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Por ti, mi amor... por Aomame

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Por ti, mi amor...


Nada que perder

 

—¡Esperen un momento!

Bruce cruzó la sala y detuvo la camilla al sujetarse de una de las asas.

—Dijeron que podría trabajar con él todo el tiempo que sea necesario, ¿a dónde creen que lo llevan?

Los agentes de Hydra lo miraron con frialdad. En la camilla, Steve permanecía inconsciente, como siempre, desde hace dos semanas atrás.

—Tenemos la orden de llevarlo al laboratorio número 3.

—¡No pueden! ¡Llamen a Pierce, si no me creen!

—Él dio la orden.

—Pero…

Uno de los agentes apartó a Bruce de un empujón y lo retuvo mientras los otros se llevaban a Steve.

Bruce pataleó una vez que lo dejaron solo y revolvió su mesa llena de papeles.

Durante los primeros días de la investigación, le habían dejado quedarse a cargo del cuidado de Steve. Era algo que, en cierta forma, había agradecido. Steve era un gran amigo para él. Tenía mucha historia con él y Tony; no hacía falta que recodara el  incidente del laboratorio del instituto. Estaba feliz de poder cuidar de él y saber que se estaba recuperando de sus heridas. Le habría encantado hablar con él, (estaba seguro de que habría podido), pero una de las condiciones para tenerlo cerca era la de mantenerlo sedado; y estaba vigilado todo el tiempo, como para desobedecer tal orden.

El problema era que ahora, hace tres días, le habían hecho lo mismo que ese día. Se lo habían llevado, y cuando se lo regresaban, uno o dos días después, Steve no lucía bien. Regresaba con heridas nuevas y donde antes no tenía. Cuando preguntaba que le habían hecho, le decían que era clasificado, además, del recordatorio aquel de que él no tenía poder alguno.

—Doctor Banner—la enfermera que solía asistirlo, se le acercó cautelosamente—, el señor Pierce quiere hablar con usted.

Bruce estuvo a punto de decir una serie de improperios, pero respiró profundo y suspiró.

—Está bien—dijo, sabiendo perfectamente a dónde dirigirse.

***

Thor le había otorgado a Tony un área específica para trabajar. “Las antiguas mazmorras” le había dicho. Era una zona amplia, blindada,  cuyo único defecto era el frío constate. Tony había resuelto ese problema rápidamente, la calefacción era cuestión de niños.

Trabajaba desde que se levantaba, hasta altas horas de la madrugada. Apenas aceptaba visitas, en especial de Pepper y de Jarvis, quien, dicho sea de paso, estaba de planta a su lado ayudándolo en lo que necesitara y llevándole comida.

Su primer paso, aparte de la calefacción fue hacerse de computadoras y crear un software que pudiera soportar lo rápido con lo que tenía que hacer sus diseños y ajustarlos, así como sus cálculos inmensos. Después, escaneó los dibujos de Steve del Mark. Todo en un tiempo record, puesto que no tenía tiempo que perder.

Thor, también le dotó de todo el material que necesitaba y poco a poco, su armadura comenzaba a tener forma.

—Señor—Jarvis dejó la bandeja con un emparedado sobre la mesa—, es hora de comer.

Tony levantó la vista, tenía en las manos lo que parecía un guante de acero, al que le ajustaba los tornillos con un desarmador.

—No tengo hambre, Jarvis.

—Señor, el joven Steve me dejo instrucciones acerca…

—No seas mentiroso—Tony dejo el guante sobre la mesa y se limpió las manos sucias en el pantalón—, él no te dijo nada de eso.

Jarvis sonrió.

—Cuando iban en el instituto, hubo una feria de ciencia ¿recuerda, señor? Usted se obsesionó tanto con su proyecto que no salió de su taller por días. El joven Steve me pidió encarecidamente que pasara lo que pasara lo obligara a comer cuando él no estaba… y a dormir.

Tony lo miró dolido. Lo que menos le gustaba era recordar sus años felices con Steve, pero al mismo tiempo, esperaba que Jarvis los sacara a relucir cada vez que se presentaba la ocasión; eran fragmentos de felicidad que le daban más alimento que los muchos emparedados que le llevaba su mayordomo.

—Ya entendí—dijo frunciendo el ceño, y tomó con una servilleta el emparedado, no iba perder tiempo lavándose las manos.

Jarvis asintió contento, cualquier táctica para hacerlo comer o dormir, siempre resultaba efectiva bajo el nombre del capitán.

—¿Cómo va, señor?

—Bien—Tony se acodó en la mesa, masticando lentamente—, necesito una fuente de poder, y creo que sé cuál sería perfecta.

—¿Cuál, señor?

—¿Recuerdas el reactor que hice en casa?

—Sí, señor, pero no podemos ir por él.

—Ya sé—Tony torció la boca—, pero lo tengo aquí—se señaló la sien—, sólo necesito algunos materiales… difíciles de conseguir.

—Anótelos, señor. Se los entregaré al señor Odinson.

Tony asintió.

—¿Saben algo de los planes de Hydra?

—Me parece que sí, señor. ¿Quiere que le pregunte a alguien?

Tony negó.

—Dile a Natasha que venga, ¿sí?

El mayordomo asintió, pero no se marchó hasta que Tony terminó de comer

***

Pierce esperaba  a Bruce en su oficina. El hombre le sonrió e invitó a sentarse. Bruce no dijo nada, se limitó a mirarlo enfurecido.

—Me han dicho que ha dado algunos problemas en los laboratorios, Dr. Banner.

—Me dijo que podía cuidar de Steve, pero ahora se lo llevan. ¿Qué demonios le hacen?

—Bueno, doctor, usted está trabajando, digamos… lento. No se asuste, su proyecto seguirá abierto, pero necesito algo más rápido. Tenemos otro equipo, y estamos probando un suero. No se preocupe, nada le pasara al capitán, pero le recomendaría apretar el acelerador.

Bruce respiró profundamente, para así, morderse la lengua.

—Pero no es eso lo que quiero decirle—continuó Pierce—, queremos su opinión respecto a otros dos asuntos.

—¿Qué asuntos?

—Ya lo verá.

Pierce sonrió ampliamente y Bruce sintió un escalofrío, siempre que le decía eso, no era para nada bueno.

***

Sobre una mesa de madera de apariencia sólida y antigua, el equipo compuesto por Fury, Natasha, Sharon, María, Rhodey, Clint, Sam y Thor, observaban el rompecabezas que tenían en las manos. La operación de Hydra por fin era más clara, gracias a que tenían dos pistas.

La primera, estaba en manos de Natasha, quién había cobrado algunos favores en Rusia y había conseguido información sobre una espora robada de unos laboratorios en Moscú. La siguiente pista, había caído en manos de la agente Hill, o  más bien, ella la había encontrado después de arduas horas hackeando los archivos de SHIELD. Se trataba de un documento en el que se ordenaba el trasporte de unos helicarriers pertenecientes a SHIELD a otra base. El problema con la orden era que no decía ni quién la dictaba, ni donde sería el destino los helicarries.

—Esto no puede ser tan difícil—dijo Fury—. Ambas cosas las hicieron ellos.

Todos asintieron estando de acuerdo. El modus operandi expuesto en los reportes estaba lleno se secretismos. Indudablemente, un sello de Hydra.

—Los helicarries por si mismos son peligrosos—expuso la agente Hill.

—Probablemente—dijo Sam—, pretenden esparcir la espora por medio de éstos.

—Es lo que estoy pensando—Fury se acarició la barbilla.

—¡Entonces, evitemos que obtengan los helicarries!—propuso Clint.

Todos asintieron, era la única manera que se les ocurría en ese momento. Sin embargo, habrían deseado la ayuda de Steve y Bucky para armar el plan, sus mentes siempre trabajaban más rápido en esos casos. Incluso Fury se sentía un poco desorientado.

—¿Cuándo se hará el traslado?—preguntó.

—Dentro de una semana—contestó María.

—Ataquemos antes, podemos llegar y…—comenzó Rhodey

—Lo siento Coronel, pero no es tan fácil. SHIELD está comprometido, debemos estar fichados ya, y debieron blindar la organización. Eso nos obliga a esperar al momento crítico del traslado, ya que es el punto débil en su plan—aseguró Fury y se dejó caer en una silla—. Es muy arriesgado.

—Nada mejor que eso—dijo Thor—. Yo iré con ustedes.

No había nadie en la sala tan contento de ir a la batalla como él.

Justo en ese momento Jarvis entró a la sala y localizó a Natasha.

La pelirroja bajó al taller de Tony, y lo vio trabajar en un busto de metal, que debía ser su armadura.

—De verdad estás dispuesto, ¿verdad?—le dijo cuando estuvo a pocos pasos de él.

Tony se dio la vuelta y asintió gravemente.

—Sólo necesito hacer ajustes, y unas últimas pruebas.

Natasha se sentó sobre la mesa.

—¿Para qué me quieres, Tony?

—Necesito que me informes que está pasando, porque nadie quiere dejarme participar.

—Es que no deberías, no tienes experiencia...

—Eso no me importa, tú lo acabas de decir: estoy dispuesto y honestamente no me interesan las consecuencias. No tengo nada que perder. Y creo que tú eres la única que puede entenderme—Tony la miró y liberó de su cuello las placas de identidad de Steve—. Sé que tú me dirás todo acerca de la misión.

Natasha se mordió el labio inferior.

—Sabes que Steve habría querido que estuvieras a salvo.

—Por eso estoy haciendo una armadura—le dijo Tony—, y también, sé que no le habría gustado que me diera por vencido… Natasha…

La pelirroja dudó, con un suspiró bajó de la mesa y se acercó al traje que Tony construía.

—Todas las mañanas me levanto—dijo— y pienso… digo: “Por ti es que sigo adelante” e imagino a Bucky frente a mí.

Tony asintió. “Por ti, mi amor, sigo en pie. Terminaré lo que empezaste, pero después, déjame ir contigo” era lo que él decía cada vez que despertaba de un sueño con Steve.

—Está bien, Tony—Natasha se giró hacia él y le sonrió—. Te diré todo lo que sabemos y también, apoyaré el que te unas al equipo.

—Gracias, Nat—murmuró el castaño.

 

Notas finales:

Wola! Espero que les haya gustado.

me tardé un poquitillo, por estar haciendo otras cosas... pero estoy lista para atacer esta última parte de este largo fic. Espero que sea de su agrado. 

Hasta la próxima!

continuará...


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