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Por ti, mi amor... por Aomame

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Por ti, mi amor...


¡Es tu culpa!


Nunca en su vida, Pepper había sentido tanto miedo con el que sintió ese día. Paralizada por completo, al principio no pudo ni emitir un solo sonido cuando esos hombres irrumpieron en la sala; y comenzaron  tirar de ella y los demás. Fue hasta que Rhodey puso resistencia e intento desarmar a uno de ellos, y fue reducido por otros tres, que reaccionó. Forcejeó y corrió a su lado, gritando que lo dejaran, aun poniéndose en peligro de golpe ella misma.

—¡Alto!—se escuchó la orden de Rumlow tras ella—Los necesitamos ilesos.

Dos hombres levantaron a Rhodey del suelo, tenía la sien abierta, mientras otro agente sujetó a Pepper y le colocó unas esposas para inmovilizarla.

Rhodey escupió sangre y levanto la vista hacia Rumlow.

—¿Qué demonios estás haciendo?—le espetó furioso.

Rumlow le sonrió de medio lado.

—No se ponga pesado coronel. Lo necesitamos ileso, pero sólo hasta que Rogers aparezca. Cuando eso suceda, no tendrá tanta suerte. No tendrán tanta suerte—corrigió e hizo una señal para que se lo llevaran—Ellos dos en una camioneta, tal vez el coronel se porte mejor, por el bien de la señorita Potts.

Jarvis y Bruce, por su lado, también habían estaban sujetos y custodiados por un par de agentes. Habían observado todo con impotencia. Bruce, principalmente, y a pesar de su tendencia a ser pacifico, sentía una temible furia dentro de sí, deseaba con todas sus fuerzas ser más fuerte de lo que era y proteger a sus amigos. Jarvis, más flemático que los demás, se limitó a mirarles con dignidad y reprobación, sabía que no había nada que pudiera hacer, excepto mantenerse vivo, para ayudar a su jefe, dónde quiera que éste estuviera. Rumlow cruzó la estancia hacia ellos, mientras los hombres se llevaban a Pepper y a Rhodey.

—Doctor Banner, ¿cierto?—le dijo a Bruce, quién no contestó, pero en el que distinguió un rayo de odio en la mirada. Sin embargo, el agente, pareció divertido con ello— A este llévenlo a la división tres—Luego, volteó a ver a Jarvis—. Ah, el mayordomo—suspiró, no entendía que importancia podía tener un simple sirviente. Pero ordenes eran ordenes— Llévenlo al cuartel.

***

Tony vio, desde el sofá de la sala del tal Barton, a Steve. En la mesa del comedor él y sus compañeros estaban trazando un plan para entrar a los bancos. Pero era una operación que se estaba haciendo al aire, puesto que no sabían en cuál de los bancos estaba el diseño. Para el ingeniero, todo ello el parecía una exageración  para recuperar un dibujo adolescente; pero, al mismo tiempo, estaba seguro de que no se hacía por nada.

—Necesitaremos  apoyo aéreo—decía Steve en ese momento—Necesitamos a Barton en las alturas, pero en pleno uso de sus armas.

—Seré el centinela—anunció Clint—, la primera línea de defensa.

—Capitán, aún no vuelve la agente Hill—dijo Fury, y aunque él bien podía pilotear, su posición dentro del plan se lo impedía, ya que él debía coordinar todo desde fuera.

Steve frunció el ceño pensativo. También necesitaba de Bucky y Natasha dentro, no podía sacrificar sus habilidades en tierra,  por tener un apoyo en aire.

—Llamaré a Sam—dijo Bucky de pronto y con tranquilidad—. Estoy seguro de que está disponible.

—¿Crees que llegue a tiempo?—le preguntó Nat.

—Si tenemos la localización del objetivo, estará ahí. Y más, aún, si le menciono que es Steve quién se lo pide.

El capitán asintió. Había olvidado a Sam, como a todos los demás, claro. Pero Tony le había hablado de él, y sus amigos también. Por lo que sabía, él, Bucky y Sam, habían sido, en el pasado, un trío de amigos muy unido.

—Hazlo, Buck—asintió—. En cuanto tengamos las coordenadas podemos operar, pero sería buena idea que comenzara a desplazarse a las inmediaciones… Tony…

El castaño dio un respingo, y todos los demás voltearon a verlo. Hasta ese momento, y al ser un civil, por supuesto, no lo habían incluido en los planes. No podía negar que se sentía un poco excluido, pero tampoco era como si los términos tácticos militares, le interesaran mucho que digamos. Sin embargo, el llamado de Steve le provocó cierta emoción.

—Acércate, eres pieza indispensable en la operación, ¿qué haces allá?—le reprendió suavemente el capitán—. Todos los bancos están en Nueva York, ¿cierto?

Tony sonrió y se puso de pie. Al llegar a la mesa tomó un plumón y marcó con pequeñas equis todos y cada uno de los bancos en el mapa desplegado en  la mesa. Conocía los bancos; pero sabía que no podían ir saltando de uno en otro hasta encontrar el correcto, Steve también  lo sabía. De lo contrario, Hydra sabría que algo buscaban en ellos y adelantarse, después de todo, tenían más hombres.

—Son todos esos.

—¡Diablos! ¿Pues cuantas cosas tenías del cap?—dijo Clint medio en broma.

Tony no contestó; sólo sonrió.

Justo entonces, el teléfono de Fury, sonó. Contestó. Fue una llamada más bien breve, en la que dio una orden confusa, pero que, al parecer, Steve entendía porque fue a él a quién se dirigió después de colgar.

—Lo tenemos, capitán, lo llevan a un lugar seguro.

—¿Tienen qué?—preguntó Tony, una pregunta que todos se hacían.

Steve le guiño un ojo, al tiempo que le sonreía.

—A Jarvis.

***

El mundo está desquiciado, se dijo Jarvis. Lo habían metido en una camioneta negra, pero apenas hubieron avanzado unos kilómetros, ésta se detuvo. El conductor y uno de sus custodios, de pronto, atacaron al copiloto y al otro custodio respectivamente, ante la mirada asombrada del mayordomo.

—Señor Jarvis—el custodio se quitó el pasamontañas y éste pudo reconocer a la persona debajo de éste.

—¡Señorita Carter!

Sharon le sonrió y palmeó el hombro del conductor, quién abajó del auto, abrió la puerta del copiloto y dejo caer el pesado cuerpo del otro agente al suelo; y que después hizo lo mismo con la puerta trasera. Sharon le ayudó a deshacerse del otro tipo, y por último, volvió a su lugar tras el volante.

—Deme sus manos, Jarvis—le dijo Sharon en cuanto la camioneta arrancó de nuevo—. Le quitaré las esposas.

Jarvis obedeció—Señorita Carter, ¿qué está pasando?

—Lo estamos rescatando, Jarvis. Lo necesitamos.

—¿Y… la señorita Potts y los otros dos?

Sharon suspiró.

—Estarán bien, si nos damos prisa—dijo el conductor que Jarvis pronto se dio cuenta, era conductora.

—Pero…

—Llamaré a Fury—continuó ella, quien era ni más ni menos que María Hill.

***

La agente Carter como aliado secreto dentro de SHIELD, había escuchado sobre la operación que Pierce preparaba con Rumlow. No fue difícil unirse y ponerse en contacto con Fury, quién envió a la agente Hill como apoyo. Ambas tenían un objetivo y fueron por él. Ahora, podían saber la localización del Mark.

Eso fue lo que le contó Steve a Tony, con más palabras y detalles. Él estaba contento por ello, ahora podían plantear una operación más precisa. Pero Tony no estaba contento.

—¡Dejaron que se llevaran a Pepper, Rhodey y Bruce!—le reclamó y por más que Steve le quiso  explicar que era necesario dejar que algunas cosas pasaran, Tony no podía aceptarlo—. ¡Están en peligro!—hizo hincapié.

—Lo sé—contestó Steve—. Los usan de carnada, Tony, estarán bien, hasta que nos atrapen.

—¡Ellos no tienen nada que ver con esto, Steve!

—¡Ya lo sé, Tony! Pero es un daño colateral que…

—¡No me vengas con estupideces! 

—¡Tony, esto va más allá de nosotros, hay sacrificios que no se pueden evitar!  Y no estoy diciendo que dejaré que los maten. Pero no podemos estar en todos lados, y te prometo que haré todo lo posible para rescatarlos a salvo; pero, por favor, entiende que esto es una carrera contra el tiempo. Ellos tienen más recursos, lo único a nuestro favor es que estamos unos pasos delante; podemos detenerlos, incluso antes de que puedan lastimarlos.

Tony bufó. Le importaba un carajo.

—¡Es tu culpa!—soltó furioso, preocupado por sus amigos, aunque sabía que lo que Steve decía no estaba fuera de lógica—¡Si no hubieras vuelto, esto no habría pasado!

En cuanto lo dijo, se arrepintió. Vio como en rostro de Steve  toda la expresión que antes había tenido se congelaba y se tornaba en seriedad.

—También, lo sé, Tony—le dijo y sin agregar nada más, salió de la habitación.

Un silencio mortal se había hecho en cuanto habían empezado a discutir. No estaban solos, pero Tony había olvidado la presencia de los demás, hasta que Steve se fue.

Tony suspiró y volteó a ver a Natasha y Bucky.

—Ustedes conocen a Rhodey y a Bruce—les dijo— , ustedes deberían…

—Entendemos, Tony—le dijo Natasha—.Y nos molesta que esto haya pasado…

—Pero no harán nada.

—No, por ahora.

—Bien, ¡al diablo con todos ustedes!

Fury gruñó molesto. Él detestaba esas cosas. Por supuesto que estaba de lado del capitán, para él, priorizar era lo importante.

—Escucha, Stark—le dijo—, hay cosas que hay que hacer, nos guste o no. Ese es nuestro trabajo, y no creas que es sencillo. Pero te lo digo desde ahora, me importa un carajo si tienes problemas con esto o tus malditas discusiones maritales,  prepárate, porque tenemos una misión que cumplir y eres parte de ella. 

Notas finales:

Wola! Espero que les haya gustado. 

Es que, Tony y Steve, no serían Tony y Steve, si no discutieran de vez en cuando, ¿verdad? 

 

Hasta la próxima! 

Continnuará...

 


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