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Por ti, mi amor... por Aomame

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Por ti, mi amor...


Encuentro

 

Hubo un instante en el que todo fue confusión. Volaban por todos lados balas y sangre. Era un verdadero campo de batalla. Sin embargo, el equipo de amigos iba acercándose a sus objetivos paso a paso sin detenerse y sin miedo.

Tony fue el primero en llegar a los helicarriers, y bajó para deshacerse de los guardias y pilotos que los habían tomado. No fue complicado hacer un perímetro adecuado para que María Hill subiera y comenzara las maniobras para liberarlo.

Del otro lado del andén, el otro grupo había alcanzado también su objetivo. Sharon logró ingresar a la cabina de su respectivo Helicarrier. Mientras los demás despejaban la pista y se preparaban para dejar los andenes.

Crossbones vio como ese pequeño grupo iba ganando posiciones rápidamente. Como era normal, no le gustó y muy a su pesar tuvo que activar el código del equipo especial. Al mismo tiempo sostuvo su arma y avanzó hacia los intrusos, dando órdenes para que lograran rodearlos y neutralizarlos.

Dentro del Helicarrier, Sharon puso en marcha todos los sistemas y tras dar aviso de su despegue, lo inició. Natasha tiró de Rhodey para que ambos subieran por la rampa hacia el interior de la nave. Era parte del plan, escapar en ellos.

—Bien, tengo a Romanoff y a Rhodes—dijo Sharon por el intercomunicador.

—Despega—ordenó Fury.

Sharon asintió, tomó los controles y se dirigió a la salida del hangar. Estaba cerca, cuando un fuerte brazo se cerró entorno a su cuello. Eso la obligó a soltar los mandos para intentar defenderse. El helicarrier hizo un extraño movimiento, Natasha y Rhodey tuvieron que sostenerse fuertemente para no caer por la rampa todavía abierta.

Sharon  fue empujada lejos de los controles. Cayó de bruces en el piso de la nave y cuando se levantó recibió otro golpe. Por el auricular escuchó la voz de Fury preguntándole que estaba pasando.

—Perdí el control—respondió jadeante rodando sobre el piso, en busca de un momento para poder levantarse—. Alguien está…

Pero no pudo seguir, un nuevo golpe venía en camino y tuvo que esquivarlo.

Natasha y Rhodey habían escuchado todo, así que se dirigieron a los controles en su auxilio. Oyeron disparos provenientes de la cabina y apresuraron sus pasos.

En el otro Helicarrier María Hill se perfilaba también hacia la salida del hangar. Su misión era esa, no importaba que el otro helicarrier hubiera perdido rumbo y avanzara por el hangar.

—¿Qué demonios está pasando?—preguntó apurando su propio despegue.

—Están atacando a Carter—respondió Fury—. Sal de ahí, agente Hill, nos haremos cargo de lo demás.

—De acuerdo.

Se elevó un par de metros del suelo, podía ver en los radares y pantallas a Stark, a Thor y a Sam dando cuenta de los agentes de hydra a su paso. Todo estaba bien, a excepción del otro equipo, todo parecía ir relativamente bien, confiaba en que pudieran completar la misión.

Entonces una de los indicadores se puso en rojo y el Helicarrier dio un tumbo.

—¡¿Qué cara…?!—dijo—¡Fury, he perdido uno de los propulsores!

—¿Cómo demonios pasó eso?

—No lo sé, yo…

Otra sacudida.

—Fury, otro más.

—¿Qué está pasando?

—No podré despegar así—dijo Hill.

Fury, desde el centro de control no podía creer que Hydra estuviera dispuesto a perder un helicarrier.

—Stark—dijo—averigua que está pasando, ayuda a que Hill salga con la nave.

Tony suspiró dentro de su armadura, pero asintió y se dirigió hacia la nave que ya echaba humo a unos metros de él. Estaba cerca, muy cerca, cuando algo lo golpeó con fuerza y lo desvió de curso, aquello, fuera lo que fuera, lo hizo estrellarse contra una de las paredes del hangar. Maldijo.

—Jarvis—dijo poniéndose de pie y volviendo a activar sus propios propulsores—busca la causa del humo.

—Enseguida señor—escuchó a su mayordomo en su oído.

 

Natasha y Rhodey llegaron cuando Sharon estaba siendo estrangulada por un hombre alto, fuerte y embozado. Llegaron a tiempo para impedir que lo lograra, lo golpearon y bloquearon obligándolo a soltarla. Sharon cayó al piso tosiendo y con los ojos anegados de lágrimas.

—Nat—dijo Rhodey al tiempo que esquivaba un golpe de aquel hombre—, los controles, yo me hago cargo de éste.

Nat asintió y corrió al panel de control. El hombre giró hacia ella, pero Rhodey lo golpeó para atraer su atención. Lo logró, el hombre gruñó y enfurecido se avalanzó contra él. Rhodey lo atrajó hasta el borde de la rampa y creyó que podía cantar victoria cuando lo pateó fuera de ésta. Pero el hombre era astuto, logró sujetarse y en el camino lo tomó del tobillo y lo lanzó fuera de la rampa.

Al mismo tiempo que esa pelea se gestaba, cerca del otro Helicarrier en problemas, Tony escuchó la voz de su mayordomo.

—Lo he localizado, señor.

Tony vio entonces, la figura de un hombre que corría impunemente por encima del helicarrier. Cómo, carajos, había logrado llegar hasta ahí, era un misterio, pero ahí estaba y se había encargado de dañar dos propulsores.

Adentro de la nave sólo podían escucharse alarmas. María Hill desistió.

—No podré despegar—dijo—Fury, el daño es grande.

—Sal de ahí, Hill—le gritó Fury.

María soltó los controles, estaba a punto de dirigirse a la rampa cuando algo golpeó el vidrio de la cabina con tanta fuerza que se hizo añicos. Un instante de turbación, de sorpresa, algo o, más bien, alguien, le tomó de chaqueta y la sacó del helicarrier. Pero no iba a salvarla, no. Nada más sacarla, la aventó lejos de la nave.

Afortunadamente, Tony estaba cerca y logró capturarla.

—Sam—gritó cuando la tuvo a salvo—, llévate a Hill.

—Voy para allá— escuchó la respuesta de Sam.

Tony aterrizó, apartado del helicarrier y vio como éste se precipitaba hacia la oquedad del hangar. Lo vio dirigirse sin mando hasta el otro lado, hasta que perdió altura y cayó en los alrededores con una fuerte explosión. Pero no fue eso lo que lo sorprendió, sino que el hombre que había atacado a Hill, había caído del Helicarrier tranquilamente sobre el cemento del hangar. De pie ante él, sólo era una sombra imponente en contraluz. Todo su lenguaje corporal decía que no los dejaría marcharse.

Sam llegó sobrevolando, junto con Thor

—Yo me hago cargo—dijo Tony—. Váyanse.

—Stark, ¿estás seguro?

—¡Fuera!

Sam tomó a María y justo cuando iba a pasar a un lado de aquel hombre, y antes de que éste hiciera alguna maniobra evasiva, Tony le lanzó uno de sus rayos. Permitiendo que sus amigos escaparan.

Sharon apenas había logrado recuperarse, pero había corrido hacia el acceso de la rampa, cuando vio la caída de Rhodey,  le disparó, pero el hombre puso de barrera  su brazo, y los disparos rebotaron.

—¿Pero qué… ?

El hombre no iba a perder tiempo, le arrebató el arma y como hiciera con Rhodey, la lanzó fuera del Helicarrier. Sólo le faltaba una.

Thor había llegado hasta la posición de Rhodey, había caído de una altura considerable, pero estaba consciente.

—Sam—dijo el rubio—, tienes que volver por él.

Sam había asentido y tras dejar a María Hill en un lugar que consideró seguro, regresó a toda velocidad, justo a tiempo para atrapar a Sharon antes de que cayera estrepitosamente.

El helicarrier ya salía del hangar, Natasha estaba por lograrlo, cuando escuchó los pasos del hombre a sus espaldas. Se apuró y puso el piloto automático. Antes de esquivar perfectamente el golpe que iba hacia ella, cayó de costado al piso y rodó antes de levantarse y sacar su arma. Disparó, pero ocurrió lo mismo que con Sharon.

—¿De qué diablos eres?—preguntó ella cuando no pudo evitarse el cuerpo a cuerpo.

Se las arregló para trepar hasta su cuello y le dio fuertes descargas eléctricas. El hombre gruñó apretando los dietes, luchando contra las descargas, sorprendiendo a Natasha por su resistencia. Y venció, el hombre le sujetó el brazo y la lanzó por encima de su cabeza.

Nat chocó contra un costado del avión. Y él, al ver que estaba inmóvil, se dirigió al panel de control, tecleó algo en él y el rumbo del helicarrier cambió, aunque seguía en pilo automático.

 

Tony esperó, su rayo de alguna manera había salido rebotando hacia el techo del Hangar provocando un pequeño derrumbe. Pero incluso entre el polvo levantado, vio la figura de ese hombre que se incorporaba tranquilamente y lo encaraba de nuevo. Tony estaba a punto de lanzarle otro rayo, cuando éste arrancó carrera, una rápida carrera en zigzag que culminó cuando golpeo a Tony con algo metálico.

—Maldita sea—dijo Tony, pero no pudo incorporarse, otro golpe lo alcanzó. Su oponente era rápido y se valía de una especie de arma para mellarlo—, patrón de golpes, Jarvis, haz que busq…

Había usado su rayo de nuevo, pero éste había rebotado, de nuevo, y se le había regresado. Logró esquivar un golpe que pretendía sembrarlo en el suelo y se incorporó. Entonces, por primera vez pudo verle bien a su oponente, frente a frente, era familiar, ni siquiera el casco que le cubría medio rostro podía impedir que lo notara.

—¿Steve?

 

Natasha levantó la vista hacia su agresor. Pudo ver debajo de su chaqueta el brillo métalico de su brazo. Pensó que si se trataba de una protésis robótica, entonces, podría libarase de él con uno de sus artilugios eléctricos. Así que desde ahí, desde su posición lanzó dos discos contra el hombro de aquel hombre y los activó.

Mientras él se retorcía, buscando quitarse los discos, ella corrió de nuevo hacia los controles. Pero no pudo hacer nada, el hombre volvió a arremeter contra ella. Había logrado liberarse y estaba furioso. Nat lo esquivó, pero se dio cuenta que estaban acercándose al borde de la maldita rampa, aquel la acorraló.

—Necesito transporte—dijo por el intercomunicador, viendo lo inevitable.

Justo a tiempo de que el hombre la tomara del cuello, Natasha estiró los brazos de manera defensiva, sus dedos se crisparon en rededor del embozo y lo arrastró con ella. Entonces, el rostro de éste fue claro y visible.

—¡Bucky!

El hombre hizo un breve alto, como si algo hubiera hecho cortó en su mente.

—¡Bucky, soy yo, Natasha!

El hombre frunció el ceño, y pareció recapacitar, levantó el puño. Natasha bloqueó el ataque y se liberó del agarré justo a tiempo para saltar del helicarrier, antes de recibir otro ataque.

 

Tony se quedó estático. No podía estar equivocado, ese de ahí era Steve, aun cuando no pudiera ver su cabello rubio debajo del casco, era su figura, su manera de pararse, ¿cómo no lo había notado antes? De hecho, llevaba su escudo en el antebrazo, con él había destrozado los propulsores del helicarrier y también, había desviado su rayo más de una vez.

—¡Steve!

Pero Steve no era Steve, no el de siempre. No respondió al llamado, no pareció si quiera reconocerlo, lo atacó de nuevo y lo derribó contra el suelo.

—¡Espera, Steve! ¡Ste…!

Éste había levantado su escudo y lo había golpeado en el casco con su filo, la careta del mismo salió volando.  Tony volteó a verlo.

—¡Steve, mi amor, soy yo! ¡Tony!

Aquello detuvo el segundo golpe. Steve se quedó estático, quieto por un momento con el escudo en el aire. Sus ojos recorrieron el rostro de Tony, quien respiraba rápidamente, intentando encontrar las palabras.

—Estás vivo… Steve… ¿qué te han…? Steve…

—Capitán—escuchó Steve por su auricular—, tenemos uno de los helicarriers. Regrese ahora.

Entonces se puso de pie, Tony se incorporó y lo vio ponerse el escudo en la espalda mientras lo miraba detenidamente. Entonces Tony se dio cuenta que el emblema en su escudo había cambiado, todo su uniforme en sí. Ahora era negro y rojo, con el emblema de Hydra.

Steve no dijo nada, tampoco hizo nada más. Dio media vuelta y echó a correr en la dirección opuesta.

—Stark…—escuchó a lo lejos—Stark, necesitamos su ayuda—Stark…

Tony tardó un poco en recuperarse del shock.

—Voy para allá—murmuró antes de ponerse de pie, con la vista fija, allá donde Steve se había perdido.

 

Notas finales:

Espero que les haya gustado.

 

Lamento la tardanza, pero ahi vamos

 

¡Nos estamos leyendo!

 Continuará...


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