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Los chicos lloran lágrimas celestes [en REEDICIÓN] por DianaMichelleBerlin

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Notas del capitulo:

Priviet, bebés!! <3

 

¿Cómo se la pasaron en sus vacacioncillas? (para quien sólo tuvo una semana, como yo :'v) ¿Comieron pescado? ¿Qué tal las fiestas?

 

Con la novedad de que a partir de ahora y hasta que comience con la segunda entrega, les estaré trayendo algunos one shots y capítulos extra si se dan, pues como saben la historia la ando editando en el guatpad y aunque no son cambios relevantes son necesarios pues así esta hermosa cosa se renueva

 

Éste es el caso de lo que les traigo hoy. 

El siguiente es una extensión del capítulo "Un niñito y su primer beso" (antes "El primer beso de un niño"). El cambio más relevante en esta edición es que ahora Ian deja pasar un día completo antes de volver a ver a Misha. Como dije, no afecta demasiado el hilo. 

 

Va!

 

 

 


Misha no sabía el monstruo que acababa de crear.

 

 

Había pasado un día completo. La tarde que antecedió esa noche la había dedicado a estudiar para dos materias y eso le había permitido alejarse por un día de Misha.

 

Pero no de su propia memoria.

 

Repetir y repetir, grabado el mismo minuto, como disco rayado. Un bucle en su mente.

Las dos, casi ya para las tres de la mañana. Mierda, en unas horas habría escuela y se levantaba a las seis y no tenía clases tan ligeras.

 

Pero... ¿Cómo tenía que dormir ahora?

 

 

Ian había tenido varios besos en su vida y muchos de ellos, muy buenos. Su primer beso lo dio con Ferdinand el francés... una total decepción que se borró con la huella cariñosa y coqueta de Joaquín, niño bonito que le confió la primera vez de su boquita. Incluso Paquito le había demostrado que tenía buen método. Desde niño se había juntado con puros niños más grandes que él. Conoció de amores más temprano que los chicos de su clase. Él ya había besado antes de que sus compañeros siquiera se acercaran a las niñas para ser amables.

Vaya, no era como si se apantallara por algo nuevo. No.

 

Pero Misha siempre era otra cosa.

 

Misha era otra cosa. Misha era...

 

Fijó su mirada en un punto del cuarto mientras ordenaba todo el remolino de palabras en su mente y componía su pensamiento.

Misha era...

 

Misha era... Calorcito. Siempre se imaginó que sus labios rosas sabían a la fresa-crema de los pastelitos rellenos de la tienda. Sabía que lo último que el ruso había comido eran huevos con cebolla pero quién sabe... supieron a lindo. A cariñito. A que se lo había dado con ciertas ganas, a miedo, a un montón de preguntas en su cabeza. A un sueño cumplido. De verdad, había sido bonito. Hermoso. Todo esto, muy a pesar de que no tenía ni semana y media de cumplida la última vez que le oyó que le daba asco la idea de besar a otro hombre. Bueno, tal vez su amigo había experimentado un karma, por homofóbico pendejo.

 

Pero ahora que el karma lo nombraba su daño colateral... ¿Cómo volver a ver esos labios de frente?

 

Daba igual si Mijaíl se lo había ganado por homofóbico, o si era un deseo enclosetado, daba igual si ya lo tenía planeado y todo el asunto de la homofobia era una táctica de camuflaje para hacerlo caer hacia sus labios y usarlo como conejillo de indias.

 

Ahora él, Ian Lima, a las dos y media de la mañana, se estaba dando cuenta de que tendría un problema con esos besos.

Sabía que le habían encantado.

 

Sabía que no había sido un error suyo; Misha le sonrió, estuvo bien lo que hizo, estaba bien sentirse bien... Pero tampoco se gustaban entre ellos.

 

No se sentía deseoso de nada de Misha, al menos ahora. Le atraía, lo aceptó, por el lado de la nostalgia, la libertad para los cariños y porque de verdad que estaba bueno y bueno, no era indiferente a ello; mas no era una cosa como que le gustara o estar enamorado de él.

Sólo parecía ser su boca. Sólo eran esos besos...

 

¿Era normal que sintiera eso sin sentir "amor" por quien se los había dado?

 

 

Cuando sintió que ya estaba pensando demasiado y que las telarañas mentales que se estaba haciendo ya estaban muy enredadas, tomó su teléfono de justo al lado de él y se puso a ver lo nuevo de sus redes sociales.

Para su desgracia, todo se le hizo vano. Lo más interesante era que Antonio se iba a ir de viaje a Cartagena y que Joaquín otra vez se hizo una sesión entera de fotos con sus gatos. Uno de ellos tenía cara de auxilio.

 

Y justo cuando se disponía a mirar un video acerca de una pelea entre el Gordo y el Yeskas contra los valedores del Conalep vecino (otro tipo de bachillerato)...

 

-"Oye".

¡Bip!

 

Casi salta con el ruido de la notificación. El mensaje lo tomó desprevenido.

 

Miró la pantalla y su nerviosismo aumentó. Al parecer, Misha también seguía despierto. Cosa rara, a menos que tuviera tareas.

Respiró un tanto antes de abrir la conversación y encajonó mentalmente todas las cosas que estaba pensando momentos antes. No quería hacerle ver a su amigo cuánto su cariño lo afectó.

 

-"Pinche ruso, ya duérmete cabrón" -le contestó pronto. Había cambiado de foto de perfil y ahora era una selfie en su espejo, con la misma señal del dedo medio. Y sus labios se veían un poco más rojos.

 

El rubio se mostró escribiendo y respondió:

 

-"Oye no puedo".

-"¿Y eso?"

-"No puedo dormir con esto".

 

El moreno terminó de leer aquello y suspiró. Al parecer, no era el único que no sabía cómo sentirse.

Después de todo, había sido un beso entre amigos. Amigos que seguido "mariconeaban" entre sí, pero al fin y al cabo amigos.

 

Sintió que él debía ser quien pusiera la calma. Estaba acostumbrado a ser el maduro en sus relaciones y asuntos relacionados.

 

-"Tómalo como una mariconada más, y ya"-le respondió a su eslavo amigo.

- "¿Así?"

-"¿Por qué te quita el sueño? No lo vale".

-...

-"¿Sigues allí?"

-"Siento que debí pedirte permiso".

-...

-"Ian... ¿Te gustó que hiciera eso?"

 

Tal vez y sólo tal vez él, Ian, era el menos confundido de los dos.

 

-"Amigo, ¿Para qué me preguntas eso? -escribió el latino-. ¿A ti te gustó?"

-...

-"¿Misha?"

 

Pasaron diez minutos sin contestación, como ya era costumbre cuando Mijaíl se enojaba o se quedaba dormido. Tal vez sólo tenía culpa de no haberle pedido permiso, tal vez no era tan importante para él como había pensado.

Dejó el teléfono y cerró los ojos para dormir.

 

Casi lo conseguía cuando escuchó un nuevo mensaje, llegando desde la misma red social. Lo supo por el sonido.

Tal como lo imaginó, era él, no se hallaba dormido.

 

-"¿Por qué dijiste que no necesitamos que nuestra amistad sea normal?" -había escrito el pecoso.

 

Ni siquiera había contestado la pregunta que le hizo, pero supuso que si estaba preguntando eso, algo debía estar dándole conflicto en su homofóbica cabeza.

¿Él mismo le habría dado un buen beso a Misha? ¿Habría causado buena impresión al menos?

 

-"Porque nunca ha sido normal, güey" -escribió.

-...

-"Tienes que aceptar que somos muy gays entre nosotros, y te consta".

-...

-"Y pues me agrada, me gusta ser así contigo. Es decir, no tengo problemas".

-"¿Por qué?"

-"¿Por qué, qué?" -le devolvió la pregunta-. "Misha, ¿estás confundido?"

-...

-"Oye puedes decirlo, amigo".

-"No tenía que haberte besado".

-"Ya lo hiciste. Yo no tuve problema. Seguimos siendo amigos".

-...

-"Puedes ser quien quieras conmigo. Misha... yo jamás te voy a juzgar. Si te gustó es válido. ¿Por eso dices que no debiste haberlo hecho?"

-...

-"A mí me gustó".

-"Suka (perro), eso es obvio, no puede no gustarte, soy un profesional".

 

Con eso último Ian se carcajeó y respiró más tranquilo. El rubio estaba jugando, quería decir que ya se sentía un poco mejor consigo mismo.

 

Pero él mismo no le diría la verdad.

 

-"Ja ja ja pues... he tenido mejores" -Ian quiso bajarle el ego a su soberbio extranjero.

-"Oye, me voy a dormir ya" -Mijaíl atendió casi de inmediato.

-"Está bien. Nos vemos mañana. Descansa".

-"Ian..."

-"¿...?"

-"¿Ya soy otra vez tu mejor amigo?"-añadió un emoji de carita triste.

 

Misha siendo el hombre rudo más adorable del mundo. Otra vez.

Ian aguantó una pequeña risa.

 

-"Dude, te das un lugar pequeño si sólo te consideras un amigo".

 

¿Por qué dijo eso? Ni siquiera lo pensó. Únicamente había reaccionado a lo que Mijaíl le había hecho sentir.

 

Misha volvió a despedirse alegremente. Ian mismo durmió con una sonrisa.

 

Era bonito ser importante para una persona. Era muy lindo recibir el cariño de una persona. No tenía prejuicios, era muy bueno poder tener a un amigo como lo era Misha.

 

 

Pero pensar en esos besos antes de dormir... no era normal.

 

Imaginar que podría volver a tenerlos no era, simplemente, algo meramente normal.

 

 

¿Qué es lo "normal"?

 

Notas finales:

Dejaré este capítulo b unos días al final de la lista antes de reacomodarlo junto con los demás. Así me garantizo que todo mundo se entere de lo que mencioné hasta arriba. 

 

Les aviso también que reeditaré hasta el capítulo 9. 

 

Que pasen bien su semanita. A quien siga actividades normales buenas vibras y a quien siga de vacaciones, disfrútelas pero no se hagan con sus tareas jajaja. 

 

Se les ama!! <3


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