempo que se incorporaba.

—Etapa dos. 

Notas finales:

Wola! Espero que les haya gustado!

Otra vez juntos, ya era hora.

Jajaja

Hasta la próxima! 

Continuará...


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